Ir a la versión castellana
Necessitaràs l'Acrobat Reader
Si no el tens encara... Per a obtenir el Acrobat Reader 
Només text
Explorador recomanat: Mozilla Firefox Consells de lectura I uns consells del segle XIV... Si és la teva primera visita...
NOMS QUE NO PODEM OBLIDAR

Extractat d'Alfredo Fierro

Anar a Pòrtic
de n'Alfredo Fierro

Com ja he dit altres vegades, la presentació per part meva del text d'un autor no vol dir la meva adhesió, sinó, tot simplement, és una invitació a la seva lectura i reflexió.

He leído en los antiguos escritos de los árabes, padres venerados, que Abdalá el Sarraceno, interrogado acerca de cuál era a sus ojos el espectáculo más maravilloso en esta escena del mundo, había respondido que nada veía más espléndido que el hombre. Con esta sentencia coincide aquella otra, bien famosa, de Hermes: 'Gran milagro, oh Asclepio, es el hombre'.

Por mucho respeto que griegos y árabes merecieran a los teólogos y filósofos medievales, ninguno de éstos había escrito nada semejante a ese párrafo inicial del que con entera justicia cabe considerar "manifiesto" del humanismo: la dignidad del hombre (1487), de un joven príncipe renacentista, Pico della Mirandola (1463-1494). Con la enseña de la dignidad y la maravilla humana queda atrás el mundo medieval, también el de los barruntos prehumanistas, y llegan a sazón las semillas modernas y mundanas de Petrarca (1304-1374) y de Bocaccio (1313-1375), entre otros que presagiaban el Renacimiento. Con esa enseña comienza la "modernidad" y, desde luego, la autonomía del pensamiento europeo respecto a Iglesia y Biblia, mientras toma la cultura y el pasado clásicos como principal base del saber.

A la modernidad ideológica cabe fijarle convencionalmente otros inicios en figuras anteriores, como Nicolás de Cusa (1401-1464) o Lorenzo Valla (1406-1457), o retrasarla a fechas posteriores, a 1516, cuando Maquiavelo publica el príncipe, quizá el primer tratado abiertamente postcristiano. De eso se trata también en el Renacimiento: no sólo del regreso a los clásicos, de su recuperación, sino también, según Aby Warburg (1866-1929) (3), de la introducción de elementos ideológicos y culturales paganos que ponen fin al monopolio de la teología en la definición de la realidad. Cualquiera que sea la acotación temporal, el Renacimiento significa pérdida de peso y de valor del cristianismo, pérdida, por otra parte, enmascarada y amortiguada por la vitalidad de reformadores e innovadores religiosos, de espirituales y de místicos, que florecen en ese mismo tiempo.

Con el humanismo de Pico y otras personalidades del momento, como Marsilio Ficino (1433-1499), se amplían las fuentes de inspiración del pensamiento: en adelante no ya sólo bíblicas, sino también, y con relevancia no menor, extrabíblicas. De momento no desaparecen aquéllas, solamente se altera el uso y proporción de unas y otras. Lo que renace en el Renacimiento -no en mímesis, sino bajo un modo creador, renovador- es la cultura europea precristiana, aquella que tuvo sus focos, primero en Grecia, en el helenismo -de Atenas a Alejandría-, y luego en Roma, heredera cultural suya. Se habla de Renacimiento; pero en verdad es nacimiento de una Europa potencialmente poscristiana en la circunstancia y con propósito de recuperar la sabiduría clásica. La recuperación de voces de la antigüedad grecorromana sirve para tomar distancia frente al legado cristiano y, con claridad aún mayor, frente a la doctrina de la Iglesia.

Cuando apoyado en cita griega y árabe exclama Pico "cuán gran milagro y maravilla es el hombre", lo maravilloso o milagroso yace no en lo sobrenatural, en la gracia divina aportada por Cristo, sino en la naturaleza humana misma. Por otro lado, todavía lo piensa en términos de creación por Dios. Tras esa exclamación, imagina Pico al Hacedor hablando con Adán de esta manera:

No te he dado ni un lugar determinado, ni un aspecto propio, ni una prerrogativa peculiar; y ello con el fin de que poseas el lugar, el aspecto y la prerrogativa que conscientemente elijas y que de acuerdo con tu intención obtengas y conserves. La naturaleza definida de los demás seres está constreñida por las precisas leyes por mí prescritas. Tú, en cambio, no constreñido por estrechez alguna, te la determinarás según el arbitrio a cuyo poder te he consignado. No te he hecho ni celeste ni terreno, ni mortal ni inmortal, con el fin de que tú, como árbitro y soberano artífice de ti mismo, te plasmaras en la forma y en la obra que prefirieras. Podrás degenerar en los seres inferiores que son las bestias y podrás regenerarte, según tu ánimo, en las realidades superiores que son divinas (2).

Viene luego Pico a enfatizar las capacidades proteicas y de metamorfosis del ser humano: "¿Quién no admirará a este camaleón que somos?". Y cierra la sección inicial de su discurso con una sentencia osada, la de que "hemos nacido en la condición de ser lo que queramos", tesis y audacia que precede en cinco siglos a la más entusiasta filosofía existencialista, la de Jean-Paul Sartre, sobre la libertad.

Todo ello, de otra parte, queda expresado por Pico en un lenguaje piadoso, aunque no cristiano sólo, y desde luego, no teológico, sino ecuménico, a través de referencias cristianas y extracristianas en pie de igualdad.

Ha podido decirse que dentro del hombre medieval se alojaba ya el renacentista, porque no sólo desde Petrarca, sino desde Dante (1265 - 1321) se bosqueja y anuncia el Renacimiento. la divina comedia recorre círculos de infierno y purgatorio de la mano de Virgilio. Es verdad que a éste y a otros no cristianos les está vedado entrar en el paraíso. Pero, mientras que Dante ha colocado en el infierno por igual a cristianos y a paganos, en su purgatorio, en cambio, toda la sabiduría y la virtud extracristianas quedan rescatadas. La divina comedia es todavía teológica y medieval, porque Dante no se atreve a colocar a Virgilio y a otros no bautizados en el paraíso, en compañía de los santos. Pero todo se andará, y esa va a ser la gran mudanza. Un par de siglos después los humanistas osarán hacerlo: colocarles en igual pedestal de autoridad. Lo mismo harán pintores renacentistas, al recrear escenas de la mitología griega con frecuencia igual que escenas bíblicas.

En cuanto a fuentes inspiradoras, el ideario surgido a finales del siglo XV no sólo incrementa la valoración de los antiguos. Al propio tiempo rehúsa otorgar incondicional preeminencia a la tradición cristiana. Pone sobre el mismo plano a santos doctores y a sabios paganos, a la Biblia y a la biblioteca extracristiana. Eso se halla ya en Pico, que en el mismo pasaje recién citado alude luego tanto a la "locura socrática", al "divino furor" que late en el fedro, como, en otra línea, a Zoroastro. Esta afluencia de aguas de distinta procedencia trae, pues, un caudal de sincretismo, una posibilidad cristiana entre otras, semejante a la que en el siglo IV desearon algunos no eclesiásticos: con seguridad, el emperador Juliano, tal vez el propio Constantino.

El mejor nombre para el correspondiente saber así resultante es seguramente el de "philosophia Christi", filosofía de Cristo, preconizada por Erasmo (1466 - 1536): no ya teología, sino un género de discurso que subraya la etimología de la voz "filosofía": amor al conocimiento, a la sabiduría. Pero en esa síntesis no termina la historia. La atención a escritos ajenos al cristianismo se hace cada vez más exclusiva y acaba por llevar a una posición del todo opuesta a la medieval. Se produce un vuelco en las "auctoritates" invocadas.

En Montaigne (1533-1592), ya avanzado el siglo XVI, no es que las fuentes extracristianas se hallen en paridad con las cristianas; es que éstas se han esfumado. Montaigne no cuenta con Jesús, el gran ausente en sus ensayos; tampoco cuenta apenas con la Biblia. En realidad, cabe decir eso mismo ya de Maquiavelo (1469-1527), el primer humanista apartado del cristianismo, pero humanista, sin ninguna duda, y que necesita ser reivindicado como tal. Sin embargo, y a diferencia de Montaigne, Maquiavelo, en su inmoralismo, va a suscitar muchas reacciones en contra. La secularización "maquiavélica", reputada inmoral, no llegará a afianzarse; y serán otros, como el propio Montaigne y luego Grocio (1583-1645), quienes impulsen una secularización de largo alcance, respectivamente, en lo ético y en lo político.

La literatura se desembaraza pronto del cristianismo. La obra de Rabelais (1494-1553) es decididamente poscristiana. En castellano, la celestina (edición príncipe: 1499 ó 1500), de un Fernando de Rojas, que no era cristiano viejo, constituye la primera obra occidental -si no se acuerda esta prioridad al decamerón - sin Dios ni providencia. Al comienzo de la obra, el amigo Sempronio, al ver a Calixto tan locamente enamorado, le dice: "Tú no eres cristiano". Y el enamorado responde en una profesión de no fe: "¿Yo? Melibeo soy, y a Melibea adoro, y en Melibea creo y a Melibea amo".

En el intervalo de un siglo o poco más (3), en el que transcurre de Pico y Erasmo a Montaigne y Descartes (1596-1650), se trastocan las bases y autoridades del pensamiento. Ahora no rige ya la teología y ni siquiera la Biblia: ésta queda para disputa entre católicos y reformados. Al margen de las teologías confesionales en polémica, filósofos, intelectuales y escritores se quitan de los ojos las legañas teológicas y pasan a atender a otros asuntos: necesitan y buscan apoyos racionales, no bíblicos, para encontrar certeza. El Renacimiento anticipa así el racionalismo, también en la reclamación de paz civil y tolerancia.

Alfredo Fierro
Después de Cristo
Pàg 271-274
Editorial Trotta

Postil·la 1

En carta (febrer del 2019) al "jesuïta agnòstic li deia:

Me n'alegro que no siguis (com alguns dels meus amics) dels que ara descobreixen "nous paradigmes", sinó dels que ens considerem com anelles d'una cadena, d'un procés (imparable, encara que no s'hagi volgut reconèixer), en què noms com Spinoza (Deus sive natura) o Hugo Grotio (Etsi Deus non daretur) alguna participació han tingut.

Ja pots suposar que a Grotio el conec gràcies a Dietrich Bonhoeffer, el qual, des de la presó de Tegel, el 16 de juliol de 1944 escriu al seu amic i confident:

En l'aspecte històric, es tracta d'una gran evolució que mena vers l'autonomia del món. En teologia, és primerament Herbert de Cherburg (1583 - 1648) qui sosté la suficiència de la raó per al coneixement religiós. En el domini de la moral, Montaigne (1533 - 1592) i Bodin (1530 - 1596), que en lloc dels manaments donen regles de vida. En política, Maquiavel (1469 - 1527), que deslliga la política de la moral general, i funda la doctrina de la raó d'estat. Més tard, molt distint a Maquiavel, quant al contingut, però d'acord amb ell, tanmateix, en direcció a l'autonomia de la societat humana, H. Grotius (1583 - 1645), que ha erigit el seu dret natural en dret dels pobles, el qual té validesa etsi deus non daretur, "àdhuc si Déu no existís". La ratlla final filosòfica, per últim: d'una banda, el deisme de Descartes (1596 - 1650): el món és un mecanisme que funciona de per si sol, sense la intervenció de Déu; d'altra banda, el panteisme de Spinoza (1632 - 1677): Déu és la natura. Kant (1724 - 1804) és, en el fons, deista, mentre que Fichte (1762 - 1814) i Hegel (1770 - 1831) són panteistes. En els uns i en els altres, la meta del pensament és l'autonomia dels homes i del món.

Postil·la 2

Un dels meus amics em pregunta

Al cap de pocs dies vaig rebre aquest correu:

¿Soy yo ese?

...alguno de mis amigos de los que ahora descubren "nuevos paradigmas"

Espero me digas.

Saludos

Postil·la 3

La meva resposta

Me parece que no hace falta preguntarlo: estás dentro del círculo de mis amigos y te has manifestado públicamente como apóstol de los "nuevos paradigmas".

Si hubiera afinado más hubiera dicho "como algunos (en plural) de mis amigos", ya que son varios los que están en esta tarea.

En noviembre de 2016 ya traté este tema, bajo el título "¿Qué hemos asimilado del "sincero para con dios"? (http://usuaris.tinet.cat/fqi_sp04/honest_god_sp.htm), artículo que en el índice general llevaba este subtítulo: "Quizás algunos de los que dicen que estamos en una "época de cambio" no lo leyeron en su día". Recomiendo, naturalmente, su lectura.

El participar en una amistad no exige participar en unos mismos planteamientos teológicos o culturales o políticos.

Mi escrito sobre el "jesuita declarado apofático" y el "jesuita agnóstico", a los que se suma el "jesuita de 1976", el cual no sabía nada de "nuevos paradigmas", ha sido bien recibido (con las excepciones de rigor de los que piensan que Jesús dijo todo lo que los evangelios dicen que dijo, pero tú no eres uno de estos).

Por lo tanto, estoy contento.

Gràcies per la visita
Miquel Sunyol

sscu@tinet.cat
31 març 2022
Per dir la teva Pàgina principal de la web

Altres "fragmentos" d'Alfredo Fierro

Altres temes

Temes teològics          Temes bíblics        Temes eclesials          Coses de jesuïtes
Catequesi nadalenca (2000)      Catequesi eucarística (2006)    Catequesi sobre el Parenostre (2012)       Catequesi sobre l'error del Déu encarnat (2014-2016)
Fragments de n'Alfredo Fierro       Resumint pàgines de Georges Morel    Els amics de Jesús ¿pobres o rics? (2014)      Sants i santes segons Miquel Sunyol
In memoriam     Spong, el bisbe episcopalià (2000)     Teología Indígena (2001)      Fernando Hoyos (2000-2016)     Amb el pretext d'una enquesta (1998)

(1) De este mecenas e historiador puede verse el renacimiento del paganismo: aportaciones a la historia cultural del renacimiento europeo Alianza, Madrid, 2005.
(2) Marguerite Yourcenar ha tomado esos párrafos para el comienzo de l'oeuvre au noir
(3) En el siglo y medio del Renacimiento, si se toma en la amplitud que le otorga J. Hale, la civilización del renacimiento en europa (1450-1620), Crítica, Barcelona, 1996.