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Figuras
PINTAR FIGURAS (VII)
LA CARA
La cara es el punto focal de la figura, y debe tener todo el detalle y carácter posibles. La pintura se aplicará como un maquillaje, acentuando el moldeado y realzando los detalles.
Demasiadas veces las figuras están pintadas en exceso, como payasos. A la distancia normal de observación deben ser evidentes los rasgos, pero no la técnica pictórica.
Algunos aficionados prefieren tratar a la vez todas las zonas de piel, aunque las manos pueden mancharse y es mejor dejarlas para el final. Si la figura no está completamente vestida, continuaremos el color de la cara hacia abajo.
El color base
Como color base podemos utilizar un color carne comercial o, mucho mejor, desarrollar nuestro propio color mezclando blanco, amarillo (u ocre amarillento) y siena tostado, hasta dar con el tono de la piel que necesitamos según el tipo de figura.
Para los toques de luz añadiremos blanco a esta mezcla, y para las sombras un poco de siena tostado.
La mezcla será la misma para pieles morenas y negras, sólo que con más color siena para estas últimas; para pieles orientales, aumentaremos el tono ocre amarillento.
Otras razas. Otros mundos.
En el caso de las figuras de fantasía tenemos plena libertar para escoger
los colores y los tonos de sombras y luces, dejándonos guiar por nuestro
sentido común.
Rellenaremos todos los detalles (ojos, nariz, boca y orejas) y llegaremos hasta el cuero cabelludo y el cuello. Nos aseguraremos de que no se vea la base por ningún sitio.
Escurriremos la pintura del pincel pero sin usar diluyente alguno. Ahora recogeremos el exceso de pintura de la cara con el pincel, pero sin restregar, haciendo movimientos suaves y escurriéndolo cada vez. Quitaremos toda la pintura posible, de forma que la cara, más que pintada, quede teñida de color.
Ahora no se verán las pinceladas y, aunque no hayamos dejado pintura en los detalles, éstos se verán gracias a los reflejos naturales. Dejaremos secar toda la noche y repetiremos el proceso para dar cuerpo al color. Tras quitar la pintura por segunda vez, aplicaremos sombras sin dejar secar.
Sombras y luces
Sombrearemos para representar un modelado natural (supondremos que la cara está iluminada a tres cuartos desde arriba, salvo que tengamos pensado un diorama con una luz distinta). Para ello utilizaremos el color siena tostado puro, que se fundirá con el color base.
Por zonas.
La parte más profunda y, en consecuencia, más oscura de la cara es la zona entre los ojos y bajo las cejas a ambos lados de la nariz.
Las áreas un poco menos oscuras son la parte inferior de la barbilla, debajo de la nariz, y debajo de los labios superior e inferior.
Los toques de luz se proyectan a través de la frente, hacia el puente de la nariz, en las mejillas y en el extremo de las mandíbulas.
Estas zonas sombreadas y con toques de luz son las claves que determinan la forma de la cara.
Dibujaremos primero una línea muy fina en torno al pelo. Limpiaremos el pincel en la mano y lo pasaremos ligeramente por encima de la línea marrón hacia la cara, quitando color hasta que se funda con el tono base y no quede sino una insinuación de sombra bajo el pelo.
Con la punta del pincel tiraremos una línea fina desde el ángulo del ojo hacia la nariz, con el fin de realzar el puente de ésta. Fundiremos el color en las mejillas. Ahondaremos las cuencas de los ojos trazando sendas líneas finas bajo las cejas y bajo los ojos, fundiéndolas.
Aplicaremos sombras bajo el labio inferior, la barbilla, la nariz y el interior de las orejas, fundiendo suavemente con las zonas más claras. Por último aplicaremos sombras a las arrugas que van desde la nariz a las comisuras de los labios.
Ahora debe aclararse la estructura ósea y las superficies superiores de la cara. Para ello utilizaremos pequeñas cantidades de blanco puro, a través del que debe verse el color base.
Empezaremos por tirar una línea fina a lo largo del puente de la nariz, añadiendo un punto sobre cada ventana. Fundiremos con la sombra para que no se pierda color en exceso. Aclararemos la frente, la barbilla y las mejillas.
Miremos ahora con atención a la cara y buscaremos qué partes necesitan las sombras más profundidad o dónde es necesario algún reflejo.
Añadiremos color a las mejillas aplicando un diminuto punto de color rosa oscuro bajo el hueso; lo extenderemos en un triángulo entre los lados de la cara, el hueso de la mejilla y las arrugas de las comisuras. La cantidad de rosa oscuro precisa para dar calor al rostro es mínima.
Los ojos
Perfilaremos los ojos con blanco y pintaremos después un iris marrón claro o azul; aplicaremos ahora en el centro el punto de la pupila girando el pincel; el iris debe tocar por arriba y por abajo y quedar un poco hacia arriba.
En una figura grande, hay que aplicar a los ojos un reflejo blanco puntual. Limpiaremos los ángulos con leves toques de color blanco y tiraremos una delgada línea de color siena tostado sobre el borde superior del párpado y otra a la mitad del inferior, fundiéndola. Aclararemos el borde externo.
Simple y rápido.
Un sistema muy sencillo de pintar los ojos es pintar el ojo entero de
color negro; después se pinta en blanco ambos extremos, dejando la pupila
circular en el centro. El fuerte contraste del negro con el blanco se
puede solucionar mezclando algo de color azul con el blanco.
Los labios
A los labios añadiremos un toque de color rosa oscuro. Colocaremos la punta del pincel entre los labios y la moveremos a medida que se recorre la boca. Dejaremos que los labios guíen la punta en lugar de pretender perfilarlos con una línea. Ahora subiremos o bajaremos un poco los extremos según el carácter del personaje.
Secaremos el pincel y recogeremos pintura del labio inferior para que quede más claro que el superior, aunque sí un poco más oscuro, por las comisuras. Dejaremos el labio superior como una línea oscura y añadiremos un reflejo mínimo al borde anterior del inferior.
El pelo
Mezclaremos el color base y lo aplicaremos de forma que penetre hasta las hendiduras más profundas y procurando que quede un trono uniforme. Nos detendremos un poco antes de tocar la cara, ya que esta parte se aclarará más tarde.
Una vez cubierto el pelo, retiraremos toda la pintura que se pueda. El color debe manchar las concavidades y acentuar el moldeado.
Castaños y rubios.
Si el pelo es castaño, no utilizar el color marrón castaño; en su lugar
aplicar un marrón estándar como color base y añadirle blanco para las
luces. Y recordar que el pelo rubio no es realmente amarillo, sino más
bien color canela, incluso en sus formas más pálidas.
Acentuaremos la forma del pelo con un tono un poco más oscuro que el de la base y quizás dando un toque de azul o rojo a las sombras para reforzar el carácter. Oscureceremos los rizos para dar profundidad al moldeado.
Aplicaremos ahora los reflejos con un tono más claro que el de la base. Incluso el blanco quedará matizado por él, y resultará muy adecuado para un personaje mayor.
Pintaremos desde el borde hacia adentro, y no a lo largo del mismo, con el fin de no tapar el tono de piel más oscuro que se aplicó antes. Aclararemos sólo las partes altas y destacaremos la coronilla pintando pelos sueltos.
Trataremos el pelo de la cara de la misma forma, dando toques muy pequeños, porque en áreas reducidas es muy difícil mezclar. Simularemos la barba mal afeitada con el color negro o marrón.
Si cae alguna mancha a la cara, la quitaremos con un pincel y aguarrás y, caso de que éste se corriese, retocaremos después de que se haya secado.
ZONAS EXPUESTAS
Trataremos el resto de las zonas
expuestas del cuerpo igual que la cara.
Aplicaremos el color base y a continuación subrayaremos las sombras y aclararemos la estructura ósea fundiendo los colores tal como se ha explicado anteriormente.
El bronceado se puede imitar añadiendo un toque de color rojo y fundiéndolo con la técnica expuesta en el caso de las mejillas. El efecto puede acentuarse pintando en la piel las marcas de la ropa.
Pintaremos las manos en el mismo color base, oscureciendo entre los dedos y alrededor de los puños. Separaremos los planos de los dedos con tonos del color base. Aclararemos los nudillos si quiere representar una mano en tensión.
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