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Lo más básico
DIFÍCIL CONVIVENCIA
...o como empezar en esta afición y no morir en el intento.
Todo aficionado, una vez inmerso en esta afición, va adquiriendo conciencia de lo difícil que resulta mantener las maquetas en buen estado de presentación, limpieza y su mantenimiento periódico, que incluye muchas veces alguna reparación, alguna restauración integral o reconstrucción, o dar pie a una aventura de mayor envergadura (entrar en el mundo del «scratchbuilding», o dicho en nuestra lengua, el «hágaselo usted mismo»).
Los principales y a veces condicionantes aspectos para mantener una buena colección podrian resumirse en los siguientes:
* Tener un lugar apropiado para trabajar (tema tratado primero en Técnicas básicas > El lugar de trabajo, y después en la serie de artículos Maquetismo en cualquier lugar. ¿Por qué necesitamos una zona de trabajo transportable?).
* Un lugar para la exposición, bien sean estanterias (abiertas o cerradas), vitrinas, etc.
* Mantener todo ello en orden y limpio... y mucha «habilidad» para protegerlo de las «manitas» de los pequeños (hijos, sobrinos, nietos, etc.) y de las mascotas, según el caso. Y también de las «manazas» de las visitas curiosonas (cuñados y similares) que quieren ver en que nos gastamos el dinero y el tiempo.
* Y tambien de cualquier persona (esposa, pareja, madre, ...) que en un intento de mostrar buena voluntad hacia nosotros se ofrecen para limpiar y ordenar esos «espacios».
Cuestión de sexo...
Pese a pecar de «machista», la verdad es que no abundan las féminas
aficionadas a las maquetas si lo comparamos con el total (no conozco a ninguna
personalmente, aunque haberlas, haylas), pero tampoco podemos decir que sea
una afición mayoritaria entre los varones.
¿Quién no ha quedado desolado al ver a una de sus piezas más queridas rota en varias partes, algunas de ellas desaparecidas por la enérgica acción de un... plumero?
¿Quién no ha recordado a Herodes cuando alguno de los pequeños tomó por «juguete» una vieja maqueta descatalogada y difícil de encontrar?
¿Quién no tiene una mascota, y se ha acordado de quien se la regaló, cuando el pobre animalito hace caer alguna maqueta demasiado accesible o ha curioseado por entre nuestro expositor?
Ese es el momento cuando hay que explicar amablemente a la «autoridad familiar» que se le permita a uno mismo mantener la limpieza y el orden de estos «espacios»; cuando hay que educar convenientemente al «peque» en la idea de que tal «juguete» no lo es, y que se trata de algo «valioso» para nosotros.
Y también, en su caso, la mascota debe ser advertida, como corresponda, para que se aleje de estos lugares; mejor aún, evitar que pueda acceder a ellos (aplicable también a los «peques»).
Ante todo esto, tambén surge el problema de escoger adecuadamente el espacio para el montaje y la exposición, como si de un museo se tratara. Así iremos organizando el espacio disponible, nunca suficiente, exponiendo piezas que estarán por un tiempo a la vista, para luego pasar a ser guardadas cuidadosamente en cajas.
Nada mejor que seguir algunos consejos elementales para facilitar la convivencia:
1. Respecto a la zona de trabajo, terminada la labor, guardar todo sobre lo que se esté trabajando en cajas, lejos del acceso de «visitas» no deseadas.
2. Respecto a la zona de exposición, lo ideal es contar con vitrinas que, aunque no contengan toda la colección, permitan presentar un buen número de maquetas o dioramas, manteniendo el resto en cajas a buen recaudo, debidamente identificadas.
La ubicación de las piezas dependerá del grado de «tolerancia» que se consiga ante la «autoridad familiar».
Es importante reconocer aqui que variar la exposición de forma periódica permite mantener una rotación de toda la colección, aprovechando para pasar una inspección y limpieza, para luego ser guardada para una posterior exposición.
Los lugares de exposición deberán ser considerados «de acceso restringido», sobre todo para que no llegen los «peques» ni las mascotas.
3. Respecto a la limpieza, debe hacerse con extremado cuidado. Es una oportunidad para examinar detalladamente las maquetas y ver qué necesidades de mantenimento o refuerzo necesitan.
La limpieza se hará inicialmente «soplando» aire para luego, con un pincel viejo, pasarlo por los rincones más inaccesibles. Por último volver a «soplar».
No debe descartarse un lavado. En este caso hay que prestar atención a que las calcas se hallen debidamente protegidas y utilizar una solución de agua y detergente (mejor jabón de glicerina, pues los detergentes comunes suelen contener productos químicos muy agresivos que pueden afectar a la pintura) para lavar todos los detalles con un pincel. Tras enjuagar detenidamente, se secará bien al sol, o bien con un secador de pelo a mínima potencia.
Por último realizar una revisión exhaustiva para detectar alguna pieza despegada o rota para poder repararla adecuadamente.
4. Mantener un control periódico de la zona de exposición, realizando como mínimo una limpieza mensual, aunque dependerá siempre del grado de exposición al medio ambiente (más o menos cerradas).
Con todo ello podremos disfrutar, además de nuestra afición, de los «peques», de las mascotas y del entorno familiar en general.
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