No se dan cuenta de lo indispensable que es el conocimiento del pensamiento
de los cazadores de la era glaciar para
descubrir cómo y por qué nació la idea de consumir un dios en la forma de un
determinado alimento.
Estos frescos son testimonio del pensamiento de los
hombres de hace treinta mil años, del hombre de Cromanón. En aquel entonces
se mataba a un animal, que de hecho era divino, y se recibía a la divinidad
misma en el alimento, en la fuerza de la carne matada y consumida.
Desde esta perspectiva la eucaristía, tal
y como es comprendida todavía, parece un sacramento “arcaico”, cuyas raíces
vitales se remontan a esa protohistoria.
¿Fue esa la intención de
Cristo?
En el sentido que acabo
de explicar, seguro que no. Algo así era impensable para un judío. En
cualquier caso, el gesto en sí es arcaico, extremadamente antiguo. Este único
ejemplo es suficiente para ver que la historia tiene una amplitud mayor que
la que le suelen conceder la mayoría de los teólogos.
Dice que esos cazadores antiguos pretendían “comer” un dios…
Lo que he indicado es
sólo un ejemplo para mostrar la auténtica dimensión de la historia. La Biblia
sólo abarca unos seis mil años de historia humana, desde la creación hasta la
elección de Israel. Se trata de un período de tiempo restringido desde la
revolución neolítica, mientras que se deja totalmente fuera el comienzo de lo
que llamamos “historia”, es decir, el enorme espacio de tiempo designado con
el nombre de “prehistoria”, la paleontología. La prehistoria del hombre, que
se extiende a lo largo de millones de años y que arranca de sus raíces
animales, está esperando todavía ser reconocida como tema teológico.
En la medida en que me esfuerzo por considerar la historia en sus
dimensiones reales, estoy subrayando cómo nuestras visiones religiosas
particulares exigen ser comprendidas a partir de su propia cultura y de su
contexto espacio-temporal.
Por eso me parece capital recordar que es imposible tratar cuestiones actuales de orden religioso basándose en ciertas informaciones presuntamente históricas. Se trata de un problema que ya planteó el existencialismo. También aquí me distancio de la posición de numerosos colegas, en la medida en que siempre me pareció que la Biblía debía ser leída de una forma históricamente "crítica". Entonces se ve cómo numerosos pasajes considerados determinantes, en el Nuevo Testamento sobre todo, no pueden ser entendidos de una manera "histórica", aunque sí contienen imágenes o símbolos muy antiguos utilizados por los hombres
En uno de sus escritos habla de la Edad de Piedra en lo que se refiere a
determinados comportamientos
Sí, nosotros, los
cristianos estamos totalmente anticuados en relación con la sociedad a causa
del gran número de estructuras arcaicas que se mantienen en el cristianismo y
que hemos dogmatizado en vez de interpretarlas críticamente y
existencializarlas. Por ejemplo, la
idea de que el hijo de Dios debe ser matado y consumido para la redención del
mundo. Se trata de una idea absolutamente arcaica, un ritual que procede de
la Edad de Piedra. Ciertamente, se trata de un arquetipo que hay que
tomar muy en serio dado su peso propio y su influencia en la psicología. Pero
ésa es precisamente la razón por la que es necesario reconocerlo como tal,
sin ver en él la expresión directa de la revelación divina.
¿Qué hubiera pensado Cristo de todo este juego de imágenes?
Se hubiera opuesto
radicalmente. Jesús, como judío, ignoraba este tipo de imágenes y, si las
hubiese conocido, todo inclina a pensar que las habría combatido.
Y cuando dijo : “Ésta es mi carne...”
La cita que usted
menciona, según el capítulo 14 del evangelio de Marcos, probablemente no la
haya dicho jamás Jesús. Se trata de cuestiones “históricas” que es legítimo plantearse
y a las que sólo se puede responder de una manera hipotética. Que Jesús haya
organizado una cena pascual tal y como se relata, se puede refutar con el
simple hecho de que los días anteriores a su muerte era, en cierto sentido,
un perseguido que no podía entrar ya en el Templo. Es totalmente inverosímil que haya querido establecer una institución
o un sacramento en oposición a la religión de su pueblo. En otros términos,
es altamente problemático pensar que la última cena pueda entenderse como un
hecho histórico a la manera de la teología dogmática de la Iglesia.
Y si Jesús dijo: “Este es mi
cuerpo, este pan soy yo”, quizá podrían entenderse estas palabras en el
sentido que tienen las palabras de Dios cuando, en Ezequiel (2,8ss), ordena a
su profeta comer el libro, “dulce a la
boca y amargo a las entrañas”. El profeta debe apropiárselo como a la
palabra de Dios. En este sentido, Jesús habría querido significar: lo que yo
encarno es para vosotros la vida verdadera; aunque me maten, cosa que no
tardará en suceder, os digo que sólo uniéndoos a mí viviréis.
Es posible que éste sea el sentido de sus palabras. Y eso sería algo
maravilloso. En cambio, toda la historia de Jesús, con el Viernes Santo como
punto culminante, se interpretó según una representación sacrificial arcaica
de la que Jesús no hubiera sido partidario: ¡Que un Hijo de Dios debía morir
para salvar a la humanidad o para fundar un tipo de Estado teocrático! Algo
que se situaba en las antípodas del pensamiento judío. Más aún, la representación de un animal divino
sacrificado y comido proviene muy probablemente del culto dionisíaco y,
como tal, fue combatida por la religión judía.
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¿Quién es
Eugen Drewermann?
Nace en 1940 en
Bergkamen (Alemania), de madre católica y padre luterano.
Estudia
Filosofía en Münster y Teología en Paderborn (Renania-Westfalia), y, más tarde,
Psicoanálisis en Gotinga.
Según él
mismo: "Mi mundo existencial, para hablar de esta manera, había
estado profundamente influído por la filosofía de Kierkegaard, Shhopenhauer y
Albert Schweitzer, e, igualmente, había sido determinante la influencia de
Jean-Paul Sartre, recibida en mis años de estudiante".
En 1956 (un año antes se había creado el ejército de la República Federal de Alemania) entra por primera vez en conflicto con la Iglesia católica por sus convicciones pacifistas ("Esta Iglesia rehusaba a los católicos el derecho a negarse a cumplir el servicio militar por objección de conciencia. Me vi, entonces, enfrentado a un atroz dilema, pero al fin me decidí a no cumplir las obligaciones militares"
Es ordenado sacerdote en 1966 y es destinado a una parroquia de estudiantes.
En 1978 defiende su tesis sobre la estructura del mal en el Yahvismo
A partir
de es catedrático de Teología Sistemática
en la Facultad de Filosofía y Teología de Paderborn (universidad católica), al tiempo que ejerce
de sacerdote en una parroquia.
"Fui durante un tiempo profesor honorario (Privatdozent) y, como ya
le dije nunca quise acceder a una cátedra. Ésta es otra de las
particularidades de mi vida. Mi modelo en este campo ha sido Kierkegaard.
Siempre me gustó su afirmación de que no es posible convertir en una doctrina
la forma de vida de Jesús. Según eso la cátedra no puede ser una categoría
cristiana. Pensé sin embargo que siendo profesor honorario podía preocuparme,
en el marco académico, de las nuevas cuestiones sin llamar demasiado la atención,
pero nunca quise pertenecer expresamente al cuerpo docente."
En 1989, cuando ya hacía años que la iglesia católica había abierto una cruzada contra el, aparece Kleriker. Psychogramm eines Ideals
(publicado por Ed. Trotta en 1995 bajo el título de
Clérigos).
Le prohiben participar en la formación de catequistas. En septiembre de 1991, llega su expulsió de la
la cátedra por el obispo Degenhardt.
Durante un
tiempo, "la Iglesia católica me impone una contradicción insoportable: puedo
predicar, pero no ensenyar". Más tarde esta contradicción desaparece:
le llega la prohibición de ejercer todo ministerio sacerdotal.
La universidad pública de Paderborn abre para él una cátedra de sociología y antropología de la civilización.
A partir
de este momento, trabaja de psicoterapeuta ("un tercio de mi tiempo lo dedico a conversar con las personas que
buscan mi ayuda como terapeuta"), y dedica buena parte de su
tiempo al estudio y a escribir: ("ahora
es el punto central y el nucleo de mi actividad, pues no tendría ningún
sentido el escribir si no continuara con mi tarea de psicoanalista-acompañante")
y a dar conferencies ("que sólo
sirven como publicidad, de la que sacan provecho sobre todo mis editores"),
habiendo sabido mantener un estilo de vida modesto.
El hecho
de asistir a conferencias suyas (alguna vez en primera fila como en La Sorbona) y
de participar con él en emisiones televisivas (Estraburgo, 1993), le valió
al obispe Jacques Gaillot un monitum
(una bronca oficial) por parte del nuncio apostólico en Francia.
El 14 de diciembre de 2005 anunció por la televisión alemana (ARD) que él había dejado la iglesia católica el 20 de junio (al cumplir los 65 años)
Tiene publicados
más de 80 libros y el número de ejemplares vendidos supera con mucho el millón.
Es pacifista y
ecologista convencido.
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