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Al tercer día

Ya se pelearon

Núria Meroño

Es una carta a la Nuria, una hermana carmelita vedruna. Hace ya uno cuantos años, cuando estaba en Colombia, ya le escribí una carta sobre san Francisco de Asís y santa Clara (Clara de Asís, fue engañada por san Francisco?). Ahora ya lleva un par de años en Haití

Hola Núria:

Hoy he escuchado por la radio que las escuelas vuelven a funcionar en Haití. ¿Vas normalizando tú también tu vida? Espero que tengas ya ratos para poder leer esta carta.

¿Lo recuerdas? ¿Recuerdas que hace años hablábamos de ir a Galilea? Hablábamos en serio, pues sabíamos que era un proyecto que nunca realizaríamos. Naturalmente, iríamos en carro, tirado por un burro.

Iríamos a Galilea. No hablábamos de ir a "Tierra Santa" ni de visitar Jerusalén.

Sin saberlo, nos habíamos metido de lleno en una de las primeras peleas de los seguidores de Jesús. Sin saberlo, nos habíamos colocado decididamente en uno de los dos bandos opuestos. Nuestra opción era tan clara como lo fue la de aquellos primeros discípulos (y primeras discípulas) de Jesús. Y aquí el añadido de "primeras discípulas" no es (como verás) una concesión a modas modernas.

Después (ya sabes que "al tercer día" no quiere decir de ninguna manera 72 horas) de la muerte de Jesús (el hombre que venía de Galilea) en Jerusalén, sus seguidores tuvieron que tomar una decisión.

Esta frase la leerás mejor sin los paréntesis: "Después de la muerte de Jesús en Jerusalén..."

Pero con el primer paréntesis, quiero recordar, como ya saben los habituales lectores de esta web, que no considero los acontecimientos pascuales (resurrección, ascensión, venida del Espíritu Santo) como acontecimientos históricos situados cronológicamente en un tiempo preciso (al tercer día, durante cuarenta días, al cumplirse el día de Pentecostés…)

Y el segundo paréntesis quiere recordar el título de una de las mejores cristologías de los últimos años: "Jesús, el hombre que venía de Dios" y así dar a entender que a Jesús lo mataron por su actividad "política", desarrollada sobre todo entre las comunidades campesinas de Galilea, que no por su mensaje "religioso" (ya sabemos que, no sólo en el caso de Jesús, política y religión van juntas).

Unos optaron por el retorno a Galilea y continuar allí el "movimiento de Jesús" entre las comunidades campesinas. Otoros pensaron que sólo en Jerusalén se podía hacer alguna cosa. Estos ya hacía tiempo que llevaban esta idea en la cabeza.

Después de esto, Jesús continuaba recorriendo Galilea. No quería ir a Judea...

Pero estaba cerca la fiesta de los Tabernáculos, y sus hermanos le dijeron:

Márchate de aquí y vete a Judea, que también tus discípulos de allí presencien esas obras que haces; porque nadie hace las cosas de escondido si es que busca publicidad. Si haces estas cosas, date a conocer a todo el mundo. (Jn 7, 1-4)

Esta doble opción dividió la comunidad, pero ninguno de los dos grupos tuvo escrúpulos algunos en mantener su decisión como si fuera una decisión, una orden del mismo Jesús.

Y ahora, marchaos, decidle a sus discípulos y a Pedro
que va delante de ellos a Galilea; allí lo verán, como les dijo. (Mc 16,7)
Opción
Galilea
Opción
Jerusalén
...y en su nombre se predicará el arrepentimiento y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. (Lc 24, 47)
Vosotros quedaos en la ciudad hasta que de lo alto os revistan de fuerza. (Lc 24, 49)
Una vez que comían juntos les recomendó: No os alejéis de Jerusalén; aguardad a que se cumpla la promesa del Padre, de la que yo os he hablado. (Ac 1,4)

El autor de los Hechos de los Apóstoles, que es el mismo señor (aunque nosotros no conozcamos su nombre) que escribió el llamado "Evangelio de Lucas", no quiere saber nada de un retorno a Galilea, y así cambia el texto de Marcos 17,7, el cual es seguido bastante disciplinadamente por Mateo.

Mc, 16, 7 Mt 28, 7 Lc 24, 6-7
Y ahora, marchaos, decidle a sus discípulos y a Pedro que va delante de ellos a Galilea; allí lo verán, como les dijo Id aprisa a decir a sus discípulos que ha resucitado de la muerte y que va delante de ellos a Galilea; allí lo verán. Esto es todo. No está aquí, ha resucitado. Acordaos de lo que os dijo estando todavía en Galilea: Este Hombre tiene que ser entregado en manos de gente pecadora y ser crucificado, pero al tercer día resucitará.

Y como es un señor coherente también modifica Mc 14, 27:

Mc 14, 27 Mt 26, 31-32 Lc 22, 31-32
Todos vais a fallar, como está escrito: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas. Pero cuando resucite iré por delante de vosotros a Galilea. Esta misma noche vais a fallar todos por causa mía, porque está escrito: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño. Pero cuando resucite iré por delante de vosotros a Galilea. Simón, Simón, mira que Satanás os ha reclamado para cribaros como trigo. Pero yo he pedido por ti para que no pierdas la fe. Y tú, cuando te arrepientas, afianza a tus hermanos.

Para este señor (autor del Evangelio de Lucas y de los Hechos de los Apóstoles) Galilea no es más que una cosa del pasado. Incluso parece que la expansión del cristianismo, este viaje de Jerusalén a Roma, no tiene parada en Galilea:

Pero recibiréis una fuerza, el Espíritu Santo que descenderá sobre vosotros, para ser tetigos míos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo (Ac 1, 8)

He hecho bien de poner un "parece", pues he encontrado esta referencia a Galilea:

Entre tanto, la Iglesia gozaba de paz en toda Judea, en Galilea y Samaría; se iba construyendo, progresaba en la fidelidad al Señor y se multiplicaba, alentada por el Espíritu Santo. (Ac 9, 31)

Esta referencia a comunidades existentes en Galilea nos ayudará para una cosa que ya te diré más tarde. No la olvidemos, pues.

Que no te escandalice el que unos y otros no tuvieran escrúpulos de poner su propia decisión como si fuera una orden del Señor resucitado. En aquel tiempo estas cosas no eran ninguna ocasión de escándalo. Mateo (y su grupo) hicieron lo mismo para defender su teis universalista: Si aquello de "Id y haced discípulos de todas las naciones, bautizadlos…" (Mt 28,19), hubiera estado dicho realmente por Jesús, ¿a qué venía la discusión -que llegó "a ser muy viva"- de lo que algunos han llamado Concilio de Jerusalén (Ac 15)

No sé por qué he puesto "en aquellos tiempos", pues hoy día seguimos haciendo las mismas cosas. Ahora, los jesuitas de España estamos en un proceso de integración nacional mandado desde arriba: las cinco "provincias" jesuíticas actuales pasarán a ser una única "provincia". Es una decisión que puede ser buena o mala, pero en estos tiempos, en que ya deberíamos saber vivir "etsi Deus non daretur" (como si Dios no existiera), como nos aconsejaba Dietrich Bonhoeffer (¿ya sabes quién es este pastor protestante?), los "superiores" tampoco han tenido muchos escrúpulos de presentarla como "voluntad de Dios". Me pregunto -y tú te lo puedes preguntar de una manera más dramática- Si Dios no hizo nada en Haití porque aquel día tenía una reunión con una de las comisiones que preparan este proceso de integración.

Ya puedes pensar que yo creo que esta decisión, más que mala, es inútil, pues sólo logrará prolongar la agonía de un modelo de Compañía (la Compañía de "nuestras obras", esto es, de "nuestro poder"), un modelo que algunos desde hace unos cuantos años decimos que está caducado.

En una carta a mi hermano de Oruro (¿ya sabes que ahora ha subido de "categoría" y vive en Bogotá) de finales del 97 decía: "El futuro que yo veo y el que ofrezco a los jóvenes, es el de una Compañía de Jesús sin obras propias, trabajando en las obras de los "laicos" y no pretendiendo que los laicos vengan a trabajar a nuestras obras".

Y de una manera más espiritual (esto es, más bonita), recordando el comienzo ("Todo el que quiera militar para Dios bajo el estandarte de la cruz...") de la "Formula Instituti", aprobada por Julio III el 21 de julio de 1550, decía: "Yo veo el futuro de los jesuitas de Catalunya como el de unos hombres que pretenden colocarse, allí donde estén, bajo el signo agobiante y deshumanizador de las tantas cruces levantadas en tantos puntos de nuestras tierras. Y bajo estas "cruces" y por todos los medios imaginables -sin poder descartar el «predicando, leyendo públicamente, ejercitando los demás oficios de enseñar la palabra de Dios, dando los ejercicios espirituales, instruyendo a los niños y a los ignorantes, oyendo las confesiones, ministrándoles los demás sacramentos»"-, insertos como un vecino más en uno de los "muchos colectivos (mujeres, inmigrantes, etc.) que hoy día aportan elementos importantes y esperanzadores para una nueva sociedad", intentar que las "obras de misericordia" (ya sean las de una Teresa de Calcuta como las de una Diana de Gales) ya no sean necesarias para "socorrer y servir a los presos de las cárceles y a los enfermos de los hospitales".

Las frases en cursiva son de la Formula; las sólo entre comillas son de la carta que los "comisionados" me enviaron para anunciar su visita.

* * *

Dejemos este ya demasiado largo paréntesis y sigamos con nuestro tema. Me animaría a decir algo más sobre estos dos grupos que "al tercer día" ya se pelearon.

El grupo "Jerusalén" estaría animado por la familia de Jesús. Ya hemos visto como el evangelio de Juan nos presenta a los hermanos de Jesús (oi` avdelfoi. auvtou/) animándolo a ir y a actuar en Jerusalén. ¿Podríamos deducir de aquí que la familia de Jesús no estava totalmente desvinculada de su "movimiento"?

La familia de Jesús no queda bien parada en el evangelio de Marcos:

Al enterarse sus parientes (oi` parV auvtou/), fueron a echarle mano, porque decían que no estaba en sus cabales (Mc 3,21)

Llegaron su madre y sus hermanos Jesús (h` mh,thr auvtou/ kai. oi` avdelfoi. auvtou/) , y desde fuera lo mandaron llamar (Mc 3, 31)

La "madre de Jesús" (no hemos de tener miedo de decirlo, aunque los evangelios de Mateo y de Lucas no se atrevieron a reproducir el 3, 21 de Marcos) forma parte de este grupo familiar que, no sólo no seguía a Jesús "por las villas y pueblos" de Galilea (Lc 8,13), sino que mantenía hacia él ciertas reticencias. Recuerda también que en el relato de la pasión según los sinópticos (Marcos, Mateo, Lucas), la madre de Jesús no la encontramos junto a la cruz, ni ningún miembro de su familia se preocupa de la sepultura (Mc 15, 47), ni de comprar aromas para embalsamar el cuerpo de Jesús (Mc 16,1)

Pero "al tercer día" (esta expresión puede designar una etapa nueva) la situación cambió. Leamos los Hechos de los Apóstoles (1, 11-14):

Leamos los Hechos de los Apóstoles (1, 11-14)

Hombres de Galilea,

¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que se han llevado de aquí al cielo volverá como lo habéis visto marcharse.

Después se volvieron a Jerusalén, desde el monte que llaman de los Olivos, que dista poco de Jerusalén, lo que se permite caminar en sábado.

Llegados a casa, subieron a la sala donde se alojaban.

Eran Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago el de Alfe, Simón el Zelota, y Judas el de Santiago.

Todos ellos se dedicaban a la oración en común

Juntamente con algunas mujeres,

Con Maráa, la madre de Jesús,

Y con los hermanos de él.

Aquí comienzo una exégesis que es mía; quiero decir que todavía no la he leído en ningún libro, pero esto no quiere decir que no esté ya hecha.

La "lista de los apóstoles" son los "hombres de Galilea", ¿es una manera de decirnos que son personas del pasado? ¿Qué ahora, para la nueva etapa, se necesitan "caras nuevas"?

Las "algunas mujeres" son las que en el evangelio el autor las ha designado como "las mujeres que habían seguido a Jesús desde la Galilea" (Lc 23,55). Ciertamente, a mi parecer, es una manera de disminuir su dignidad. Y, además, no dice sus nombres que él bien conoce. "Eran María Magdalena, Juana y María, madre de Santiago" (Lc 24,10). En el mismo evangelio encontramos otra lista: "María, la llamada Magdalena, Juana, la mujer de Cusa, administrador de Herodes, y Susana" (Lc 8, 2-3). En ambas listas el evangelista añade unas cuantas más sin nombre: "También las otras que iban con ellas" (Lc 24, 10), "y muchas otras" (Lc 8, 3)

Y ahora, por primera vez en la literatura sinóptica, hacen su aparición, como miembros activos del "movimiento de Jesús", "María, su madre", y "los hermanos de él"

No sé si la expresión "literatura sinóptica" sería aceptada por los entendidos. Los "sinópticos" son los tres evangelios de Mateo, Marcos y Lucas. El evangelio de Lucas y los Hechos de los Apóstoles pueden ser considerados una sola obra en dos volúmenes. Con esta expresión quiero dejar de lado tanto los relatos de la infancia como el evangelio de Juan, en los cuales la figura de María, la madre de Jesús, tiene otras connotaciones.

Otro apunte de mi exégesis: es la primera vez -y me parece que la única- que salen juntas en la misma "foto" la madre de Jesús y las que podríamos llamar "novietas" de Jesús (sus fans). ¿Qué "papel" harían la una y las otras?

Ya sabemos que en la comunidad de Jerusalén acabó mandando Santiago, el hermano del Señor. Su escalada al poder la podemos seguir a través de las visitas de Pablo a Jerusalén. En la primera, después de su conversión:

Después, tres años más tarde, subí a Jerusalén para conocer a Pedro y me quedé quince días con él. No vi a ningún otro apóstol, excepto a Santiago, el hermano del Señor. (Gal 1, 18)

En la segunda, con motivo del "altercado y seria discusión" (Ac 15, 2) que surgió en la comunidad de Antioquia entre Pablo y Bernabé, por un lado, y, por el otro, "unos que bajaron de Judea" sobre el problema de la circuncisión, la comunidad envía a Jerusalén a Pablo, Bernabé y algunos más. Será lo que algunos llaman el Concilio de Jerusalén.

Después a los catorce años, subí de nuevo a Jerusalén en compañía de Bernabé, llevándome también a Tito… Santiago, Pedro y Juan, los considerados como pilares, nos dieron la mano a mí y a Bernabé, en señal de solidaridad (Gal 2, 1.9)

En la relación que encontramos en los Hechos de los Apóstoles de esta reunión queda claro que quien tiene la última palabra es Santiago. (Ac 15,13).

En la tercera visita, que Pablo en su terquedad se empeñó en realizar, a pesar de las advertencias que le llegaban de todas partes, y que acabó bastante mal

Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron gustosos. Al día siguiente fuimos con Pablo a casa de Santiago, donde estaban reunidos todos los responsables (Ac 21, 17-18)

Sobre esta última visita, puedes leer
Las prisas de Pablo

Partidarios también de la opción "Jerusalén" serían, naturalmente, todos los que ya vivían en Jerusalén. Jesús tenía gente conocida en Jerusalén, hecho que no sabríamos explicar a partir de una lectura de los evangelios sinópticos, en los cuales Jesús y su grupo galileo sólo "suben" una vez a Jerusalén. Primera y última. Ya sabes que el evangelio de Juan narra más subidas de Jesús a Jerusalén.

A toda esta literatura que nos quiere presentar un Jesús "amigo de los pobres", habría que recordarle que no parece que estas amistades que Jesús tenía en Jerusalén eran precisamente "pobres".

Podríamos recordar la familia de Betania (Lázaro, Marta, María); José de Arimatea y Nicodemo; el misterioso discípulo, "a quien Jesús amaba" (Jn 13,23; 19,26; 20,2; 21,7), sería de "buena casa", ya que sería el mismo que "el otro discípulo" (Jn 18, 15.16) que, como "conocido del gran sacerdote", tenía fácil entrada en la casa de éste.

Amigos de Jesús y desconocidos por sus discípulos, eran los propietarios de aquella casa donde, en el piso de arriba, había "una sala grande, arreglada con divanes" (avna,gaion me,ga evstrwme,non e[toimon) (Mc 14,15; Lc 22,12). ¿Es ésta la misma "casa de María, la medre de Juan por sobrenombre Marcos" de los Hechos de los Apóstoles (12, 12)? Una casa muy espaciosa ("había mucha gente reunida") y con derecho a criada (el término griego [paidi,skh] admitiría el significado de "joven esclava")
También nos queda dentro de un cierto misterio aquel "joven" (neani,skoj tij) que la noche del huerto "se escapó desnudo" (gumno.j) (Mc 14, 51-52) ¿Qué hacía, yendo por el mundo de noche, con una sola sábana?
* * *

Y nuestra opción, la de "Galilea", ¿quién la defendía?

Yo diría que, en primer lugar, las "mujeres de Jesús". El retorno a Galilea lo encontramos unido a la tradición de las mujeres del sepulcro (Mc 16, 1-8) y estas mujeres del sepulcro que son las mismas de la crucifixión quedan referidas a Galilea:

Había también unas mujeres mirando desde lejos, entre ellas María Magdalena, María, la madre de Santiago el Menor y de José, y Salomé, que cuando él estaba en Galilea lo seguían y lo atendían (Mc 15, 41)

¿Te hubieses llevado bien con María Magdalena?

Posiblemente la mayor parte de los "discípulos" serían de la misma opinión. Pero quizás fuera puro ejercicio de imaginación querer precisar más.

Por ejemplo, no sé si del último capítulo del evangelio de Juan (añadido para congraciarse con las iglesias más mayoritarias que mantenían a Pedro y a los apóstoles como sus dirigentes) podríamos deducir una vuelta a Galilea y a la vida normal de trabajo. Quedaría por explicar qué hacía el discípulo "a quien Jesús amaba" (Jn 21, 7.20), que por lo que te he dicho antes tiene todos los visos de ser un "urbanita" de Jerusalén, faenando en el lago de Tiberíades.

¿Y los motivos de la opción "Galilea"? Los que vendrían marcados por el sentido común: la vida la tenían en las villas y pueblos de Galilea, en las orillas del lago de Galilea... Y también podían ser "políticas": el "movimiento de Jesús" podía tener más continuidad entre las comunidades campesinas de Galilea, más sumergidas en un tradicionalismo yahvista, que entre la gente urbana de la gran ciudad.

* * *

Y esta opción "Galilea" ¿tuvo algún éxito?

Antes he citado un texto y te he dicho que no lo debíamos olvidar:

Entre tanto, la Iglesia gozaba de paz en toda Judea, en Galilea y Samaría; se iba construyendo, progresaba en la fidelidad al Señor y se multiplicaba, alentada por el Espíritu Santo. (Ac 9, 31)

Creo que podemos añadir alguna cosa más. Dejemos los evangelios y dejémonos acompañar por José ben Matías, un judío que participó en la guerra entre los judíos y Roma de lo años 66-70. Primero, en el bando judío, como uno de los comandantes enviados desde Jerusalén a Galilea; depués, hecho prisionero y liberado por Vespasiano, siguió la guerra desde el bando de los romanos. Escribió La Guerra de los judíos.

Las legiones romanas, en su camino hacia Jerusalén, entraron por el norte del país (por Galilea) y la política militar de Vespasiano fue la de "la tierra quemada".

Prendió fuego no sólo a la ciudad [Gadara], sino también a todas las aldeas de alrededor y a las pequeñas ciudades: algunas de ellas estaban completamente abandonadas, pero hay otras en las que el propio Vespasiano esclavizó a sus habitantes.

La Guerra de los Judíos
L. III, 134

John Dominic Crossan nos deja este resumen:

Las únicas opciones que les quedaban a los campesinos eran la muerte, la esclavitud, la fuga o el bandidaje. En otras palabras, el avance de los romanos hizo que enormes contingentes de campesinos se vieran desplazados de sus tierras, pasaran formar bandas de malhechores y luego, a medida que iba cerrándose el cerco, entraran en Jerusalén. Así nacieron los que Richard Horsley llama con toda razón "campesinos metidos a bandoleros y luego convertidos en zelotas".

Jesús, vida de un campesino judío
Pág. 239

Uno de estos grupos es el que procedente de Giscala (población de Galilea) llegó a Jerusalén bajo el mando de Juan. En la edición de Gredos podemos leer en nota:

La insurrección que estalló por primera vez a comienzos del verano del año 66 fue básicamente urbana, si bien ahora tras la caída de Galilea se produce una masiva participación de la población del campo galileo que se refugia en Jerusalén. El movimiento de revuelta contra Roma se intensificó con la aportación de los típicos grupos de bandidos y bandoleros de carácter rural, que ya venían actuando, según Josefo, desde hacía tiempo.

No es ahora de nuestro interés, por muy interesante que pueda ser, describir el proceso de esta guerra. Jerusalén ha quedado sitiada y rodeada por las legiones romanas dirigidas ahora por Tito, el hijo de Vespasiano, ya emperador en Roma.

Tito les aconsejó [a Simón y a Juan de Giscala, jefes zelotas] que pusieran fin ya a su actitud, que no le obligaran a destruir la ciudad y que con este arrepentimiento en el último momento salvaran sus propias vidas, una patria tan poderosa y un Templo, que no compartían con nadie. El general romano recorría los terraplenes y al mismo tiempo instaba a los que trabajaban en ellos para que los hechos no tardaran en dar cumplimiento a sus palabras.

Ante estas exhortaciones los judíos desde la muralla insultaron al propio César y a su padre. Gritaban que despreciaban la muerte, pues preferían morir con honor antes que ser esclavos. Dijeron que infligirían a los romanos todos los males que pudieran, mientras les quedara un soplo de vida, que no les importaba la patria que, como él mismo ha dicho va a ser destruida, y que para Dios el universo es un Templo mejor que el que allí había. Además, este santuario será salvado por Aquel que lo habita, que al tenerlo ellos como aliado se reirán de todas las amenazas, que no se van a poder cumplir, pues el resultado depende de Dios. Éstas son las frases que gritaban y que mezclaban con insultos.

"Que para Dios el universo es un Templo mejor que el que allí había". ¿Qué nos recuerda esta frase?

Créeme, mujer. Se acerca la hora en que no daréis culto al Padre ni en este monte ni en Jerusalén…Se acerca la hora, o mejor dicho, ya ha llegado, en que los que dan culto auténtico darán culto al Padre con espíritu y verdad (Jn 4, 21-23)

Otro hecho que leemos en Favio Josefo (el José ben Matías, mantenido en Roma por la familia imperial, la gens Flavia, cambió su nombre sin renegar de su religión)

Cuando ya no hubo nada que rapiñar al pueblo, Juan [de Giscala] se dedicó al sacrilegio. Fundió muchas de las ofrendas del Templo y numerosos objetos necesarios para el culto, copas, platos y mesas; y no perdonó ni las crateras enviadas por Augusto y su mujer. Los príncipes romanos siempre habían honrado y adornado el Templo y ahora, en cambio, un judío ha demolido incluso las ofrendas donadas por extranjeros.

Este individuo [Juan de Giscala] decía a sus compañeros que había que utilizar sin miedo los objetos divinos para servir a Dios y que los que luchaban por el Templo debían mantenerse con lo que en él había. Por tanto, acabó con el vino sagrado y con el aceite, que los sacerdotes guardaban para los holocaustos y que había en la parte interior del santuario. Lo distribuyó entre su gente, que sin miedo bebieron y se ungieron con ello.

"Que los que luchaban por el Templo debían mantenerse con lo que en él había". Y ahora, ¿qué nos recuerda esta frase?

¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre? Entró en la casa de Dios, en tiempos del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes dedicados, que nada más que a los sacerdotes les está permitido comer, y les dio también a sus compañeros. (Mc 2,25-26)

* * *

Estos dos textos, ¿qué es lo que nos pueden indicar?

  • Que algunas tradiciones sobre Jesús eran recordadas por la gente del pueblo

Aunque esta gente nos sea presentada por Flavio Josefo como malhechores o bandoleros [lh|stai,]

  • O que tradiciones fuertemente enraizadas en Galilea fueron repetidas por Jesús
  • O que estas tradiciones existentes en Galilea fueron atribuidas a Jesús por los evangelistas.

No podemos descartar que miembros de aquella iglesia que crecía y se consolidaba en Galilea participaran, en primera línea, en esta guerra contra el imperio. Naturalmente, perdieron.

Núria Meroño

Nuria, no sé si te hubiera gustado más esta foto. Es de unos meses antes del terremoto...

Éste ha podido destrozar la capital y parte del país, pero sé que no ha podido aniquilar ni tu sonrisa, ni tus ilusiones, ni tus proyectos de una granja avícola y una escuela...

Quizás éstos dejen paso ahora a otras urgencias, pero estoy seguro que siguen dentro de tu cabeza...

granja_haiti2 (43K)

Hasta la próxima firma_m (13K)

Las mujeres o "novietas" de Jesús
Traducción un poco libre de ai` sunakolouqou/sai auvtw/| avpo. th/j Galilai,aj))

Marcos ha encontrado, ya bien establecida en la tradición, una lista de "mujeres de Jesús" encabezada por María Magdalena (Maria h` Magdalhnh.).

Este grupo de mujeres aparece en el momento de la crucifixión-muerte (Mc 15, 40 = Mt 27, 56), de la sepultura (Mc 15, 47 = Mt 27, 61) y en la mañana de Pascua, camino de la tumba vacía (Mc 16, 1 = Mt 28, 1).

15,40 15,47 16,1
María Magdalena María Magdalena María Magdalena
y María, la madre de Santiago el menor y de José y María, madre de José María, madre de Santiago
y Salomé y Salomé
El evangelio de Lucas habla en los puntos paralelos de "las mujeres" (ai` gunai/kej) (Lc 23,49; 23,55), especificando que son las que habían seguido a Jesús desde la Galilea (ai` sunakolouqou/sai auvtw/| avpo. th/j Galilai,aj). Quizás para evitar la repetición del nombre de María Magdalena,

Sólo, al concluir la narración de la ida al sepulcro, especifica el nombre de estas mujeres, siguiendo su propia tradición, que mantiene también, como primera de grupo, a María Magdalena.

Lc 8, 2 Lc 24, 10
y algunas mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades:
María, llamada Magdalena, de la que había echado siete demonios Eran María Magdalena,
Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes Juana,
y María, la de Santiago
y Susana
Hemos de agradecer al evangelista Lucas el que "a desgana" nos haya conservado esta noticia sobre las mujeres que seguían a Jesús desde la Galilea. Y digo a desgana porque se siente obligado a relacionarlas con los "malos espíritus" (avpo. pneuma,twn ponhrw/n)

Y, en el caso concreto de María Magdalena, con "los siete demonios" (daimo,nia e`pta.).

En cierto que en el evangelio de Lucas quedan bien diferenciadas las tres mujeres: la pecadora de Lc 7, 37; María, la hermana de Marta, de Lc 10, 39; y María Magdalena de Lc 8,2 y 24,10. Pero, con "los siete demonios", abría unos caminos que conducirían a la basílica de San Clemente de Roma, donde el viernes posterior a la festividad de la Exaltación de la Santa Cruz (14 de septiembre), muy posiblemente del año 591, el papa Gregorio Magno, en su homilía XXXIII sobre el evangelio de Lucas, identificaba, en una misma mujer, a la pecadora de Lucas, a la María de Betania de Jn 12,3 y a la María Magdalena de Lc 8,2. Y en su sermón del jueves de la semana de Pascua sobre Jn 20, 11-18 (aparición de Jesús a María Magdalena), pronunciado en la basílica de San Juan de Letrán, volvía a identificarla con la que "había sido una pecadora pública" Seguirás leyendo el texto...