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Pintura y acabado
CÓMO USAR UN AERÓGRAFO (III)
EFECTOS ESPECIALES
Una vez establecidas las bases para el manejo de los aerógrafos, se explicarán algunas técnicas avanzadas para dar ese toque personal a cualquier maqueta. Naturalmente cada maquetista desarrollará sus técnicas personales que la experiencia le irá aportando.
Humos, oxidación, escapes
Una técnica de gran efecto y querida por muchos aficionados son las marcas de oxidación, estelas de los escapes y de las bocas de fuego de las armas.
Tres errores básicos se repiten en la realización de estos efectos; color inadecuado, forma incorrecta e intensidad (casi siempre por exceso).
Para comprender el error del color, solo hay que observar un buen número de fotografías de distintos modelos. El color negro puro es poco frecuente; incluso en los casos en que se encuentre en el modelo real, resulta excesivamente intenso al pasarlo a la maqueta. Es deseable utilizar la gama de los grises oscuros.
En aviones, sobre todo los pintados en colores muy oscuros, la decoloración producida por los gases de escape a elevada temperatura es de color claro; en estos casos se usaran grises más claros con tintes marrones y violetas muy suaves.
También en los aviones, las zonas afectadas por las estelas de oxidación se repiten en un mismo tipo de aparato, fenómeno relacionado con el flujo de aire a lo largo del fuselaje. Es claro que debe tenerse muy en cuenta este aspecto.
En cuanto a la intensidad, siempre es preferible pecar por defecto que por exceso, aunque es cierto que tal decisión vendrá de la observación del original. En todo caso siempre es aconsejable reprimir el entusiasmo ya que luego resulta muy difícil volver atrás.
Pulverizar en ángulo agudo respecto a la zona de escape
Y respecto a las bocas de fuego de las armas, en ningún caso se trata de chorreones o estelas negras. En todo caso puede usarse un color gris oscuro, tirado «de frente» a la boca del arma a muy corta distancia y con el aerógrafo cerrado casi al máximo. Esto producirá una zona aproximadamente circular que corresponde a la afectada por la llamarada del arma al disparar.
Luces y sombras
Se trata de otra técnica especial que posee un desarrollo prácticamente ilimitado. Es evidente que para efectos muy sutiles el pincel resulta excesivamente basto, así como la textura de las pinturas normalmente utilizadas.
Tanto en el fundido y gradación de diversos tonos como en el resalte de detalles y la acentuación de los relieves y depresiones, el aerógrafo permite depositar pequeñas cantidades de pintura a lugares clave, con efectos muy sutiles.
En todo tipo de vehículos hay un buen número de zonas como escotillas, compuertas, estructuras, etc... que pueden beneficiarse de estos efectos. Sobre ellos se aplicará el color base mezclado (casi imperceptiblemente) con negro para las sombras y blanco para las luces, pulverizando desde muy cerca, con el aerógrafo muy cerrado y en pulsaciones muy cortas.
Dos mejor que uno.
A pesar de todo, hay que decir que los mejores resultados se obtienen
aplicando una técnica híbrida entre pincel y aerógrafo.
Envejecimiento
Sobretodo en el caso de carros de combate y demás vehículos de uso muy intenso, podemos utilizar el aerógrafo para aplicar el «ensuciado» o envejecimiento. Sin desterrar para nada el pincel, el aerógrafo también resulta imprescindible para la mayoría de los camuflajes alemanes, especialmente los de las Waffen SS, o para simular los efectos de empolvado que se produce en los vehículos durante su marcha.
Todos han podido observar las nubes de polvo que levantan los carros de combate al avanzar. Para aplicar este efecto, basta con colocar el aerógrafo a una distancia relativamente grande (entre 12 y 15 cm) y medianamente abierto aplicar una pintura de color adecuado (gris polvo, arena muy pálido), o incluso una combinación de varios tonos, para conseguir un resultado perfectamente verosímil.
Para insistir en determinadas áreas se puede acercar el aerógrafo, resultando una capa de polvo uniforme que tan pronto como los tripulantes o eventuales pasajeros lo tocan, cambia la uniformidad de aspecto. Para reproducir este efecto final será necesario el retoque con pincel para romper la uniformidad.
En el caso de vehículos con ventanas o parabrisas no debe olvidarse el uso de los limpiaparabrisas. Para ello deberán confeccionarse unas plantillas, teniendo en cuenta el tamaño de las escobillas y el arco que dibujan sobre el cristal, para colocarlas «antes» de empezar a aplicar la capa de «polvo».
Metal al descubierto
El caso de aviones enormemente descascarillados y con la pintura mostrando enormes desgastes, como resultado de una prolongada exposición a los elementos, no es muy difícil de reproducir, sobre todo si se tiene una idea concreta de lo acentuado que debe ser el efecto final.
Para empezar se pintará el modelo completo en color aluminio, al que se habrá añadido una cierta porción de gris muy claro para restarle el exceso de brillantez y obtener un acabado metálico más real. También podría servir una mezcla al 50% de color gris pálido neutro y color plata.
Después se aplica líquido de enmascarar con un pincel fino en zonas irregulares y pequeñas que serán las zonas más expuestas a la abrasión, para lo que se hace imprescindible el estudio de fotografías del modelo a escala real.
Líquido para enmascarar «casero».
Si no disponemos de líquido para enmascarar, podemos utilizar gotas de
cola blanca sin diluir.
Se puede acentuar la aplicación del líquido en casi todo el avión si se escoge un modelo que realmente aparezca muy desgastado.
Ahora, con el color base correspondiente a las superficies superiores, una vez seco el líquido, se procede a pintar la maqueta tal y como se habría hecho normalmente.
Al secarse se retirará el líquido de enmascarar con la punta de un palillo e irán descubriéndose las zonas que dejarán el metal a la vista.
Llegados a este punto se tiene un aspecto que puede resultar atractivo pero irreal, pues ha ocurrido «todo a la vez». Para resolverlo se pueden seguir dos caminos:
- Aclarar ligeramente el color base y tirar con el aerógrafo muy suavemente en zonas concretas para obtener un efecto transparente en el que se insinúe el metal debajo y en otras se vea claramente el color aluminio.
- Con pintura de acuarela, de un tono próximo al color base y con una esponjita pequeña frotar algunos sitios para conseguir el efecto descrito arriba. Este último método tiene la ventaja de poder rectificarse en caso de no quedar satisfecho con el resultado, simplemente lavando el modelo con agua.
Para terminar, sea cual sea el paso seguido, se sellará para siempre el trabajo con ayuda de barniz brillante, que de paso servirá para prepararlo de cara a la aplicación de calcomanías.
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