Los ataques terroristas [del pasado 11 de septiembre] han sido
atrocidades enormes. Comparándolos, quizás no alcancen el
nivel de
muchos otros, por ejemplo, el bombardeo de Clinton sobre Sudán
sin pretexto consistente, destruyendo la mitad de sus recursos
farmacéuticos y asesinando a un número indeterminado de personas
(nadie lo sabe, porque EEUU bloqueó una investigación
desarrollada por Naciones Unidas y a nadie le importa el
continuarla), por no hablar de muchos otros casos que vienen sin
dificultad a la cabeza.
Pero que [los ataques contra las ciudades de Washington y Nueva
York] han sido un crimen horrendo no admite duda alguna. Las
víctimas principales -como siempre ocurre- han sido trabajadores:
vigilantes, empleados, bomberos, etcétera. Parece muy apropiado
el
asignar este golpe destructor a los palestinos y otros pueblos pobres
y oprimidos, de igual manera que lo parece el endurecer los
controles de seguridad, con sus múltiples posibles ramificaciones
a la
hora de socavar los derechos civiles y las libertades internas [en
EEUU].
Los hechos revelan, dramáticamente, la simplicidad del proyecto
del
"Defensa estratégica antimisiles". Como obviamente se ha visto en
todo este tiempo -y como han apuntado analistas en estrategia-, si
alguien desea causar un daño enorme en EEUU, incluyendo [el
ataque con] armas de destrucción masiva, parece altamente
improbable que se lanzara un ataque con misiles, habida cuenta que
está garantizada su inmediata neutralización: hay innumerables
medios más sencillos, que son, en principio, ineludibles. Pero los
hechos de hoy serán, muy seguramente, explotados para incrementar
la presión a la hora de desarrollar estos sistemas [antimisiles]
y
ponerlas en marcha. El término "defensa" es una débil cobertura
para
los planes de militarización del espacio y, con las adecuadas
relaciones públicas, incluso los argumentos más insustanciales
ganarán el suficiente peso entre un público atemorizado.
Resumiendo, este crimen es todo un regalo para la derecha más
rancia, aquélla que espera emplear la fuerza para controlar sus
dominios; y ello incluso más allá del habitual estilo norteamericano
y
lo que provocará -posiblemente más ataques como éste,
si no
peores. Las previsiones futuras son incluso más ominosas que las
previas a estas últimas atrocidades.
A la hora de reaccionar, tenemos una oportunidad: podemos
expresar un horror justificado o podemos intentar entender qué les
ha llevado a [ello a cometer] sus crímenes, lo que nos obliga a
ponernos en el lugar de los que han tomado tal decisión. Si elegimos
esto último, lo más que podemos hacer, creo, es hacer caso
a
Robert Fisk [1], cuyo conocimiento y visión de la región
[de Oriente
Medio] es indudable tras tantos años de relevante información
[sobre ella]. Describiendo la "maldad y aterradora crueldad de un
pueblo aplastado y humillado", escribe que "no es la guerra de la
'democracia' contra el 'terror' lo que se pedirá al mundo que crea
en
los días que vienen: se le pedirá también que crea
en los misiles
norteamericanos lanzados [por los israelíes] sobre las casas de
los
palestinos, en los helicópteros norteamericanos [vendidos a Israel]
lanzando misiles contra una ambulancia libanesa en 1996, en los
proyectiles norteamericanos [lanzados por el Ejército israelí]
impactando en un pueblo [libanés] llamado Qana [2], y en una
guerrilla libanesa -pagada y uniformada por sus aliados israelíes
[3]-
golpeando, violando y asesinando a su paso en los campos de
refugiados [palestinos del sur de Líbano]". Y mucho más.
De nuevo, tenemos una elección: podemos intentar entenderlo, o
negarnos a hacerlo, contribuyendo a la posibilidad de que
encaremos muchas más mentiras.
Notas:
1: Robert Fisk es periodista británico residente en Beirut. [Nota de CSCAweb]
2: Localidad libanesa de la matanza perpetrada por el Ejército israelí
al atacar
éste un centro de refugio de civiles libaneses durante una operación
militar de
represalia en el sur de Líbano en los 90. [Nota de CSCAweb]
3: Referencia al Ejército del Sur de Líbano (ELS), milicia
libanesa mercenaria de
Israel que controlaba la franja por éste ocupada en el sur de Líbano.
[Nota de
CSCAweb]
Manipulación
de imágenes por la CNN (Márcio
A. V. Carvalho)
Un
mundo contra las cuerda (Iosu Perales)
Morir
matando (Carlos Alonso Zaldívar)
La
guerra en palabras(Eduardo Galeano)
El
teatro del Bien y el Mal (Eduardo
Galeano)