la teología 
del profeta
Observemos el tipo de reflexión teológica que adopta este fundamental relato profético. 
La verdad es que aquí no tiene mucho que hacer el teó1ogo sistemático. Ningún profeta ve jamás las cosas bajo el aspecto de la eternidad. Se trata de una teología que es siempre partidista (desde abajo), siempre para el momento concreto, siempre para la comunidad concreta; una teología que se contenta con ver tan sólo una parte del conjunto y con hablar tan sólo de ello, aun a riesgo de contradecir el resto.
el teólogo 
sistemático
Los imperios prefieren a los teólogos sistemáticos que ven todo el conjunto, que comprenden a una y otra parte y que consideran la polémica como algo indigno de Dios y originador de disensiones contrarias al bien común. 
Sin embargo, ¡qué afirmación(1) más dinamizadora! Recuerda a Andrew Young, que toma partido por los perdedores y por las impotentes gentes marginadas, que aún no ha cedido al cinismo del "doble lenguaje" del habla del imperio, que no teme hablar antes de tener todos los datos y se atreve a afrentar a quienes piensan de un modo más sutil. Lo que se susurra al oído en los cuarteles es que está "emperrado" en sus compromisos y que esto no va a gustarle al Faraón.
búsqueda de la  
identidad de Dios
Vista a distancia, esta escueta afirmación es alta teología. Es, a fin de cuentas, el evangelio: Dios está por nosotros. En el imperio, ningún Dios "está por nadie". Por eso, lo que trato de urgir a quienes aspiran (aspiramos) a ser profetas es que no olvidemos realizar nuestro trabajo de búsqueda de la identidad de Dios, y que seamos conscientes de que nuestro discernimiento de Dios es uno de los puntos de máxima tensión de la comunidad humana..
 
   

 

Walter  Brueggeamann
La imaginación profética
 
 
 
 
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