![]() ![]() HISTORIA DE LA TUNA UNIVERSITARIA DE LETRAS DE TARRAGONA
1.
LOS DUROS COMIENZOS. Centrémonos
en la Universidad. Los planes de estudio se modifican con asiduidad y muchos alumnos
deciden tomarse la carrera con tranquilidad. Lo que nos ocupa y preocupa son los
estudiantes. Masificación. Todo el mundo tiene la posibilidad de acceder a la
Universidad, desde un FP, bachillerato o incluso realizando un examen para mayores de 25
años. Crece el número de mujeres que a la vez estudian, trabajan o cuidan de la familia.
Evolución. Olivier Giménez, Aceituno, es el mayor y el más granuja. Se convertirá en el pandereta del grupo. Albert Martí, Talgo, es el giutarra. Es el serio del grupo y no le gusta destacar. En segunda fila a lo George Harrison, con su pitillo y su hermetismo marca el ritmo y canta con voz de bajo. Joan Palomo, Puntilla, toca el acordeón. Locuaz y directo tiene el don de decir siempre la última palabra en todo. Se le respeta porque con sus comentarios no pretende herir sensibilidades. Como acordeonista no vale mucho pero lo suple con su voz aterciopelada. Ejercerá de solista y compartirá el liderato del grupo junto con Coke. Roberto González es el más jóven. Toca la bandurria y se mueve con un desparpajo sorprendente pese a su corta edad. Cabeza visible durante muchos años será quien contacte con las tunas de Barcelona. Ejerce de relaciones públicas de la banda, presenta y canta con voz de barítono. Con todo, las actuaciones del cuarteto se reducen, como en muchas otras tunas, a bodas, bautizos y comuniones. Como estudian Filosofía y Letras deciden llevar becas turquesas. Empiezan a moverse y se dan a conocer por toda la provincia. Es la época de la locura. Pero ellos quieren más. Contactarán principalmente con las tunas de Derecho y de Económicas de la Universidad Autónoma de Barcelona, quienes les indican lo que deben hacer para crear una tuna, para que se les reconozca como tal. Los años 1993 y 1994 son los de la consolidación del cuarteto. Ayudados por algunos tunos de otras tunas recorren la geografía tarraconense ganándose un hueco en el corazón de sus ciudadanos. Parten del respeto y la gente lo valora. Deciden ser apadrinados por la Tuna de Económicas, quienes les instruirán y ayudarán de ahora en adelante. 1994 es un año clave dentro de la historia de nuestra tuna porque es la fecha en la que tiene lugar el primer pasaclases de la U.R.V. Alrededor de veinte tunos recorren las facultades en busca de nuevos adeptos. Era algo que no se había visto nunca en la ciudad y es tal vez por ello que lo que se consiguió entonces no haya podido igualarse todavía. El éxito fue rotundo ya que fueron cerca de una treintena los interesados en pertenecer al ministerio. Entre unas cosas y otras acaban quedando unos veinte, buen número si tenemos en cuenta la poca tradición trovadoresca de la zona. Supongo que por aquellas fechas los cuatro fundadores debían estar algo abrumados. Tiene que enseñar a veinte recién entrados en la universidad cómo se toca una guitarra, qué es un laúd, qué es un pardillo, y lo que es más importante, cómo se pierde la vergûenza y cómo hay que comportarse en según que circunstancias. La tuna padrina siempre está allí para echar una mano cuando convenga. Los pardillos empiezan su aprendizaje. Lo
que hoy parece una utopía, ayer fue una realidad: ¡un ensayo por semana!. Por aquel
entonces no notábamos la mejoría, pero con el tiempo las cosas se ven de otra manera. Los jueves, viernes o sábados por la noche sólo había un lugar donde poder trasnochar hasta altas horas de la madrugada. Era la discoteca Tótem. Parece ser que ocho años después vuelve a ponerse de moda. Total que aquella noche acabamos toda la tropa, incluídos los fundidores por supuesto, en Tótem haciendo el kpullo. Quien más quien menos ya iba doblado. Éstabamos obligados a quedarnos hasta el final. Recuerdo perfectamente que cuando cerraron la discoteca nos dirigimos todos a la Plaza Imperial Tarraco. Fatigados, exhaustos y algo alcoholizados, empezamos a flexionar por orden de los fundadores. El escaqueo y la risa era generalizada. A continuación se nos obligó a correr Rambla arriba hasta el Balcón del Mediterráneo. Fue allí donde se nos bautizó por primera vez como miembros oficiales de la cofradía, en la pequeña fuente que hay delante de la casa de la Olga Xirinacs. De haberse asomado a la ventana en aquellos momentos hubiese muerto del susto. Culos. Pitos también, claro. De este modo fue como finalizó aquella primera salida, llena de emociones, risas y culos. El
primer volo oficial como Tuna de Tarragona se produjo en motivo de las fiestas de Santa
Águeda en Hospitalet de l'Infant. Creo recordar que tocamos dentro del pabellón
deportivo, donde se había habilitado una larga mesa para la ocasión. Comida, bebida y
mujeronas desfasadas. Santa Águeda, para el que no lo sepa, es la fiesta en la que los
maridos se quedan en casa y las mujeres gobiernan el cabildo. Para bien o para mal,
aquello sólo se produce un día al año. Es entonces cuando las mujeres del pueblo dejan
a los maridos en casa y lo festejan poniéndose cerdas de vino barato, potaje y pastas de
la comarca. Lógicamente la tuna encaja. Acosados pero felices, quedamos satisfechos de
ésta nuestra primera salida fuera de la capital. Ese
mismo año se producirá el famoso Cisma de la Tarraconense. Seguro que habréis oído
hablar de él. Atended. Eran los años de la tuna farrera, el Salou a muerte, el Tut-Tut y los parches con el Murphy de Económicas, los baños en pelotas, los controles de alcoholemia al Pausini, los parches por zonas, Cambrils en domingo con resaca y los jueves universitarios. Todo suma. Galones. Queríamos más. La fiesta con los años se fue trasladando de Salou al puerto deportivo de Tarragona, y con la fiesta, la tuna. Prácticamente desvinculados, Aceituno y Talgo, aunque éste último en menor medida, pasaron el testigo a la generación del Cobi. Cayeron las primeras becas. A pesar de todo, un problema que con los años se fue acrecentando, nos sobrevenía: no había renovación. En un principio no le dábamos importancia pero ya se sabe que es "renovarte o morir". En este mismo año La Tuna Universitaria de Tarragona fue bautizada aprovechando la celebración de un nuevo pasaclases, en un conocido restaurante de Reus. Fue esta la época en la que recorrimos toda la geografía tarraconense desde La Aldea hasta Vilafranca, desde Gandesa a Batea o La Fatarella, desde Bráfim a Montblanc. No nos importaba viajar a los pueblos y quedarnos con los aldeanos hasta las seis de la mañana. Éramos felices con aquello, aunque muchos empezaban a escaquearse. Kilómetros y más kilómetros. Con los años, todavía se nos recuerda en Bot por la histórica actuación en una de sus fiestas tradicionales. Cuadrilátero, micrófonos, vino a mansalva y Sancho enseñando el culo en las piscinas públicas. De aquel volo me quedo sobre todo con el guiso de conejo con caracoles de la señora Bosch, madre del Pololo. Delicatesen. Otra
aventura fue la que vivimos en un pueblo llamado Valjunquera, del que nunca más supimos
nada. Vladi y Screech encima de sus respectivas sillas con los pantalones bajados durante
toda la velada, mientras las diáfanas jovencitas no salían de su asombro. Garaje de
tractor, barriles y olor a mosto. Aquel viaje lo recordará Pibe especialmente. Se pasó
toda la noche metido en el asiento de atrás del coche del Aceituno sacando las papas.
Temblaba. El siempre ha dicho que fue un corte de digestión. ¿Alguien le cree?. Después
del suceso el amigo Pibe dejó de frecuentar todos aquellos rústicos parajes donde las
pubillas y los gorrinos se mezclaban retozando en lodo día sí, día también. Una gran anécdota que no tuve suerte de presenciar fue aquella en la que al parecer Coque se tiró del coche en marcha. Le daban prontos. Un
pueblo al que acudimos dos años seguidos fue Blancafort, donde se nos pagaba la mitad del
contrato en vino y se nos invitaba a comer. El primer año triunfamos, pero al siguiente
muchos rajaron y no fue lo mismo. Nos estábamos aburguesando. Un
viaje que recuerdo muy bien fue el de Andorra. En pleno verano recibo una llamada de Coque
para que cojiese el tren de tal hora porque teníamos una actuación en Barcelona. Una vez
en el tren, cuando ya no había vuelta atrás, me dice que nos vamos a Andorra. Murphy,
Coque y Screech cantando en medio de la montaña a un excéntrico presentador de la
televisión canadiense. Carpas, césped y buen menú, vive Dios. Tras recojer a la madre
de Víctor en el Punt de Trobada, nos volvimos y aquí no ha pasado nada. Visto y no
visto, pero inolvidable. Cuando
nos juntábamos un mínimo de nueve tíos, podíamos llegar a formar tres comandos de
asalto, uno para la zona del casco antiguo, otro para la zona de la Rambla y las tascas, y
el último para el Serralo. Incalculable debe ser la cantidad de gente que nos veía en
una noche de parche sangrante. Como no lo hacíamos mal del todo, la gente pedía nuestros
números de teléfono y así nos dábamos a conocer. Se respiraba tuna y se veía tuna
haciendo calle. En el casco antiguo frecuéntabamos Can Llesques, Pulvinar, Taula Rodona,
Ca La Menchu, Les Voltes, y muchos más. En la zona media pisábamos El Cantábrico, Pit i
Cuixa, Piscolabis, El Calígula, La Lina, Trastévere, etc... La zona del puerto estaba
reservada a La Onada, La Estación Marítima, El Club Náutico, Xaloc, y más adelante
Casa Manolo. Es curioso ver como la tuna frecuenta los mismos bares durante una temporada
y luego "desaparece". Hubo un tiempo en que no había parche que no acabase en
el Pit i Cuixa comiendo fuet y bebiendo vino de Gratallops, o en el que, tras visitar a
nuestro amigo Evaristo, no tomásemos unos tragos en el Nikon. Había veces en que
finalizábamos la ronda en el Piscolabis. Posteriormente el parche se fue reduciendo a la
zona del casco viejo porque los locales eran más pequeños y nos sentíamos más a gusto.
Además, los dueños de los locales nos obligaban siempre a quedarnos para degustar alguno
de sus jamones o de sus vinos y licores. Luego llegó el tiempo del bar La Moga, con cuyos
asiduos todavía mantenemos relación. Era la época de los Viña Ardanza, los Vega
Sicilia y Juan Fraile. También tivimos la época de La Pedrera, donde nos hinchábamos de
hamburguesas antes de bajar al puerto, o la del Quijote, que tenemos que recuperar. Años
más tarde, Quijote, El Gras y L'Alt Berlin de nuestro amigo Celso, han pasado a ser las
sedes de nuestras reuniones. No debemos olvidar tampoco que en la buena época también
Bonavista, con todas sus tascas, y los restaurantes de calsotadas. Además estaban los
restaurantes de Cambrils donde solíamos ir los domingos. Un domingo sin Pósito, Ramón o
Montserrat no sería lo mismo sin nosotros, sin olvidar el Araxi, La Borda d'en Manel y
qué se yo. Con todo, no había equilibrio. Muchas salidas, vale, pero faltaban viajes y
certámenes. Sería la época de la colonización. Los primeros exploradores se lanzaban a
la conquista de la península. El primer viaje importante de la Tuna fue el que se realizó durante el año 1996, si no recuerdo mal, a Orleáns, con motivo de las fiestas patronales de Juana de Arco. Flagoneta, la Sorbona, París, Anna Dols, no sé que de un extintor, Kirilín y Porno bebiéndose el agua de los floreros. Entre este peregrinaje a tierras francesas y la próxima salida mediarían un par de años más o menos. Demasiado tiempo... Posteriormente enfocamos nuestra mirada hacia el sur, entablando amistad con la Tuna de Medicina de Sevilla, quien nos invitó a visitar la ciudad y cantar con ellos a la Inmaculada. Los primeros en bajar fueron Pololo y Hortera. En la Inmaculada del 96, creo recordar, contactaron con nosotros algunos miembros de la Tuna de Filosofía y Letras de Málaga. Intercambiamos teléfonos. Sólo eso. Al vernos con becas azules se imaginaron que éramos de alguna tuna de letras y nos propusieron, extraoficialmente, entrar a formar parte de su joven circuito. En
el 97 siguieron los viajes por España pero la imposibilidad de participar en certámenes
nos impedía mejorar ciertos aspectos. Era la época de las actuaciones de toda la tuna en
pueblos recónditos de la provincia donde hacíamos sonrojar a las pubillas y a las
marujas. Todo aquello se ha perdido. Éramos una buena tuna sin más. NO lo podíamos
demostrar. Había base. Las bodas de pocos tunos, los parches inacabables que incluso
llegaban a tres días semanales y los ensayos, nos hacían mejorar. Tal vez las mejores
actuaciones o al menos las que más se parecían a un certamen eran las que hacíamos en
el Teatre Fortuny con motivo de la entrega de orlas de Medicina o de Empresariales. Durante
el verano del 1997 se realiza una ruta por el norte de España llegando hasta Santiago de
Compostela y otra por Europa, junto con miembros de Medicina de Sevilla. Del primero
quedan fotos imborrables - que deberían estar en la web - como una en la que Vladi está
soltando la pota u otra en la que le están poniendo una multa a Ricky. Desenfreno y
locura. Los que recorrieron Europa parchearon Suiza, Mónaco, San Marino o Marsella. Durante
1998 las horas de duro ensayo comienzan a dar frutos. La Tuna no se conformará sólo con
pernoctar. Se retomarán las negociaciones con la Tuna de Filosofía y Letras de Málaga.
Finalmente decidimos entrar a formar parte del circuito de Tunas de Filosofía y Letras. III Certamen Nacional de Tunas de Filosofía y Letras, Málaga ' 98. Fue la vez que hemos acudido más gente a un certamen, sin contar el de Las Palmas en 2001, y la vez que más hemos ensayado. El éxito fue rotundo. Conseguimos ganar, en nuestra primera participación, los premios a la Segunda Mejor Tuna, al mejor pandereta, al mejor pasacalles y a la mejor ronda. Todavía no teníamos las suficientes tablas en el escenario como para ganar. Sin embargo, muchos tuvimos la sensación de haber podido conseguir algo más. Nuestra Tuna gozaba por entonces de una extraordinaria salud. Habían entrado dos o tres nuevos, los veteranos se implicaban y no nos faltaban invitaciones a certámenes. Además siempre podíamos contar con la ayuda de la Tuna de Medicina de Sevilla. Era extraña la vez que no se acercaba a colaborar alguno de sus comandos. También contamos con el apoyo de dos entrañables tunos de Lérida, Pajas y Manu, miembros desde entonces de nuestra Tuna. Estábamos en buena forma. Finalizó el concurso y quedamos reemplazados para el año siguiente en Madrid, aunque posteriormente por problemas organizativos el certamen se celebraría en Sevilla. Pero 1998 no había terminado. Se nos invitó, como cuatro años atrás, al VI Certamen de Tunas Ciudad de Barcelona. Nos sacamos la espina. Demostramos a las demás tunas que en Tarragona había una Tuna con mayúsculas. Lástima que no podíamos participar porque la actuación salió perfecta. Obtuvimos una "mención especial del Jurado por su simpatía y desenfado". Chorradas. Aquel día pasamos cuentas con la historia. Volvimos al lugar donde hacía unos años habíamos debutado con más pena que gloria y triunfamos. Para prosperar debíamos mirar hacia el sur. En
este mismo año fue cuando unos cuantos miembros viajaron a Annecy, en Francia, para
actuar en la Semana de Cine Español. Inolvidable. Flagoneta y manta, escenarios
pequeños, L'Aute Saboie, público educado, fístula de Richar y pirulé. II
Certamen Ciudad de Algeciras. Tercer premio y mejores panderetas para Fredo y Arni, que se
marcaron un baile memorable. La ayuda que nos proporcionaron los tunos de la Decana
sevillana fue fundamental para lograr el tercer puesto. Pocos efectivos pero sonido
consistente. Ciencias de la Educación de Granada ganó sin oposición. Un tercer premio
que nos supo bien teniendo en cuenta que íbamos con poca gente. Fue el viaje en
furgoneta, el Pajas como casi único guitarra, Albacete, el hotel de cuatro estrellas,
Houdini desapareciendo y los bocatas hechos por la madre del Nuño. Hasta el momento
había sido el certamen mejor organizado al que habíamos asistido. Felicitats. Lamentablemente, al Nacional de Sevilla fuimos como quien dice a cumplir el expediente. El tercer premio, aunque justo, nos supo a poco. Fue una actuación bastante mediocre. Recuerdo un Lágrimas Negras atropellado y un Amalia Rosa algo confuso. Alfredo renovó el premio a la pandereta. Fue un viaje entrañable a pesar del semifracaso. Dos actos solemnes tuvieron lugar aprovechando nuestra presencia en Sevilla: el apadrinamiento de la Tuna Universitaria Pablo de Olavide y el hermanamiento con la Tuna de Medicina de Sevilla. Para ser más exacto, oficiamos como Tuna Testigo en la fundación de la Tuna Pablo de Olavide. Fue bastante duro oficiar la ceremonia sin haber dormido. Pero valió la pena. Siempre pasa lo mismo, pagas litera y luego te pasa la noche en el bar. Tontos. Con la resaca en todo lo alto fuimos testigos del acto y nos dispusimos a preparar otro de los acontecimientos del día. Fue un día lleno de emociones. Durante
la cena conjunta que se realizó a tal efecto tuvo lugar el solemne Hermanamiento de la
Tuna de Medicina de Sevilla y la Tuna de Filosofía y Letras de Tarragona. ¡Qué
momentos!. Dos o tres años después del primer contacto nuestra amistad con estos
andaluces quedó sellada de por vida. Para siempre. Después de la cena se bautizó a
Houdini como insolvente y se produjo la tradicional peregrinación al Ñam Ñam. Todavía
me pongo enfermo al recordar Los Vermejales y la madre que los parió. V
Certamen de Tunas de Filosofía y Letras, La Laguna 2000. La gente se anima sola cuando
hay que viajar lejos para participar en un evento así. Tenerife apetece. Vuelven los
ensayos y se juntan algunas de las viejas glorias. La cosa promete. Tal vez fue el retraso
de tres o cuatro horas por avería en el avión o qué sé yo, pero el caso es que hubo
buen feeling y eso quedó demostrado - grabado - en el escenario. Por desgracia la
mayoría no llegó a tiempo de participar en el pasacalles y la ronda, por lo que no
pudimos participar. ¡Porca miseria!. Muchas fueron las dificultades, pero la recompensa
valió la pena. Conseguimos el premio a la Tercera Mejor Tuna, el mejor pandereta y el
mejor solista ( Loco). El botín fue grande. Visto una y otra vez el certamen y una vez
escuchado el compact tengo la certeza de que esta vez fue la que mejor hemos sonando
nunca. Tal vez tuvo algo que ver el ensayo de tres horas o la ilusión de tocar en las
Islas, pero el caso es que aquella fuerza, aquel sonido y aquella potencia no se han
superado. Es posible que mereciésemos más. Fue un concurso de nivelazo. Sin duda todas
las tunas se habían preparado a conciencia para el evento y lo demostraron sobre el
escenario. Además el certamen estaba francamente bien organizado. Tras el éxito
conseguido la Tarraconense afrontaba el futuro con esperanza. Antes
del evento del año, la Tuna de Tarragona participa en septiembre en el Certamen Huerta
del Segura que se celebra anualmente en la localidad de Molina de Segura (Murcia), y
organizado por la Tuna de Letras de Murcia. La cosecha prácticamente es insuperable. Se
consigue ganar el Premio a la Mejor Tuna y a la Tuna más Simpática. No se puede pedir
más. Cuatro o cinco horas de ensayo en mangas de camisa en una sala anexa permiten pulir
errores y unificar posturas. El súmum. Por fin se logró ganar un primer premio a pesar
también de los escasos efectivos que desde Tarragona pudieron asistir. Formidable. Centrémonos en nuestro certamen. La verdad es que todo salió bordado a excepción del tiempo. Llovía a mares. Contra eso no podíamos hacer nada. Hubo una folklórica recepción en el Ayuntamiento, un digno pasacalles y una preciosa ronda. Sin embargo, lo mejor vendría el segundo día, con la actuación de todas las tunas en el Palacio de Congresos. El nivel musical bajó respecto al del año anterior pero participaron más tunas que nunca. El palacio era espectacular y la respuesta del público fue maravillosa. Aquella gente que nos veía por ahí de copas y pegando tiros a las lobas se daban cuenta que debajo de aquel cachondeo había un grupo de estudiantes o ex estudiantes que no lo hacían nada mal sobre un escenario. Incluso los más veteranos alucinaban al escucharnos. Saber estar. Está mal que lo diga un miembro de la Tuna organizadora, pero fue uno de los certámenes mejor montados junto con el de La Laguna, modestia aparte. Pero la vida sigue... II
Certamen Internacional de Las Palmas de Gran Canaria. La apoteosis. El cenit. Conseguimos
el Premio a la Segunda Mejor Tuna, tras nuestros amigos de Letras de Murcia, el mejor
pandereta y la Mejor Ronda. Una semana antes nos habíamos quitado de encima nuestro
certamen y teníamos ganas de hacer algo gordo, de provocar una catástrofe nuclear. Y lo
hicimos, vaya si lo hicimos. La Ronda fue de lo mejorcito que ha hecho la Tuna de
Filosofía y Letras de Tarragona en mucho tiempo. Breve pero intensa. Lo bueno si breve,
dos veces bueno. Supimos hacerlo. El certamen era de dos días y nos tocó actuar casi
nada más llegar, justo después de arrasar en la Ronda. Nos crujió el solista, ¡qué le
vamos a hacer!. La Tuna consiste en llegar a una ciudad y corromperse, destrocarse,
quemar, acabar molido, no dormir. Eso es todo. Eso es lo que hicimos. El mérito de los
premios obtenidos es grande si tenemos en cuenta la fama y el nivel de algunas de las
tunas participantes. Sólo faltó ganar. IV Certamen Luces de Bohemia, Vilanova d'Arousa, 2002. Se consigue por segunda vez el Premio a la Mejor Tuna. Aquello parecía un duelo entre tunas de Portugal y de la península. El nivel no era muy alto pero había muchísimas tunas. Ensayamos una o dos veces antes de actuar y va que chuta. Sonó potente a pesar del deficiente sonido y la horrible acústica del pabellón. Dejamos ir la rabia y los galones encima del escenario. La chirigota nos ayudó. Recuperábamos el crédito. El
último fin de semana de noviembre participamos en el VII Certamen Nacional de Filosofía
y Letras en Madrid. La organización nos sorprendió agradablemente e incluso superó a la
del año anterior. Psicología dio el callo y se mojó, montando en tres meses un certamen
cojonudo. Nuestra actuación fue muy floja y nos quedamos fuera de los tres primeros
premios. Con todo, nos llevamos la Simpatía y la pandereta - para variar -. La entrada de ocho nuevos miembros y las ganas que tienen los veteranos en venir a Cádiz parecen esclarecer nuestro futuro incierto. Seguiremos en la brecha a pesar de las dificultades. Quiero pensar que ésto no es el fin, pero a pesar de todo aquí queda nuestra Historia desde aquel lejano 1993 hasta 2002.
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