EL CANTICO DE MARIA
Lc 1, 46-55
Introducción 

1.- Bajo la forma de un salmo de acción de gracias, es toda una cadena de recuerdos del Antiguo Testamento, enlazando especialmente con el cántico de Ana (1 Sam 2, 1-10). Este empleo masivo de expresiones escriturísticas ha producido una pieza poética de escasa originalidad o imaginación 

2.- Es improbable que el himno represente las "mismas palabras" de María, y muy bien puede haber sido compuesto por Lucas 
  

"Improbable" es el adjetivo utilizado por Wilfrid J. Harrington El Evangelio según san Lucas, un autor católico posiblemente de finales de los 60, de quien son estas tres notas. Esto quiere decir que podemos sustituir el improbable por un imposible. 
María cantaría, si es que estaba de humor para cantar algo, lo que cantan las mujeres en parecidas circunstancias 
    3.- Resulta sorprendente el que no haya ninguna clara referencia al nacimiento del Mesías: es muy probable que represente una adaptación del evangelista de alguno de los salmos del grupo de "el pobre de Yahvé"
 
 
 
Canto de María
Lc 1, 46-55
Canto de Ana
1 Sam 2, 1-10
Otros textos
Proclama mi alma la grandeza del Señor,  
se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador,  
porque se ha fijado en su humilde esclava. 

Pues mira, desde ahora,  
me felicitarán todas las generaciones,  
porque el Poderoso ha hecho tanto por mí:  
el es santo  
y su misericordia llega a sus fieles

Mi corazón se regocija por el Señor,  
mi poder se exalta por Dios,   
mi boca se ríe de mis enemigos,   
porque celebro tu salvación 
 

No hay santo como el Señor, 
no hay roca como nuestro Dios. 
No multipliquéis discursos altivos, 
no echéis por la boca arrogancias,  
porque el Señor es un Dios que sabe, él es quien pesa las acciones 
 

Me regocijaré en el Señor y saltaré de gozo en el Dios de mi salvación 
Habacuc 3, 18)
Y yo me alegraré con el Señor  
gozando de su victoria  
Sal 35,9
Los oprimidos volverán a alegrarse con el Señor, y los pobres gozarán con el Santo de Israel  
Is 29,19
Y Lía dijo: ¡Qué felicidad! Las mujeres me felicitarán  
Gen 30,13
El será tu alabanza, él será tu Dios,  
No hay otra forma de iniciar un relato nuevo si no es mediante un cántico nuevo. El lenguaje mismo de la lírica conlleva una profunda incidencia en la espesa prosa monárquica. El comienzo se produce, pues, con un cántico que choca abiertamente con el decreto. Toda la historia anterior se ha hecho por decreto, pero la historia nueva comienza de otro modo: con una fórmula de entronización y con un nuevo cántico para un nuevo rey. 
El nuevo comienzo lírico es percibido solamente por quienes han experimentado la más honda aflicción. Ha dado comienzo una novedad, y se trata de una novedad para los que hasta entonces eran víctimas. Los invitados a tomar parte en dicha novedad son todos los que han padecido los viejos métodos monárquicos. 
El cántico libera una energía que el rey no puede ni generar ni impedir.
 
pues él hizo a tu favor las terribles hazañas que tus ojos han visto.  
Deut 10, 21
Envió la redención a su pueblo, ratificó para siempre su alianza, su nombre es sagrado y temible.  
Sal 111, 9
Pero la misericordia del Señor con sus fieles dura siempre, su justicia pasa de hijos a nietos, para los que guardan la alianza y recitan y cumplen sus mandatos 
Sal 103, 17
Todos los pueblos os felicitarán, porque seréis mi país favorito  
Mal 3, 12
Su brazo interviene con fuerza: 
desbarata los planes de los arogantes, 
derriba del trono a los poderosos 
y exalta a los humildes; 
a los hambrientos los colma de bienes, 
y a los ricos los despide de vacío
Se rompen los arcos de los valientes 
mientras los cobardes se ciñen de valor; 
los hartos se contratan por el pan, 
mientras los hambrientos engordan; 
la mujer estéril da a luz siete hijos, 
mientras la madre de muchos queda baldía. 
El Señor da la muerte y la vida, 
hunde en el abismo y levanta;  
da la pobreza y la riqueza, 
el Señor humilla y enaltece. 
El levanta del polvo al desvalido, 
alza de la basura al pobre, 
para hacer que se siente entre príncipes, 
y que herede un trono glorioso, 
pues del Señor son los pilares de la tierra y sobre ellos afianzó el orbe.
Tu brazo potente desbarató al enemigo.  
Tuyo es el cielo, tuya es la tierra,  
tu cimentaste el orbe y cuanto contiene; 
tú has creado el norte y el sur  
Sal 89,11-12
El Señor es mi fuerza y mi brío, él es mi salvación. 
Escuchad cantos de victoria en las tiendas de los vencedores: 
"La diestra del Señor hace proezas, 
la diestra del Señor se exalta,  
la diestra del Señor hace proezas"  
Sal 118,14-19
Conduce desnudos a los consejeros 
y hace enloquecer a los gobernantes; 
despoja a los reyes de sus insignias 
y les ata una soga a la cintura; 
conduce desnudos a los sacerdotes 
y trastorna a los nobles; 
quita la palabra a los confidentes 
Es el anuncio de una novedad que desplazará el antiguo régimen. El nacimiento de Jesús origina una inversión radical, supone el brusco final de una realidad herodiana que parecía estar destinada a durar eternamente, creando para las gentes marginales una nueva situación histórica que, debido a la desesperación reinante, nadie podría haber previsto. El comienzo que se opera con Jesús no puede evitar el que al mismo tiempo se produzca un violento desenlace, porque, cuando llega a su fin, nunca lo hace por las buenas.  
Jesús tomó parte en el desmantelamiento de la conciencia monárquica e hizo que su comunidad afrontara la aflicción que dicho desmantelamiento tenía que ocasionarle; pero lo que Jesús ofrecía, y lo que en verdad constituía el meollo de su obra, no era el simple desmantelamiento, sino la inauguración de una nueva realidad.
 
y priva de sensatez a los ancianos; 
levanta pueblos y los arruina, 
dilata naciones y las destierra.  
Job 12, 17-23
Levanta a los humildes, da refugio seguro a los abatidos.  
Job 5, 11
Dios derribó del trono a los soberbios, y sentó sobre él a los oprimidos 
Eclesiástico 10, 14
Calmó el ansia de los sedientos, y a los hambrientos los colmó de bienes 
Sal 107, 9
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose,  
como lo había prometido a nuestros padres, 
de la misericordia en favor de Abrahán  
y su descendencia por siempre
El guarda los pasos de sus amigos mientras los malvados perecen en las tinieblas, 
porque el hombre no triunfa por su fuerza. 
El Señor desbarata a sus contrarios,  
el Altísimo truena desde el cielo,  
el Señor juzga hasta el confín de la tierra. 
El da fuerza a su rey,  
exalta el poder de su Ungido
Mirad a mi siervo, a quien sostengo,  
mi elegido, a quien prefiero...  
Is 42,1
Tú, Israel, siervo mío; Jacob, mi elegido; 
estirpe de Abrahán, mi amigo  
Is 41, 8-9
Se acordó de su lealtad y fidelidad para con la casa de Israel. 
Sal 98, 3
Así serás fiel a Jacob y leal a Abrahán,  
como lo prometiste en el pasado a nuestros padres  
Miqueas 7, 20
Todo aspirante a profeta tiene la obligación de ofrecer una novedad semejante. Jesús de Nazaret es el pleno cumplimiento y la quintaesencia de la tradición profética, ya que supo expresar públicamente la novedad ofrecida por Dios. 
El ministerio profético consiste en ofrecer un modo alternativo de percibir la realidad y en hacer que la gente contemple su propia historia a la luz de la libertad de dios y de su deseo de justicia
 
Bendeciré a los que te bendigan,  
maldeciré a los que te maldigan. 
Con tu nombre se bendecirán todas las familias del mundo  
Gen 12,3
Toda la tierra que abarques te la daré a ti y a tus descendientes para siempre  
Gen 13, 15
Mantendré mi pacto contigo y con tu descendencia en futuras generaciones, como pacto perpetuo. 
Gen 17, 7
Todos los pueblos se bendecirán  
nombrando a tu descendencia  
Gen 22, 18
 
 
 
 
 
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