Después
de la Dominus Iesus
de Joseph Ratzinger |
Síntesis
oficial del documento
Presentación del documento por Ratzinger y otros El documento Dominus Iesus |
Hola Javier:
¿Qué me dices de la Dominus Iesus? ¿Te ha decepcionado? Para aquellos que miramos la parte "positiva" de la vida, esta declaración
puede ser un motivo de alegría y de gozo Hace unos días escribía
así a mi primo Miquel Esquirol, actualmente en a Bolívia
y metido en cursos de teología "a distancia" (Instituto Boliviano
de Teología a Distancia):
La declaración es como la encarnación y condensación
de todos los miedos de los guardianes de la ortodoxia. "Los
miedos de las derechas A mi, esta declaración me ha recordado aquellos "avisos" de nuestros superiores en los ya lejanos años de formación: cuando de una manera solemne e impositiva nos querían recordar la obligación del rosario, era la señal para todos aquellos que todavía lo rezábamos de que ya lo podíamos ir dejando correr. Respeto de tu cuadernillo (Los ciegos y el elefante) Ratzinger y yo estamos de acuerdo: "Javier, estás en un error, si piensas que retirando una carta del piso de abajo, el castillo se seguirá aguantando". Si no me equivoco la carta que tu pretendías retirar era el "el carácter definitivo y completo de la revelación de Jesús", precisamente la primera carta de la que nos habla Ratzinger. Cuando, a finales de los años 80, empezaba a decir que Jesús era un eslabón dentro de nuestra tradición "cristiana", pero ni el último ni definitivo, lo hice con miedo y me sentí obligado a advertir: "Me parece que me he pasado un poco con la palabra definitiva: quizás es un poco demasiado fuerte". Un par de años más tarde, superados estos miedos y habiendo aceptado que nuestro "castillo de naipes" se derrumbara, volvía a hablar del carácter limitado y condicionado de Jesús de Nazaret. Ya ves que mi acuerdo con Raztinger no va muy allá. El no quiere ni imagirnarse que haya cristianos (algunos de ellos dentro de su propia iglesia católico-romana) que consideren ya caducada culturalmente esta actual ortodoxia creada y formulada totalmente en otro contexto cultural. Estos días, preparando mi viaje a Guatemala he leído alguna cosa de la llamada "teología india". He aquí un fragmento de un e-mail a mi primo:
Días después y a pesar de la Dominus Iesus le explicaba un poco lo que yo quería decir:
Hasta la próxima Miquel
|
Gracias por la visita
Miquel Sunyol
sscu@tinet.fut.es
Escucha.
He descrito el caso de los niños con objeto de hacer más
clara mi exposición. No diré nada de todas las lágrimas
que derrama el resto de la humanidad y que empapan la tierra desde su superficie
hasta el mismo centro. He limitado el tema ex profeso. Soy un pobre insecto
y reconozco humildemente que no puedo comprender por qué el mundo
está dispuesto de este modo. Supongo que debe decirse que los hombres
son culpables; se les dio el paraíso, pero ellos quisieron la libertad
y arrebataron el fuego del cielo, aunque sabían que había
de hacerlos infelices; por lo tanto, no merecen piedad.
Pero, con mi pequeño entendimiento terreno, euclidiano, sólo sé que existe el dolor y que nadie es culpable. ¿Qué consuelo puedo hallar por el simple conocimiento de que nadie es culpable y de que el efecto sigue a la causa? Lo que yo necesito es justicia y, si no la encuentro, estoy perdido. No la justicia en algún remoto lugar y al cabo de un tiempo infinito sino aquí, en la tierra, y ante mis ojos. He creído en la justicia y quiero verla realizada; si muero antes de que se lleve a efecto, que pueda resucitar para verlo, porque, si no puedo presenciarlo, juzgaría que no se habían portado lealmente conmigo. No creo que mis sufrimientos y mis culpas sirvan únicamente para fertilizar el suelo que deberá proporcionar en tiempos futuros paz y armonía para otros seres de los que no sé nada. Quiero ver con mis propios ojos a la gacela durmiendo al lado del león y a la víctima abrazando a su verdugo. Quiero estar presente cuando se haga súbitamente comprensible el porqué de que hayan sucedido tantos males. Todas las religiones del orbe han sido edificadas sobre este deseo y yo soy un creyente. Pero existe el problema de
los niños. No encuentro respuesta para él. Por enésima
vez, repito que hay otros muchos aspectos, pero que escojo este porque
es el que más claramente aparece falto de respuesta. Fíjate
bien. Si todos hemos de sufrir para pagar el precio de la eterna armonía,
¿qué tienen que ver con ello los niños? Alguien que
tuviera afición a las bufonadas podría argumentar que ya
pecarán cuando se vayan haciendo mayores. Pero, no; no se había
hecho mayor, tenía solamente ocho años y fue despedazado
por los perros. ¡No blasfemo Alíoscha!
de la Asociación
Marcel Légaut
|