Cristologia
indígena |
Les llavors
del Verb (II) |
Versión castellana |
Així acabava, ja fa uns mesos, el tema de Les llavors del Verb :
Jo crec que per avui ja n'hi ha prou. Ara faltaria la segona part: els espanyols no van trobar-hi les "llavors del Verb", perquè aquestes ja s'havien convertit en arbres, i no ens ha d'estranyar -ni a tu ni a mi, que coneixem els treballs d'en Marià Corbí - que aquests "arbres" fossin molt semblants a l'arbre dels espanyols.
El fet que els franciscans entressin en diàleg amb els ancians i savis indígenes (El Diàleg de 1524), n'és una prova. I el seu fracàs una prova també dels límits "catòlics" de tot diàleg interreligiós.
La religió dels espanyols encara -i aquest "encara" malauradament avui dia pot estar vigent- vivia sota els paradigmes d'un món cultural agrícola.
Deixem aquesta segona part per les properes setmanes.
És veritat que les "properes setmanes" s'han convertit en uns quants mesos, però no crec que ningú hagi perdut hores de son per culpa del meu retard, justificat -per un costat- pels fets de l'Onze de Setembre (¿com la meva web que porta el títol de "I si parléssim de Déu i de les seves coses?" podia mantenir-se callada quan els homes -els uns i els altres- havien tornat a parlar de Déu?).
I el retard té també una altra causa: que comparteixo totalment les crítiques que rebo (jo diria que des dels principis) sobre la forma de presentació de la web. Anem, però, ja al tema.
Una primera pregunta ja va quedar contestada:
Per què els espanyols,
a l'arribar a les terres de Abya Yala,
no van trobar aquestes "llavors del Verb"?
Del diàleg que va seguir a la Ponència presentada per Mons. Samuel Ruíz García |
No podemos jugar con la Revelación, preguntarnos si acá están las Semillas de la Palabra cuando vemos los árboles ya. | |
Mons.
Carlos María Ariz bisbe de Colón (Panamà) |
Las Semillas del Verbo ya han dado su fruto en los pueblos, no se han quedado de por vida sólo en semillas. En los pueblos indios son árboles completos, que han dado frutos de vida |
I una segona pregunta, la que avui plantejo, seria:
Per què els espanyols
van destruir la religió que van trobar?
O millor: van haver de destruir-la.
La meva resposta és: Perquè la religió que van trobar era molt semblant a la seva.
Eleazar López
Hernández
Caminos de la Teología india México 1997 |
Por lo tanto estamos ante un concepto teológico muy elevado, que fue la fundamentación más sólida del alto nivel humanista alcanzado por los pueblos mesoamericanos: Toltecas, Nahuas, Mayas, Zapotecas, Mixtecas. El reflejo de esta grandeza dió pie a quienes la percibieron y admiraron en los indios, en la época colonial, a hacer parangones con el planteamiento cristiano de la encarnación del Verbo o a suponer había venido hasta acá Santo Tomás o algún otro de los Apóstoles. Porque no cabe duda que el ideal quetzolcoátlico muestra increíbles similitudes con el planteamiento de la encarnación del Verbo, que tiene que ver con la humanización de Dios y el endiosamiento del hombre. |
Vegem uns quants exemples. Els textes que ara citaré estan extrets del Popol Vuh, un exemplar del qual m'el va regalar Don Jacinto Pelicó, capellà quiché, a Vilafranca de los Caballeros (Toledo), el poble de Matías, a qui ja coneixeu. Aquest regal simbolitzava la invitació d'anar-lo a visitar a la seva parròquia de Nebaj (Guatemala). |
![]() |
¿Què és el Popol Vuh?
Sense oblidar la multiplicitat de noms que donen a Déu, "ordenados en parejas creadoras de acuerdo con la concepción dualística de los quichés", podem llegir aquest text:
Solamente había inmovilidad y silencio
en la oscuridad, en la noche.
Sólo el Creador, el Formador,
Tepeu, Gucumatz,
E Alom, E Qaholom,
estaban en el agua rodeados de claridad.
Estaban ocultos bajo plumas verdes y azules,
por eso se les llama Gucumatz.
De grandes sabios, de grandes pensadores,
es su naturaleza.
De esta manera existía el cielo
y también el Corazón del Cielo,
que éste es el nombre de Dios
y así es como se llama.
Llegó aquí entonces la palabra,
vinieron juntos Tepeu y Gucumatz,
en la oscuridad de la noche,
y hablaron entre sí Tepeu y Gucumatz.
Hablaron, pues, consultando entre sí y meditando;
se pusieron de acuerdo,
juntaron sus palabras y su pensamiento.
Entonces se manifestó con claridad, mientras meditaban, que cuando amaneciera debía aparecer el hombre. Entonces dispusieron la creación y crecimiento de los árboles y los bejucos y el nacimiento de la vida y la creación del hombre. Se dispuso así en las tinieblas y en la noche por el Corazón del Cielo, que se llama Huracán.
El primero se llama Caculhá Huracán.
El segundo es Chipi-Caculhá.
El tercero es Raxa-Caculhá.
Y estos tres son el Corazón del Cielo.
Aquesta referència trinitària es torna a repetir diverses vegades.
Un cop formades les muntanyes i les valls:
Solamente por un prodigio, sólo por arte mágica se realizó la
formación de las montañas y los valles; y al instante brotaron juntos los
cipresales y pinares en la superficie.
Y así se llenó de alegría Gucumatz, diciendo:
-¡Buena ha sido tu venida, Corazón del Cielo!
Tú, Huracán,
y tú, Chipi-Caculhá,
Raxa-Caculhá.
-Nuestra obra, nuestra creación será terminada, contestaron.
I havent creat animals i ocells:
Y estando terminada la creación de todos los cuadrúpedos y las
aves, les fue dicho a los cuadrúpedos y pájaros por el Creador y el Formador,
por E Alom y E Qaholom:
-Hablad, gritad, gorjead, llamad, hablad a cada uno según vuestra especie,
según la variedad de cada uno.
Así les fue dicho a los venados, los pájaros, los leones, tigres, serpientes.
-Decid, pues, nuestros nombres, alabadnos a nosotros, vuestra madre, vuestro
padre. ¡Invocad, pues, a Huracán,
Chipi-Caculhá,
Raxa-Caculhá,
el Corazón del Cielo, el Corazón de la Tierra,
el Creador, el Formador,
E Alom, E Qaholom;
hablad, invocadnos, adoradnos!, les dijeron.
O aquest altre:
Huracán,
Chipi-Caculh-a,
Raxa-Caculhá
hablaron y dijeron a Hunaphú e Ixbalanqué:
-Que el segundo hijo de Vucub-Caquix sea también vencido.
Esta es nuestra voluntad.
I aquest, acabada la narració de la "concepció virginal":
Y todo lo que tan acertadamente hicieron
fue por mandato de Huracán,
Chipi-Caculhá,
Raxa-Caculhá.
¿I què
pensar ara d'aquest text del Gènesi?
Déu digué:
Fem a imatge nostra, semblant a nosaltres... Déu va crear a imatge seva, el va crear a imatge de Déu, creà i la dona. Una bona traducció seria aquesta:
I Elohim, la parella divina, digué:
Fem a imatge nostra, semblant a nosaltres... I Elohim va crear a imatge seva, els va crear a imatge de parella divina, els va crear creà i femella. ¿No pots
veure el text en hebreu i en grec?
|
Cap. 1 vv. 26-27 |
|
Aquesta traducció (la de la Bíblia Catalana Interconfessional), com moltes altres, ens amaga algunes coses:
~d'a = a;nqrwpon, home
rk'z" = a;rsen, mascle
¿No podem arribar a descobrir sota la redacció actual del text bíblic, una concepció dual de l'ésser diví, i també que aquest era una "parella"? |
![]() Tot va començar amb les mans. La mà esquerra del pare que toca l'espatlla del fill és robusta i musculada. Que n'és de diferent la mà dreta del pare! És una mà de mare. |
La
Trinitat dels cristians
misteri o ignorància? Lectura de tres breus textos, un és meu i els altres dos d'en Raimon Panikkar i d'en Eugen Drewermann |
En seguida fueron aniquilados, destruídos y deshechos los muñecos de palo (los primeros hombres que en gran número existieron sobre la faz de la tierra), y recibieron la muerte.
Una inundación fue producida por el Corazón del Cielo; un gran diluvio se formó, que cayó sobre las cabezas de los muñecos de palo.
Y eso fue para castigarlos, porque no habían pensado en su madre, ni en su padre, el Corazón del Cielo, llamado Huracán. Y por este motivo se oscureció la faz de la tierra y comenzó una lluvia negra, una lluvia de día, una lluvia de noche.
La idea de un diluvio antiguo y la creencia de otro que sería el fin del mundo y tendría caracteres parecidos al que se describe en este lugar del Popol Vuh, existía todavía entre los indios de Guatemala en los años subsiguientes a la conquista española, según se lee en la Apologética Historia (cap. CCXXXV). "Había entre ellos noticia -dice el P. Las Casas en dicha obra- del diluvio y de la fin del mundo, y llámanle Butic, que es nombre que significa diluvio de muchas aguas y quiere decir juicio, y así creen que está por venir otro Butic, que es otro diluvio y juicio, no de agua, sino de fuego, el cual dicen que ha de ser la fin del mundo, en l cual han de reñir tdas las creaturas, en especial las que sirven al hombre, como son las piedras donde muelen su maíz o trigo, las ollas, los cántaros, dando a entender que se han de volver contra el hombre".
La idea común entre los indios era que no todos los hombres primitivos habían perecido durante el diluvio. Las Casas también añade: "Tienen que de ciertas personas que escaparon del diluvio se poblaron aquellas tierras y que a uno llamaban el gran padre y gran madre"
Según los Anales de Cuauhtitlán, en la cuarta edad de la tierra "se ahogaron muchas personas y arrojaron a los montes a otras y se convirtieron en monos". (Traducción de Galicia Chimalpopoca)
Había entonces muy poca claridad sobre la faz de la tierra. Aún no había sol. Sin embargo, había un ser orgulloso de sí mismo que se llamaba Vucub-Caquix.
Existían ya el cielo y la tierra, pero estaba encubierta la faz del sol y de la luna.
Y decía Vucub-Caquix: Verdaderamente, son una muestra clara de aquellos hombres que se ahogaron y su naturaleza es como la de seres sobrenaturales.
Yo seré grande ahora sobre todos los seres creados y formados. Yo soy el sol, soy la claridad, la luna. Grande es mi esplendor. Por mí caminarán y vencerán los hombres. Porque de plata son mis ojos, resplandecientes como piedras preciosas, como esmeraldas; mis dientes brillan como piedras finas, semejantes a la faz del cielo. Mi nariz brilla de lejos como la luna, mi trono es de plata y la faz de la tierra se ilumina cuando salgo frente a mi trono.
Así, pues, yo soy el sol, yo soy la luna, para el linaje humano. Así será porque mi vista alcanza muy lejos.
De esta manera hablaba Vucub-Caquix. Pero en realidad, Vucub-Caquix no era el sol; solamente se vanagloriaba de sus plumas y riquezas. Pero su vista alcanzaba solamente el horizonte y no se extendía sobre todo el mundo.
Aún no se le veía la cara, ni a la luna, ni a las estrellas, y aún no había amanecido. Por esta razón Vucub-Caquix se envanecía como si él fuera el sol y la luna, porque aún no se había manifestado ni se ostentaba la claridad del sol y de la luna. Su única ambición era engrandecerse y dominar.
Ximénez creía ver en este personaje una especie de Lucifer. Para Brasseur era un príncipe, probablemente el jefe de un extenso territorio de la América Central.
En aquesta història les forces del Mal estan representades per la regió de Xibalbá i pels seus senyors (los Señores de Xibalbá), dels quals Hun-Camé i Vucub-Camé "eran los jueces supremos: a todos los Señores les señalaban sus funciones y a cada uno le señalaban sus atribuciones".
Els "bons" són la parella de germans, Hun-Hunahpú i Vucub-Hunahpú, nascuts, "durante la noche", de la parella creadora Ixpiyacoc i Ixmucané, "amparadores y protectores, dos veces Abuela, dos veces Abuelo. Grans aficionats al joc ("se ocupaban solamente de jugar a los dados y a la pelota foren enganyats de baixar al món subterrani de Xibalbá ("¡Que vengan aquí a jugar a la pelota con nosotros, para que con ellos se alegren nuestras caras, porque verdaderamente nos causan admiración!").
Arribats a Xibalbá, són vençuts a totes les proves: el ninot de fusta, la cadira ardent, la Casa Fosca. No havent superat la prova de la primera nit a la Casa Fosca, són sacrificats tot seguit i enterrats. Abans, però, tallen el cap de Hun-Hunahpú i la penjen entre les branques d'un arbre.
Hun-Hunahpú y Vucub-Hunahpú entraron a la Casa Oscura. Allí fueron a darles su ocote, un solo ocote encendido que les mandaban Hun-Camé y Vucub-Camé, junto con un cigarro para cada uno, encendido también, que les mandaban los Señores. Esto fueron a darles a Hun-Hunahpú y Vucub-Hunahpú.
Estos se hallaban en cuclillas en la oscuridad cuando llegaron los portadores del ocote y los cigarros. Al entrar, el ocote alumbraba brillantemente. < p class=cita>-Que enciendan su ocote y sus cigarros cada uno; que vengan a devolverloss al amanecer, pero que no los consuman, sino que los devuelvan enteros; esto es lo que os mandan decir los Señores. Así les dijeron. Y así fueron vencidos. Su ocote se consumió, y asimismo se consumieron los cigarros que les habían dado.
Cuando entraron Hun-Hunahpú y Vucub-Hunahpú ante Hun-Camé y Vucub-Camé, les dijeron éstos:
-¿Dónde están mis cigarros? ¿Dónde está mi raja de ocote que os dieron anoche?
-Se acabaron, Señor.
-Está bien. Hoy será el fin de vuestros días. Ahora moriréis. Seréis destruidos, os haremos pedazos y aquí quedará oculta vuestra memoria. Seréis sacrificados, dijeron Hun-Camé y Vucub-Camé.
En seguida los sacrificaron y los enterraron en el Pucbal-Chal, así llamado. Antes de enterrarlos, le cortaron la cabeza a Hun-Hunahpú y enterraron al hermano mayor junto con el hermano menor.
-Llevad la cabeza y ponedla en aquel árbol que está sembrado en el camino, dijeron Hun-Camé y Vucub-Camé.
Y habiendo ido a poner la cabeza en el árbol, al punto se cubrió de frutas este árbol que jamás había fructificado antes de que pusieran entre sus ramas la cabeza de Hun-Hunahpú.
Con admiración contemplaban Hun-Camé y Vucub-Camé el fruto del árbol. el fruto redondo estaba en todas partes, pero no se distinguía la cabeza de Hun-Hunahpú; era un fruto igual a los demás frutos del jícaro. Así aparecía ante todos los de Xibalbá cuando llegaban a verla.
A juicio de aquéllos, la naturaleza de este árbol era maravillosa, por lo que había sucedido en un instante cuando pusieron entre sus ramas la cabeza de Hun-Hunahpú. Y los Señores de Xibalbá ordenaron: ¡Que nadie venga a coger de esta fruta! ¡Que nadie venga a ponerse debajo de este árbol!, dijeron, y así dispusieron impedirlo todos los de Xibalbá.
No s'acaba aquí aquesta lluita entre el Bé i el Mal. Ara surt en escena la figura d'una donzella, d'una verge... La que serà la mare-verge dels dos germans bessons (una altra parella) Hunahpú i Ixbalanqué, aquells "dos muchachos", dels quals el Popol-Vuh afirma que "estos eran dioses verdaderamente".
Esta es la historia de una doncella, hija de un Señor llamado Cuchumaquic. Llegaron estas noticias a oídos de una doncella, hija de un Señor. El nombre del padre era Cuchumaquic, y el de la doncella Ixquic. Cuando ella oyó la historia de los frutos del árbol, que fue contada por su padre, se quedó admirada de oírla.
-¿Por qué no he de ir a ver ese árbol que cuentan?, exclamó la joven. Ciertamente deben ser sabrosos los frutos de que oigo hablar. A continuación se puso en camino ella sola y llegó al pie del árbol que estaba sembrado en Pucbal-Chah.
-¡Ah!, exclamó, ¿qué frutos son los que produce este árbol?, ¿no es admirable ver cómo se ha cubierto de frutos? ¿Me he de morir, me perderé si corto uno de ellos?, dijo la doncella.
Habló entonces la calavera que estaba entre las ramas del árbol, y dijo:
- ¿Qué es lo que quieres? Estos objetos redondos que cubren las ramas del árbol no son más que calaveras. Así dijo la cabeza de Hun-Hunahpú dirigiéndose a la joven. ¿Por venturas los deseas?, agregó.
-Sí los deseo, contestó la doncella.
-Muy bien, dijo la calavera. Extiende hacia acá tu mano derecha.
-Bien, replicó la joven, y levantando su mano derecha, la extendió en dirección a la calavera.
En este instante la calavera lanzó un chisquete de saliva que fue a caer directamente en la palma de la mano de la doncella. Miróse ésta rápidamente y con atención la palma de la mano, pero la saliva de la calavera ya no estaba en su mano.
-En mi saliva y mi baba te he dado mi descendencia, dijo la voz del árbol. Ahora mi cabeza ya no tiene nada encima, no es más que una calavera despojada de su carne. Así es la cabeza de los grandes príncipes, la carne es lo único que les da una hermosa apariencia. Y cuando mueren espántanse los hombres a causa de los huesos. Así es también la naturaleza de los hijos, que son como la saliva y la baba, ya sean hijos de un Señor, de un hombre sabio o de un orador. Su condición no se pierde cuando se van, sino se hereda; no se extingue ni desaparece la imagen del Señor, del hombre sabio o del orador, sino que la dejan a sus hijas y a los hijos que engendran. Esto mismo he hecho yo contigo. Sube, pues, a la superficie de la tierra, que no morirás. Confía en mi palabra que así será, dijo la cabeza de Hun-Hunahpú y de Vucub-Hunahpú.
Y todo lo que tan acertadamente hicieron fue por mandato de Huracán, Chipi-Caculhá y Raxa-Caculhá.
Volvióse en seguida a su casa la doncella después que le fueron hechas todas estas advertencias, habiendo concebido inmediatamente los hijos en su vientre por la sola virtud de la saliva. Y así fueron engendrados Hunahpú e Ixbalanqué
Condemnada a mort ("después de haberse cumplido seis meses fue advertido su estado por su padre"), Ixquic aconsegueix convèncer als quatre missatgers-mussols de respectar-li la vida, ja que "no es una deshonra lo que llevo en el vientre, sino que se engendró solo cuando fui a admirar la cabeza de Hun-Hunahpú que estaba en Pucbal-Chah"
Así fueron vencidos los señores de Xibalbá. Por la doncella fueron engañados todos
Aquests "dos muchachos, que eran dioses verdaderamente" són els qui en aquells temps en què
ajudats per Zaqui-Nim-Ac i ZAqui-Nimá-Tziís ("seres maravillosos"), destrueixen, matant-los, el poder de Vucub-Caquix ("un ser orgulloso de sí mismo") i dels seus dos fills, Zipacná (qui "jugaba a la pelota con los grandes montes") i Cabracán (qui "movía los montes y por él temblaban las montañas grandes y pequeñas"), nascuts de Chimalmat, la dona de Vucub-Caquix.
El nom de la mare de Quetzalcoatl era Chimalmán, ¿pura coincidència o una dependència més de les legendes mexicanes?.
La raó que donen Hunahpú i Ixbalanqué per matar i destruir tots tres és que "no deben envanecerse por el poder ni la riqueza" i perquè "les pareció mal que se enorgulleciera". I tot això hi han fet per "ejecutar la orden del Corazón del Cielo". La primera part del llibre acaba dient: "No sería posible enumerar todas las cosas que éstos hicieron aquí en la tierra".
A la segona part del Popol Vuh, a partir del capítol V, els dos germans bessons es converteixen en els autèntics protagonistes.
Sola, a les muntanyes, la mare dóna a llum ("allá en el monte fueron dados a luz") els dos bessons. Des del primer moment han de superar el rebuig de l'avia i els intents de matar-los per part dels seus dos germanastres, Hunbatz i Hunchouen (també parella bessona), a causa de l'odi i de l'enveja.
¡Anda a botarlos afuera!, dijo la vieja, porque verdaderamente es mucho lo que gritan.
Y en seguida fueron a ponerlos sobre un hormiguero. Allí durmieron tranquilamente. Luego los quitaron de ese lugar y los pusieron sobre las espinas.
Ahora bien, lo que querían Hunbatz y Hunchouén era que murieran allí mismo en el hormiguero, o que murieran sobre las espinas. Deseábanlo así a causa del odio y de la envidia que por ellos sentían Hunbatz y Hunchouén.
Criats, doncs, en el camp es passaven tots els dies "ocupados solamente de tirar con cerbatana". Gràcies a les declaracions d'un ratolí recuperen els intruments de joc dels seus pares.
Y dijo el ratón:
-Yo no debo morir en vuestras manos. Y vuestro oficio tampoco es el de sembrar la milpa.
-¿Qué nos cuentas tú ahora?, le dijeron los muchachos al ratón.
-Soltadme un poco, que en mi pecho tengo algo que deciros y os lo diré en seguida, pero antes dadme algo de comer, dijo el ratón.
-Después te daremos tu comida, pero habla primero, le contestaron.
-Está bien. Sabréis, pues, que los bienes de vuestros padres Hun-Hunahpú y Vucub-Hunahpú, así llamados aquellos que murieron en Xibalbá, o sea los instrumentos con que jugaban, han quedado y están allí colgados en el techo de la casa, el anillo, los guantes y la pelota. Sin embargo, vuestra abuela no os los quiere enseñar porque a causa de llos murieron vuestros padres.
-¿Lo sabes con certeza?, le dijeron los muchachos al ratón. Y sus corazones se alegraron grandemente cuando oyeron la noticia de la pelota de goma. Y como ya había hablado el ratón, le señalaron su comida. (II, cap. VI)
Els seus jocs tornen a aixecar les ires dels Senyors de Xibalbá.
Y oyéndolos los Señores de Xibalbá, dijeron:
-¿Quiénes son éstos que vuelven a jugar sobre nuestras cabezas y que nos
molestan con el tropel que hacen? ¿Acaso no murieron Hun-Hunahpú y
Vucub-Hunahpú, aquellos que quisieron engrandecerse ante nosotros? ¡Id a
llamarlos al instante!
I fan, ells també, el camí de Xibalbá . Un cop arribats, a diferència dels seus pares, van superant totes les proves.
He aquí la memoria de la muerte de Hun-Hunahpú e Ixbalanqué. Ahora contaremos la manera como murieron.
Habiendo sido prevenidos de todos los sufrimientos que les querían imponerr, no murieron de los tormentos de Xibalbá, ni fueron vencidos por todos los animales feroces que había en Xibalbá.
[...]
[...]
Hicieron entonces una gran hoguera, una especie de horno hicieron los de Xibalbá y lo llenaron de ramas gruesas.
Luego llegaron los mensajeros que habían de acompañarlos, los mensajeros de Hun-Camé y Vucub-Camé.
-¡Que vengan! Id a buscar a los muchachos, id allá para que sepan que los vamos a quemar. Esto dijeron los Señores, ¡oh muchachos!, exclamaron los mensajeros.
-Está bien, contestaron. Y, poniéndose rápidamente en camino, llegaron junto a la hoguera. Allí quisieron obligarlos a divertirse con ellos.
-¡Tomemos nuestra chicha y volemos cuatro veces cada uno encima de la hoguera, muchachos!, les fue dicho por Hun-Camé.
-No tratéis de engañarnos, contestaron. ¿Acaso no tenemos conocimiento de nuestra muerte?, ¡oh Señores!, y de que eso es lo que aquí nos espera? Y juntándose frente a frente, extendieron ambos los brazos, se inclinarton hacia el suelo y se precipitaronen la hoguera, y así murueron los dos juntos.
Todos los de Xibalbá se llenaron de alegría y dando muchas voces y silbidos, exclamaban:
-¡Ahora sí los hemos vencido! ¡Por fin se han entregado!
[...]
Los de Xibalbá molieron entonces sus huesos y fueron arrojados al río. Pero éstos no fueron muy lejos, pues asentándose al punto en el fondo del agua, se convirtieron en hermosos muchachos. Y cuando de nuevo se manifestaron, tenían en verdad sus mismas caras.
Al quinto día volvieron a aparecer y fueron vistos en el agua por la gente. Tenían ambos la apariencia de hombres-peces cuando los vieron los de Xibalbá, después de buscarlos por todo el río
Y he aquí que primero sacrificaron al que era su jefe y Señor, el llamado Hun-Camé, el rey de Xibalbá.
Y muerto Hun-Camé, se apoderaron de Vucub-Camé. Y no los resucitaron.
Los de Xibalbá se pusieron en fuga luego que vieron a los Señores muertos y sacrificados. En un instante fueron sacrificados los dos. Y esto se hizo para castigarlos. Rápidamente fue muerto el Señor Principal. Y no lo resucitaron.
Y un Señor se humilló entonces, presentándose ante los bailarines. No lo habían descubierto, ni lo habían encontrado.
-¡Tened piedad de mí!, dijo cuando se dio a conocer.
Huyeron todos los hijos y vasallos de Xibsalbá a un gran barranco, y se metieron todos en un hondo precipicio. Allí estaban amontonados cuando llegaron innumerables hormigas que los descubrieron y los desalojaron del barranco. De esta manera los sacaron al camino y cuando llegaron se prosternaron y se entregaron todos, se humillaron y llegaron afligidos.
Y así fueron vencidos los Señores de Xibalbá. Sólo por un prodigio y por su transformación pudieron hacerlos.
En seguida dijeron sus nombres y se ensalzaron a sí mismos ante todos los de Xibalbá.
Oíd nuestros nombres. Os diremos también los nombres de nuestros padres. Nosotros somo Ixhunahpú e Ixbalanqué, ésos son nuestros nombres. Y nuestros padres son aquellos que matasteis y que se llamaban Hun-Hunahpú y Vucub-Hunahpú. Nosotos, los que aquí veis, somos, pues, los vengadores de los dolores y sufrimientos de nuestros padres. Por eso nosotros sufrimos todos los males que les hicisteis. En consecuencia...
Así fue su despedida, cuando ya habían vencido a todos los de Xibalbá.
Luego subieron en medio de la luz y al instante se elevaron al cielo. Al uno le tocó el sol y al otro la luna. Entonces se iluminó la bóveda del cielo y la faz de la tierra. Y ellos moran en el cielo
Entre las leyendas que el P. Fray Bartolomé de Las Casas recogió en la Verapaz, se encuentra la de un dios que había nacido en aquella provincia, al cual llamaban Exbalanquén. "Deste cuentan, entre otras fábulas, que fue a hacer la guerra al infierno y peleó con toda la gente de allá y los venció y prendió al rey del infierno y a muchos de su ejército".
De vuelta a la tierra, Exbalanquén traía consigo al rey del infierno, pero cuando se hallaban a pocos grados de la superficie, le rogó que no lo sacase "y dándole una coce le dijo: Vuélvete y sea para ti todo lo podrido y desechado y hidiendo".
Agrega Las Casas que "en la Verapaz no recibieron a Exbalanquén con las fiestas y cantos que él quisiera, por lo cual fue a otro reino, donde lo recibieron a su placer, y deste vencedor del infierno dicen que comenzó el sacrificar hombres".
Es lástima que el historiador no haya transcrito en su obra las "otras fábulas" que contaban los habitantes de Verapaz y que posiblemente coincidían con las leyendas del Popol Vuh, a juzgar por esta vesión de las hazañas de Exbalanquén o Ixbalanqué.
Gràcies per la visita
Miquel Sunyol sscu@tinet.org Abril 2002 |
Per
dir la teva
Per saber la dels altres Per veure els comentaris anteriors Per veure els comentaris més antics |
Pàgina
principal de la web
Índex "Teoloia Indígena" |
El diàleg interreligiós
Catequesi
nadalenca Coses de
jesuïtes
Amb el pretext
d'una enquesta Spong el bisbe
episcopalià Altres temes
Tzacol i Bitol | El Creador y el Formador |
Alom i Qaholom | La diosa madre, la que concibe los hijos; y el dios padre que engendra los hijos. Madre y Padre los llama Ximénez. Son el Gran Padre y la Gran Madre, así llamados por los indios, según refiere Las Casas, y que estaban en el cielo |
Hunahpú-Vuch i Hunahpú-Utií | Un cazador vulpeja, dios del amanecer (vuch es el momento que precede el amanecer), divinidad en potencia femenina; y un cazador coyote, dios de la noche, divinidad en potencia masculina |
Zaqui-Nimá-Tziís i Zaqui-Nimá-Ac | Gran pizote blanco encanecido por la edad, diosa madre; y su consorte Gran cerdo montés o jabalí. En el capítulo VI de la Primera Parte son descritos como "un viejo que tenía los cabellos completamente blancos y una vieja, de verdad muy vieja y humilde, ambos doblados ya como gentes muy ancianas" |
Tepeu i Gucumatz | El rey o soberano (Alonso de Molina en Vocabulario de lengua mexicana [1571] traduce por conquistador o vencedor en batalla), y serpiente cubierta de plumas verdes (de guc = plumas verdes y cumatz=serpiente). Gucumatz es la versión quiché de Kukulcán, el nombre maya de Quetzalcoatl, el rey tolteca, conquistador, civilizador y dios de Yucatán durante el período del Nuevo Imperio Maya. (El fuerte colorido mexicano de la religión de los quichés se refleja en esta pareja creadora que continúa siendo invocada a través del libro hasta que la divinidad toma forma corporal en Tohil, a quien en la Tercera Parte se identifica expresamente con Quetzalcoatl) |
U Qux Cho i U Qux Paló | El corazón o espíritu de la laguna; y el corazón o espíritu del mar |
Ah Raxá Lac i Ah Raxá Tzel | El Señor del verde plato (la tierra); y el Señor de la jícara verde o del cajete azul, como dice Ximénez (el cielo) |
Ixpiyacoc i Ixmucané |
La Abuela y el Abuelo,
amparadores y protectores, dos veces abuela, dos veces abuelo. Aunque
existían las otras parejas creadoras, Ixpiyacoc y sobre todo Ixmucané, tenían
un contacto más directo con las cosas de este mundo, era "la pareja
creadora activa que se entiende directamente con la fábrica material de las
cosas".
(Son los equivalentes de los dioses mexicanos Cipactonal y Oxomoco, los sabios que según la leyenda tolteca inventaron la astrología judiciaria y compusieron la cuenta de los tiempos, el calendario) |
Et ait: Faciamus hominem ad imaginem et similitudinem nostram...
Et creavit Deus hominem ad imaginem suam,
ad imaginem Dei creavit illum: masculum et feminam creavit eos
...quia qui fecit ab initio masculum et feminam fecit eos (Mt 19,4)
I digué Déu: Fem
l'home a imatge nostra, segons semblança nostra...
Creà Déu l'home a imatge seva.
A imatge de Déu el creà: baró i fembra els creà.
I Déu digué: Fem l'Home a la nostra imatge segons la semblança nostra...
I creà Déu l'Home segons la seva imatge
segons la imatge de Déu el creà:; mascle i femella els creà
Aleshores Déu digué: Fem l'home a imatge nostra, segons
semblança nostra...
Déu creà l'home a imatge seva,
A imatge de Déu el creà: els creà home i dona.
...que el Creador, des del principi, els féu home i dona (Mt 19,4)
Déu digué: «Fem
l'home a imatge nostra, semblant a nosaltres...
Déu va crear l'home a imatge seva,
el va crear a imatge de Déu, creà l'home i la dona.
...que el Creador, des del principi, els va fer home i dona (Mt 19,4)
I dixo: Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza
Y crió Dios al hombre a su imagen;
a imagen de Dios lo crió: macho y hembra los crió
Díjose entonces Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen y a
nuestra semejanza...
Y creó Dios al hombre a imagen suya,
a imagen de Dios le creó, y los creó macho y hembra
...que al principio el Creador los hizo varón y hembra? (Mt 19,4))
Y dijo Dios: Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como
semejanza nuestra...
Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya,
a imagen de Dios lo creó, macho y hembra los creó.
...que el Creador desde el comienzo los hizo varón y hembra? (Mt 19,4))
Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza...
Y creó Dios al hombre a su imagen;
a imagen de Dios lo creó: varón y hembra los creó.
...ya al principio el creador los hizo varón y hembra (Mt 19,4)
Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a
nuestra semejanza...
Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya,
a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
...que aquel que los creó, desde el principio los hizo varón y hembra (Mt 19,4)
Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a
nuestra semejanza
Y crió Dios al hombre a su imagen,
a imagen de Dios lo crió; varón y hembra los crió.
...que el que los hizo al principio, macho y hembra los hizo (Mt 19,4)
Dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza...
Y creó Dios al hombre a su imagen.
A imagen de Dios lo creó. Macho y hembra los creó
...que el creador en el principio los hizo hombre y mujer (Mt 19,4)
And God said,
Let us make man in our image, after our likeness...
So God created man in his own image,
in the image of God created he him; male and female created he them
...that he which made them at the beginning made them male and female (Mt 19,4)
God said, 'Let
us make man in our own image, in the likeness of ourselves...
God created man in the image of himself,
in the image of God he created him, male and female he created them.
...that the Creator from the beginning made them male and female (Mt 19,4)
Puis Dieu dit:
Faisons l'homme à notre image, selon notre ressemblance...
Dieu créa l'homme à son image,
il le créa à l'image de Dieu, il créa l'homme et la femme.
...que le créateur, au commencement, fit l'homme et la femme(Mt 19,4)
Dieu dit : Faisons
l'homme à notre image, comme notre ressemblance...
Dieu créa l'homme à son image,
à l'image de Dieu il le créa, homme et femme il les créa
...que le Créateur, dès l'origine, les fit homme et femme (Mt 19,4)
Dieu dit: Faisons
l'homme à notre image, selon notre ressemblance...
Dieu créa l'homme à son image,
à l'image de Dieu il le créa; mâle et femelle il les créa.
...que le Créateur, au commencement, les fit mâle et femelle (Mt 19,4)
Dieu dit en fin:
Faisons les êtres humains; qu'ils soient comme une image de nous, une image
vraiment ressemblante!
Dieu créa les êtres humains comme une image de lui-même;
il les créa homme et femme.
...Au commencement, le Créateur les fit homme et femme (Mt 19,4)
El primer viatge
(II, cap. II) |
El segon viatge
(II, cap. VIII) |
Así fueron bajando por el camino de Xibalbá, por unas escaleras muy inclinadas. Fueron bajando hasta que llegaron a la orilla de un río que corría rápidamente entre barrancos llamados Nu Zivan Cul y Cuzivan y pasaron por ellos. Luego pasaron por el río que corre entre jícaros espinosos. Los jícaros eran innumerables, pero ellos pasaron sin lastimarse. | Marcharon entonces, llevando cada uno su cerbatana. Y fueron bajando en dirección a Xibalbá. Bajaron rápidamente los escalones y pasaron entre varios ríos y barrancas. Pasaron entre unos pájaros y estos pájaros llamábanse Molay |
Luego llegaron a la orilla de un río de sangre y lo atravesaron sin beber sus aguas; llegaron a otro río solamente de agua y no fueron vencidos. | Pasarton también por un río de podre y por un río de sangre, donde debían ser destruidos, según pensaban los de Xibalbá; pero no los tocaron con sus pies, sino que los atavesaron sobre sus cerbatanas |
Pasaron adelante hasta que llegaron a donde se juntaban cuatro caminos y allí fueron vencidos, en el cruce de los cuatro caminos. | Salieron de allí y llegaron a una encrucijada de cuatro caminos. |
De estos cuatro caminos, uno era rojo, otro negro, otro blanco y otro amarillo. Y el camino negro les habló de esta manera: Yo soy el que debéis tomar porque yo soy el camino del Señor. Así habló el camino. Y allí fueron vencidos. | Ellos sabían muy bien cuáles eran los caminos de Xibalbá El camino negro, el camino blanco, el camino rojo y el camino verde. Así, pues, despacharon a un animal llamado Xan (el mosquito) |
... | ... |
Los llevaron por el camino de Xibalbá y cuando llegaron a la sala del consejo de los Señores de Xibalbá, ya habían perdido la partida. | Continuaron su camino y llegaron a donde estaban los de Xibalbá |
Los datos topográficos que suministra este capítulo y las indicaciones que se encuentran en otros lugares de esta Segunda Parte demuestran que los antiguos quichés tenían ideas bastante precisas sobre la localización del reino de Xibalbá, donde habitaban unos jefes sanguinarios y despóticos a quienes aquéllos estuvieron sujetos en los tiempos mitológicos. En el presente capítulo se señala como punto de partidaa del camino de Xibalbá el gran pueblo de Carchá ("Los cuatro mensajeros... llegaron rápidamente, llevando su mensaje al patio donde estaban jugando a la pelota Hun-Hunahpú y Vucub-Hunahpú, en el juego de pelota que se llamaba Nim-Xob-Carchah"), que existe todavia a pocos kilómetros de Cobán, la capital del departamento de Alta Verapaz. El descenso es desde las montañas del interior hasta las tierras bajas del Petén, a los dominios de los itzaes, a donde los quichés no pudieron extender sus conquistas. Las tribus que en tiempos relativamente recientes llegaron a establecerse en las montañas del interior de Guatemala tenían sin duda la creencia de que el norte del territorio estaba poblado por sus viejos enemigos, los mismos que en épocas anteriores disponían de las vidas de sus antepasados.. Esos habitantes del norte eran los mayas del Viejo Imperio, una de cuyas ramas, la de los itzaes, fue la última en rendirse los españoles en los años finales del siglo XVII.
Segona part. Capítol I | Segona part. Capítol VIII | |
Hun-Camé i Vucub-Camé | Hun-Camé i Vucub-Camé | Eran los jueces supremos: a todos los Señores les señalaban sus funciones y a cada uno le señalaban sus atribuciones |
Xiquiripat i Cuchumaquic
(angarilla voladora; sangre junta) |
Xiquiripat i Cuchumaquic | Estos son los que causan los derrames de sangre de los hombres |
Ahalpuh i Ahalganá
(el que fabrica el pus; el que causa la hidropesia) |
Ahalpuh i Ahalcaná | El oficio de éstos era hinchar a los hombres, hacerles brotar pus de las piernas y teñirles de amarillo la cara |
Chamiabac i Camiaholom
(que lleva una vara de hueso; que lleva una vara con una calavera) |
Chamiabac i Camiaholom | Los alguaciles de Xibalbá, cuyas varas eran de hueso. La ocupación de éstos era enflaquecer a los hombres hasta que los volvían sólo huesos y calaveras, y se morían y se los llevaban con el vientre y los huesos estirados |
Ahalmez i Ahaltocob
(el que hacía basura; el que causaba la miseria) |
El oficio de éstos era hacer que a los hombres les sucediera alguna desgracia, ya cuando iban para la casa, o frente a ella, y que los encontraran heridos, tendidos boca arriba en el suelo y muertos | |
Xic i Patán
(gavilán; banda de cuero que los indios llevaban sobre la cabeza y de la cual pende la carga que conducen sobre las espaldas) |
Quicxic i Patán
(ala ensangrentada) |
Su oficio era causar la muerte a los hombres en los caminos, lo que se llama muerte repentina, haciéndoles llegar la sangre a la boca hasta que morían vomitando sangre. El oficio de cada uno de estos señores era cargar con ellos, oprimirles la garganta y el pecho para que los hombres murieran en los caminos, haciéndoles llegar la sangre a la garganta cuando caminaban |
Quicré i Quicrixcac
(dientes cubiertos de sangre) |
Varios de estos nombres se encuentran en el Vocabulario de las
lenguas Quiché y Kakchiquel que los califica de "nombres de
demonios", explicando que se derivan de Ahau , Señor: Ahalpuh, Calel Ahau,
Ahal Tocol , Ahal Xic, Ahal Canyá . Este último es evidentemente el Ahalganá
del Popol Vuh. Fray Pantaleón de Guzmán dice que entre otras
deidades, los cakchiqueles adoraban a Ahal Puh, Ahal Tecob, Ahal Xic y Ahal
Canyá : todos éstos son nombres de enfermedades; y además, a Tatán bak y Tatán
holom, el padre de los huesos y el padre de las calaveras, dioses de la muerte.
Estos últimos nombres, como se advertirá, no son muy diferentes de Chamiabac y
de Chamiaholom.
Ahal Puh parece ser el mismo dios de la muerte que los mayas de Yucatán
conocían con el nombre de Ah Puch o Hunhau y que tenía su reino en el Mitnal o
infierno maya.
Segona part. Capítol II | Segona part. Capítol VIII | |
Els ninots de fusta |
Ahora bien, los primeros que estaban allí sentados eran
solamente muñecos, hechos de palo, arreglados por los de Xibalbá. A éstos los
saludaron primero: -¿Cómo estáis, Hun-Camé?, le dijeron al muñeco. -¿Cómo estáis, Vucub-Camé? le dijeron al hombre de palo. Pero estos no respondieron. Al punto soltaron la carcajada los Señores de Xibalbá, y todos los demás Señores se pusieron a reír ruidosamente, porque sentían que ya los habían vencido, que habían vencido a Hun-Hunahpú y Vucub-Hunahpú. Y seguían riéndose |
-Saludad al Señor, al que está sentado, les dijo uno para
engañarlos. -Ese no es Señor, no es más que un muñeco de palo, dijeron, y siguieron adelante. En seguida comenzaron a saludar... diciendo sus nombres a todos, sin que se les escapara el nombre de uno solo |
La pedra ardent | -Venid a sentaros en nuestro banco, les dijeron. Pero el
banco que les ofrecían era de piedra ardiente y en el banco se quemaron. Se
pusieron a dar vueltas en el banco, pero no se aliviaron y si no se hubieran
levantado se les habrían quemado las asentaderas. Los de Xibalbá se echaron a reir de nuevo, se morían de la risa; se retorcían del dolor que les causaba la risa en las entrañas, en la sangre y en los huesos, riéndose todos los Señores de Xibalbá. |
-Sentaos aquí, les dijeron, esperando que se sentaran en
el asiento que les indicaban. -Este no es asiento para nosotros, es sólo una piedra ardiente, dijeron Hunahpú e Ixbalanqué, y no pudieron vencerlos. |
La Casa Fosca
Quequma-ha, en cuyo interior sólo había tinieblas |
-Idos ahora a aquella casa, les dijeron; allí se os
llevará vuestra raja de ocote y vuestro cigarro y allí dormiréis. En seguida llegaron a la Casa Oscura. No había más que tinieblas en el interior de la casa. Ahora bien, su ocote era una punta redonda de pedernal del que llaman zaquitoc; éste es el pino de Xibalbá. Su ocote era puntiagudo y afilado y brillante como hueso; muy duro era el pino de Xibalbá. Hun-Hunahpú y Vucub-Hunahpú entraron en la Casa Oscura. allí fueron a darles su ocote, un solo ocote encendido que les mandaban Hun-Camé y Vucub-Camé, junto con un cigarro para cada uno, encendido también, que les mandaban los Señores. Esto fueron a darles a Hun-Hunahpú y Vucub-Hunahpú. Estos se hallaban en cuclillas en la oscuridad cuando llegaron los portadores del ocote y los cigarros. Al entrar, el ocote alumbraba brillantemente. Que enciendan su ocote y sus cigarros cada uno; que vengan a devolverlos al amanecer, pero que no los consuman, sino que los devuelvan enteros; esto es lo que os mandan decir los Señores. Así les dijeron. Y así fueron vencidos. Su ocote se consumió, y asimismo se consumieron los cigarros que les habían dado. ... Cuando entraron Hun-Hunahpú y Vucub-Hunahpú ante Hun-Camé y Vucub-Camé, les dijeron éstos: -¿Dónde están mis cigarros? ¿Dónde está mi raja de ocote que os dieron anoche? -Se acabaron, Señor. -Está bien. Hoy será el fin de vuestros días. Ahora moriréis. Seréis destruidos, os haremos pedazos y aquí quedará oculta vuestra memoria. Seréis sacrificados, dijeron Hun-Camé y Vucub-Camé. |
-Está bien, id a aquella casa, les dijeron. Y a
continuación entraron en la Casa Oscura. Y allí tampoco fueron vencidos. Esta es la primera prueba de Xibalbá. Al entrar allí los muchachos, pensaban los de Xibalbá que sería el principio de su derrota. Entraron desde luego a la Casa Oscura; en seguida fueron a llevarles sus rajas de pino encendidas y los mensajeros de Hun-Camé les llevaron también a cada uno su cigarro. -Estas son sus rajas de pino, dijo el Señor; que devuelvan este ocote mañana al amanecer junto con sus cigarros, y que los traigan enteros, dice el Señor. Así hablaron los mensajeros cuando llegaron. -Muy bien, contestaron ellos. Pero, en realidad, no encendieron la raja de ocote, sino que pusieron una cosa roja en su lugar, o sea unas plumas de la cola de la guacamaya, que a los veladores les pareció que era ocote encendido. Y en cuanto a los cigarros, les pusieron luciérnagas en la punta a los cigarros. Toda la noche los dieron por vencidos. Perdidos son, decían los guardianes. Pero el ocote no se había acabado y tenía la misma apariencia, y los cigarros no los habían encendido y tenían el mismo aspecto. Fueron a dar parte a los Señores. ¿Cómo ha sido esto? ¿De dónde han venido? ¿Quién los engendró? ¿Quién los dio a luz? En verdad hacen arder de ira nuestros corazones, porque no está bien lo que nos hacen. Sus caras son extrañas y extraña su manera de conducirse, decían ellos entre sí. Luego les mandaron a llamar todos los Señores. -¡Ea! ¡Vamos a jugar a la pelota!, les dijeron. Al mismo tiempo fueron interrogados por Hun-Camé y Vucub-Camé. -¿De dónde venís? ¡Contadnos, muchachos!, les dijeron los de Xibalbá. -¡Quién sabe de dónde venimos! Nosotros lo ignoramos, dijeron únicamente, y no hablaron más. |
La Casa dels Ganivets
Chayim-ha, dentro de la cual solamente había navajas cortantes y afiladas, calladas o rechinando las unas con las otras dentro de la casa. |
Y en seguida entraron los muchachos en la Casa de las
Navajas, el segundo lugar de tormento de Xibalbá. Y lo que deseaban los
Señores era que fueran despedazados por las Navajas, y fueran muertos
rápidamente; así lo deseaban sus corazones. Pero no murieron. Les hablaron en seguida a las navajas y les advirtieron: -Vuestras serán las carnes de todos los animales, les dijeron a los cuchillos. Y no se movieron más, sino que se estuvieron quietas todas las navajas. Así pasaron la noche en la Casa de las Navajas |
|
La Casa del Frío
Xuxulim-ha, dentro de la cual hacía mucho frío. Un viento frío e insoportable soplaba en el interior |
Entraron después a la Casa del Frío. No es posible
describir el frío que hacía. La casa estaba llena de granizo, era la mansión
del frío. Pronto, sin embargo, se quitó el frío porque con troncos viejos lo
hicieron desaparecer los muchachos. Así es que no murieron; estaban vivos cuando amaneció. Ciertamente lo que querían los de Xibalbá era que murieran; pero no fue así, sino que cuando amaneció estaban llenos de salud, y salieron de nuevo cuando los fueron a buscar los mensajeros. -¿Cómo es eso? ¿No han muerto todavía?, dijo el Señor de Xibalbá. Admirábanse de ver las obras de Hun-Hunahpú e Ixbalanqué. |
|
La Casa dels Tigres
Balami-ha, en la cual no había más que tigres que se revolvían, se amontonaban, gruñían y se mofaban. Los tigres estaban encerrados dentro de la casa. |
En seguida entraron a la Casa de los Tigres. La casa está
llena de tigres. -¡No nos mordáis! Aquí está lo que os pertenece, les dijeron a los tigres. Y en seguida les arrojaron unos huesos de animales. Y estos se precipitaron sobre los huesos. -¡Ahora sí se acabaron! Ya les comieron las entrañas. Al fin se han entregado. Ahora les están triturando los huesos. Así decían los guardias, alegres todos por este motivo. Pero no murieron. Igualmente buenos y sanos salieron de la Casa de los Tigre. -¿De qué raza son éstos? ¿De dónde han venido?, decían todos los de Xibalbá. |
|
La Casa del Foc | Luego entraron en medio del fuego a una Casa de Fuego, donde sólo fuego había, pero no se quemaron. Sólo ardían las brasas y la leña. Y asimismo estaban sanos cuando amaneció. Pero lo que querían los de Xibalbá era que murieran allí dentro, donde habían pasado. Sin embargo, no sucedió así, con lo cual se descorazonaron los de Xibalbá. | |
La Casa dels Rats-Penats
Zotzi-ha, dentro de esta casa no había más que murciélagos que chillaban, gritaban, revoloteaban en la casa. Los murciélagos estaban encerrados y no podían salir. |
Pusiéronlos entonces en la Casa de los Murciélagos. No
había más que murciélagos dentro de esta casa, la casa de Camazotz, un gran
animal, cuyos intrumentos de matar eran como una punta seca, y al instante
perecín los que llegaban a su presencia. Estaban, pues, allí dentro, pero durmieron dentro de sus cerbatanas. Y no fueron mordidos por los que estaban en la casa. Sin embargo, uno de ellos tuvo que rendirse a causa de otro Camazotz que vino del cielo y por el cual tuvo que hacer su aparición. Estuvieron apiñados y en consejo toda la noche los murciélagos y revoloteando: Quilitz, Quilitz, decían; así estuvieron diciendo toda la noche. Pararon un poco, sin embargo, y ya no se movieron los murciélagos y se estuvieronpegados a la punta de una de las cerbatanas. Dijo entonces Ixbalanqué a Hunahpú: ¿Comenzará ya a amanecer?, mira tú Tal vez, sí, voy a ver, contestó éste. Y como tenía muchas ganas de ver afuera de la boca de la cerbatana, y quería ver si había amnecido, al instante le cortó la cabeza Camazotz y el cuerpo de Hunahpú quedó decapitado. Nuevamente preguntó Ixbalanqué: ¿No ha amanecido todavía? Pero Huanhpú no se movía. ¿A dónde se ha ido Huanhpú? ¿Qué es lo que has hecho? Pero no se movía, y permanecía callado. Entonces se sintió avergonzado Ixbalanqué y exclamó: ¡Desgraciados de nosotros! Estamos completamente vencidos. |
Ahora bien, Hun-Hunahpú había engendrado y tenía dos hijos, y de estos dos hijos, el primero se llamaba Hunbatz y el segundo Hunchouén. La madre de éstos se llamaba Ixbaquilo; así se llamaba la mujer de Hun-Hunahpú. Y el otro Vucub-Hunahpú no tenía mujer, era soltero.
Estos dos hijos, por su naturaleza, eran grandes sabios y grande era su sabiduría; eran adivinos aquí en la tierra, de buena índole y buenas costumbres. Todas las artes les fueron enseñadas a Hunbatz y Hunchouén, los hijos de Hun-Hunahpú. Eran flautistas, cantores, tiradores con cerbatana, pintores, escultores, joyeros, plateros; esto eran Hunbatz y Hunchouén. (II, cap. I)
Hunbatz y Hunchouén eran grandes músicos y cantores; habían crecido en medio de muchos trabajos y necesidades y pasaron por muchas penas, pero llegaron a ser muy sabios. Eran a un tiempo flautistas, cantores, pintores y talladores; todo lo sabían hacer.
Tenían noticia de su nacimiento y sabían también que eran los sucesores de sus padres, los que fueron a Xibalbá y murieron allá. Grandes sabios eran, pues, Hunbatz y Hunchouén y en su interior sabían todo lo relativo al nacimiento de sus hermanos menores. Sin embargo, no demostraban su sabiduría, por la envidia que tenían, pues sus corazones estaban llenos de mala voluntad para ellos, sin que Hunahpú e Ixbalanqué los hubieran ofendido en nada.
La sola ocupación de Hunbatz y Hunchouén era tocar la flauta y cantar. (II, cap V)
Eran invocados por los músicos y los cantores, por las gentes antiguas. Invocábanlos también los pintores y talladores en tiempos pasados. Pero fueron convertidos en animales y se volvieron monos porque se ensorberbecieron y maltrataron a sus hermanos.
De esta manera sufrieron sus corazones; así fue la pérdida y fueron destruidos Hunbatz y Hunchouén y se volvieron animales. Habían vivido siempre en su casa; fueron músicos y cantores e hicieron también grandes cosas cuando vivían con la abuela y con su madre. (II, cap. V)
Los pintores y talladores de Yucatán invocaban a Hunchevén
y Hunahau, que eran los hijos menores de Ixchel e Itzamná (la
diosa y el dios que veneraban los mayas de la península), según refiere el P.
Las Casas (De los libros y de las tradiciones religiosas que habían en
Guatemala), quien también nos dice que "Aquellos hijos menores
no eran dioses, sino hombres divinos".
Sus nombres son evidentemente los de dos días del calendario maya. El lector
notará fácilmente la semejanza que existe entre los jóvenes quichés y los
semidioses mayas. El P. Las Casas escribe lo siguiente: "Todos los
oficiales ingeniosos, como pintores, plumeros, entalladores, plateros y los
semjantes veneraban y hacían sacrificios a aquellos hijos menores llamados
Hunchevén y Hunahau, porque les concediesen buen ingenio y destreza para obrar
sus oficios polida y perfectamente".
Para comprender mejor los pasajes del Popol Vuh en que se
habla del juego de la pelota, conviene leer la descripción de Sahagún (t. II,
lib. VIII, cap. X, pag. 297). que es como sigue:
"Otras veces el Señor por su pasatiempo jugaba a la pelota, y para esto teníanle sus pelotas de ulli guardadas; estas pelotas eran tamañas como unas grandes bolas de jugar a los bolos y eran macizas, de una cierta resina o goma que se llamaba ulli, que es muy liviana y salta como pelota de viento; y también traía consigo buenos jugadores de pelota que jugaban en su presencia y por el bando contrario otros principales y ganábanse oro y chalchigüites y cuentas de oro y turquesas y esclavos y mantas ricas y maxtles ricos, y maizales y casas, etc ... El juego de la pelota se lamaba tlaxtlí o tlachtli que eran dos paredes, que habían entre la una y la otra veinte o treinta pies, y serían de largo hasta cuarenta o cincuenta pies; estaban muy encaladas las paredes y el suelo, y tendrían de alto como estado y medio, y en medio del juego estaba una raya que hacía al propósito del juego; y en el medio de las paredes, en la mitad del trecho del juego, estaban dos piedras como muelas de molino agujereadas por medio, frontera la una de la otra y traían sendos agujeros tan anchos que podía caber la pelota por cada uno de ellos. Y el que metía la pelota por allí ganaba el juego; no jugaban con las manos sino con las nalgas herian a la pelota; traían para jugar unos guantes en las manos y una cincha de cuero en las nalgas, para herir la pelota"