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EL TESTIMONIUM FLAVIANUM
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De hecho, no ha llegado a nosotros ni un solo texto griego, latino, eslavo u otro texto de Josefo que no haya pasado por las manos de escribas y propietarios cristianos. Las numerosas glosas y notas marginales, que abundan en cada uno de los manuscritos, confirman plenamente esta afirmación. Es una presunción generalizada que el texto del historiador Flavio Josefo no nos ha sido transmitido en su integridad original, sino que ha sufrido la interferncia de los escribas y censores cristianos. |
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Robert Eisler
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Es el primer autor que conoció todas las obras de Flavio Josefo y que lo cita como una autoridad sobre figuras cristianas. También es el primer escritor cristiano que se refiere a Flavio Josefo citando correctamente los libro y los capítulos.
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Y entre el pueblo alcanzó tan gran fama de justicia este Santiago, que Flavio Josefo, que escribió las "Antigüedades de los judíos" en veinte libros, cuando quería exponer la causa por la que el pueblo sufrió tan grandes desgracias que hasta todo el templo fue arrasado por los suelos, dijo, que estas cosas les sucedieron de acuerdo con la ira de Dios a consecuencia de las cosas que se habían atrevido a hacer contra Santiago, el hermano de Jesús, llamado Cristo.
Y lo maravilloso es que, aunque no aceptó a Jesús como Cristo, dio testimonio de que la justicia de Santiago era tan grande.
Y dice que la gente pensaba haber sufrido estas cosas por causa de Santiago.
Recuerda:
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evpi/ tosou/ton de. die,laymen ou[toj ov VIa,kwboj evn tw/ law/| evpi. dikaiosu,nh( wvj Fla,bion VIw,shton avnagra,fanta evn ei[kosi bibli,oij th.n VIoudai?h.n avrcaiologi,an( th.n aivti,an parasth/sai boulo,menon tou/ tosau/ta peponqe,nai to.n lao.n( w`j kai. to.n nao.n kataskafh/nai( eivrhke,nai kata. th.n mh/nin Qeou/ tau/ta auvtoi/j avphntnke,nai( dia. ta. eivj VIakw,bw| to.n avdelfo.n VIhsou/ tou/ leome,nou Cristou/ u`po tou,twn tetolmhme,na\
Kai. to. Qaumasto,n evstin( o[ti to.n VIhsou/n\ h`mw/n ouv katadexa,menoj ei=nai Cristo,n( ouvde.n htton VIa,kwbw| dikaiosu,nhn evmartu,rhse tosau,thnÅ
Le,gei de. o[ti kai. o` lao.j tauvto evno,mize dia. to.n VIa,kwbon peponqe,nai
Traducción:
Daniel Ruiz Bueno
Efectivamente, en el libro dieciocho de las Antigüedades judaicas (5, 2 [116-119]) Josefo...
...y así, indagando la causa de la caída de Jerusalén y de la destrucción del templo, cuando debía haber dicho que la causa fue la conjura contra Jesús y la muerte que dieron al Mesías profetizado, no lo dice; si bien, acercándose un poco, como sin querer, a la verdad, afirma que aquellas calamidades les acaecieron a los judíos para vengar a Santiago, el Justo, hermano que era de Jesús; pues siendo hombre justísimo le dieron muerte.
Traducción:
Daniel Ruiz Bueno
Todo eso comenzó cuando Nerón era aún emperador, y se prolongó hasta el imperio de Vespasiano, cuyo hijo, Tito, asoló a Jerusalén. Según escribe Josefo, por causa de Santiago, el Justo, hermano de Jesús, que se llama Cristo; pero según demuestra la verdad, por causa de Jesús, el Mesías, Hijo de Dios.
A Orígenes, buen conocedor de la obra de Flavio Josefo, le hubiera ido muy bien el "Testimonium flavianum" en su contra celsum, una obra (de más de 165.000 palabras, equivalente a 257 págines A4), en que cita diversas veces les Antiguedades, pero nunca el Testimonium.
Por ejemplo, en este punto (I, 6):
Luego, movido por no sé qué motivo, afirma Celso que la fuerza que parecen tener los cristianos la deben a ciertos nombres de démones y fórmulas de encantamiento (Cf VI, 40; VIII, 37). Con ello alude, pienso yo, a los que conjuran y expulsan a los démones.
Ahora bien, parece calumniar evidentemente nuestra doctrina, pues "la fuerza que parecen tener los cristianos" no la deben a encantamientos, sino al nombre de Jesús y a la recitación de las historias que de Él hablan. Y es así que pronunciar ese nombre y recitar esas historias ha hecho con frecuencia alejarse a los démones de los hombres, señaladamente cuando los que las dicen lo hacen con espíritu sano y fe sincera.
Y es tanto el poder del nombre de Jesús contra los démones que, a veces, logra su efecto aun pronunciado por hombres malos.
Que es justamente lo que enseña Jesús mismo cuando dice: "Muchos me dirán aquel día: En tu nombre arrojamos a los demonios e hicimos milagros" (Mt 7, 22).
No sé si Celso omitió esto adrede y por malignidad, o porque lo ignoraba. Lo cierto es que, en lo que sigue, ataca también al Salvador, atribuyendo "a magia el poder con que parecía hacer sus milagros. Y como previó que otros habrían de conocer sus mismos trucos y hacer lo que Él hacía, y que blasonarían de obrar por poder de Dios, Jesús los expulsa de su propia república".
Y ahora lo acusa por este razonamiento: "Si los expulsa con justicia, siendo Él mismo reo de lo mismo, es un malvado; mas si Él no es un malvado al hacer esto, tampoco lo son los que hacen lo mismo que Él".
Sin embargo, aun cuando pareciera imposible demostrar cómo hizo Jesús sus milagros, lo evidente es que los cristianos no se valen de fórmulas mágicas de ninguna especie, sino del nombre de Jesús y de otros relatos en que se tiene fe, en conformidad con la Escritura divina.
Y para que no quede en un solo ejemplo, al rechazar la afirmación de Celso de que Jesús era incapaz de "obras maravillosas", dice (I, 67):
Luego, el judío de Celso, como si fuera un griego erudito, muy al cabo de la mitología, dice así: "Los antiguos mitos atribuyeron origen divino a Perseo y Afión, a Eaco y a Minoa, y no los creemos; sin embargo, mostraron obras grandes y maravillosas y, a la verdad, más que de hombres, para que no parecieran indignos de fe. Mas tú, ¿qué has hecho de bello y admirable por obra o por palabra? Nada nos mostraste a nosotros, a pesar de que en el templo te provocamos a que nos presentaras una prueba patente de que eras el hijo de Dios" (cf. Jn 10, 24).
Los eruditos más críticos señalan repetidamente que, si el "Testimonium flavianum" hubiera existido, en cualquier forma, digamos a principios del siglo III E.C., seguramente habría sido la única prueba histórica verificable (fuera del NT) que Orígenes tendría, de que Jesús de Nazaret había existido realmente. Además, le habría ayudado a probar que Jesús no recurrió a la brujería para realizar sus "obras maravillosas".
¿Cómo pudo afirmar Orígenes que Josefo establecía una relación entre la muerte de Santiago y la destrucción de Jerusalén?
Algunos opinan que Orígenes se confundió, atribuyendo a Flavio Josefo un comentario de Hegesipo, un critiano de Palestina del siglo II, en el cual encontramos esta relación "muerte de Santiago / asedio de Jerusalén", según lo que nos ha llegado por Eusebio de Cesarea. (Hist. eccl, II, xxiii, 3ss).
La muerte de Santiago narrada por Hegesipo
según Eusebio
Brandon rechaza rotundamente que Orígenes se confundiera: sería acusarlo de haberse equivocado, por tres veces, en dos de sus obras, cuando él las cita bien por su título y capítulo
Es posible que Orígenes leyera una version de Josefo ya interpolada por un escriba cristiano, interpolación que no sobrevivió..
Es posible que la crítica de Orígenes motivara que un escriba cristiano suprimiera posteriormente este pasaje.
También es posible que este "hermano de Jesús, de nombre Santiago" de Josefo no tenga nada que ver con el Santiago de los Hechos de los apóstoles, que no mencionan su muerte.
Este sería el que en Antigüedades de los judíos será el causante de la muerte de Santiago.
¿Se queja Orígenes de que Flavio Josefo no afirmara que Jesús era el mesías o de que afirmara que Jesús no era el mesías?
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Pienso, sin embargo, que no será nada inútil recorrer al testimonio de Flavio Josefo, el cual, en el libro XVIII de las Antigüedades judaicas, en las historias de los tiempos de Pilato, recuerda a nuestro Salvador en estos términos:
Por este tiempo vivió Jesús, un hombre sabio si de cierto se le debe llamar un hombre. Porque llevó a cabo obras extraordinarias y fue maestro de los que aceptan con agrado la verdad. Se ganó a muchos judíos y a muchos de los griegos. Era el Mesías. Y de nuevo [apareció] vivo, como los profetas divinos habían predicho ésta e incontables otras maravillas acerca de él. Y la tribu de los cristianos, designada así por él, no ha desaparecido hasta el día de hoy.
Traducción:
Paul L. Maier
[4] Este relato se encuentra en el libro 18 de las Antigüedades, donde escribe así acerca de Juan...
[7] Habiendo narrado esto acerca de Juan, dice lo siguiente en su misma obra histórica acerca de nuestro Salvador
Por este tiempo vivió Jesús, un hombre sabio si de cierto se le debe llamar un hombre. Porque llevó a cabo obras extraordinarias y fue maestro de los que aceptan con agrado la verdad. Se ganó a muchos judíos y a muchos de los griegos. Era el Mesías. Cuando fue acusado por los principales hombres de los nuestros y Pilato lo condenó a ser crucificado, los que le habían llegado a amar al principio no dejaron de hacerlo; porque se apareció a ellos al tercer día restaurado a la vida, como los profetas de la Deidad habían predicho ésta e incontables otras maravillas acerca de él. Y la tribu de los cristianos, designada así por él, no ha desaparecido hasta el día de hoy.
[9] Cuando un historiador, hebreo él mismo, ha dado en su propio escrito esta evidencia acerca de Juan el Bautista y de nuestro Salvador...
[3] Josefo confirma esto [de Filón] y muestra también que las desgracias que sobrevinieron a toda la nación comenzaron en tiempos de Pilato y de los crímenes contra el Salvador. En el Libro 2 de Guerras de los judíos lo cuenta así...
(El episodio de los estandartes, 169ss)
[6] El mismo escritor, a continuación, informa de otra calamidad que les sobrevino en estos términos:
(E episodio de los dineros del templo, 175ss)
[8] El mismo escritor muestra que estallaron muchas otras revueltas en Jerusalén además de esta, confirmando que desde entonces nunca cesaron en la ciudad y por toda Judea el faccionalismo, la guerra y las mutuas conjuras hasta culminar en la escena final: el asedio bajo Vespasiano. Ésta fue la retribución de la justicia divina sobre los judíos por sus crímenes contra Cristo.
Así fue su martirio. Lo sepultaron en un lugar cerca del templo, y su lápida sigue allí cerca del templo. Vino a ser un fiel testigo ante judíos y gentiles de que Jesús es el Cristo. Justo después de esto, Vespasiano comenzó el asedio contra ellos.
Por lo tanto, el testimonio de estos hombres acerca de nuestro Salvador es suficiente. Sin embargo, no hay nada que nos prohíba aprovecharnos, todavía más abundantemente, del testigo hebreo Josefo, el cual en el libro dieciocho de sus Antigüedades de los judíos, escribiendo los sucesos en tiempos de Pilato, recuerda a nuestro Salvador con estas palabras:
Por este tiempo vivió Jesús, un hombre sabio si de cierto se le debe llamar un hombre. Porque llevó a cabo obras extraordinarias y fue maestro de los que aceptan con agrado la verdad. Se ganó a muchos judíos y a muchos de los griegos. Era el Mesías. Cuando fue acusado por los principales hombres de los nuestros y Pilato lo condenó a ser crucificado, los que le habían llegado a amar al principio no dejaron de hacerlo; porque se apareció a ellos al tercer día restaurado a la vida, como los profetas de la Deidad habían predicho ésta e incontables otras maravillas acerca de él. Y la tribu de los cristianos, designada así por él, no ha desaparecido hasta el día de hoy.
Ver sinópticamente estos tres relatos
en .doc en .pdf
Muchos especialistas admiten la dependencia de los Hechos de los Apóstoles de la obra de Flavio Josefo
Si lo quieres recordar...
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Miquel Sunyol sscu@tinet.cat 30 enero 2023 Última actualización: agosto 2024 |
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