Después de medio milenio de clandestinidadt...
¿salir? ¿no salir?
Eleazar López Hernández

Teologías indias hoy

Christus, nº 696
sep-oct 1996 

Copiado de Boletín CISEP,  nº 71

La teología india no se puede entender al margen de la globalidad de la actual emergencia o insurgencia del mundo indígena en este continente. Por eso la Teología india no es un producto de la pastoral ni está ligado exclusivamente a las iglesias. Es el resultado del deseo de las comunidades indias de ya no ser lo que los demás determinan que sean, sino lo que ellas mismas quieren ser. Es, por tanto, el deseo de autodeterminación a nivel religioso, consecuente con la necesidad de autodeterminación a nivel político y económico.

En consecuencia, la Teología india forma parte de la conquista dolorosa de la mayoría de edad, que nos negó por siglos la sociedad colonial. Es la afirmación tajante del derecho que nos asiste de pensar a Dios con nuestra propia cabeza, no con la cabeza de Aristóteles o de la cultura occidental.

Queremos ser indios verdaderos, con rostro y corazón propio dentro de la sociedad y de la Iglesia, aportando para todos lo mejor de los demás. Por eso hemos dejado de lado el recelo y la desconfianza, que nos llevaba al encerramiento miedoso, para ir al encuentro de los demás, participando en sus procesos.

Hay en nuestras comunidades un intento serio de desclandes- tinaje y desenmascaramiento que algunos critican como ingenuo y hasta suicida.

Creemos con optimismo que ahora hay condiciones propicias para que nuestros pueblos puedan sacar de las cuevas o, como varios hermanos dicen, desclandestinizar y desenmascarar para mostrar a plena luz la riqueza de su sabiduría teológica milenaria.

Aún con riesgo de equivocarnos, consideramos que vale la pena intentar abiertamente el diálogo de teologías. El clandestinaje y el enmascaramiento ya no son la mejor estrategia de sobrevivencia. Hay que abrirnos y hacer alianzas críticas y provechosas. Las culturas indígenas pueden hoy reformularse y recrearse en diálo- go con las demás culturas para seguir no sólo vivas, sino más dinámicas en el futuro

No sería justo considerar a los protagonistas de la Teología India como un grupo teológicamente "sectario", como un "magisterio paralelo" contrapuesto al Magisterio Episcopal. No es un grupo que busca la clandestinidad, más bien su proyecto busca sacar las religiones indígenas de una situación multisecular de clandestinidad para que entren abiertamente en un proceso de diálogo con otras formas de experiencia religiosa y cristiana.

El rescatar las expresiones religiosas y culturales del pueblo y, a través de ellas, la experiencia de cómo un grupo humano se ha encontrado con el Dios viviente en su propia historia, parece ser el objeto de la Teología india. Si esta experiencia se pierde, o si se queda en la clandestinidad, ¿cómo puede ella entrar en diálogo con el Evangelio? El diálogo que se propone no busca que sólo la verdad del Evangelio sea claramente comunicada, sino también que la experiencia religiosa de un pueblo sea escuchada y apreciada con atención.

Para nadie es un secreto que existe una corriente de pensamien- to religioso en personas, que o jamás han aceptado a Cristo o si creyeron en una época de su vida, le han rechazado después, considerándolo como un dios impuesto por la fuerza de los conquistadores tratando de sustituir a los "verdaderos dioses" de los pueblos Azteca, Maya, Inca, Quechua, etc. Una religión ancestral que bajo el signo del terror y como forma de sobrevivencia, se refugió en un sincretismo religioso y se enmascaró bajo formas cristianas. Ahora, en un clima de mayor libertad y de permisivismo, no temen quitarse la careta de cristianos y aparecer como una religión distinta, sin relación alguna con el cristianismo.

Mons. Gerardo Flores Reyes
Algunos aspectos importantes de la Teología india
Eleazar López Hernández

Caminos de la Teología india

México 1997

El procedimiento implicó un inteligente enmascaramiento o encubrimiento de lo propio con adiciones sobrepuestas venidas del cristianismo. Este enmascaramiento provino tanto del lado eclesiástico, al querer una cristianización rápida de los indígenas, como del lado indígena para mantener lo propio en el contexto colonial.

Dicho modo de proceder puede significar para los observadores ajenos al fenómeno actitudes de hipocresía, dolo o falsedad indígena en la conversión. Pero no es así. Fue, más bien, otra forma de clandestinación de una fe en Dios, que ellos consi- deraban compatible o complementaria y que debían mantener, pues no fueron convencidos de abandonarla por las nuevas creencias que llegaron.

Pero el asunto suscita hoy muchas interrogantes, que habrá que debatir con ánimo renovado. ¿Es sano actuar permanentemente de esa manera: clandestinando, encubriendo y enmascarando nuestra intimidad religiosa? ¿Puede aceptarse como legítima expresión de fe cristiana actos y conductas que en la superficie siguen la lógica reconocida como cristiana, pero en lo profundo siguen la lógica indígena?

Supone entonces recuperar todo lo que sea posible de lo que el conquistador europeo trató de arrasar: es como recuperar su Antiguo Testamento para entender y explicar el Nuevo que ahora viven intensamente.

Esto es mas necesario hoy, cuando el grito de Dios se escucha a través de tantos pueblos indios latinoamericanos que han decidido sacar a su Dios de las cuevas en que lo habían ocultado, para tenerlo a su lado en su nueva lucha por recuperar la vida que permanentemente se les ha querido arrebatar, especialmente ahora, cuando las sociedades modernas ponen en mayor peligro su cultura y su existencia.

Finalmente se pueden reconocer indígenas que conservaron la religión ancestral de los antepasados. Sobrevivieron a las campanas extirpadoras de la idolatría de los indios, proclamada por misioneros y conquistadores. Lograron sobrevivir porque se refugiaron en las montañas o protegieron con eficacia, camuflada o clandestinamente, sus creencias. Ellos sienten ahora la necesidad de defender ante el mundo occidentalizado, con mejores argumentos, su identidad religiosa. 

A estas diferentes vivencias religiosas indígenas tiene que responder la Teología India, de ellos también tiene que brotar. En estos diferentes sectores se encuentran también los catequistas indígenas. Ellos y otros agentes cualificados de las iglesias y de los pueblos indios como los viejos, los pastores o los sacerdotes que tienen sus raíces en esos pueblos, juegan el papel más importante en la reproducción de la Teología india. Ellos pueden realizar el diálogo interreligioso a la luz del ida y con plena conciencia, sin las trabas que obligaron a nuestros antepasados a realizarlo de una manera silenciosa durante largo tiempo. Ellos pueden defender la legitimidad de la Teología India sin despreciar los planteamientos más auténticos y válidos del cristianismo. Ellos pueden ser los Tlamatinime, sostenedores de la sabiduría heredada de los antiguos y creadores de nueva sabiduría para la vida.

Arias Montes Manuel

Y la Palabra de Dios se hizo indio

La Teología india

 
 
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