Conferencia de
prensa DE Felipe Pérez Roque sobre los resultados de la votación en la
Comisión de Derechos Humanos de Ginebra
DIARIOS DE URGENCIA, 220403
Conferencia de prensa ofrecida por el canciller cubano Felipe Pérez Roque, a la prensa nacional y extranjera, sobre los resultados de la votación en la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra, en el MINREX, el 18 de abril del 2003.
Felipe Pérez.- Buenos días a todos los corresponsales de la prensa acreditada en nuestro país y de la prensa nacional.
Como se ha informado, en el día de ayer la Comisión de Derechos Humanos en Ginebra examinó tres documentos sobre los cuales se produjeron votaciones por parte de los 53 países miembros de la comisión.
El día anterior había comenzado el análisis, bajo el tema 9 de la agenda, de un proyecto de resolución presentado por Perú, Costa Rica y Uruguay, cuyo debate, a partir de las propuestas de enmienda presentadas por Cuba y otra propuesta de enmienda presentada por Costa Rica en el último momento, a lo que se sumaron violaciones flagrantes de procedimientos por parte de la delegación norteamericana, de la de Costa Rica, y, especialmente, debido al desconcierto producido en la delegación norteamericana y en algunos de sus cómplices, a partir de las enmiendas presentadas por Cuba, se creó una situación de confusión, de caos, de desorden en medio del debate, que originó la decisión de posponerlo por 24 horas.
El debate se retomó en el día de ayer y, como ya se ha informado, se produjeron tres votaciones: la primera de ellas, fue una votación sobre la enmienda presentada de Costa Rica, que realmente es una enmienda norteamericana; o sea, es un texto de interés y elaborado por la diplomacia norteamericana, entregado a Costa Rica para que lo presentara.
Ese texto fue rechazado de manera abrumadora por la Comisión de Derechos Humanos por 31 votos en contra, 15 votos a favor y 7 abstenciones.
El texto en cuestión pretendía aprovechar la manipulación y la gran campaña mediática que ha habido sobre los legítimos juicios que en Cuba se han efectuado, para sancionar conductas mercenarias o actos violentos de terrorismo contra embarcaciones, y tratar entonces de provocar una condena a Cuba en la Comisión. Ese fue el objetivo norteamericano.
A partir de ahí se produjo la propuesta de Costa Rica, que contenía un texto condenatorio hacia Cuba, aunque no lo expresaba de manera tan directa; pero decía: “Exhorta al gobierno de Cuba a que garantice el respeto pleno de todos los derechos humanos y libertades fundamentales, en particular, la libertad de expresión, el derecho a un juicio imparcial, y expresando su profunda preocupación por la reciente detención, enjuiciamiento sumario y rigurosa condena de numerosos miembros de la oposición política, insta al gobierno de Cuba a que libere de inmediato a todas esas personas”; es decir, no expresaba condena, pero el texto, obviamente, sugería esa percepción.
La Comisión de Derechos Humanos rechazó ese texto, duplicando el voto de los que estaban en contra al de los que estuvieron a favor: 31 países votaron en contra de incluir ese texto, 15 países votaron a favor, 7 se abstuvieron. Los 15 países que estuvieron de acuerdo en que ese texto fuera incluido, fueron los 10 países del grupo occidental, que incluye a Estados Unidos y varios de la Unión Europea; Costa Rica, el número 11; Corea del Sur, el número 12; Polonia, el número 13; Japón, el número 14, y Croacia, el número 15. Es decir, los 10 países del grupo occidental, Estados Unidos, sus aliados europeos, más Canadá y Australia, 10; más dos países de Europa del este, que antes eran países socialistas, Polonia y Croacia, que formaba parte de Yugoslavia, 12; Costa Rica, 13, y dos aliados cercanos a Estados Unidos, Japón y Corea del Sur. Fueron los 15 países.
El resto, de los 53 países que integran la Comisión de Derechos Humanos: 31 que votaron en contra, más 7 que se abstuvieron, no estuvieron de acuerdo en aprobar ese texto. Se sometió a votación también el texto presentado por Perú, Costa Rica y Uruguay, del que Costa Rica primero dijo que se retiraba para presentar la enmienda, pero cuando la enmienda fue rechazada, entonces, apresuradamente, pidió la palabra otra vez para volver a convertirse en patrocinador, titulado “Situación de los derechos humanos en Cuba”.
Ese texto, que, anticipadamente, en un editorial del periódico Granma, nosotros expresamos que sabíamos que Estados Unidos contaba con una ventaja para imponerlo, a partir de las presiones realizadas y la propia composición de la Comisión, fue aprobado por 24 votos a favor, 20 votos en contra y 9 abstenciones.
Cuba mantuvo su enmienda, presentada el día anterior, sobre exigir el cese del bloqueo norteamericano contra Cuba, sabiendo que un número de países que están contra el bloqueo no la apoyarían; pero, sobre todo, para poner en evidencia la doble moral, la incapacidad de un grupo de los aliados de Estados Unidos que se prestan a la condena de Cuba, pero no tienen el valor de reconocer el bloqueo contra Cuba como una violación de los derechos humanos.
La enmienda de Cuba sobre el bloqueo, como se ha dicho, fue aprobada por 17 países, 26 estuvieron en contra y 10 se abstuvieron. Cumplió nuestro objetivo de demostrar la hipocresía de algunos de los que se prestan a condenar a Cuba, pero no tienen el valor de votar, allí en Ginebra, proclamando el bloqueo como una violación de los derechos humanos de los cubanos.
Ahora, ¿qué conclusiones queremos expresar sobre estos acontecimientos? En primer lugar, Cuba considera que fracasó estrepitosamente el intento del gobierno de Estados Unidos de lograr una condena contra Cuba en la Comisión de Derechos Humanos en Ginebra.
En segundo lugar, Cuba considera que el rechazo incuestionable, ampliamente mayoritario, a la propuesta norteamericana que presentó Costa Rica, pero que es esencialmente el interés y la aspiración proclamada por Estados Unidos –como después veremos-, el rechazo abrumador que recibió esta propuesta es una clara señal de reconocimiento de la Comisión de Derechos Humanos y de la comunidad internacional, excepto un pequeño número de países, al derecho de Cuba a aplicar sus leyes; un reconocimiento a la pertinencia y la legalidad de las medidas adoptadas por Cuba en defensa de su soberanía, castigando, según nuestras leyes y con todas las garantías, a un grupo de personas que actuaban al servicio y con el financiamiento de una potencia extranjera que agrede al país, como las sanciones dolorosas pero inevitables contra los secuestradores, mediante métodos violentos, con peligro para la vida de ciudadanos cubanos y extranjeros, incluidos mujeres y niños, de una embarcación cubana, en un delito tipificado por los instrumentos internacionales como delito de terrorismo. Así que consideramos que el rechazo abrumador -y realmente sorpresivo para la delegación norteamericana, por 31 votos en contra y 15 a favor-, es una sonada victoria de Cuba, una señal de reconocimiento de la comunidad internacional al derecho y las razones que nos asisten, y expreso nuestra profunda satisfacción por este hecho.
En tercer lugar, me parece apropiado subrayar que el texto fue finalmente aprobado como Resolución por un escaso margen, en medio de la actual coyuntura internacional en que Estados Unidos aterroriza al mundo con una política imperial, con amenazas abiertas, terminada la guerra en Iraq prácticamente, precisamente en esta coyuntura y pese a las presiones desatadas al más alto nivel y sin el menor escrúpulo contra los países miembros de la Comisión; pese a todo eso, el texto aprobado como Resolución final, que fue la propuesta original que a nombre de Estados Unidos presentaron allí Perú, Costa Rica y Uruguay, no es una condena contra Cuba.
Por lo tanto, rechazo la idea de que la Comisión de Derechos Humanos haya condenado a Cuba. Estados Unidos no pudo lograr su objetivo, el párrafo que intentaba la condena explícita fue abrumadoramente derrotado y el texto final aprobado -como veremos después- no puede, en caso alguno, ser entendido como una condena, pues ello no fue posible.
Estados Unidos no puede lograr la condena de Cuba. Las razones de Cuba, la justicia que asiste al derecho de Cuba y el apoyo de la comunidad internacional impiden que Estados Unidos y sus cómplices puedan otra vez lograr la condena de Cuba.
En cuarto lugar, queremos decir que ello no quita, sin embargo, el hecho de que rechacemos también la Resolución finalmente adoptada. La rechazamos porque, aunque no es un texto condenatorio, es un texto que no tiene justificación. No existe la más mínima justificación para siquiera examinar la situación de Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra. La propuesta llevada allí contra Cuba, que es lo más que el gobierno de Estados Unidos puede obtener en las circunstancias actuales, no tiene justificación, no tiene asidero legal, es solo lograda en medio de un despliegue norteamericano a lo largo y ancho del mundo para tratar de obtener los votos que permitan la condena de Cuba, con el apoyo de un número de aliados, y en ningún caso significa una condena contra nuestro país.
De todas maneras rechazamos ese ejercicio, cuestionamos la pertinencia de esa Resolución. Rechazamos el hecho de que tres países latinoamericanos, Perú, Uruguay y Costa Rica, se presten a esa maniobra, sabiendo bien que no tiene absolutamente ninguna justificación. Es un texto norteamericano, que responde al interés norteamericano. Rechazo la idea de que es un texto dirigido a establecer la colaboración con Cuba, como han tratado de explicar sus patrocinadores latinoamericanos. Y las declaraciones del Departamento de Estado, que después recordaré, son la prueba real de quiénes son los verdaderos autores y cómo reconocen su derrota.
En quinto lugar, quiero dejar sentado que el empleo de métodos de chantaje, de presiones por parte de altos personeros del gobierno norteamericano, de congresistas de origen cubano que obedecen a los intereses de la mafia terrorista en Miami, incluso utilizando a los organismos financieros internacionales, llegó este año a un punto sin precedentes. Las brutales presiones, las torceduras de brazo, las amenazas desembozadas contra países del Tercer Mundo, tal como se alertaba en el editorial del periódico Granma publicado en el día de ayer, fueron los métodos empleados por la diplomacia norteamericana para lograr la pírrica ventaja de apenas cuatro votos en un texto que prácticamente no dice nada.
En sexto lugar, me interesa subrayar que, desafortunadamente, otra vez la Unión Europea, un gigante económico, cultural y social, dio, sin embargo, muestras otra vez de pequeñez política, de ausencia de pensamiento estratégico, de falta de vocación por jugar un papel en el mundo, y dio pruebas también de patrones de doble moral en su conducta. Mientras estuvo lista para apoyar la enmienda norteamericana que intentaba condenar a Cuba por supuestas violaciones en los recientes juicios celebrados en Cuba con toda legitimidad y garantías, por otro lado, los países occidentales, la Unión Europea, Canadá y Australia, votaron en contra de proclamar el bloqueo como una violación de los derechos humanos de los cubanos, cuando todo el mundo sabe que es la principal violación de los derechos de todo un pueblo.
Ello nos permitió corroborar otra vez que en las condiciones de hoy y, sobre todo, después de los acontecimientos de la guerra en Iraq, la Unión Europea, desafortunadamente, no tiene capacidad para formular una política propia e independiente hacia Cuba. De todas maneras, Cuba seguirá abierta a las relaciones con la Unión Europea y espera que un día una Unión Europea más madura, más clara de sus objetivos y de sus responsabilidades en el mundo pueda borrar esta página bochornosa de sus relaciones con Cuba.
Ahora bien, por aquí tengo las declaraciones realizadas por el señor King Holmes, que es el secretario de Estado asistente para Asuntos Internacionales en el Departamento de Estado, uno de los principales responsables de la diplomacia norteamericana. El señor King Holmes, cuyo apellido se escribe igual que el de Sherlock Holmes, declaró ayer -y esto está publicado en el boletín que publica la Misión norteamericana en Ginebra-: “Los Estados Unidos apoyan fuertemente la resolución introducida por tres países latinoamericanos ante la Comisión de Derechos Humanos, que condena las violaciones de los derechos humanos en Cuba” -refiriéndose a la propuesta de Perú, Costa Rica y Uruguay-; por tanto, espero que los representantes de los gobiernos de estos países no insistan en la tesis de que a ellos los animó la voluntad de cooperar con Cuba y que este no era un texto cuya intención fuera condenar a Cuba. Aunque el resultado final es que no hubo condena contra Cuba, ello no obedece a las intenciones de sus patrocinadores, sino a la batalla de Cuba y al apoyo con que cuenta en la comunidad internacional. Las intenciones de Estados Unidos, el patrocinador principal, dejan claro que no había duda de qué era lo que Estados Unidos estaba buscando; pero, además, el día antes, el Secretario de Estado, señor Colin Powell, había expresado “su esperanza de que la Comisión de Derechos Humanos aprobara una declaración que condenara la situación de los derechos humanos en Cuba.”
En una entrevista a la televisión de la agencia AP, Powell dijo que “había conversado telefónicamente con los ministros de Relaciones Exteriores de los países que integran la Comisión, textual:
“Para dejarles en claro la importancia que tiene el voto de condena contra Cuba.” ¿Se puede imaginar alguien el contenido de esas conversaciones? ¿Se puede pensar en un tono respetuoso, en una apelación argumentada, o se puede pensar –como ocurrió- en todo tipo de presiones, amenazas, realizadas por los embajadores norteamericanos en todos estos países y por otros miembros del gobierno de Estados Unidos al más alto nivel?
Ahora bien, ¿qué ocurrió con las esperanzas del señor Powell? Debo expresar nuestras condolencias, realmente, al Secretario de Estado, por el hecho de que sus esperanzas se vieron frustradas. Quizás para la próxima vez obtenga el objetivo; de todas maneras, Cuba está preparada para lidiar contra este ejercicio en el futuro, aun cuando ya los miembros del actual gobierno norteamericano estén jubilados.
Por aquí tengo, entonces, otro despacho, en este caso de la Agencia Francesa de Prensa, que revela muy bien lo que pasó allí en Ginebra, después de la primera sesión y las enmiendas presentadas por Cuba que cayeron, como ya se dijo en nuestro periódico, “como una bomba” en la Comisión.
Dice este despacho: “Washington dejó de lado el miércoles la búsqueda de una condena explícita contra Cuba en la comisión que votará sobre el tema mañana” -ya se había pospuesto-, “e indicó que a falta de consenso se conforma” -¡se conforma!- “con la resolución inicial que había sido presentada por Perú, Costa Rica y Uruguay.
“En lugar de reclamar una posición más dura que condene explícitamente la represión de los disidentes, con pocas posibilidades de ser aceptada, funcionarios estadounidenses defendieron, en una audiencia legislativa, el proyecto de Resolución original presentado.”
Me pregunto ahora, ¿cómo es que si este texto es peruano, costarricense y uruguayo, donde se está discutiendo lo que se hace es en Estados Unidos? Pienso que los cancilleres de estos países deberían explicar por qué no fue el Congreso peruano, o el uruguayo o el costarricense el que andaba decidiendo, la noche antes, si se hacía una u otra variante.
El señor King Holmes, que fue convocado allí para ver si encontraba la solución del asunto, “del enigma”, dijo estas palabras: “Hemos trabajado duro para reforzarla” -la resolución-, “pero hay una fuerte resistencia a cambiar la redacción.
“Si bien la resolución puede no tener el lenguaje que esperábamos lograr, es de todos modos una bofetada contra Cuba
(...). Esperamos que la comunidad internacional condene, una vez más, la situación de los derechos humanos en Cuba.”
Porque Estados Unidos interpreta ese texto -que el Canciller peruano anoche dijo que no era un texto condenatorio, sino que buscaba la cooperación con Cuba para evitar las condenas- como una condena que justifica mantener el bloqueo y la política de presiones contra Cuba. Estados Unidos pidió a Perú presentarlo. Dice el señor Holmes: “Es mejor pedir el viaje de la representante del Alto Comisionado, la señora Chanet, a la Isla, que no obtener nada.” Es mejor; del lobo un pelo, dice el funcionario imperial. “Preferimos una resolución y el viaje de la representante personal del Alto Comisionado, a cualquier otra alternativa. Lo importante es enviar un claro mensaje...”
La noche antes dudaban, me los imagino esa noche debatiéndose: “Me quiere, no me quiere,” arrancando pétalos. “Lo hacemos, no lo hacemos, ¿y si lo hacemos y perdemos?”; pero en la mañana, finalmente, la decisión fue presentar la enmienda. Estados Unidos tomó la decisión y Costa Rica, por tanto, mantuvo la enmienda, que fue -como ya vimos- derrotada.
Sin embargo, creo que esto revela muy bien que a Estados Unidos le interesa, sobre todo, que el tema de Cuba se mantenga en Ginebra, para poder retomarlo al año siguiente.
Ahora, ¿cuál ha sido su reacción, después de la votación? Le preguntaron los periodistas, este es un despacho de la agencia NOTIMEX (Lo muestra), le preguntan: “¿Ustedes no consideran que lo que ocurrió allí es una suerte de derrota para ustedes y sus aliados?” Respuesta del señor Richard Boucher, vocero del Departamento de Estado, que es el pobre a quien le toca dar la cara después para explicar el desastre. Dijo él: “No es así, no es así, esto no es una derrota. La resolución dice al mundo que hay una preocupación por la situación de los derechos humanos en Cuba.” Falso, ahora vamos a examinar el texto. Al señor Boucher, pienso, no le dio tiempo a leerse el papel y ha dicho que la resolución expresa, lo que la resolución no expresa.
“Eso es lo que queríamos” -dice-, “y eso es lo que obtuvimos.” Fíjense que aquí quien declara es Estados Unidos, no es ni Perú, ni Costa Rica, ni Uruguay. Los norteamericanos son los que declaran.
Es decir que creo que el gobierno de Estados Unidos en Ginebra, sobre Cuba, “fue por lana y salió trasquilado”. Ha sufrido una derrota vergonzante.
La comunidad internacional ha dado un espaldarazo al derecho de Cuba a celebrar los juicios y condenar a los que fueron hallados culpables por los tribunales. No ha habido una letra, una coma en el texto aprobado que cuestione lo que ha ocurrido en Cuba. Es falso y, por tanto, ha sido rechazado por la comunidad internacional que haya supuesta violación de las leyes cubanas o de las leyes internacionales en las legítimas acciones de defensa aplicadas por Cuba. Y no fue rechazada por un estrecho margen, como el otro texto, “aguado”, sobre Cuba, por apenas cuatro votos. Fue rechazado por 31 a 15, por los miembros de la Comisión.
Ahora, ¿se justifica, de todas maneras, que Perú, Costa Rica y Uruguay hayan hecho este bochornoso servicio a los afanes agresivos de la política del gobierno de Estados Unidos contra Cuba? No se justifica. ¿Se explica? No podría explicarse desde el punto de vista del derecho y de la actuación independiente de los Estados. Sí se pueden encontrar razones, y después me voy a referir a ello.
Ahora bien, ¿qué dice el texto final, aprobado por 24 votos contra 20, que Estados Unidos está presentando como una condena? Tiene tres párrafos, el primero dice que “la Comisión de Derechos Humanos expresa su satisfacción por el nombramiento de la señora Christine Chanet como representante personal del Alto Comisionado”, expresa satisfacción porque hayan nombrado a esta señora como representante para Cuba. Segundo párrafo, “insta” al gobierno de Cuba a que reciba a esta señora y le preste todas las facilidades; y, tercero, “decide seguir examinando esta cuestión el próximo año”. Eso es lo que dice el texto que el señor Boucher ha dicho que es una resolución que expresa preocupación, y que “han obtenido lo que querían”, y una condena, tal como esperaba y proclamaba “su esperanza” el secretario de Estado Powell. Eso es lo que se ha aprobado. En esto han terminado. Tras 14 años, en este ridículo texto ha terminado todo el esfuerzo, toda la presión de la diplomacia norteamericana; esta es la realidad.
Ahora, ello no quiere decir que Cuba acepte siquiera este texto. Cuba cuestiona y rechaza este texto, porque Cuba considera que no se justifica; porque Cuba cree que no hay ninguna razón para incluir el examen del tema de Cuba en la agenda de la Comisión de Derechos Humanos en Ginebra, que es un órgano, como ya sabemos, lastrado en su funcionamiento por las presiones de un grupo de países poderosos, por la actuación realmente selectiva, discriminatoria y politizada que Estados Unidos, en primer lugar, y un grupo de sus aliados, han hecho de este órgano. Por tanto, lo rechazamos; pero además, vamos a expresar lo siguiente:
La institución del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, resultado de la Conferencia de Viena del año 1993, es relativamente reciente; ha habido hasta ahora tres Altos Comisionados y, de hecho, hace solo nueve años que existe un Alto Comisionado de Naciones Unidas para los derechos humanos. Cuba fue el primer país de América Latina que invitó al Alto Comisionado de Derechos Humanos a realizar una visita, en el propio año 1994.
Pero, además, el Alto Comisionado de Derechos Humanos solo ha visitado cuatro países en América Latina: Colombia, Costa Rica, Cuba y Panamá. ¿Por qué hay que pedir a Cuba en una resolución, que otra vez el Alto Comisionado venga a Cuba y convertir eso en el centro de enormes presiones y manipulaciones si, habiendo más de 30 países de América Latina y el Caribe en el hemisferio, ha venido nada más que a cuatro países?
La señora Mary Robinson -predecesora del actual Alto Comisionado, el señor Sergio Vieira de Mello, que empezó en el 2002- esperó, sin obtener durante cinco años, la invitación del gobierno norteamericano, que le dijo tajantemente que en Estados Unidos no había nada de qué ocuparse en materia de derechos humanos, y no la invitó y ella no pudo visitar ese país en visita oficial, invitada por el gobierno de Estados Unidos.
¿Por qué si Estados Unidos no la ha recibido y en América Latina solo lo han hecho cuatro países, incluidos nosotros, hay que convertir en un objetivo el que Cuba reciba al Alto Comisionado por segunda vez, o a un representante del Alto Comisionado? Hay una manipulación en todo esto, y Cuba no se niega a cooperar con el Alto Comisionado, todo lo contrario; ni con los mecanismos no selectivos y no discriminatorios de la Comisión o de la Oficina del Alto Comisionado, todo lo contrario. Cuba lo que no está dispuesta es a aceptar la manipulación de este tema; el empleo sin escrúpulos, incluso, de esta figura de Naciones Unidas, para justificar la campaña contra Cuba, cuyo objetivo final es lograr algún tipo de papel, de resolución en Ginebra, que permita seguir justificando el bloqueo contra Cuba, que es el objetivo de la diplomacia norteamericana; por tanto, por esa razón es que no aceptamos el mandato de esa resolución.
Hay quien nos dice: “¿Pero ustedes por qué no se quitan de arriba este problema y aceptan que venga la representante personal del Alto Comisionado?” No, no podemos hacerlo; le haríamos un flaco favor al resto de los países del Tercer Mundo. Nosotros no solo aquí defendemos el derecho de Cuba, sino defendemos el derecho de todos los países del Tercer Mundo a ser tratados con respeto.
¿Por qué si nosotros invitamos al Alto Comisionado, y ya vino a Cuba, y expresó en su informe un reconocimiento a que no había en Cuba una situación de violación de derechos humanos? ¿Por qué si antes habíamos invitado aquí a una delegación de la Comisión de Derechos Humanos, que viajó a Cuba y publicó un informe que decía que no había en Cuba violaciones masivas, flagrantes y sistemáticas de los derechos humanos, que son de las que se ocupa la Comisión? ¿Por qué si Cuba invitó a un grupo de organizaciones no gubernamentales que vinieron a Cuba encabezadas por la señora Danielle Mitterrand y produjeron un informe, después de visitar todo el país, visitar prisiones, igual que el Alto Comisionado, igual que la otra delegación? ¿por qué nosotros, que hemos dado muestra de colaborar, que respondemos los requerimientos del Alto Comisionado, que somos uno de los países del mundo que somos miembros de más instrumentos internacionales de derechos humanos, muchos más que los propios Estados Unidos que tratan de juzgarnos? ¿Por qué debemos aceptar la imposición por la fuerza de esta resolución? Y por eso es que nos negamos, y por eso es que tampoco aceptamos la resolución aprobada ayer, y por eso reitero aquí que Cuba no va a colaborar con el mandato de esa resolución, que considera espuria, ilegal y por eso es que no colaborará con la Representante Personal ni le permitirá venir a Cuba, lo que en ningún caso significa una posición personal contra la señora Chanet, a quien apreciamos, respetamos, pero a quien, desafortunadamente, han involucrado en un ejercicio con el que Cuba no puede colaborar.
Reitero nuestro respeto por la señora Chanet, nuestra voluntad de colaborar y nuestro respeto con el señor Vieira de Mello, Alto Comisionado, diplomático de origen brasileño; pero Cuba no puede prestarse a esta patraña y no se va a prestar.
Ahora, está claro que solo cuatro países en América Latina lo han recibido. ¿Por qué Estados Unidos no se encarga de que el Alto Comisionado, en primer lugar, los visite a ellos, que no lo han aceptado, y, además a otros países en América Latina?
Perú y Uruguay, que presentan la resolución sobre Cuba, no han sido visitados por el Alto Comisionado. ¿Por qué tienen que andar preocupándose de que visite a Cuba por segunda vez, si este fue el primer lugar donde vino en esta región?
Por eso Cuba rechaza toda la manipulación y la mentira que hay en torno a este tema.
Anoche el Canciller peruano dijo lo que he dicho yo, “que la resolución solo tenía tres párrafos, que era de carácter procesal, que significaba romper las condenas contra Cuba”; pero, ¿por qué existe la resolución? ¿Por qué Perú tiene que presentar una resolución sobre Cuba? Perú no ha presentado allí nunca una resolución sobre Estados Unidos, sobre las violaciones de derechos humanos en Estados Unidos u otro lugar del mundo. ¿Por qué solo sobre Cuba, Perú hace un objetivo de que venga aquí el Alto Comisionado, o Uruguay, o Costa Rica, cuando no ha ido ni siquiera allí mismo a Perú el Alto Comisionado y a Cuba vino ya? Porque está actuando bajo la presión y los intereses del gobierno de Estados Unidos. Esa es la realidad, es dura, pero es la realidad, y la verdad debe ser dicha.
Ahora, ¿tienen los gobiernos latinoamericanos autoridad moral para ocuparse del tema de los derechos humanos en Cuba, para tratar de preocuparse de qué está pasando aquí?
Esto (Lo muestra) es el informe que el Departamento de Estado publicó este año sobre los derechos humanos en todo el mundo, con un detalle: no incluye a Estados Unidos, es decir, es el único país del cual no se ocupa, pero, bueno, es un detalle menor, vamos a decir, al que estamos acostumbrados.
Aquí se habla sobre 180 países o algo así, pero falta un detalle, ¿no?, ocuparse de la propia situación interna. Vamos a ver qué dice este informe norteamericano sobre Perú, cómo ve el gobierno de Estados Unidos la situación en Perú. Voy a leer textualmente fragmentos:
“Hubo acusaciones de asesinatos ilegales y sin motivos por parte de la policía. “La policía peruana torturó, golpeó y abusó de los detenidos. “Fuerzas de seguridad peruanas de prisiones abusaron de los reclusos. “Continuaron las torturas y abusos de reclutas militares. “La impunidad continuó siendo un problema. “Cincuenta y seis por ciento de la población penal sigue en prisión esperando sentencia.”
Algunos fragmentos he leído de las alegaciones.
¿Por qué si esta es la opinión que el Departamento de Estado tiene sobre lo que ocurre en Perú, Estados Unidos no presenta una resolución en Ginebra sobre lo que ocurre en Perú?
El informe no dice nada siquiera parecido sobre Cuba, y el informe le dedica a Cuba unas páginas del Departamento de Estado. No se dice, pero ni una palabra, porque no se puede decir, que en Cuba haya un torturado, un desaparecido, un asesinado, una persona víctima hasta morir de la violencia policial. No lo dice el informe, ahí está publicado; sin embargo, Estados Unidos se empeña, con todos sus recursos y su poderío, en condenar a Cuba y, habiendo publicado esto sobre Perú, no hay, sin embargo, resolución sobre Perú.
Pero, además, nosotros creemos que el gobierno peruano tiene realmente cuestiones de las que ocuparse en Perú, en lugar de andar ocupándose de Cuba.
Según informe del gobierno peruano al Congreso, la mortalidad infantil en Perú es 43 por cada 1 000 nacidos vivos.
En Perú se mueren, antes de cumplir un año, siete veces más niños que en Cuba. ¿No debería concentrarse en esto, en vez de juzgar a Cuba donde se mueren 6 niños de cada 1 000 y no 43, según la dudosa estadística posible en la mayoría de los países de América Latina?
El informe peruano dice que hay 6 millones de peruanos que no tienen acceso a la atención de salud, 6 de los 25 millones. En Cuba tiene acceso el ciento por ciento de la población, pese al bloqueo, la hostilidad y más de 40 años de agresiones. ¿Esto no es un derecho del que debía ocuparse el gobierno peruano, para andar intentando que Cuba reciba a un Alto Comisionado que ellos no han recibido?
Según el informe del gobierno peruano, la mitad de la población peruana vive en la pobreza. Me parece que, por un lado, Estados Unidos actúa con hipocresía y doble moral, cuando intenta condenar a Cuba y presiona y emplea para ello los servicios de Perú, del cual dice acusaciones tan graves de las que Estados Unidos, sin embargo, se hace “el de la vista gorda” y no se ocupa en la Comisión de Derechos Humanos en Ginebra. Ahora, ¿existirían motivaciones bien fundadas en el gobierno uruguayo, por ejemplo? Bueno, según la prensa uruguaya –no yo-, según la prensa uruguaya, “las posiciones que adopte Uruguay sobre Cuba son para el presidente Jorge Batlle elementos de reciprocidad, si el presidente Bush interviene para suavizar la postura del Fondo Monetario Internacional, que retiene fondos y reclama una reprogramación de la deuda externa uruguaya.” Esto fue publicado a fines de enero por toda la prensa uruguaya.
“Según coincidieron fuentes parlamentarias y de la Cancillería uruguaya consultadas” -que son las que dicen esto entrecomillas-, “miembros de la delegación norteamericana que acompañaron a la subsecretaria norteamericana de Estado Paula Dobriansky” -que estaba allí “casualmente”, en una escala “breve” que hizo allí en Montevideo-, “los miembros de su delegación plantearon a funcionarios uruguayos” -textual- ““las necesidades estadounidenses: por un lado, que Uruguay repita este año en Ginebra la actuación cumplida en el año 2002 y plantee una vez más una condena contra Cuba.”
“Las gestiones discretas de algunos de los visitantes encontraron, por el momento, escasa receptividad en la Cancillería.”
Dicen los que hacen el cuento: “Cuando los visitantes estadounidenses explicaron que, por el momento, tanto Argentina como Perú y Chile están reacios a asumir un protagonismo en Ginebra, los funcionarios uruguayos dijeron que “solo si fuera absolutamente imprescindible”, la delegación uruguaya asumiría nuevamente la iniciativa.”
“El tema estuvo presente también” -dice la prensa uruguaya- “en las conversaciones que sostuvo el presidente Batlle con Paula Dobriansky, quien visitó Uruguay el 28 y 29 de enero. También se habló del asunto en las conversaciones que sostuvo el embajador de Estados Unidos en Uruguay, Martin Silverstein, y en varios contactos que sostuvieron además en Washington.
“La decisión uruguaya se adoptó en el contexto de la negociación con el Fondo Monetario Internacional, ya que el tema cubano formó parte de los requerimientos presentados por Estados Unidos para conceder su ayuda a Uruguay.
“El otro objetivo de máximo interés planteado por Washington y que tendrá Uruguay como el operador principal, es lograr que varios países latinoamericanos presenten en conjunto la moción.” Así andaban las cosas a fines de enero.
Como vemos, finalmente, quien asumió el papel principal fue Perú. Justo es reconocer que Uruguay mantuvo un bajo perfil en el tema, de hecho, evidentemente a la situación interna, al hecho de que todo el mundo sabe cómo el año pasado estuvo claramente perceptible para todos que la actuación uruguaya obedecía a estos intereses, y, finalmente, fue Perú el principal presentador, aunque Uruguay y Costa Rica le acompañaron. Para entender las motivaciones del gobierno peruano habría que recordar que, después que el presidente Bush estuvo el año pasado en Lima, se eliminaron los aranceles a los textiles peruanos para acceder al mercado norteamericano, y varios créditos, financiamiento del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, que estaban retenidos para Perú, después de una palabra del presidente Bush expresando su deseo de que rápidamente se resolviera, de manera “autónoma”, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial “decidieron coincidir” con el presidente Bush y liberaron los fondos.
En el caso de Costa Rica, sabemos bien que el centro de su política es el logro de un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos y, obviamente, el favor a Estados Unidos facilita esa aspiración; en adición a lo cual hay que decir que en Costa Rica, el gobierno recibe la presión no solo del gobierno norteamericano, sino de la mafia cubana de Miami que tiene en San José una activa representación.
Después de saber todo esto, ¿Cuba va a darle a este tema mayor importancia que la que tiene, como no sea probar la doble moral, el doble estándar que hay presente en todo esto, los métodos sucios de la diplomacia norteamericana para lograr este objetivo? No, Cuba tiene -no solo pensando en Cuba, sino pensando en el resto de los países del Tercer Mundo y pensando en la credibilidad de la Comisión- que oponerse a todo esto, y por eso se opone, y por eso batalla, y por eso obtiene una victoria resonante como la de ayer al lograr rechazar el texto condenatorio, al lograr desnudar la maniobra y al lograr que, tras 14 años de batalla, Estados Unidos tenga que hacer el ridículo papel de conformarse con un texto que no dice nada y que solo logra el objetivo de mantener el tema de Cuba en la agenda.
Hay personalidades que han llegado a decir que en Cuba se ha aplicado la pena de muerte a disidentes políticos para referirse a delincuentes comunes, con pésimos antecedentes penales, que secuestraron, usando armas, una embarcación, que pusieron en peligro la vida de todos los que viajaban ahí, que amenazaron con asesinarlos, que cometieron actos de terrorismo; se ha dicho que esos son disidentes políticos, está en la prensa publicado y he leído declaraciones.
Ahora, si yo fuera a buscar un argumento, entonces leería esto que está aquí:
“El presidente George Bush tuvo en Texas el récord de ejecuciones de penas de muerte en la historia de los Estados Unidos.”
En el invierno del año pasado dijo textualmente: “Yo apoyo la pena de muerte, creo que es una medida que ayuda a salvar vidas.” Yo no sé por qué si esto es lo que opina el Presidente, hay funcionarios norteamericanos que tienen la hipocresía de hablar por el hecho de que en Cuba se haya aplicado, de manera excepcional y obligados por las circunstancias particulares que vive el país, y con dolor, la pena de muerte. El presidente Bush ha dicho que es una medida “que ayuda a salvar vidas” y que la apoya. Sigo leyendo:
“En los seis años en que estuvo como gobernador de Texas, fueron ejecutadas 152 personas”, las firmó él. Entonces, no sé por qué sobre este tema ningún país presenta en Ginebra una resolución. Los diplomáticos norteamericanos deberían al menos callar por pudor para referirse a lo que ha ocurrido en Cuba, cuando todo el mundo sabe la realidad que allí se vive.
El derecho internacional y la ley cubana prohíben la aplicación de la pena capital a menores de edad.
Leo ahora: “Estados Unidos ha ejecutado a 12 menores de edad desde que se reanudaron en ese país las penas de muerte en 1977”, eran menores de edad cuando cometieron los delitos. “Excepto Estados Unidos, todos los países están de acuerdo en acatar el artículo 3.7 de la Convención sobre los Derechos del Niño, que prohíbe la aplicación de la pena de muerte a menores de 18 años de edad.”
Estados Unidos es el único país en el mundo que no ha querido aceptar ese precepto de la Convención sobre los Derechos del Niño.
“Ochenta y cinco penas de muerte se aplicaron en Estados Unidos en el año 2001 y 71 en el 2002, mientras 3.700 condenados esperan se ejecute su sentencia en los pabellones de la muerte. Ochenta de los que esperan la pena de muerte eran menores de edad cuando cometieron los delitos.”
Entonces, me pregunto, sobre un dato como este: “La población negra en Estados unidos es el 12% del total, sin embargo representan el 42% de los condenados a muerte.”
Está reconocido que en Estados Unidos la pena de muerte se les aplica a los pobres que no pueden pagar abogados, a los negros. Ochocientas personas casi han recibido la pena de muerte en Estados Unidos en los últimos 25 años.
¿Qué cosa estoy citando, un documento del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba? No, estoy citando un informe de Amnistía Internacional. ¿Por qué? ¿Por qué nunca se ha discutido sobre eso en la Comisión de Derechos Humanos en Ginebra? ¿Se puede? ¿Alguien lo propone? ¿Algún país europeo que defiende la eliminación de la pena de muerte en el mundo ha propuesto examinar este tema en Ginebra? No, no lo han propuesto nunca, y que alguien venga y me lo diga a mí aquí; no han propuesto nunca una resolución que llame a Estados Unidos por su nombre.
¿Alguien en América Latina ha propuesto examinar este tema en Ginebra? No, nadie lo ha hecho. ¿Alguien de los que ha pronunciado declaraciones sobre Cuba en los gobiernos europeos, se refiere a este tema así? No, no, no se hace, no se hace, y ellos lo saben bien.
Y oigan esta frase de Bush: “Yo apoyo la pena de muerte, creo que es una medida que ayuda a salvar vidas.” Esa es su opinión, no es la mía, no es la nuestra. Yo no la apoyo, nosotros quisiéramos, y esperamos un día, no tenerla; la pena de muerte no es consustancial a nuestra filosofía de la vida, es para nosotros hoy apenas un recurso excepcional y al que solo acudimos por razones de fuerza mayor, un recurso con el que hemos tenido que defender a un país agredido por más de 40 años de hostilidades y al cual se ha tratado de desestabilizar y se trata hoy de desestabilizar.
Yo no coincido con eso. Y nosotros es verdad que hemos tenido que hacerlo ahora por razones excepcionales para evitar la creación de una situación muy peligrosa en Cuba, una crisis, un incidente migratorio al que aspiran los sectores que en Estados Unidos quieren una guerra con Cuba; para evitar una guerra, para salvar vidas, y hemos tenido que adoptar una dolorosa decisión, que no disfrutamos; todo lo contrario, pero tenemos sobre nuestros hombros la vida de millones de cubanos y de decenas de miles de norteamericanos que perderían sus vidas en una confrontación entre los dos países, es una guerra que duraría cien años. Entonces, nosotros estamos actuando para evitar que el plan destinado a crear una confrontación entre los dos países sea exitoso; hemos sido obligados y puestos en ese callejón sin salida.
Si se cumplieran los acuerdos migratorios; si no existiera la Ley de Ajuste Cubano, que permite a un asesino llegar a Estados Unidos y recibir la condición de residente permanente de modo automático; si no se recibiera en Estados Unidos a los que han secuestrado, cometiendo delitos, embarcaciones y aviones cubanos; si existiera un flujo migratorio “legal, seguro y ordenado”, que fue lo que acordamos, no habría sucesos como los recientes secuestros de aviones y embarcaciones.
¿Por qué Estados Unidos en vez de intentar manipular todo esto y de mentir miserablemente sobre este asunto, no devuelve a Cuba un solo secuestrador? Con uno ya se resuelve.
Cuando Cuba devolvió a Estados Unidos, después de advertirlo repetidamente, a dos secuestradores de un avión, en el año 1980, nunca más se desvió un avión norteamericano hacia Cuba, y resolvió un problema que había sido inventado contra Cuba como parte de las agresiones contra nuestro país. Cuba resolvió ese problema y libró a Estados Unidos de esa plaga; devolvió, después de advertirlo, a dos secuestradores y nunca más ocurrió. ¿Por qué Estados Unidos no hace lo mismo? ¿Qué es sino un estímulo a nuevos delitos de este tipo, el hecho de que la gente vea cómo se llega allí, los ponen en libertad, confiscan los aviones? En Estados Unidos todo el mundo vio en Cuba a Leonel Macías -un asesino que disparó para secuestrar una embarcación y llevarla para Estados Unidos en el verano de 1993, vive libre en Miami- asesinando a un oficial de la Marina de Guerra Revolucionaria.
Si esos potenciales secuestradores de naves o de aviones apreciaran que Estados Unidos no va permitir que lleguen, que los devuelve a Cuba, que elimina la Ley de Ajuste Cubano, que cumple con dar las visas prometidas en el Acuerdo Migratorio que, como ya vimos, han dado 700 visas, transcurridos seis meses.
El otro día dije 500 a los cinco meses; ahora digo 700 a los seis meses, y debían andar ya por 10 000, al menos.
Entonces, ¿por qué nosotros debemos actuar de la manera que hemos hecho? Porque hemos sido obligados. Y responsabilidad de la pena de muerte a estos secuestradores violentos recae por entero sobre la política de desestabilización contra Cuba, sobre el gobierno de Estados Unidos que no cumple sus responsabilidades.
Ahora me queda, finalmente, como botón de muestra, citar otros dos temas. En 1989, la Corte Suprema de Estados Unidos falló que “no era anticonstitucional ejecutar a retrasados mentales”. Estados Unidos aplica la pena de muerte no solo a menores de edad, sino a retrasados mentales, y mayormente a negros y pobres; y a extranjeros, sin permitirles acceso consular a sus embajadas. ¿Por qué esa conducta nunca ha sido examinada en Ginebra? En Cuba no ocurre absolutamente nada de esto: ni menores de edad, ni mujeres, ni retrasados mentales; solo excepcionalmente, y en una circunstancia como la actual.
Y voy a leer lo último, del Informe de Amnistía Internacional, no un invento nuestro: “Calvin Burdine, homosexual declarado, fue condenado a muerte en Texas en un juicio en el que estuvo defendido por un abogado de oficio, que se refería a los homosexuales con términos como “maricas” y “sarasas”, que no se entrevistó con ningún testigo para preparar la defensa, y al que se vio quedarse dormido, repetidas veces, durante el proceso.” Esta fue la defensa con la que contó este acusado. ¿Este tema se ha examinado alguna vez? ¿Alguien ha llevado este tema a la denuncia, alguno de los gobiernos que se han prestado para la condena de Cuba?
“Calvin Burdine continúa recluido en el pabellón de los condenados a muerte, su ejecución se ha suspendido ya dos veces, cuando faltaban solo unas horas para llevarla a cabo.” Y termina diciendo el informe de Amnistía Internacional. “No se sabe cuántos presos han sido ejecutados en Estados Unidos por delitos que no habían cometido.”
Entonces, por favor, pienso que deberíamos clamar por nuestro derecho a ver un comportamiento más ético, y menos hipocresía y menos doble moral en asuntos de naturaleza tan grave y sensible; esa es la opinión de nuestro país. Por tanto, rechazamos la manipulación contra Cuba; rechazamos la sola idea de que el nombre de Cuba sea presentado en la Comisión de Derechos Humanos, nos oponemos a este ejercicio y no vamos a cooperar con él; rechazamos la idea de que un país de América Latina tenga razones propias para preocuparse de Cuba, nadie tiene ni la autoridad moral ni los motivos reales para hacerlo. Denunciamos todo esto como una maniobra norteamericana, a la que no han podido sustraerse algunos países, algunos por complicidad y otros porque no les ha quedado más remedio, en virtud de las presiones ejercidas sobre ellos.
Pero, además, quiero dar un dato adicional. El 19 de marzo se trató, en la Comisión de Derechos Humanos, que se celebrara una sesión especial de la comisión para considerar las consecuencias humanitarias y para los derechos humanos que sufriría la población iraquí a consecuencia de la agresión norteamericana contra Iraq. Se trató de que el asunto se discutiera, ni siquiera que se condenara, o que se adoptara un acuerdo. Solo hablar del tema, discutirlo. Una guerra, bombardeos, población civil afectada y entonces se propone: “Vamos a discutir qué consecuencias puede tener esto, ahora que está empezando esta guerra, desde el punto de vista humanitario, para los derechos humanos, el derecho a la vida.”
Estados Unidos se empeñó -con el apoyo británico, en primer lugar, y de algunos otros-, a fondo para que esto no ocurriera, y al final se salieron con la suya y fue derrotada la propuesta de discutir el tema, ni siquiera de tomar acuerdo sobre él, solo sentarse en una sala y que cada cual dijera su opinión. Eso no pudo ser posible: 18 países votaron a favor, entre ellos Cuba; 25 votaron en contra; 7 abstenciones, y 3 países estuvieron ausentes.
¿Quién votó en contra? Estados Unidos votó en contra, como era de esperar; Costa Rica votó en contra.
Costa Rica que, a la que por un lado le parecía que había que ocuparse de los juicios que ha habido en Cuba, de las penas de muerte y de que viniera aquí alguien de la Comisión, por otro lado Costa Rica consideró que no había por qué dedicar allí en la Comisión una mañana, un día, a discutir lo que pasaría con las miles de madres iraquíes que perderían a sus hijos; los niños que serían mutilados y sus familias muertas. Eso no tenía por qué hacerse.
Perú votó en contra también, como Estados Unidos. Uruguay votó en contra; y votaron en contra todos los países occidentales que ayer, sin embargo, votaron a favor de intentar condenar, en aquel párrafo que fue derrotado, a Cuba. Entonces, ¿es o no una vergüenza esto? ¿Cuba tiene o no razones para objetar esta maniobra espuria y sus oscuras motivaciones? Cuba tiene razones y, como que las tiene, las defiende.
Entendemos que ello causa, realmente, la hostilidad y renueva las ansias de condenar a Cuba; pero Cuba seguirá dando su batalla, a favor no solo de los derechos de Cuba, sino del resto de los países del mundo.
Finalmente, voy a dar esta información:
Resolución aprobada en la Comisión de Derechos Humanos “Sobre la situación en la Palestina ocupada”, los territorios palestinos ocupados. Se presenta allí una resolución sobre las violaciones de los derechos humanos del pueblo palestino por el ejército y el gobierno israelí. Resultado de la votación: 51 países a favor, 1 voto en contra. ¿Quién? Estados Unidos.
Entonces, Estados Unidos, que despliega todos sus recursos, su esfuerzo, en preocuparse por lo que ocurre en Cuba, no tiene recato en votar en solitario contra una resolución que clama por el respeto a los derechos del pueblo palestino.
¿Se puede tener autoridad moral, credibilidad, en un gran país como Estados Unidos, llamado a desempeñar un papel importante en el mundo?
El gobierno de Estados Unidos debería saber que la autoridad y el respeto se ganan por la moralidad de los actos, por la ética del comportamiento, por la fuerza de los argumentos y no por el lenguaje amenazante y el poderío militar, y esto desacredita su política. ¿Por qué no se examina esto? ¿Por qué no se declara? ¡Ah!, porque la gente no se atreve a hablar de esto.
¿Algún gobierno europeo ha dicho estas palabras que yo pronuncio sobre la conducta del gobierno norteamericano de votar en contra de algo tan evidente como los crímenes que a diario se cometen contra el pueblo palestino? No, han hecho silencio.
¿Alguno de los países de América Latina, que se han prestado a las maniobras contra Cuba en estos años, han reclamado públicamente alguna vez? No, no lo han hecho; guardan silencio.
“Resolución sobre el Golán sirio ocupado”, los territorios ocupados en Siria por el gobierno israelí. Aprobada. Un voto en contra. ¿Quién? Estados Unidos.
“Situación de los derechos humanos en los territorios árabes ocupados.” Aprobada. Votan en contra Estados Unidos y dos o tres aliados.
“Sobre los asentamientos israelíes en territorio palestino”, presentada por la Unión Europea. Violación de los derechos humanos del pueblo palestino; remoción por la fuerza de sus casas mediante explosiones, equipos pesados, usando ese territorio para instalar allí comunidades en las que vivirán ciudadanos israelíes en territorio ocupado: 50 votos a favor, 1 voto en contra. ¿Quién? Estados Unidos.
Entonces, Estados Unidos tiene un patrón para juzgar la conducta de Israel, su aliado, y tiene otro patrón para juzgar a Cuba, y, por tanto, nosotros no reconocemos autoridad moral ni credibilidad a las supuestas preocupaciones expresadas por un gobierno que lo primero que debería reconocer es su obligación a levantar el bloqueo contra Cuba, reclamado el año pasado en Naciones Unidas por 173 países que votaron con el voto en contra de Estados Unidos e Israel, y un pequeño país del Pacífico al que Estados Unidos presionó de manera bochornosa y lo obligó también a votar contra Cuba.
“Situación de derechos humanos de los detenidos libaneses en Israel”:
Aprobada. Un voto en contra. ¿Quién? Estados Unidos.
Entonces creo que nos asisten razones para sentir que en el día de ayer Cuba dio una nueva lección a la diplomacia imperial; para celebrar, como una victoria, el hecho de que Estados Unidos no haya podido lograr la condena de Cuba y una señal de respaldo y legitimación a las acciones que nuestro país ha emprendido en los últimos días, en defensa de su soberanía y en previsión de la comisión de actos de terrorismo que contribuirían a desestabilizar la situación y crear una peligrosa crisis entre los dos países.
Es lo que tengo que decir, mientras comento, porque se me ha perdido y no traje aquí el despacho de prensa que habla sobre la reacción en Miami a lo que ocurrió en Ginebra: algunos piden el bloqueo naval contra Cuba; otros proclaman que el gobierno de Estados Unidos debe pasar ya de la condena a la acción concreta, que es la apuesta de los grupos extremistas y violentos en Miami: la creación de las condiciones para que se produzca un conflicto entre ambos países, que nosotros no deseamos, pero que enfrentaríamos, si se produce, como sabemos hacerlo.
Bien, es lo que puedo decirles. Aunque he estado serio, debo decirles que estoy realmente muy satisfecho del resultado ayer, debido a la manera en que hemos derrotado la enmienda que intentaba condenarnos, aunque, por supuesto, no me satisface la aprobación final de un documento que, de todas maneras, no deja de mostrar la debilidad que el ejercicio contra Cuba tiene en el día de hoy.
Moderador.- Para preguntas.
J.M. Martín Medem (Televisión Española).- Buenos días.
Usted ha dicho que el gobierno de Cuba considera que la derrota de la enmienda presentada por el gobierno de Costa Rica es una señal de reconocimiento del derecho de Cuba a aplicar sus leyes en juicios legítimos para sancionar conductas mercenarias y actos de terrorismo.
Respecto al terrorismo, durante más de 40 años la aplicación de la pena de muerte no ha impedido que se cometan esos actos organizados desde territorio de Estados Unidos y amparados en la impunidad que allí gozan los que los organizan. ¿Por qué seguir aplicando la pena de muerte, si no ha servido, parece, de freno para ese tipo de actuaciones?
En cuanto a los considerados mercenarios, me gustaría saber por qué hay detenidos, acusados y condenados, y otras personas, en las mismas circunstancias, en libertad y sin cargos: Osvaldo Payá, Elizardo Sánchez, Vladimiro Roca.
Felipe Pérez.- Sobre la primera pregunta, nosotros -ya dije- vemos en la pena de muerte un recurso extremo, totalmente excepcional, no deseado y que un día, esperemos, no estará en nuestra legislación; no es consustancial a nuestra filosofía de la vida. Pero hemos sido un país agredido, somos un país agredido, somos un país sometido a un plan en marcha para desestabilizarnos, y tenemos que acudir a cuanto recurso esté a nuestro alcance, dentro de nuestras leyes y dentro del respeto a la legalidad internacional, porque debo decir que hay más de 80 países en el mundo que prevén la pena de muerte en su legislación. Sin embargo, Cuba, en señal de que su posición sobre el tema no es doctrinaria, no es que defiende la pena de muerte como parte de su programa, cuando se vota una resolución sobre este tema allí en la Comisión de Derechos Humanos, sobre la eliminación de la pena de muerte, Cuba no vota en contra de esa resolución, se abstiene, para marcar que, aunque ahora la aplica y la prevé para usarla excepcionalmente en su legislación, ello no quiere decir que la defiende como doctrina o como recurso que deba formar parte siempre de nuestra legislación.
Permanece en nuestra legislación con un sentido disuasivo, como un arma de defensa, para evitar males mayores. Si aquí se desata una situación como la del año 1994, una crisis migratoria, que es a lo que están apostando los grupos terroristas de origen cubano en Miami y sectores ultraconservadores en Estados Unidos, y han ocurrido, ya lo dije, siete secuestros en seis meses, y varios intentos más, y hay potencial para más, de gente que no puede emigrar legalmente hacia Estados Unidos y le dejan como única opción el tratar de secuestrar un avión, una nave y sabe que es la manera en que lo van a recibir allí en Estados Unidos. Entonces, si aquí se desata una cascada de estos actos de terrorismo, de secuestro, muertes de personas, desvío de aeronaves, se estarán creando las condiciones para una crisis migratoria, para una situación extraordinariamente compleja en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.
Los grupos de Miami que alientan estos actos, al mismo tiempo, reclaman al Presidente considerar como una agresión contra Estados Unidos una emigración descontrolada desde Cuba hacia allí. Hay un plan muy claro que hemos denunciado aquí, y nosotros, para evitar que eso desemboque en una guerra, entonces estamos tratando de actuar con extraordinaria madurez ante la irresponsabilidad y la complicidad de los que deberían cumplir sus obligaciones, en vez de manipular este tema.
Por esa razón nos hemos visto obligados, puestos en el callejón sin salida de acudir a una medida drástica, con dolor, porque somos seres humanos, porque hemos luchado por la vida, porque hemos arriesgado y perdido nuestra vida luchando por la de otros a miles de kilómetros de distancia, porque hemos ido a combatir contra el apartheid que mataba a los africanos, que violaba los derechos del pueblo africano, y 2 000 cubanos cayeron allí combatiendo en otras tierras contra el colonialismo y el apartheid. Tenemos un sentido de la vida, porque los médicos cubanos hoy salvan vidas en decenas de países, 3 000 de ellos trabajan gratuitamente en 21 países.
Tenemos un sentido de la vida y de la protección de la vida, porque hemos salvado la vida de cientos de miles de cubanos al bajar la mortalidad infantil de más de 60 por 1 000 a 6 en estos años. Entonces, gente que ha luchado de esa manera por la vida de un pueblo y por la de otros, no podría tener una filosofía contraria a la vida.
El día que Cuba no esté bloqueada, el día que Cuba no sea agredida; el día que contra Cuba no exista la Ley Helms-Burton, la Ley Torricelli, la Ley de Ajuste Cubano; el día que contra Cuba cesen las agresiones, los complots, las conspiraciones; el día en que Cuba sea dejada en paz para seguir su propio camino, Cuba no tendrá que acudir a medidas drásticas, que no desea, pero que hoy es un deber de su Dirección adoptar para salvar y proteger la vida de millones de cubanos, cuyo futuro y cuyo derecho a la vida depende de nuestra actuación. Por tanto, nosotros, con dolor, pero sin escondernos para hacerlo, hemos tenido que adoptar decisiones de esa naturaleza.
No hemos acudido al recurso fácil del asesinato extrajudicial, ya que, según el informe de Amnistía Internacional, el año pasado se dieron ejecuciones extrajudiciales en más de 30 países del mundo, varios de nuestra región.
No hemos creado escuadrones de la muerte que limpien al país de delincuentes o de niños de la calle.
No hemos asesinado, pero hemos aplicado con rigor nuestras leyes.
No hemos creado un grupo ilegal de la policía para asesinar a los enemigos.
¿Está claro? No hemos creado un grupo paramilitar, como se creó en algún país, que tú, Medem, conoces muy bien, no hemos hecho eso.
Ah, hemos aplicado la ley. No lo hubiéramos hecho, si no hubiéramos sido puestos en una situación como esta, porque el Consejo de Estado tiene la facultad de impedir que una sentencia de esta naturaleza, ratificada por el Tribunal Supremo, pueda cumplirse; pero hemos sido obligados, como fuimos obligados a aplicar leyes que ya estaban previstas en Cuba, porque las leyes que se aplicaron en virtud de las cuales fueron juzgados mercenarios que actúan al servicio de la potencia que agrede a su pueblo, son leyes que datan de fines de la década del noventa y que no habían sido aplicadas, en un espíritu de tolerancia, porque era nuestra respuesta a la Ley Helms-Burton; pero hemos sido puestos en una situación en que no teníamos opción, y hemos actuado.
Lo que sí puedo decir es que no seremos derrotados sin combatir, no existe para nosotros la palabra rendición o concesiones. Tenemos un sentido muy claro de los derechos que hemos conquistado, porque la primera vez que en este país ha habido derechos civiles y políticos fue al triunfo de la Revolución, que dio al pueblo el gobierno sobre los destinos del país y le permitió recuperar el control de este país. Sabemos que eso les duele a algunos, pero nosotros no estamos dispuestos a renunciar a eso.
Es verdad que ha sido juzgado y condenado por los tribunales un grupo de personas y que otros no lo han sido; pero debo decir claramente que el que se preste a actos de traición contra su patria, debe saber que no goza de impunidad en Cuba, y que a nadie aquí le ha sido concedido el derecho de impunidad, que nuestro pueblo se va a defender con las leyes a su alcance, dentro del respeto a nuestra Constitución y a la legalidad establecida, como un Estado de derecho que somos, y resistirá presiones y seguirá resistiendo el bloqueo.
¿Queremos nosotros un enfrentamiento con Estados Unidos? No. ¿Culpamos a su pueblo? No. ¿Culpamos a la mayoría de los cubanos que viven en Estados Unidos? No. Sabemos que ellos no son los que están clamando por la invasión contra Cuba y el bloqueo naval.
¿Comprendemos a los que en el mundo han expresado preocupaciones y diferencias con nosotros, de manera legítima y honesta?, los comprendemos.
¿Creemos en los que de manera miserable aprovechan este tema para hacer una declaración sobre Cuba? No, no les tenemos respeto, los conocemos bien. Sabemos que aquí hay quien ha hecho declaraciones por confusión, por falta de información, o por una percepción distinta de la nuestra; pero sabemos también que hay mucho oportunismo político, que hay mucho discurso electoral, que hay mucha bajeza. Pero la Revolución Cubana y el pueblo de Cuba están por encima de todo eso, y lo que perdurará será el recuerdo de la hazaña de un pequeño país que ha sabido preservarse independiente, pese a los obstáculos que ha debido enfrentar.
Así que a tu primera pregunta: un recurso de excepción, la aspiración a un efecto disuasorio; sobre la segunda, nadie es impune, el que traiciona a nuestro pueblo, el que se pone al servicio de la potencia que en este momento lo agrede, debe saber que existen leyes para juzgar y penalizar esas conductas.
Serguei Novozhilov (ITAR-TASS).- Señor Ministro, quisiera preguntarle sobre el artículo que apareció recientemente en The New York Times. ¿Cómo podría reaccionar Cuba en caso de que Estados Unidos va a cumplir con la amenaza anunciada en este periódico la víspera?
Felipe Pérez.- Bueno, hoy hay una nota oficial en nuestro periódico. Me imagino que ustedes la han recibido ya y la han leído. Quizás a algunos no les ha dado tiempo todavía de ver en nuestro periódico una nota oficial que se refiere a ese tema, de lo publicado ayer en el The New York Times, en el sentido de que “funcionarios de la Administración están preparando un surtido de opciones para el Presidente, que aún no ha tomado una decisión final, con la intención de castigar al gobierno de Cuba.”
“El presidente Bush -dice- probablemente hará una declaración pública pronto. Entre las medidas, se está considerando suspender las remesas a los familiares en Cuba o la suspensión de los vuelos directos a la isla.”
Sobre eso hay una Información, que sugiero a ustedes, realmente, leer con detenimiento; pero para responder a su pregunta sobre nuestra reacción, me limitaré a leer lo que aquí se dice:
“...Sean cuales fueren los planes de castigo en el terreno económico, le quedan al gobierno de Estados Unidos muy pocas armas en el arsenal de acciones que pueda realizar contra Cuba. Todas las posibles están previstas y serán enfrentadas. Los castigados serán muchos núcleos familiares que han adaptado sus vidas al standard económico y los considerables beneficios que en las condiciones de Cuba” -y aquí se explica por qué- “les propician pequeñas remesas (...) o lo que es peor, muchas personas, en su mayoría de la tercera edad, que dependen de esas remesas. La economía cubana y sus servicios sociales pueden resistir la suspensión de los supuestamente grandiosos beneficios de tales remesas, o de los vuelos charters.”
“...Cuba, donde no existe un solo ciudadano abandonado, será capaz incluso de amparar a los que por tan inhumana política necesiten ayuda de la Revolución.
“Las advertencias, en lenguaje amenazante, de que no tolerarán éxodos de balseros se contradicen totalmente con el estímulo colosal que las autoridades de ese país han ofrecido a secuestradores de naves aéreas y marítimas cubanas.”
“...Las presuntas medidas que se anuncian de prohibir vuelos y remesas estimularían igualmente la emigración ilegal, de la que en nada se podría culpar a Cuba, que cumple estrictamente las obligaciones que le corresponden en los acuerdos migratorios, sin una sola excepción.
“...Esperaremos los pronunciamientos y las medidas punitivas que se anuncian. Mientras tanto, tratamos de adivinar y usar la imaginación para enfrentar exitosamente, con dignidad, firmeza y eficacia cualquier forma de hostilidad y agresión, como la Revolución Cubana ha hecho durante más de cuatro décadas.”
Es decir, que puedo decir que aquí no hay nadie que haya perdido el sueño, aquí no hay nadie preocupado. La Revolución sabrá, sabiamente, con el apoyo de su pueblo, tomar las medidas adecuadas para enfrentar una nueva agresión.
Aquí encontré el papel que me faltaba.
“Despacho de la Agencia Francesa de Prensa.
“El Consejo para las Libertades de Cuba” -un grupo extremista de Miami, integrado y dirigido por varios de los principales integrantes del aparato paramilitar de la Fundación Nacional Cubano Americana-, “aboga por la suspensión de las remesas y de todos los viajes de Estados Unidos a Cuba.” Miren qué “casualidad”, están pensando igual este grupo y figuras del gobierno. “Casualidad.” ¿O será que no es “casualidad”? ¿Será que se pagan las deudas de gratitud a los que hicieron posible el triunfo del presidente Bush en Florida? Abogan por suspender las remesas y todos los viajes, abogan por “la imposición de sanciones multilaterales, como las aplicadas en su tiempo a Sudáfrica”, y abogan “por un bloqueo naval si Castro genera un éxodo masivo hacia las costas estadounidenses”.
Al mismo tiempo que hay un plan para estimular el éxodo, que nos obliga a nosotros a tener que tomar medidas como las que he explicado aquí, dolorosas, pero pensando en la vida de todos los demás. Al mismo tiempo se pide el bloqueo naval, si el plan resultara exitoso.
Es una falta de escrúpulos y de ética, realmente increíble, en estos amigos cercanos y compinches de las principales figuras de la Administración, con las que tienen relaciones desde hace muchos años.
Por su parte, el director de Derechos Humanos de la Fundación Nacional Cubano Americana, Omar López Montenegro... Hay cosas que darían risa, lo que pasa es que son tan serios los temas que... Porque, oigan, que la Fundación Nacional Cubano Americana tenga un Director de Derechos Humanos, el grupo que financió aquí las bombas en los hoteles, que cercenaron la vida y decretaron la pena de muerte sin juicio a Fabio di Celmo, un joven italiano inocente, e hirieron a cerca de 40 personas, incluidos turistas, es realmente un asunto que va más allá de lo que uno podría tolerar.
Este personaje, ligado al grupo que financió el intento de poner 40 kilogramos de explosivos C-4 en una universidad panameña, intentando asesinar a Fidel, donde habrían muerto cientos de estudiantes, reconoció que “habrían preferido un lenguaje más fuerte” en el papel aprobado ayer, lo hubieran preferido; sin embargo, dijo que “el gobierno de Fidel Castro maniobró al introducir una enmienda contra el embargo y finalmente eso impidió el objetivo que nosotros esperábamos”.
Lo traigo a colación nada más para recordar lo que dice esta otra ilustre personaje, Ninoska Pérez Castellón, hija de un esbirro de la dictadura batistiana: “Hay que pasar de la etapa de las condenas a la de las acciones y las sanciones contra Cuba.” Ese es el clima en el cual hoy nuestro país tiene que actuar, tratando de impedir que ocurra una escalada en las ya deterioradas relaciones entre Estados Unidos y Cuba.
¿Cuba considera a Estados Unidos, como país, su enemigo? ¡No! ¿Considera al pueblo norteamericano su enemigo? ¡No! ¿Siente odio, sentimientos de venganza? ¡No! Cuba aspira a una relación normal y respetuosa con el pueblo de Estados Unidos, en el que aprecia valores. Cuba no olvida que ese pueblo, en más de un 80%, reclamó que el niño cubano secuestrado en Miami fuera devuelto a su padre, a su familia en Cuba, y Cuba agradece al pueblo norteamericano, y -mientras su gobierno piensa eliminar los viajes-, Cuba aboga por el derecho de los norteamericanos a venir a Cuba, por el derecho de los cubanos que viven allí a visitar a su familia. Cuba aboga por el derecho de los cubanos que viven en Cuba a viajar a Estados Unidos a ver a sus familias, y defiende el derecho de los norteamericanos a tener una relación normal con un país cercano que no es un peligro para Estados Unidos.
Así que hay dos posiciones encontradas. Pero nosotros seguiremos defendiendo el derecho de los norteamericanos que su gobierno viola, y el nuestro.
Andrea Rodríguez (Agencia AP).- Buenos días.
Quisiera retomar un poquito los dos puntos que mencionó el colega Medem. Con respecto a los fusilamientos y a la pena de muerte, ¿el gobierno cubano no cree que esta aplicación y esta ruptura de la moratoria en la aplicación de la pena de muerte lo desprestigia en vastos sectores, sobre todo de América Latina, que apoyaron la causa cubana?, por un lado. Y, por el otro lado, si se presentaron pruebas contra las otras personas disidentes o mercenarios, como les llama el gobierno cubano, ¿tenemos que suponer que ni Elizardo, ni Payá tienen vínculos con la Oficina de Intereses?
Felipe Pérez.- Sobre lo primero, Cuba respeta las opiniones de todas las personas que de manera honesta se oponen a la pena de muerte, comprende a los que han expresado preocupaciones; sin embargo, desestima a los que hipócritamente lo hacen por consideraciones electorales o políticas. Sabe que una medida de esa naturaleza supone un costo ante los que genuinamente están preocupados, confía en que el tiempo nos dará la razón y probará que esta dolorosa medida, tomada solo como último recurso, estuvo fundada en la aspiración a evitar muchas más pérdidas de vida y costos para ambos países, impidiendo que se desate una crisis migratoria que concluiría en una guerra entre ambos países.
Ahora bien, ¿pensamos que nuestro prestigio disminuye ante los que usan este tema por razones políticas?, ante los que lo hacen fundados en la aspiración de anotarse un punto de buena conducta ante la superpotencia, o por razones electorales o de otro tipo, o por odio hacia Cuba. Sobre lo que estos piensan, realmente, no tenemos ni la más mínima preocupación; además, sabemos que esa supuesta preocupación sobre lo que ha ocurrido en Cuba, ellos no la han manifestado ante los más de 80 ejecutados en Estados Unidos el año pasado y ante todo lo que ya expliqué aquí.
Sobre la segunda pregunta. No debería usted suponer que no existan pruebas sobre otras personas. Yo presenté las pruebas aquí que fueron llevadas y presentadas en un juicio, que fueron evidencias presentadas ante los tribunales y que formaron parte del proceso. No puedo presentarlo en el caso de personas que no han concurrido ante la justicia; pero no debería suponer que el hecho de que no han sido presentadas, quiere decir que no existan.
Francisco Ramírez (Agencia Notimex).- Buenos días, Ministro.
Felipe Pérez.- Buenos días, Francisco.
Francisco Ramírez.- En los últimos meses había la percepción de que México y Cuba venían trabajando por suavizar las tensiones que afloraron en el primer trimestre del 2002; pero vino Ginebra y el gobierno de Cuba hizo una valoración circunstanciada de las razones que motivan el voto en la Comisión de Derechos Humanos. México y Chile fueron incluidos entre los países que son incapaces, de acuerdo con lo que planteó el comunicado de Cuba, de oponerse a la presunta anexión de Estados Unidos sobre América Latina.
Mi pregunta es la siguiente: En estas circunstancias, ¿qué consecuencias podría tener para las relaciones entre los dos países, la valoración que hace Cuba sobre las razones que motivaron a México, y el voto de México, ya en concreto, en la Comisión, explicado por la representante mexicana Mariclaire Acosta?
Felipe Pérez.- Quien se siente ofendida es Cuba. Cuba considera que no existe una razón siquiera que justifique que el gobierno de México o el gobierno de Chile apoyen una resolución que implante un monitoreo sobre la situación interna de Cuba, cuando eso no ocurre contra ningún otro país de nuestra región donde hay violaciones de derechos humanos, incluidos México y Chile, y cuando en América Latina ningún país ha levantado su voz para condenar las violaciones de derechos humanos en Estados Unidos, incluso de manera especial, contra migrantes mexicanos y de otros países. Por tanto, Cuba no reconoce autoridad moral a ningún gobierno de la región, que hacen silencio ante las violaciones de derechos humanos en Estados Unidos, para entonces pronunciarse sobre lo que ocurre en Cuba. Es decir, Cuba es quien se siente ofendida. Cuba considera que no existe una razón que explique una posición que, se sabe de antemano, favorecerá el interés norteamericano de construir un pretexto con el cual continuar justificando el bloqueo y las agresiones contra Cuba.
Cuba esperó siempre, y espera todavía, que sus hermanos latinoamericanos adopten una posición de defensa de un pequeño país latinoamericano, implantado en el centro de la región, y sobre el cual hay más de cuatro décadas de violaciones, de agresiones y de bloqueos.
Hay quien dice: “Bueno, nosotros por un lado rechazamos el embargo” –el embargo, la palabra suave que se emplea para dirigirse a la guerra económica contra Cuba-; pero, por el otro, no podemos dejar de señalar las preocupaciones sobre lo que ocurre en Cuba.” Falso; porque, si usted está en contra del bloqueo contra Cuba, debería oponerse a la maniobra que se fabrica en Ginebra, para intentar perpetuar el bloqueo. Falso. “Hoja de parra”, para encubrir la incapacidad de tener una posición independiente en el tema de Cuba, que yo reconozco muy difícil para los países de nuestra región, en medio de la compleja y contradictoria relación con un vecino poderoso, como es Estados Unidos.
Francisco Ramírez .- Ministro, por favor, ¿habrá consecuencias?
Felipe Pérez.- Bueno, yo no soy adivino; yo solo soy un ministro de Relaciones Exteriores (Risas).
Aníbal Arrarte (Opción-Uruguay).- Buenos días, Ministro.
Ministro, la pregunta que yo tenía la intención de hacerle, la hizo el compañero Serguei.
Felipe Pérez.- ¿Quién la hizo? Ah, Serguei. Oye, Serguei, cómo tú te apropiaste de la pregunta de... (Risas).
Aníbal Arrarte.- Pero si me permite salirme del contexto, no ya como periodista, sino como latinoamericano nacido en Uruguay, siento la necesidad, por vergüenza, y estoy seguro de que hablo en nombre de la mayoría de los uruguayos, en Uruguay y alrededor del mundo, de lamentar y disculparme por la náusea política creada con reiteración, por segunda vez, por el gobierno uruguayo, y otros lacayos latinoamericanos y europeos, en vergonzosa maniobra contra Cuba, que más que ir en contra del gobierno cubano, afectan directamente a sus pueblos.
Que la vergüenza y el desprecio universal caigan sobre estos gobiernos, lamebotas y mercenarios.
Gracias.
Felipe Pérez.- Gracias, Aníbal; te lo agradezco.
Nosotros no culpamos al pueblo uruguayo. Nosotros tenemos una clara conciencia de las motivaciones por las que el gobierno de Uruguay ejecuta y se presta a una maniobra contra Cuba; pero nosotros sabemos que todo eso va a pasar, sabemos que no falta mucho tiempo para que el pueblo uruguayo haga justicia a Cuba, en la política de ese hermano país hacia nosotros.
Vanessa Bauzá (Sun Sentinel).- Buenos días.
Felipe Pérez.- Buenos días, Vanessa.
Vanessa Bauzá.- Quería saber si usted pudiera informarnos sobre la situación del grupo de personas que fue detenida en Nueva Gerona el viernes creo que fue, o el jueves pasado, aparentemente, que también querían hacer otro secuestro. ¿Si ha empezado el juicio, en qué fase está?
Felipe Pérez.- Esas personas, como se explicó públicamente, alentadas por los sucesos precedentes, en los que varias veces ocurrió que gente que se apropió por la fuerza, secuestró aviones y embarcaciones, llegaron a Estados Unidos y fueron puestas en libertad, lo intentaron también, nada más y nada menos que con un fusil automático, varios cargadores y otras armas blancas. Este es el resultado de la irresponsabilidad y del estímulo que significan la Ley de Ajuste Cubano y la política tolerante y cómplice que durante décadas el gobierno de Estados Unidos ha mantenido. Esas personas están todavía sometidas al proceso de instrucción, previo a la celebración del juicio.
Y ha habido otros incidentes, de los que no tengo información exacta, y planes y estímulos, y habrá muchos más si la gente ve que esa es la manera de emigrar.
Y aprovecho ahora para aclarar: Veo que la prensa... Yo sé que muchas veces y diría casi todas las veces, no son los corresponsales en Cuba, que tienen un acercamiento más exacto a la realidad cubana, sino que en sus redacciones, otros intereses se imponen a veces, porque muchas veces, cuando he ido y le he preguntado a un corresponsal, “¿por qué tú has dicho esto, si tú estabas allí y me oíste explicar?, me ha dicho: “No fui yo, Ministro. Yo puse otra cosa y me lo cambiaron”; pero, dejando eso de lado, debo decir que se refieren a los secuestradores de naves, como personas que querían “huir de Cuba”. Entonces, la manipulación: “Cuba fusiló a unas personas que querían huir del país.” Se crea la matriz de opinión de que el que emigra de Cuba es alguien que “huye”, mientras que el que va por la frontera de México hacia Estados Unidos “emigra”.
Si el cubano está en Estados Unidos es “un exiliado”. Esos secuestradores, al llegar a Estados Unidos, se convierten en exiliados del régimen cubano; el mexicano se llama “migrante”. Hay toda una manipulación perversa que trata de ocultar la realidad de que Cuba, como cualquier otro país del Tercer Mundo, tiene tendencias al flujo migratorio; que hay gente en Cuba que quisiera emigrar hacia Estados Unidos y que podría hacerlo si el gobierno de Estados Unidos cumpliera los acuerdos y no creara las condiciones para que se crearan estos incidentes.
Entonces cada vez que veo llamarle al cubano exiliado y al mexicano migrante; al cubano: que huye y al mexicano: que emigra, realmente siento poco respeto por la sinceridad, la seriedad que debería acompañar a los que se ocupan de opinar y de informar sobre estas cosas.
No culpo a nadie en particular y los declaro inocentes a todos ustedes; pero me asombra ver cómo se repite que a un grupo de hombres que hacen lo mismo que hicieron los secuestradores que lanzaron los aviones contra las Torres Gemelas, con armas, apropiarse del control de una nave y llevarla a Estados Unidos, se les llame “exiliados que huyen del régimen”. Me parece una manipulación, una falta de consideración con el pueblo cubano, con las personas que estuvieron a punto de perder la vida, con las familias de los que han perdido sus vidas en medio de esos incidentes, a lo largo de los años.
Pero, bueno, estas personas, Vanessa, todavía no han ido a juicio.
Fernando Rasgver (BBC).- Ministro, lo mío es una precisión nada más sobre la nota oficial. Si entendí bien la nota dice, realmente, que de aplicarse esas sanciones de que habla la prensa norteamericana, ¿cesarían las compras de alimentos a Estados Unidos?
Felipe Pérez.- ¿Dice eso?
Fernando Rasgver (BBC).- Yo entendí eso, le estoy preguntando a usted.
Felipe Pérez.- Por eso, déjame ver qué entiendo yo.
Dice aquí: “La economía cubana y sus servicios sociales pueden resistir la suspensión de los supuestamente grandiosos beneficios de tales remesas, o de los vuelos chárter o cualquier otra medida, incluida la suspensión de las ventas de alimentos” -que no se habla de ellas en el artículo, pero puede estar entre el “surtido” de opciones que se estaba presentando al Presidente- “que, sin recibir el más mínimo crédito bancario, hemos adquirido”, esos alimentos que “se elevan ya a más de 300 millones de dólares, sin dejar de pagar hasta el último centavo y sin un segundo de retraso.”
Dice aquí: “Tal medida solo serviría para demostrar que Estados Unidos, por causas estrictamente políticas, no es un abastecedor seguro y confiable de alimentos.” Dice que tal medida “solo serviría para demostrar que, por causas estrictamente políticas, Estados Unidos no es un abastecedor seguro y confiable de alimentos”.
Vamos a tener que darte en Universidad para Todos un curso de interpretación gratis (Risas).
Periodista.- Pero, Ministro, si usted tiene un abastecedor que no es confiable, normalmente no le compra.
Felipe Pérez.- ¡Ah!, bueno, pero ya eso es anticiparse a nuestra decisión; a lo mejor tú te arriesgas y le sigues
comprando.
Tu pregunta es: ¿En el artículo se dice que si se imponen las medidas, Cuba dejará de comprar alimentos? Respondo: No.
Se dice: Si se llegara a cesar, incluso, a prohibir la venta de alimentos, Eso “serviría para demostrar que Estados Unidos, por causas estrictamente políticas, no es un abastecedor seguro y confiable de alimentos”.
Realmente, si Estados Unidos prohíbe las ventas, no se podrán hacer ya las compras, porque ellos las habrán vuelto a prohibir.
En el periódico se habla de medidas contra las remesas, medidas contra los vuelos y se habla de un surtido. Aquí se dice, y es lógico, que si las ventas de alimentos mediante las cuales Cuba ha comprado ya más de un millón de toneladas de alimentos en Estados Unidos, lo que constituye algo beneficioso para los agricultores norteamericanos y sus familias, para empresas transportistas, que es de interés, más allá de consideraciones políticas, de amplios sectores políticos que han aprobado el Congreso y el Senado... Si pese a todo eso, Estados Unidos cortara ese comercio, bueno, estaría probando que de verdad no son confiables. Algo que iba bien, que beneficiaba, incluso, a sus propios empresarios y agricultores, por razones políticas, para complacer a esa mafia que pide también el bloqueo naval y la agresión, han roto un espacio que probaba que era posible el comercio entre ambos países, que hizo polvo lo que decían estos grupos cuando comenzaron esas ventas: “Usted verá que Cuba no va a pagar, porque Cuba no tiene dinero”, y Cuba no se ha retrasado ni un segundo y solo hay satisfacción entre los empresarios y los agricultores norteamericanos, por la seriedad de Cuba, por su profesionalidad al contratar, transportar, pagar. Ha habido un reconocimiento y eso es una prueba.
Cuba importa 1 000 millones de dólares por año en alimentos. Estados Unidos y sus agricultores estarán fuera de ese mercado si Estados Unidos decide prohibirlo.
Nosotros no somos los que bloqueamos a Estados Unidos, no somos los que adoptamos medidas arbitrarias contra Estados Unidos, y nosotros no estamos preparando ningún “surtido” de medidas para nuestro Presidente contra Estados Unidos; nosotros sí usaremos nuestra inteligencia para enfrentar cualquier medida y cualquier agresión.
Buenos días, Arreola.
Gerardo Arreola (La Jornada, México).- Ministro, Amnistía Internacional, en su más reciente informe -que si no recuerdo mal es de mayo del año pasado- dice que en Cuba hay 49 condenados a muerte.
Mi primera pregunta es si usted puede confirmar, desmentir o precisar esta cifra.
Amnistía también pide la conmutación de la pena de muerte para estas personas, la segunda pregunta es, ¿qué respondería el gobierno cubano?
Felipe Pérez.- No puedo confirmar esa cifra, no conozco en este momento ese dato. Puedo reiterar que en Cuba la pena de muerte se ha usado de manera excepcional y así está prevista en nuestra legislación. Está prohibido emplearla contra menores, enfermos mentales, mujeres, como actuación excepcional solo puede ser impuesta por un tribunal de determinado nivel, de nivel provincial; si no hay apelación de la defensa, de manera automática va al Tribunal Supremo, donde se realiza un nuevo juicio para examinarla y si fuera ratificada por el Tribunal Supremo, después de repetir un juicio con todas las garantías de chequeos médicos, pruebas sicométricas, pruebas, testigos, declaraciones, y fuera nuevamente ratificada, entonces automáticamente va al Consejo de Estado, que tiene la facultad de conmutarla o no.
Es y ha sido excepcional, y en ningún caso ha habido un uso festinado de una medida de tal gravedad.
No puedo confirmar ese dato, no puedo opinar sobre él porque no lo sé; pero puede ocurrir que un número de personas hayan sido condenados a esas penas, pero que su situación esté en alguna de las fases del proceso legal, a partir de que no hay una ejecución en este caso sin un número de trámites previos, tales como estos que yo he explicado.
Me pregunta, ¿el gobierno cubano conmutaría? En primer lugar, aclaro que el gobierno no tiene facultad para eso. El Consejo de Estado es el órgano en Cuba que puede tomar esa decisión, integrado por 31 miembros, previa discusión y votación sobre el asunto.
En ese caso puedo decir que el Consejo de Estado, el Tribunal Supremo y los tribunales cubanos solo han autorizado medidas de esta naturaleza y han apelado a ellas en situaciones totalmente excepcionales y cuando no ha quedado otra opción.
En este caso particular en que, efectivamente, había de facto una moratoria, las circunstancias y el momento en que se ha producido, impidieron al Consejo de Estado y a los tribunales cubanos hacer uso de esa facultad, de manera dolorosa, realmente, pero sabiendo responsablemente los riesgos que tratamos de evitar.
No han sido tampoco aplicadas a personas inocentes, han sido aplicadas a personas que han cometido graves delitos previstos en nuestras leyes y en las leyes de más de 80 países, como ya dije.
Samuel Hernández (La Isla Grande-Italia).- Buenos días, Ministro.
En Italia se está desarrollando una campaña de prensa contra Cuba y sobretodo contra el Comandante Fidel Castro. Entre ellas, fue cancelada la presentación del libro de Asela Caner, con la participación de Justino di Celmo, porque ella es cubana y él es amigo de Cuba.
En casi todos los periódicos se leen ataques muy superficiales que parecen dictados por una ola de histeria, más que del real conocimiento de lo que pasa en la isla. El presidente de la región Campania canceló su visita a Cuba; pero -y es lo más interesante- ningún hombre de negocios hasta ahora canceló sus relaciones con este país.
¿Piensa usted que en este plan, desgraciadamente exitoso, formulado por Estados Unidos y reciclado bobamente en la prensa italiana por personajes europeos, casi insospechables, como Pietro Ingrao y Fausto Bertinotti, puedan llegar de verdad sorpresas desagradables como castigo para la población y para la isla en su totalidad? ¿Afectaría esto las relaciones diplomáticas entre Cuba e Italia?
Felipe Pérez.- ¿Qué cosa?
Samuel Hernández.- Toda esta campaña de prensa que se está hablando...
Felipe Pérez.- ¿Si afectará las relaciones?
Samuel Hernández.- Anjá.
Incluso, hay un debate para la semana que viene en el Parlamento italiano.
Felipe Pérez.- Cuba no desea que sus relaciones con Italia se afecten, pero no puede impedir las medidas o las decisiones que tomen las autoridades italianas.
Cuba desea relaciones normales, respetuosas, de colaboración con Italia y con todos los países europeos. Le duele que, en ocasiones, sobre Cuba, la Unión Europea no tenga capacidad para formular una política propia hacia nuestro país; pero nuestra vocación es seguir trabajando para fortalecer y ampliar esas relaciones.
Si en contra de nuestra voluntad se tomaran decisiones en Italia o en cualquier otro país, bueno, nosotros no podríamos evitarlo; pero ello no disminuirá nuestro sentido de amistad y de respeto por el pueblo italiano, por los pueblos europeos.
Nosotros hemos leído muchas de las declaraciones que se han hecho, en algunas hay un oportunismo infamante, en otras hay desconocimiento a partir de posiciones genuinas y honestas. Distinguimos muy bien a cada uno de los que han declarado, porque conocemos muy bien a la mayoría de los que han hablado.
María del Mar Marín (EFE).- Ministro, yo tenía varias preguntas.
Más allá de las amenazas a las que usted ha hecho referencia sobre los grupos de Miami, cuando ha hablado de la guerra contra Estados Unidos, quería saber si el gobierno cubano considera que existe un riesgo real e inminente de una guerra con Estados Unidos, por un lado.
Por otro lado, me gustaría ver si podíamos profundizar un poco más. El gobierno peruano ha llamado hoy a su embajador en La Habana a capítulo. Quiero saber cómo están las relaciones en este momento con Perú, y si Cuba va a retirar su solicitud de ingreso al Acuerdo de Cotonú de la Unión Europea. Gracias.
Felipe Pérez.- Bueno, estas son tres preguntas, ¿no?
La primera pregunta, si Cuba considera un riesgo real e inminente una agresión contra Cuba, una guerra con Estados Unidos.
Bueno, una guerra con Estados Unidos solo podría darse si hay una agresión contra Cuba, porque Cuba no está planeando atacar a Estados Unidos, no lo ha pensado nunca y no lo pensará nunca.
Sentimos respeto por el pueblo norteamericano y no pensaríamos jamás en atacarlo; nos defenderíamos, porque la Carta de las Naciones Unidas nos reconoce el derecho a la legítima defensa, y recuerdo que el representante norteamericano en Ginebra dijo que “Israel había hecho uso de su derecho a su propia defensa, que está inscrito en la Carta de Naciones Unidas”, cuando ha asesinado, bombardeado y destruido las viviendas del pueblo palestino. Así que si se reconoce ese derecho para Israel, pienso que el gobierno de Estados Unidos también lo reconozca a Cuba; es decir que una guerra solo es posible, si Cuba es agredida.
María del Mar Marín (EFE).- ¿Usted considera que es un riesgo real e inminente la agresión contra Cuba?
Felipe Pérez.- Creo que no hay un riesgo inminente. El Secretario de Defensa, Rumsfeld, ha dicho que “por ahora, no” (Risas).
Cuando le preguntaron sobre eso, dijo: “Por ahora, no, ahora estamos ocupándonos de Iraq y nada más nos preocupa Siria.” “Por ahora no” -dice-, “pero, bueno, si en el futuro vemos que en Cuba hay armas de destrucción en masa”, que es siempre aquí el tema, “entonces, tendríamos que actuar.”
A tu pregunta respondo: el Secretario ha dicho: “Por ahora, no.”
La segunda pregunta: El Ministro peruano anunció que el embajador en Cuba sería convocado a Lima. Me preguntas si esto deteriora las relaciones.
Cuba desea relaciones normales y respetuosas con Perú; pero Cuba se siente ofendida por la decisión peruana de prestarse a presentar la resolución norteamericana, para justificar una maniobra contra Cuba en Ginebra.
Cuba no puede comprender que un país hermano, hacia el que Cuba solo ha tenido gestos de amistad y de cooperación, trabaje a favor de mantener el tema de Cuba en Ginebra, no como se ha proclamado para establecer la cooperación con Cuba, sino -como dice Estados Unidos- para condenar a Cuba; aunque ello fue derrotado ayer por Cuba.
Si el gobierno peruano no se prestara a esta maniobra, si el gobierno peruano no presentara esa resolución, si el gobierno peruano no votara a favor de ese proyecto, realmente no existiría entre Cuba y Perú absolutamente ninguna diferencia ni ningún tema de controversia. El tema de controversia lo ha creado el gobierno peruano al decidir presentar este texto contra Cuba. Si eso cesara, no habría diferendo entre nosotros.
El gobierno peruano no puede acusar a Cuba de haber hecho algo similar. Cuba no ha tenido ningún gesto inamistoso hacia el gobierno peruano; pero el gobierno peruano ha tomado esa decisión, por consideraciones que corresponde a ellos explicar y no a mí, y Cuba se siente ofendida y tiene el deber de defenderse contra el intento de singularizarla y someterla a un escrutinio injustificable en la Comisión de Derechos Humanos en Ginebra.
Sobre Cotonú, me preguntas si Cuba va a presentar su retirada. Lo está considerando seriamente, a partir de haber constatado que algunos en la Unión Europea conciben ilusoriamente la entrada de Cuba a Cotonú como un mecanismo para intentar presionar a Cuba e imponerle condicionamientos políticos. La buena fe de Cuba, su aspiración de, a través del Convenio de Cotonú, tener no solo un gesto solidario de agradecimiento a los Países de Africa, Caribe y Pacífico, sino también crear un marco respetuoso de relaciones entre la Unión Europea y Cuba, ha chocado con la oposición de algunos países europeos, y los acontecimientos recientes han llevado, incluso, a otros funcionarios europeos a enarbolar la amenaza de una negativa al ingreso de Cuba a Cotonú como medida de presión contra Cuba, y a Cuba no se le puede presionar. Cuba ha resistido más de 40 años de bloqueo y agresiones de la principal superpotencia mundial y no tendría una razón lógica para soportarle presiones a la Unión Europea o a algunos de sus miembros. Así que Cuba lo está considerando y no ha tomado decisión sobre eso todavía. Mauricio Vicent (El País).- Al ritmo actual de la concesión de visados de Estados Unidos, 700 visados en seis meses, serían 1 400 visados en un año, lo cual violaría los acuerdos migratorios, porque el compromiso de Estados Unidos es ofrecer como mínimo 20 000 visas. Si a esto se suman las medidas que anunciaba el The New York Times de prohibir las remesas y no se adoptan medidas para impedir los secuestros, se tiene tolerancia con estos secuestradores, estaríamos ante un escenario de violación de los acuerdos por parte de Estados Unidos.
¿En ese caso Cuba se sentiría libre también de no hacer a lo que se comprometió en esos acuerdos, que es promover una emigración segura y legal, y estaríamos en ese caso ante un nuevo escenario de crisis migratoria, o de posible crisis migratoria?
Felipe Pérez.- ¿Qué me preguntas? Si la adopción...
Mauricio Vicent.- Si Estados Unidos incumple su parte de los acuerdos Migratorios, como todo parece que va a ocurrir, por el tema de visados que no ha concedido, si Cuba se sentiría libre también de no cumplir su parte.
Felipe Pérez.- Cuba mantiene un firme compromiso de cumplir los acuerdos migratorios, es lo que ha venido haciendo, sin una excepción, mientras desde Estados Unidos se ha incumplido. Estados Unidos mantiene la Ley de Ajuste Cubano; Estados Unidos mantuvo la política de aceptar automáticamente a los que llegaran a territorio norteamericano, que en el texto de los acuerdos se comprometió a cesar; Estados Unidos, de los interceptados en el mar, a 10 ó 12 de cada 100 los deja finalmente entrar a Estados Unidos, aduciendo diversos pretextos; Estados Unidos ha permitido que lleguen los Secuestradores sin enjuiciarlos. Ha ocurrido todo eso, mientras Cuba, escrupulosamente, ha cumplido los acuerdos.
Nosotros vemos en estas medidas, de las que especula The New York Times, realmente, un estímulo a la emigración ilegal.
Dice aquí en la Nota publicada en Granma: “Las presuntas medidas que se anuncian de prohibir los vuelos y las remesas, estimularían igualmente la emigración ilegal”, le harían más difíciles las condiciones de vida a gente en Cuba, en una circunstancia, además, en la que no hay visas, en la que hay una situación de mayor bloqueo contra el país, que es una de las causas principales de la emigración. Y “de esa situación no se podría en nada culpar a Cuba, que cumple estrictamente las obligaciones que le corresponden en los acuerdos migratorios, sin una sola excepción.”
“Es verdaderamente absurdo y contradictorio que Estados Unidos lance amenazas relacionadas con éxodos masivos contra un país que, como Cuba, reiteradamente ha propuesto un acuerdo de cooperación para la lucha contra el tráfico de migrantes, que el gobierno de Estados Unidos ni siquiera se ha dignado considerar.”
Es lo que puedo decir como nuestra posición. No hemos dicho que nosotros entonces vamos a dejar de cumplir los acuerdos; pero hemos dicho que eso establecería un estímulo adicional a la emigración ilegal desde Cuba, vendría a constituir un nuevo elemento de estímulo.
Me han pasado la pregunta, que podría no haber quedado claro si nosotros seguiríamos comprando alimentos si estas medidas se adoptaran y no la prohibición. Es decir, si se adoptaran las medidas de eliminar las remesas, los viajes,
¿Cuba seguiría comprando alimentos? Sí, seguiría. Cuando no podría hacerlo es si eso también se prohibiera, pero Cuba seguiría comprando alimentos. Cuba considera que eso ha sido positivo y que “Ello limitó nuestras compras”, dice en la Nota, “que sin embargo crecieron a elevado ritmo dada la eficiencia y seriedad de los agricultores norteamericanos. Si hubiésemos contado con financiamiento, entonces el daño sería de más consideración.”
Es decir, nosotros continuaríamos comprando alimentos, si eso es permitido.
Bueno, si después, además, se prohibiera eso, ya decimos aquí que eso probaría que Estados Unidos no es un abastecedor confiable y habrían quedado prohibidas esas ventas, que hasta ahora han sido beneficiosas para ambos países. ¿Alguna otra pregunta?
Gary March (Chicago Tribune).- Usted sabe que hay un movimiento muy fuerte en Estados Unidos, en el Congreso, para cambiar las leyes en contra de Cuba, como el bloqueo, y ahora, después de las acciones en contra de los disidentes, que ustedes dicen son mercenarios, este movimiento está casi quebrado ahora, está apagado ahora, y quiero saber qué usted puede decir a las personas de Estados Unidos, a los congresistas, al pueblo norteamericano que están en contra del bloqueo, pero al mismo tiempo están en contra de las acciones en contra de los disidentes.
Felipe Pérez.- Muy bien, gracias.
Tú dices que estos son unos disidentes que nosotros llamamos mercenarios. Debo decir que estos son unos mercenarios a los que tú llamas disidentes. Se parece, pero no es igual. Nosotros vemos con respeto y simpatía a toda la enorme masa de la opinión pública en Estados Unidos que defiende la normalización de las relaciones con Cuba. Nosotros respetamos a los congresistas, los senadores que en número mayoritario en ambas Cámaras se han pronunciado a favor de permitir los viajes, permitir las remesas sin ningún tipo de restricción han apoyado el autorizar el comercio, los créditos, e incluso, la normalización de las relaciones.
Respetamos, sentimos simpatía por su posición hacia Cuba y colaboramos también con ellos en la búsqueda de un camino de comprensión, tolerancia y respeto entre ambos países.
El mensaje que tengo para ellos es que Cuba se ha visto obligada a adoptar esas medidas por la actuación irresponsable del gobierno de su país y en particular de la Sección de Intereses Norteamericanos en La Habana y de su jefe, el señor Cason, quien, violando las más elementales normas del comportamiento diplomático, ha intentado convertir los edificios oficiales de la Sección de Intereses y su propia residencia en el cuartel general de la subversión contra Cuba. Nos hemos visto obligados y, después de haber sido años y años tolerantes, existiendo leyes y habiendo nosotros tenido una posición paciente y tolerante, hemos sido puestos en la situación en la que no nos quedó otra alternativa. Es decir, lo que les diría es que la responsabilidad de lo que ha ocurrido es, en primer lugar, del gobierno que alienta esta política, que ha cedido a las presiones de la mafia cubana en Miami, y, en segundo lugar, a la actuación del señor Cason en La Habana.
Los apoyamos en su esfuerzo de normalizar las relaciones con Cuba, y sobre sus preocupaciones acerca de los mercenarios, llamados “disidentes”, aclararemos sus dudas, explicaremos nuestros puntos de vista y, explicaremos, en primer lugar, que Estados Unidos debería respetar nuestro derecho a tener nuestras propias instituciones, nuestras propias leyes y nuestras propias normas y nuestro propio sistema, como nosotros respetamos el derecho del pueblo norteamericano a darse su sistema.
Nosotros no estamos intentando cambiar a Estados Unidos, ¿por qué Estados Unidos tendría que proponerse que Cuba adoptara el sistema que en Estados Unidos se considera el más apropiado?
Respetamos su derecho, como hay que respetar el nuestro.
Nosotros no estamos proponiéndonos cambiar la ley de financiamiento de los partidos políticos de Estados Unidos, que propicia que para salir senador hay que disponer de 70 millones de dólares.
Bueno, es el sistema de los norteamericanos.
Nosotros no estamos tratando de cambiar el hecho de que en Estados Unidos vota nada más que la tercera parte de la población. Es un asunto de los norteamericanos.
Nosotros no estamos tratando de cambiar la nueva Ley Patriótica que restringe las libertades y los derechos civiles y políticos de los ciudadanos norteamericanos; es un problema de sus instituciones y les respetamos su derecho. ¿Por qué no puede respetarse el nuestro, por ser un pequeño país? Pero, según la Carta de Naciones Unidas, todos somos iguales y tenemos iguales derechos, independientemente de nuestro tamaño, nuestro poderío económico o militar.
Entonces, sobre normalizar las relaciones, apoyamos a todos esos sectores.
Sobre cuestionar nuestras leyes, no estamos de acuerdo y les explicaremos nuestros puntos de vista, con respeto, como parte de un diálogo respetuoso, a todos esos congresistas, senadores u otras figuras que, habiendo defendido la normalización de las relaciones, han tenido ahora preocupaciones con lo que ha ocurrido.
Tenemos que aclararles, porque también han sido intoxicados con una enorme montaña de mentiras, difamaciones y distorsiones sobre lo que ha ocurrido en Cuba.
Tracey Eaton (The Dallas Morning News).- Señor Ministro, además de los siete secuestros en siete meses, ¿ustedes han visto un aumento en el número de salidas ilegales que pueda indicar que se está formando otra crisis migratoria? Gracias.
Felipe Pérez.- Ha habido los secuestros, ha habido otros planes e intentos que han podido ser frustrados, y ha habido un incremento del tráfico ilegal de personas, originado en Miami, un negocio lucrativo en Miami, de lanchas rápidas que viajan a las costas cubanas, montan a los emigrantes ilegales y los llevan a territorio norteamericano. Después la política de recibirlos allí y otorgarles la residencia permanente de modo automático, hace el resto para establecer, obviamente, un estímulo para otros potenciales emigrantes que, por otro lado, no reciben visas para viajar legalmente por parte de la Sección de Intereses. Hay incremento de los hechos, de los planes y del estímulo a todas estas conductas.
Moderador.- Una última pregunta. Lucía.
Felipe Pérez.- A ver, Lucía, para hacer las conclusiones.
Lucía Newman (CNN).- Sí, gracias.
Si el señor James Cason, el jefe de la Sección de Intereses, es el principal conspirador subversivo, y causante y organizador de la disidencia en Cuba, y si también él -como usted dice- ha violado sistemáticamente todas las normas internacionales de conducta diplomática, ¿por qué su gobierno no lo ha declarado a él, persona non grata, en vez de encarcelar a penas extremadamente largas a 75 ciudadanos cubanos, una media que ha provocado una amplia repercusión negativa en el ámbito internacional?
Felipe Pérez.- Gracias, Lucía. Bueno, que no lo hayamos hecho, no quiere decir que no lo hagamos en algún momento. Lo que hemos hecho es reservarnos el derecho de hacerlo.
Sabemos que los grupos mafiosos cubanos, con los que el señor Cason se reúne semanalmente, desean eso, porque saben que eso va a constituir una señal que se podrá manipular ante la opinión pública norteamericana. Sueñan con la idea, nunca les gustó la decisión del presidente Carter de abrir esa Sección, de acordar con nosotros la apertura. Hacerlo sería un regalo a esos grupos que aspiran a que eso sea lo que ocurra. Y probablemente un regalo al señor Cason, que todo parece indicar que le gustaría regresar a Miami como el héroe expulsado de Cuba. Hasta ahora no hemos tomado la decisión de darle ese gusto, pero ello no quiere decir que nosotros hayamos renunciado a hacerlo. Nos reservamos el derecho de actuar como consideremos en defensa de nuestra soberanía. Has dicho que han sido condenados a penas extremadamente largas. Debo, sin embargo, recordarte que son menores que las que recibió, por ejemplo, Gerardo Hernández, un cubano inocente, al que una corte en Miami ha condenado a dos cadenas perpetuas y, además, 15 años; es decir que tendría que tener dos vidas, y volver a nacer y estar 15 años, para después de eso, salir en libertad. Es mucho más larga esa condena, y la de algunos otros de los presos políticos cubanos que en cárceles norteamericanas purgan hoy en condiciones de absoluta violación de las normas internacionales contra el trato degradante o humillante a los prisioneros, llevados con frecuencia a celdas de castigo, mantenidos allí injustamente, en medio de un proceso viciado y escandaloso en materia de violaciones, y después de recibir condenas realmente inspiradas en motivaciones políticas. No es el caso de estas personas, que no han sido llevados al “Hueco” ni a las celdas de castigo, ninguno de los cuales ha recibido dos cadenas perpetuas más 15 años, y, por tanto, pienso que es relativo el término de largas condenas. Depende de con qué se le compare; si se le compara con la de Gerardo, son menores.
De todas maneras, nosotros no nos sentimos gozosos de tener que ver cómo nuestros tribunales adopten esas medidas.
Nosotros quisiéramos que esas cosas no ocurrieran, pero esas cosas ocurren a partir del aliento, de la actuación y del dinero del contribuyente norteamericano que se emplea para estimular la subversión en Cuba, y tenemos el derecho y el deber de defender la estabilidad del país y su soberanía. Por tanto, los términos son relativos, depende con lo que se les compare.
Debo decir que nosotros quisiéramos que en vez de intentar dar lecciones a Cuba, en materia de organización de la administración de justicia, se pusiera fin en la Corte de Atlanta, en el proceso de apelaciones que está en marcha, a los procesos que han llevado injustamente a prisión a cinco jóvenes cuya conducta ha sido la de intentar evitar actos de terrorismo que harían pagar un precio en vidas, no solo a Cuba, sino probablemente a los ciudadanos norteamericanos y a los de otros países.
Moderador.- Muchas gracias, Ministro, por las informaciones que ha dado.
Felipe Pérez.- Gracias.