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Lo más básico
MEDIDAS BÁSICAS DE SEGURIDAD
¡Sorpresa!, el Maquetismo o Modelismo puede ser dañino para su salud.
Todo lo que hacemos en esta vida involucra algún riesgo y se deben seguir ciertas pautas para minimizarlos. Así, el maquetismo puede ser practicado sin riesgo para la salud, y ésta debería ser la meta en todo momento. Nadie tiene que correr riesgos para disfrutar de esta afición, ni de ninguna otra.
¿Es su zona de trabajo tan segura como podría serlo?
Si bien la zona de trabajo puede estar cubierta de pinturas, disolventes, pegamentos, resinas, masillas de dos componentes, y cuchillas de hojas afiladas, no necesariamente tiene que ser una zona peligrosa. Siendo consciente de los materiales con los que uno trabaja y tomando algunas precauciones simples, uno puede hacer del maquetismo una afición segura, casi "a todo riesgo".
Aquí se darán algunas pautas para revisar el sistema de trabajo y hacer el maquetismo más seguro, tanto para uno mismo como para el resto de la familia.
Escoger el lugar adecuado
Hacer seguro el lugar en que uno trabaja es hacerlo libre de riesgos. No es una buena idea mezclar alimentación y maquetismo, así que debemos pensarlo dos veces antes de establecer el zona de trabajo en la mesa de la cocina.
El espacio de trabajo debe estar bien iluminando y tener la ventilación adecuada, especialmente si se utiliza un aerógrafo (ver Técnicas básicas > Cabina de pintura para aerografía para conocer los argumentos sobre la necesidad de la buena ventilación). Hay que asegurarse que realmente se expulsan los vapores fuera de la vivienda. Enviarlos a cualquier otro espacio de la casa no es una protección adecuada.
Una mesa robusta es esencial para una zona de trabajo. Algunos aficionados prefieren una mesa inclinada (como las utilizadas para dibujar), pero en este caso se necesitaran unas precauciones extra para asegurarse que nada salga rodando (especialmente los mangos con cuchillas). También conviene tener fácil acceso a un fregadero, así se pueden lavar las piezas, enjuagar los pinceles, o limpiarse rápidamente en caso derramar líquido o hacerse un corte.
Mantener la comida y la bebida lejos de la zona de trabajo, y evitar utilizar recipientes de comida para almacenar cualquier cosa que no sea comida. Si uno tiene que adivinar cuál es el botellín de agua que contiene agua, y cual es el que utiliza para limpiar sus pinceles, es asumir un alto riesgo. Etiquetar los recipientes claramente para que nadie pueda equivocarse acerca de su contenido.
Finalmente, si se comparte la casa con niños o mascotas, muchos accidentes potencialmente dañinos puede ser evitados si uno puede guardar todo el material tras una puerta cerrada (y bajo llave) cuando no se utiliza.
Objetos afilados
La mayoría de aficionados probablemente pasan más tiempo con una cuchilla en sus manos que cualquier otra herramienta. Aquí hay algunos consejos importantes de seguridad al usar cuchillas:
= Hacer solo una presión ligera al cortar o raspar. Esto no es sólo un consejo de seguridad, es una buena práctica.
= Intentar cortar separado del cuerpo, y dónde esto no sea posible asegurarse que se sujeta la cuchilla y la pieza en la que se está trabajando con un agarre firme y controlado, a fin de que no pueda resbalar. También podemos proteger los dedos con tiritas para impedir cortes menores.
En la foto se muestra el uso correcto de la cuchilla, ejerciendo una fuerza suficiente y alejándola de la mano.
Usar la cuchilla como se muestra en la foto también es aceptable. La hoja se mueve con cuidado y apenas se acerca al cuerpo para quitar una rebaba. La hoja aún está alejada de la mano para que en caso de resbalar no cause una lesión.
= Usar una hoja afilada. Irónicamente, la presión extra necesaria al utilizar una hoja desafilada significa que cualquier desliz tiene más probabilidades de acarrear daños. Como los cocineros bien saben, un borde cortante mellado causa más lesiones y problemas que uno afilado. El corte que produce una hoja afilada será rápido y limpio, y sanará más rápidamente que un corte con una hoja mellada, desafilada o sucia. ¿Y no sabemos ya que para trabajar con maquetas es mejor una hoja limpia y bien afilada?
= Utilizar cuchillas con hojas retráctiles y sólo exponer la cantidad mínima necesaria de hoja. Con cuchillas no retráctiles, envolver con cinta la parte de la hoja que no se está usando.
En la foto puede verse como hacer una cuchilla segura. El borde de la hoja es muy largo y con cinta de enmascarar se ha protegido la zona que no se necesita para reducir el riesgo de lesión.
= Las cuchillas suelen venir en conjuntos de tamaños y formas variadas. Asegurarse de utilizar la hoja apropiada para el trabajo a realizar, y evitar utilizar una cuchilla u hoja pequeña que pueda romperse.
= Cuando no se esté utilizando la cuchilla, ponerla en un lugar seguro. Acostumbrarse a colocarla siempre en el mismo lugar, así se convertirá en un hábito automático. Un trozo de corcho es muy útil para proteger la punta de una cuchilla cuando no se utiliza.
= Deshacerse de los restos de una cuchilla de manera segura. Hacer un envoltorio cubriendo los restos con un trozo de cartón y precintarlo con cinta adhesiva.
= Trabajar en un entorno bien iluminado para ver lo que estamos haciendo.
Mantenerlos alejados
Si somos los únicos con acceso a la zona de trabajo, estos consejos pueden ser suficientes. Pero si tenemos niños, mascotas, u otras visitas en la zona de trabajo, es más seguro mantener las herramientas afiladas (cuchillas, sierras, hojas de afeitar, tijeras, tenazas de corte, ...) fuera del alcance y de la vista de alguien que no tiene por qué saber utilizarlos correctamente.
¿Tienen acceso los niños, propios o del vecino, a la zona de trabajo? Recordar que los coloridos mangos de goma o de brillante metal pueden parecer juguetes para los niños pequeños, y los niños más pequeños interactúan con su entorno tocando y saboreando.
Arrodillándonos, veremos la zona de trabajo desde la perspectiva de esos «locos bajitos». Si está lleno de objetos brillantes y llamativos fácilmente accesibles para niños (o gatos, o perros), es el momento de reorganizar el lugar. Incluso si uno solo practica esta afición después de llevar los niños a dormir, pensaremos en su seguridad y guardaremos el material después de haber terminado, y bajo llave si es posible. Uno nunca sabe cuando alguien puede levantarse para ir al baño, buscar algo que picar o explorar donde papá (o mamá) construye esos bonitos «juguetes».
Respirar bien
El polvo y los vapores químicos pueden dañar los pulmones, especialmente cuando uno está expuesto a ellos regularmente y durante una larga temporada, como les sucede a muchos aficionados. Las mascarillas desechables para el polvo son más útiles cuando uno lija; cuando uno pinta con pulverizador o aerógrafo estas mascarillas desechables no serán útiles contra los disolventes aerotransportados, y será necesario una máscara con filtro.
Aunque actualmente ya hay muchas pinturas y productos que no sueltan vapores dañinos, como las pinturas acrílicas, todavía hay muchos productos que son venenosos: pinturas no acrílicas, pegamentos, masillas, disolventes. Pero ni la mejor mascarilla puede proteger a quien no la lleva puesta.
También por la salud de los demás (la pareja, los niños, las mascotas) la ventilación es esencial. Comprobar a menudo que la salida de aire al exterior funciona correctamente.
Como muchos productos además son inflamables o lo son sus vapores, deben tomarse precauciones extra para eliminar los vapores y cualquier sustancia inflamable antes de realizar cualquier tarea que implique calor o llama. Y el «no fumar» ya debería ser de sentido común.
Protegerse de la lija
Lijar es otra actividad que es potencialmente peligrosa, en particular cuando se trata de piezas de resina. El polvo desprendido cuando se lija resina en seco son unas partículas de grano muy fino que pueden causar problemas si se respiran. Tres maneras de reducir este riesgo son lijar en mojado, llevar puesta una mascarilla o máscara con filtro, y mantener una ventilación adecuada en la zona de trabajo.
Una forma de lijar en mojado grandes piezas de resina pasa por utilizar un recipiente rectangular (como una fuente para el horno), con una lija pegada en el fondo del recipiente con pegamento a base de caucho. Añadiendo agua y colocando en su interior la pieza a lijar, los restos del lijado formarán una lechada en lugar de un peligroso polvo. Sobre todo no olvidar lavarse las manos a conciencia después de haber estado en contacto con esa lechada.
Cada vez que uno lija, debe ir lentamente y comprobando el trabajo continuamente. Si uno coge ritmo y pierde la concentración, puede encontrarse con que ha lijado uñas y piel antes de darse cuenta que el resultado no es el esperado.
Si se está lijando en seco, el polvo se pegará a la ropa, y habrá que cambiarse en cuanto uno termine.
Pegamento de cianocrilato
Este producto es indispensable entre el material de cualquier aficionado, porque tiene la habilidad de unir cualquier cosa, incluida la piel humana. Es muy fácil pegarse los dedos accidentalmente, y es más un inconveniente que cualquier otra cosa, pero el verdadero peligro está en que llegue a los ojos, donde puede provocar un daño permanente.
La única forma de evitarlo es tener el máximo cuidado al utilizar este tipo de pegamentos, o de cualquier otro. Siempre tapar el recipiente después de utilizarlo. Mantener cerca toallas de papel por si hay un derrame. Eliminar con un paño cualquier exceso de pegamento de piezas y dedos. Y tener a mano un diluyente de cianocrilato.
Es preferible usar guantes (de látex o algodón). Algunos productos pueden irritar la piel, si no inmediatamente sí a largo plazo. Los guantes también serán indispensables a la hora de pintar si podemos ensuciarnos las manos y no podemos utilizar disolventes por tener la piel delicada.
Si pegamento o cualquier otro objeto o agente irritante se mete en un ojo, evitar frotarlo. Enjuagarlo con abundante agua, cubrir el ojo con cuidado y buscar ayuda médica inmediatamente.
El pegamento es un producto muy inflamable, como lo son sus vapores. Evitar todo tipo de calor o llamas cerca.
Cuidado extremo con herramientas a motor
El mal uso de herramientas a motor no es la primera causa de lesiones, pero puede ser la causa de las lesiones más graves. La mayoría de las veces, una herramienta a motor no es necesaria para un buen acabado; uno puede conseguir lo mismo con herramientas manuales y paciencia, y estas habilidades se desarrollan con el paso del tiempo. Trabajando con sus manos, uno se vuelve sensible a los matices de fuerza y presión, al manejo de las herramientas, y aumenta la cantidad de tareas que uno es capaz de realizar. Raras veces una tarea será demasiado grande como para hacerla a mano.
Las herramientas a motor se utilizaran en contadas ocasiones, cuando un trabajo sea demasiado grande o puede ocuparnos demasiado tiempo. Simplemente hay que asegurarse que no se está utilizando el motor como substituto para la paciencia. Los errores ocurren más a menudo cuando uno se apresura en su trabajo, y con herramientas a motor los errores ocurren más rápido y con lesiones más severas.
Si uno cree que el uso de una herramienta a motor está justificado, utilizarla de la manera correcta, siguiendo las instrucciones del fabricante. Llevar siempre puestas gafas protectoras y otros accesorios de protección.
Nunca modificar una herramienta a motor, o utilizar un complemento que no haya sido diseñado para esa herramienta. La herramienta puede fallar con resultados desastrosos.
Cortar o perforar plástico, resina o metal, puede hacer que la pieza salga volando. No sujetar la pieza con una mano y la herramienta con la otra. Sujetar la pieza con firmeza, con la seguridad de que cualquier trozo o fragmento puede salir disparado hacia nosotros. Antes de empezar, tomarse un segundo para pensar «qué podría salir mal».
Protección personal
Llevar puestos unos guantes cuándo sea necesario. Quitarse joyas y bisutería que cuelgue. Y evitar llevar ropa suelta.
Si otras personas están presentes, asegurarse que controlamos quien tiene acceso a la herramienta, su fuente de energía (y sus cables). Recordar también que taladrando o cortando se crea polvo, por lo que hay que mantener la buena ventilación, y llevar puestos una mascarilla y/o tapones en los oídos si es necesario.
Proteger los ojos es fundamental. Aunque esto puede parecer un inconveniente, siempre se debería llevar puesta una protección para los ojos, tanto al utilizar herramientas mecánicas, como al trabajar con piezas, en especial de metal. Es muy fácil que un pequeño trozo salga volando al realizar un corte con unas tijeras o unos alicates.
Conocimientos de química
Se les puede llamar «productos para maquetismo», o «productos artísticos», o incluso «productos de limpieza», pero los pegamentos, las pinturas, los disolventes, y las masillas son productos químicos. Algunas combinaciones de estos productos químicos son relativamente inofensivas, pero otras combinaciones pueden ser arriesgadas, peligrosas, o fatídicas. Conocer con lo que uno está trabajando, y tomando las precauciones básicas, se minimizan los riesgos de lesión o enfermedad como resultado del tiempo pasado en contacto con ellos.
La mayor parte de la información que uno necesita está correctamente situada en el envase del producto. Incluso la etiqueta del recipiente más pequeño indica cuales son los peligros básicos, cómo se pueden evitar, y qué hacer en el caso que algo salga mal.
Para tener información más detallada, especialmente de productos petroquímicos, disolventes, o simplemente materiales acerca de los que uno no conoce mucho, se puede (o debería) preguntar en la tienda donde se haya comprado el producto, o consultar con el fabricante (con Internet podemos encontrar casi toda la información).
La información que uno puede necesitar incluye cómo almacenar el producto, cómo limpiarlo, qué primeros auxilios son necesarios en caso de emergencia, y qué peligros ambientales y de salud puede haber si no se utiliza correctamente. También es interesante conocer el nombre del fabricante, la dirección, y un número del teléfono o correo electrónico.
TRABAJAR SEGURO
Si uno lleva tiempo haciendo maquetas, intentemos pensar en la forma en que lo hace:
- ¿Tiene ciertas costumbres que se han convertido en automáticas?
- ¿Son algunas tareas tan familiares que no necesita pensar en ellas?
- ¿Toma ciertos riesgos que ya no le parecen peligrosos?
Por ejemplo, a los pintores hace años se les enseñaba que se recuperaba la punta de los pinceles metiéndoselos en la boca. Si ha estado haciendo esto durante mucho tiempo puede haberse convertido en un (mal) hábito chupar la punta de los pinceles varias veces durante el proceso de la pintura, y no sólo después de haber limpiado escrupulosamente el pincel al final de una sesión de pintura. Ésta es la mejor manera para que restos de pintura, agua contaminada de pintura y disolventes, entren en el cuerpo humano y empiecen a causar problemas de salud a largo plazo. Y los hábitos son muy difíciles de cambiar.
Hay que asegurarse que se están utilizando los materiales correctamente, y ser más cuidadoso cuando se prueba un producto nuevo o se usa de una forma nueva.
Para hacer las cosas correctamente es necesario utilizar la herramienta adecuada. ¿Quiere decir eso que no se pueden tomar atajos, ni substituir materiales, ni se puede ser creativo? No, solo quiere decir que uno tiene que tener especial cuidado de conocer los materiales con los que se está trabajando, para anticipar «qué podría salir mal», y saber «qué hacer si algo sale mal».
Algunos aficionados tratan sus técnicas de maquetismo como secretos de estado, pero la mayoría están dispuestos a compartir lo que han aprendido con alguien que esté interesado en conocerlo. Si seguimos los consejos de otros, no tener miedo de hacer preguntas hasta que uno esté seguro que ha entendido qué hacer y cómo hacerlo. Seria tonto acabar en la sala de urgencias por evitar hacer una pregunta «tonta».
En caso de emergencia
Aun tomando precauciones, los accidentes pueden ocurrir. En caso de envenenamiento accidental, la primera llamada debería ser al 112. También se puede llamar al Servicio Médico de Información Toxicológica (915 62 04 20 en España), a las urgencias del hospital de referencia, o al médico de familia. Es de desear que nunca haya que realizar esa llamada.
Lo primero que pedirán es información sobre la víctima:
- ¿Qué ha tomado?
- ¿La clase de producto es lo que tomó?
- ¿Cuántos años tiene?
- ¿Está consciente?
- ¿Respira?
- ¿Está despierto?
- ¿Puede hablar?
¿Qué podemos hacer?
Si la sustancia era un ácido o un compuesto alcalino, nos pueden dar instrucciones para dar de beber a la víctima agua o leche para disminuir el efecto del veneno.
¿Qué ocurrirá después?
Probablemente se recibirán instrucciones de esperar la llegada de la asistencia médica. Tendremos a mano el envase del producto por si se pide más información acerca de su composición.
Usar el sentido común
Hay que tomar el mismo cuidado con los productos y herramientas como lo tenemos con nuestras maquetas terminadas. Los productos comerciales (especialmente pinturas y disolventes) envasados y bien cerrados y con la etiqueta en condiciones, conservados a la temperatura adecuada. Si tenemos productos antiguos o caducados, especialmente disolventes petroquímicos, debemos saber si podemos utilizarlos todavía, o deshacernos de ellos de forma segura. Si no sabemos como hacerlo, contactar con el punto de reciclaje más cercano.
Proteger la piel con guantes. Proteger los pulmones con máscaras. Poner atención a como nos sentimos cuando estamos trabajando: si nos sentimos cansados, somnolientos, poco atentos o distraídos, es hora de tomarse un descanso.
Proteger a la familia almacenando los productos de forma segura. Los pegamentos, los disolventes, y las pinturas afectarán a los niños y las mascotas, y también a las embarazadas les pueden afectar los productos químicos aún en pequeñas concentraciones. No asumir que si uno no puede olerlo, no hay nada dañino en el aire.
En resumen, usar el sentido común para anticipar e impedir accidentes. Esto incluye destinar las herramientas al propósito para lo que se han diseñado. Igual que sabemos que no se debe utilizar un mango de destornillador como substituto de un martillo, no debemos trabajar en una mesa improvisada sólo porque necesita unos minutos o poco más para despejar su zona de trabajo habitual.
Las precauciones no están dirigidas a impedir disfrutar de esta afición, sino a que se haga de forma segura y felizmente durante muchos años.
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