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...porque al que tiene se le dará y abundará;
pero a quien no tiene, aun lo que tiene se le quitará. (Mt 25, 29)
No tengo ninguna pretensión de explicar esta parábola de los talentos. En primer lugar porque algunos se piensan que los curas obreros en el día del juicio seremos condenados por esta parábola. "Mira, tú, que después de tantos estudios, ponerse a pico y pala"
En segundo lugar porque no creo que hayamos de considerar a Jesús como uno de los defensores de un capitalismo salvaje, aquel que hace que los ricos sean más ricos y los pobres cada día sean más y más pobres.
En tercer lugar porque no quiero hacer fáciles aplicaciones a las cosas que pasan estos días y condenar a todas aquellas personas que, llenos de miedo, se han comprado una caja fuerte.
Prefiero decir algunas cosas generales que quizás puedan ayudar a que cada una de vosotras se haga su propia explicación.
Ya hace tiempo que digo que las parábolas no las deberíamos atribuir al Jesús que enseñaba a las multitudes junto el lago (Mc 4, 1ss), sino más bien al Jesús polémico que no dejaba sin respuesta las críticas que le hacían. Por ejemplo, la conocida parábola del sembrador nos es presentada por los evangelistas (Marcos, Mateo, Lucas) como formando parte de la enseñanza de Jesús:
De nuevo comenzó a enseñar junto al mar. Había en torno a él una numerosísima muchedumbre... Les enseñaba muchas cosas en parábolas, y les decía en su enseñanza: Escuchad, un sembrador salió a sembrar...
A mí me gusta considerarla como la respuesta de Jesús a una crítica que a menudo le harían, crítica que provendría de personas cercanas a él. "¿No ves que no haces nada?" ¿No es esto lo que le vienen a decir, según el evangelio de Juan, sus propios hermanos?
No te quedes aquí. Vete a Judea...
Jesús replica con el ejemplo del sembrador: éste sabe que mucha parte de la semilla esparcida está condenada a no producir fruto, pero sabe también -y está seguro de ello- que una parte dará fruto.
Otros granos cayeron en tierra buena: fueron brotando, creciendo, granando, y dieron uno treinta, uno sesenta y uno ciento.
Lucas nos dice que a las críticas de los fariseos y de los maestros de la Ley de que comía con los pecadores, Jesús les replicó con la parábola de la oveja perdida, de la moneda perdida y del hijo perdido.
Nos es necesario, pues, delante de cada parábola hacer un pequeño ejercicio de imaginación y preguntarnos a qué situación concreta correspondía.
Recordad mi "ejercicio de imaginación"
delante de la parábola del hijo pródigo
Así se hace necesario el estudio de las condiciones de vida (sociales, políticas, económicas, religiosas, culturales...) del tiempo de "Jesús y los suyos". Parece que Jesús, en las parábolas, partía de las condiciones reales de su tiempo. La de hoy puede ser un ejemplo: los grandes propietarios de latifundios que vivían en el extranjero... Jesús sabía que esta concentración de tierras era el resultado de una triple dominación: la del imperio romano, la de los reyes herodianos sobre su propio pueblo y la de la aristocracia sacerdotal con los impuestos debidos al templo... Una triple dominación que había ido empobreciendo al campesinado de Palestina y había desestructurado el mundo rural.
Los que nosotros llamamos "los viñadores homicidas" o "viñadores rebeldes" muy posiblemente habían sido los propietarios de sus viñas, ahora en manos de un extranjero...
Los hombres que, desde primera hora de la mañana, esperan ser alquilados muy posiblemente habían sido pequeños propietarios de sus campos...
Los hombres abrumados por deudas que podían acabar con toda la familia en la cárcel...
Un pequeño cambio de vocabulario nos ayudaría a entender mejor el evangelio: no hablar de "pobres", sino de "empobrecidos".
Ahora, últimamente, comienzo a añadir otra consideración: delante de un texto evangélico deberíamos distinguir el tiempo de Jesús del tiempo en que el evangelio en cuestión fue escrito. Y, otro paso: distinguirlos -el tiempo de Jesús y el tiempo de los evangelios- de nuestro tiempo.
Y me atrevo a afirmar: que más importante que conocer el tiempo de Jesús es conocer el tiempo en que los evangelios fueron escritos.
Podríamos estar tentados de pensar que no es tan importante distinguir el tiempo en que fueron dichas estas supuestas palabras de Jesús y el tiempo en que fueron escritas. Total, unos cincuenta años no es tanto... Podríamos pensar que en aquellos tiempos las cosas no cambiaban al vertiginoso ritmo de nuestra época.
Y, realmente, entre el tiempo de Jesús y el tiempo de los evangelistas las cosas no habían ido cambiando... El tiempo de Jesús había desaparecido: las condiciones sociales, económicas, políticas, religiosas... que habían hecho posible el nacimiento del movimiento de Jesús, que habían posibilitado la existencia del grupo de Jesús, ya no existían.
Me parece que sería más exacto no hablar del "nacimiento del movimiento de Jesús", sino que el movimiento de Jesús había continuado movimientos que ya existían (como el de Juan, el Bautista). También sería mejor, me parece a mí, hablar más a menudo del "grupo de Jesús", de "Jesús y los suyos" (y "las suyas", naturalmente), y no sólo y exclusivamente de Jesús.
Uno de los evangelistas, Lucas, ya se había preocupado de darnos en los primeros capítulos de su obra unas referencias para poder encuadrar el movimiento de Jesús:
El año quintodécimo del imperio de Tiberio César,
Siendo gobernador de Judea Poncio Pilato,
Tetrarca de Galilea Herodes,
Y Filipo, su hermano, tetrarca de Iturea y de la Traconitide,
Y Lisania tetrarca de Abileme,
Bajo el Pontificado de Anás y Caifás,
Fue dirigida la palabra de Dios a Juan...
Cincuenta años más tarde estas líneas no tienen ningún sentido, y no es que las personas, siguiendo el curso de la vida, hayan desaparecido. Han desaparecido las instituciones, todas, menos una: la del imperio.
Doy por suficientemente conocida la guerra de los jusíos contra los romanos de los años 67-70, la cual, después de un largo asedio de Jerusalén, acabó con la ciudad y su Templo destruidos.
Flavio Josefo nos lo explica así...
La Judea ya no era una provincia romana; ahora era propiedad personal del emperador
Flavio Josefo nos lo explica así...
El último representante de la dinastía de Herodes, Agripa II, vivía en Roma
Algunos piensan que el autor de la doble obra del evangelio y de los Hechos de los Apóstoles, a quien por comodidad llamamos "Lucas", sería una persona cercana de su círculo aristocrático que reuniría personas romanas y personas judías, entre ellas el historiador judío Flavio Josefa
Ver la opinión de Gerd Theissen
Anás y Caifás ya estaban muertos y muerto estaba también Anás, el más joven de los cinco hijos de Anás que habían sido sumos sacerdotes, que el año 62 hizo matar a Santiago, el hermano del Señor. Pero lo que realmente estaba muerto era el "Pontificado": el Templo, lugar de la presencia de Dios, centro simbólico de la visión judía del mundo y de la vida, había desaparecido.
Los tiempos en que vivieron "Jesús y los suyos" y los tiempos en que fueron escritos los evangelios y gran parte de los escritos del Nuevo Testamento, eran totalmente diferentes, y los evangelista, con muy buen criterio, no se dedicaron a escribir para unos tiempos pasados, para dar soluciones a problemáticas que ya no existían, sino que escribieron para los hombres y mujeres de las comunidades que realmente existían. Y no creo que tuviesen muchas pretensiones de querer dicta normas y criterios para personas que vivirían veinte siglos más tarde.
El tiempo en que fue escrito el evangelio de Mateo
Si alguna de las parábolas se nos hacen difíciles de entender, quizás es porque pensamos que así fueron dichas por Jesús... Es necesario redituarlas en su propio contexto, en la vida de aquellas comunidades del último tercio del siglo primero que tenían otros problemas, muy diferentes de los que había podido afectar al grupo de "Jesús y los suyos" o de los que angustiaban a las comunidades rurales de la Palestina de los años treinta.
En la parábola de hoy hay una frase que, supongo, se nos hace difícil de comprender
...porque al que tiene se le dará y abundará; pero a quien no tiene, aun lo que tiene se le quitará. (Mt 25, 29)
Este dicho lo encontramos también en la parábola "de las minas" del evangelio de Lucas (19, 11-27), que, aunque tenga muchas diferencias, la podemos considerar como paralela a la de los talentos de Mateo.
Ver las dos paráboles en paralelo
Y, como prueba de la capacidad recreadora de los evangelistas, Lucas mezcla o otra parábola de Jesús o conocimientos suyos propios: la del príncipe que va a buscar la investidura real al emperador.
De hecho, a la muerte de Herodes el Grande (el del nacimiento de Jesús), sus hijos (los de la cuarta mujer, la samaritana Maltace), se disputaron la sucesión, pues entre modificaciones del testamento y rectificaciones a última hora, las cosas no estaban del todo claras. Arquéalo, el hijo mayor, que ya actuaba como si fuera rey, y una comitiva se dirigieron a Roma. El segundo hijo, Antipas, el Herodes de la vida pública de Jesús, y otra comitiva, fueron detrás. Y en Roma tuvieron la disputa delante del emperador. Y una tercera delegación de judíos (unos cincuenta que se vieron apoyados por más de ocho mil judíos de Roma) ya había llegado a Roma pedir, cansados de las crueldades de Herodes y de su hijo Arquéalo, la autonomía. Esto es: un gobierno presidido por el gran sacerdote bajo la administración romana.
Todo esto está extensamente descrito en la obra histórica de Flavio Josefa. Podemos sospechar que Lucas había oído hablar de estas idas a Roma de unos y de otros en el cículo judío que en Roma se reunía en torno a Agripa II.
Y lo encontramos repetido, en otro lugar, en los evangelios de Mateo (13,12), de Lucas (8,18) y de Marcos (4,25). También lo encontramos en el evangelio de Tomás (41).
Es, pues, una frase que la tradición recuerda como procedente de Jesús, pero que no sabe ni cuándo ni cómo la dijo.
Quizás se nos hace difícil comprender este dicho tal como lo encontramos ahora en los evangelios, pero es posible que nos fuera fácil de entenderla si, siguiendo los consejos de san Ignacio, intentáramos ver las cosas "con la vista de la imaginación", y, sobre todo, si supiéramos leerla con el tono adecuado.
...es de notar que en la contemplación o meditación visible, así como contemplar a Christo nuestro Señor, el qual es visible, la composición será ver con la vista de la imaginación el lugar corporeo, así como un templo o monte, donde se halla Jesu Christo o Nuestra Señora...
El primer preámbulo es composición viendo lugar, será aquí ver con la vista imaginativa sinagogas, villas, castillos por donde Christo nuestro Señor predicaba
Mal la leeríamos si le diéramos el mismo tono que a aquella frase de Jesús a Nicodemo: "En verdad te digo que nadie puede ver el Reino de Dios si no nace de arriba". Cuando Jesús dijo "a quien no tiene, incluso lo poco que tiene se le quitará" no está enunciando una ley del Reino.
"Con la vista de la imaginación", como nos pide san Ignacio, nos podemos imaginar a "Jesús y los suyos" recorriendo todas las aldeas y pueblos (como nos dice Mateo 9, 35). Al entrar en uno de estos pueblos han de presenciar como una familia campesina es expulsada de su casa y de sus campos por no poder pagar la deuda a su ya rico prestamista. ¿Cuál habría podido ser aquí el comentario de Jesús?
"Al que tiene se le dará y abundará; pero a quien no tiene, aun lo que tiene se le quitarà" no es el enunciado solemne, por parte de Jesús, de una de las leyes del Reino. Es, por parte de Jesús, la constatación, desde la imposibilidad, de una de las leyes del mercado.
Tarragona, 16 noviembre 2008
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Miquel Sunyol sscu@tinet.cat 30 noviembre 2008 |
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La destrucción de la ciudad y del Templo según Flavio Josefo
Cuando el ejército no tenía ya a nadie a quien matar ni nada que saquear y cuando su furor carecía de todo aliciente, pues si hubieran tenido algo en que ocuparse no se habrían abstenido ni habrían tenido ningún miramiento con nada, César ordenó demoler toda la ciudad y el Templo y dejar en pi las torres Fasael, Hípico y Mariamme, que eran más altas que las demás, y toda la parte de la muralla que cercaba a la ciudad por el oeste. Esta última habría de servir de campamento para la guarnición que quedara allí, mientras que las torres tendrían la finalidad de mostrar a la posteridad cómo era la ciudad y cómo era la fortificación sobre la que se impuso el valor romano.
Los encargados de la demolición allanaron la totallidad del resto del recinto de la ciudad de tal forma que los que vinieran a este lugar no creerían que éste hubiera sido habitado alguna vez. Éste fue el final de Jerusalén, ciiudad iluste y renombrada entree todos los hombres, que provocó la locura de los sediciosos
Flavio Josefo
La Guerra de los Judíos
L. VII, 1-4
Ed. Gredos
Josefo exagera esta destrucción de Jerusalén: en la actualidad aún se conserva una parte del muro sur, otra del occidental, el famoso Muro de las Lamentaciones, y un pequeño resto de la zona oriental
Judea, propiedad personal del emperador
Por aquel mismo tiempo Cesar [Vespasiano] envió una carta a Baso [Lucilio Baso, que había sido enviado como legado a Judea y que había recibido el ejército de manos de Cereal Vetiliano] y a Laberio Máximo que era el procurador, con la orden de arrendar todo el territorio judío. No fundó allí ninguna ciudad, sino conservó esta región como propiedad personal. Solamente concedió a ochocientos veteranos del ejército una zona para establecerse en ella, llamada Emaús, a treinta estadios de Jerusalén. Por otra parte, impuso a los judíos, en cualquier sitio donde estuvieran, un impuesto de dos dracmas cada uno que ordenó entregarlo todos los años en el Capitolio, como antes lo habían hecho en el Templo de Jerusalén. Ésta era la situación de los judíos en aquel momento.
Flavio Josefo
La guerra de los Judíos
Libro VII, § 216
Me parece que sin este texto de Flavio Josefo no acaba de entenderse el evangelio de Lucas. Pero esto ya lo intentaremos ver otro día.
El círculo de Agripa II
También puede aludir a Roma otro grupo presente en Lc-Hch: los herodianos. A finales del siglo I, Agripa II, el último soberano herodiano de Palestina, vivía en Roma. Verdad es que el juicio que [en las obras lucanas] se emite sobre estos soberanos es muy ambivalente.
¿Tuvo Lucas acceso a los círculos que rodeaban a Agripa II?
Gerd Theisssen
La redacción de los evangelios y la política eclesial
Un enfoque socio-retórico
Pag. 98-99
Ed. Verbo Divino
La opinión de Gerd Theissen
Lo que la exégesis histórica describe con más precisión es la época del entorno donde tuvo su origen, entorno que no fue el judaísmo anterior al 70 d.C., sino posterior a esta fecha, cuando el Templo estaba ya destruido. El cristianismo mateano se puede considerar paralelo del judaísmo de Yamnia y de la restauración del judaísmo tras la catástrofe del 70 d.C. Dado que los rabinos empezaron a interpretar la Torá de manera nueva, también Mateo presentó a Jesús como el verdadero intérprete de la Torá. El cristianismo es el verdadero judaísmo.
Pero, al mismo tiempo, la exégesis histórica ha señalado en el evangelio un marcado elemento gentil: estamos ante un cristianismo judío que acepta la misión a los gentiles sin reservas mentales. La misión a los gentiles [pasa a ser] un mandamiento del mismo Jesús. Este cristianismo judío está mucho más abierto a los gentiles que los cristianos judíos que se opusieron a Pablo cuando éste abrió las comunidades cristianas a los gentiles.
Y al mismo tiempo nos encontramos con una actitud muy crítica respecto de los dirigentes del judaísmo, los escribas y fariseos
Gerd Theisssen
La redacción de los evangelios y la política eclesial
Un enfoque socio-retórico
Pag. 55
Ed. Verbo Divino
Aquí podría ir bien la lectura de algunos textos de autores modernos