La ausencia de Serrat no desluce el recuerdo
del 'mestre' Bardagí
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Joaquín Sabina llevó anoche el peso del concierto en el Palau Sant Jordi
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JORDI BIANCIOTTO BARCELONA
Una angina de pecho retuvo anoche a Serrat en el Hospital del Vall d'Hebron, pero
no impidió que el mestre Bardagí contara con un homenaje
multitudinario y con guiños emotivos (y toques de humor) en
el Palau Sant Jordi. El espectáculo Sense Bardagí,
reestructurado en el último momento a causa de la ausencia
del noi del Poble Sec, cautivó a 15.000 personas con
un repertorio que apeló al recuerdo al mestre. Y con
Serrat en reposo, el peso del montaje recayó en Sabina, que
ofreció una larga actuación y realizó dúos con diversos invitados.
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Ana
Belén y Joaquín Sabina, durante el concierto. A la derecha,
vista del público del Palau Sant Jordi. |
Horas antes del concierto, una reunión de urgencia de artistas y organizadores se saldó con un nuevo guión: los 50 minutos de Serrat fueron sustituidos por intervenciones más amplias de los otros convocados. Toda una redefinición que convirtió a Sabina en pilar de la noche.
El Gran Wyoming, tocado con el sombrero que lucía Bardagí, presentó el concierto recordando al ausente e impulsor del homenaje, Serrat. "Tú nos has liado a todos y luego, como el Capitán Araña, te has quitado de enmedio", dijo el cantante y showman, que no quiso tentar a los malos augurios. "Vamos a empezar pronto el concierto, no sea que haya más bajas". Cordes Invisibles y Jofre Bardagí (hijo del mestre ) tomaron el relevo, antes de que Angel Casas subiera al escenario.
ANGEL CASAS Y ANA BELEN
Este presentó un vídeo con imágenes de Josep Maria Bardagí y declaraciones de Carles Benavent, Pablo Carbonell, Carles Flavià y Pemi Fortuny (Lax'n'Busto), entre otros. Luego, el Tricicle ofreció el sketch Parc d'atraccions, culminado con un saludo a Bardagí. "En septiembre comenzamos un nuevo espectáculo y esperamos que baje y vuelva". Y el Gran Wyoming, con El Reverendo, brindó una performance con miniéxitos particulares como Tramperos de Connecticut.
Víctor Manuel y Ana Belén marcaron un punto de inflexión. El primero abordó un intimista Pequeñas cosas , y la segunda se atrevió con Mediterráneo. Dos guiños al ausente Serrat que contaron con dos colaboradores de éste: Kitflus y Ricard Miralles. Ana Belén evocó una cena doméstica con Sabina en la que éste le propuso adaptar una canción de Bardagí: A la sombra de un león. El dúo estaba servido. Y con él, el arranque de un auténtico concierto de Sabina, quien capitalizó (con permiso del mestre ) el espectáculo desde las primeras notas de La Magdalena hasta el clímax de Y nos dieron las diez.
"El Serrat yo creo que se ha acojonado de tener que cantar conmigo. Os confieso que yo estaba acojonado de tener que cantar con él. Si se encuentra arsénico en la comida he sido yo", ironizó el cantautor en medio de rescates de Y sin embargo te quiero, Medias negras y Nos sobran los motivos. Quico Pi de la Serra detuvo por unos momentos el rodillo Sabina, aunque ambos terminaron interpretando Suau (con el jienense cantando en catalán). Y Sabina y Jofre Bardagí estrenaron su primera composición conjunta: Mátanos de risa, dedicada al mestre.
Princesa, Calle Melancolía y 19 días y 500 noches condujeron
a la recta final. Jofre Bardagí dedicó unas palabras de agradecimiento.
"Tenemos una gran herencia que son los amigos que ha dejado
mi padre". Paraules d'amor, entonado por todos,
puso un feliz punto final a un espectáculo que en las horas
previas debió superar una dura prueba.
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