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PIPAS DE PERSONAJES CÉLEBRES
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SIGMUND FREUD
SIGMUND
FREUD disponía de algunas pipas de considerable valor. Algunas, obsequio de sus
colaboradores y amigos, otras, adquiridas en las tiendas de anticuarios que
frecuentaba en Viena, donde compraba piezas arqueológicas procedentes de la
Grecia y la Roma clásicas o el antiguo Egipto. Entre las piezas de su colección
privada destacan algunas pipas de espuma de mar talladas por los extraordinarios
maestros artesanos judíos que dieron a la Viena de finales del XIX hasta 1938
una merecida reputación.
MODELO: BULLDOG. Si la colocamos del revés, la cazoleta imita la forma de la cabeza de
la raza de perro homónima.
MATERIALES ORIGINALES:
madera de brezo.
CURIOSIDADES: se
trata de una pipa robusta, compacta y elegante, que en la parte superior de la
cazoleta lleva una entalladura por encima de la cuaL esa misma cazoleta adopta
una forma cónica. Ideal para actividades al aire libre. En
una de las históricas fotografías de SIGMUND FREUD, éste pasea por los
Dolomitas con su amada hija ANA, la única que seguiría sus pasos. Mientras
admiran el paisaje, él fuma una sencilla pipa de madera de brezo. “La pipa
compañera de senda que me acorta el camino”, escribiría el padre del psicoanálisis
en 1902 en el acta de la “SOCIEDAD DE LOS MIÉRCOLES”. Ésta constituía una
curiosa tertulia formada por un grupo de colegas, núcleo de la futura asociación
freudiana. En su casa de Viena, donde FREUD vivió y atendió a sus pacientes a
lo largo de 47 años, durante esas veladas, se vivía el ritual propio del café
vienes: pasteles, café y, como no, cigarros y pipas animaban un auténtico
laboratorio de ideas con los temas más variados. FREUD
vivió con su médico, HANS PICHIER, una auténtica batalla para seguir fumando.
Después de sufrir diversas taquicardias, el profesor renunció al tabaco, pero
al año volvió a sus puros y sus pipas. En 1923 FREUD se ve obligado a llevar
una prótesis (“el monstruo”) que se separa la boca de la cavidad nasal y
que le crea enormes dificultades para comer y fumar. Dejó el tabaco en diversas
ocasiones, pero se lamentaba de la pérdida: “No he vuelto a tener nada tan cálido
entre Los labios”. |