La muerte sin dolor: suicidio
y eutanasia.
Maurice Verzele. Editorial Txalaparta
Tafalla 1999
Indicaciones para el suicidio químico
[p. 124 a 127]
Ordene sus asuntos. Escriba una nota explicando
por qué ha decidido terminar con su vida. Exponga sus disposiciones
para las exequias.
Su estómago debe estar vacío,
es decir, varias horas después de la última comida.
Tómese un comprimido contra el
vómito, un antiemético como Motilium, Primperan, Cleboril
u otro. Si no tiene, tome unos caramelos mentolados contra la tos.
Tómese una o dos píldoras
de tranquilizantes o somníferos.
Triture los comprimidos del producto elegido
para el suicidio, mezcle los polvos con un poco de mermelada y tráguelo
todo. Utilice, como mínimo, el doble o el triple de la DML.
Si puede, beba uno o dos vasos de alguna
bebida fuerte como coñac, ginebra, vodka o whisky.
Acuéstese. Se dormirá, después
la muerte llegará y no sentirá nada. En el momento de dormirse,
puede ponerse una bolsa de plástico en la cabeza para asegurar completamente
el resultado.
¿Qué producto elegir? Depende
de lo que pueda obtener pero la escena anterior se puede lograr con:
1. Las drogas morfina, heroína y cocaína. Pero, ¡cuidado porque hay dos inconvenientes! No son adecuadas para las personas habituadas a la droga y es necesario conocer su grado de pureza para estar seguro de tomar, como mínimo, 250 miligramos de la droga misma.Con estos cinco métodos logrará con seguridad un suicidio sin dolor. Existen otros, pero no es tan seguro que no produzcan cierto sufrimiento.
2. El tranquilizante Rohipnol. Si se combina con alcohol, bastan 100 miligramos. Pero, ¡cuidado de nuevo con los ya habituados porque para ellos no será suficiente!
3. Los barbitúricos acompañados de alcohol. Bastará una dosis de 5 a 10 gramos (fenobarbital, amobarbital, pentobarbital o barbital). El inconveniente es que el coma puede ser largo. Por tanto, es preferible combinarlos con otro producto, como el Rohipnol. Los productos mencionados sólo se consiguen con receta médica.
4. El cianuro de potasio. Es el más brutal y más rápido. Una dosis de 1 a 1,5 gramos en un poco de agua y de un trago, tendrá un efecto fulminante.
5. Si las sustancias mencionadas no son accesibles para usted, el monóxido de carbono también asegura una muerte sin dolor. En el párrafo relativo a este método se exponen los detalles. Únicamente hay que prepararlo muy bien.
- Insulina: una ampolla entera en inyección subcutánea.Aunque no es evidente que estos últimos métodos conduzcan a una muerte sin dolor, sin duda lo logrará si los combina con todos los tranquilizantes y somníferos disponibles, posiblemente insuficientes si los tomara aisladamente.
- Sal: dos cucharadas grandes de sopa en un buen vaso de agua.
- Etanol: una botella entera de alguna bebida fuerte tomada en pocos minutos; para personas de gran corpulencia mejor tomar un poco más.
- Metanol: 50 mililitros con 200 de agua y de azúcar.
- jabón catiónico: de 3 a 5 gramos combinado con antieméticos y alcohol, vigile la concentración del producto comercial disponible.
- Aspirina: un comprimido por cada kilo de peso.
- Paracodeína: 100 comprimidos de 10 miligramos de dihidrocodeína.
La muerte dulce
Con frecuencia, las personas interesadas
en este tema insisten en que desean un suicidio sin dolor ni pena. Seguramente,
la eutanasia activa realizada por un médico lo será. A mí,
personalmente, no me atrae en absoluto la escena de mi muerte en la cama,
rodeado de mis allegados que lloran, con alguien que sostiene mi mano,
me anima dulcemente y se apiada de mi suerte y con el médico por
allí compadeciéndome. Yo quiero estar a solas con mi suicidio.
No es seguro que la eutanasia pasiva provoque
una muerte dulce. La interrupción del funcionamiento de algunos
instrumentos o de la actividad médica puede provocar una muerte
rápida, pero también puede tardar mucho tiempo y resultar
penosa.
La muerte más dulce posible es
la que llega durante el sueño. Por tanto, lo mejor es dormirse,
habiendo tomado antes la sustancia que causará la muerte. Algunos
de los métodos expuestos entran en esta categoría.
Existe la idea de que una muerte súbita
no debería doler, pero desgraciadamente no es cierto. Aun impidiendo
la entrada de aire para respirar o cortando la circulación de la
sangre, siempre transcurrirán esos minutos en los que el cerebro
todavía está activo. La muerte no llegará hasta pasados
de 3 a 5 minutos. Y mientras tanto, siempre cabe la posibilidad de una
reanimación. Los ejemplos abundan, así que no es adecuado
para una muerte dulce.
Probablemente, lo más parecido
a la muerte súbita es el salto al vacío con la cabeza por
delante o pegarse un tiro. Tampoco me convence. No. Yo quiero que mi muerte
llegue dulcemente durante el sueño.
Cuando llegue mi hora y el suicidio sea
lo adecuado, elegiré el Rohipnol (100 miligramos) combinado con
barbitúricos (6 a 7 gramos) y algunos vasos de ginebra. Me llevaré
la botella a la cama. Me imagino solo. Antes iré al servicio para
no incomodar inútilmente a los que me encuentren; me ocuparé
de que nadie me necesite en las 12-24 horas siguientes para que no me descubran
prematuramente. ¿Seré capaz de hacerlo? Creo que sí
y sin embargo, no estoy completamente seguro.
Monóxido de carbono, venenos
gaseosos
[p. 102]
El monóxido de carbono garantiza
un suicidio sin dolor. Si enciende fuego en un cuarto muy pequeño,
bien aislado, sin ventilación y se acuesta tras haber tomado unos
somníferos, el "sueño eterno" llegará sin que
se dé cuenta. Un camping-gas de butano o de metanol debería
bastar. En una habitación así no hay mucho oxígeno
y en cuanto una parte se consuma, el fuego producirá monóxido
de carbono. Ponga el quemador en un cubo u otro recipiente metálico
para impedir la circulación del aire hacia la llama. No deje entrar
aire fresco: ponga una toalla húmeda bajo la puerta y tape las rendijas
de la ventana con adhesivo.
Tenga cuidado. Si su "suicidio" no es
deseado al 100% sepa que el monóxido de carbono es fatal y la muerte
irreversible. Por tanto, no juegue con fuego y evite así también
la posibilidad de provocar un incendio. La muerte con monóxido de
carbono llega cuando se está inconsciente y por tanto, se trata
claramente de una muerte dulce.