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Dioramas
BASE PARA UNA MAQUETA
Cuando ya tenemos nuestra última maqueta en un estado avanzado de acabado, es cuando deberíamos empezar a pensar en cómo vamos a ambientarla, y nunca se debe comenzar la elaboración de una escena sin considerar bien todos los factores que intervienen en ella.
DISEÑO Y COMPOSICIÓN
En primer lugar es necesario hacerse una imagen mental del ambiente que se desea mostrar, observando detenidamente las referencias visuales que se tengan, como fotografías y paisajes similares al que se busca.
Después lo más aconsejable es desarrollar nuestra imagen dibujando una serie de bocetos hasta dar con la composición más adecuada. Aunque, tal vez, dibujar bocetos puede ser ingrato para muchos aficionados, el concepto es similar al que aplican los pintores y escultores antes de empezar sus trabajos artísticos y tiene notables ventajas.
El boceto inicial
Después de hacer esto se puede conocer el tamaño exacto de la base donde se dará forma definitiva al boceto, así como la distribución y situación de todos y cada uno de los elementos que lo componen. Es en esta etapa cuando también decidiremos detalles tan cruciales como las cotas del terreno o la perspectiva definitiva de todos los objetos frente al espectador y es, sobre todo, el momento de gestar la fuerza visual de nuestra pequeña historia.
El boceto mejorado
Algunos aficionados elevan los terrenos siempre sobre unas impolutas bases de madera que son el marco idóneo para exhibir el trabajo. Este detalle que aparentemente no tiene gran importancia cobra su significado al imaginar que muchos espectadores podrían sentirse defraudados si contemplaran la obra expuesta sobre una base de apariencia pobre que, sin duda, devaluará considerablemente su mérito.
Después de adquirir o de hacer nosotros mismos una peana de madera, preferiblemente hueca para que no resulte muy pesada, la protegemos con cinta de enmascarar y comenzaremos a elaborar el terreno y a elevar las estructuras siguiendo los bocetos. Si nuestro análisis previo fue lo suficientemente bueno se reducirá considerablemente el esfuerzo durante esta fase del trabajo, sin nada ya que improvisar.
Lo más importante ahora es saber hacer tan bien el terreno como el vehículo o las figuras. Si no se pone el mismo empeño en una cosa como en la otra nuestra maqueta quedará fuera de contexto, descompensada, y los diferentes elementos no encajarán visualmente entre sí.
Norma universal...
Se debe dar el mismo nivel de calidad a todos y cada unos de los componentes
de un diorama.
Sea cual sea la opción elegida, una vez terminada definitivamente la base se pinta primero ayudándonos del aerógrafo y de colores acrílicos, para después decorar todos los detalles a pincel con esmaltes y óleos. El efecto de empolvado se consigue al combinar los colores acrílicos aplicados con el aerógrafo con el pastel en polvo aplicado libremente a pincel.
CONTAR UNA HISTORIA
Son varias las razones por las que al hacer una pequeña escena se ha de poner todo nuestro interés en la situación de la maqueta como la principal protagonista de la acción, pero quizás no la única.
Dependiendo de la colocación de los elementos que la componen, la escena puede tener un significado u otro y trasmitir al espectador diferentes impresiones.
Siguiendo este razonamiento, la composición de una escena puede potenciar unas cualidades u otras, no sólo de nuestra maqueta sino del significado de lo que en realidad intentamos contar.
Muchos aficionados se limitan a poner un vehículo transitando por algún tipo de camino imaginario, siguiendo una engañosa relación de nuestra mente por la cual entendemos que todos los medios terrestres necesitan una ruta por la que circular.
Sin embargo, se puede hacer más en el momento de desarrollar una escena para mostrar características básicas del vehículo, por ejemplo la obligada capacidad todo terreno de un vehículo militar o carro de combate. Poner el vehículo simplemente saliendo de una zona con vegetación ignorando caminos menos abruptos es bastante elocuente a este respecto. Al mismo tiempo también se incrementa la sensación de poderío y movimiento al ver cómo el vehículo blindado ha acudido rápidamente al apoyo de otros combatientes sin detenerse ante ningún obstáculo.
Un escorado poste de electricidad al paso del vehículo y un pequeño murete a punto de ser derribado son pequeños detalles que ayudan al espectador a sentir la fuerza de estos vehículos, una fuerza que a partir de ese momento se proyecta sobre unos soldados, antes en apuros, y que ahora se sienten más confiados bajo la protección de su recién llegado camarada metálico.
Una escena con un solo vehículo y unas pocas figuras en un espacio muy limitado está llena de aspectos realmente fascinantes que un gran diorama no puede trasmitir tan fácilmente.
El exponer nuestra historia en una base reducida no hace sino darle más énfasis a lo que en ella está ocurriendo. Este concepto tan simple es otra ventaja muy atractiva para el aficionado, que no siempre se ve seducido por los grandes dioramas, mucho más difíciles de realizar con tanta precisión.
¿Por qué no invertir el próximo fin de semana en hacerle una pequeña base a la última maqueta que haya terminado?
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