|
Pensé que era un típico ataque de celos cuando en el umbral de mi casa lo vi, los ojos hinchados por el desconsuelo y un tajo en el alma firmado por ti. "No vengo a montarte una escena de cuernos, sino a prevenirte contra esa mujer: quererla es mudarse a vivir al infierno, caer es sus garras es jugarse la piel". No dejé que acabara. "Largo de aquí" le dije y descubrí la verdad como los cobardes, demasiado tarde.
Más me hubiera valido
No me puso nadie un cuchillo en el pecho.
Fue primero un fontanero
|
Gracias a Jorge P.R. por la colaboración