¿Y si Jesús no hizo
una opción por el celibato?
Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres y hay quienes se hacen eunucos por el reinado de Dios
José Luis Sicre, sj. Doble click para buscar en Google

Una carta a José Luis Sicre



Querido José Luis:

Ya te dije en el momento eucarístico de la paz -con la amistad nacida durante los ocho días de los Ejercicios de Lamiarrita- que lo tuyo había sido un claro caso de "abuso de poder de cátedra", agravado si cabe por la seguridad que tenías de que yo no iba a hacer uso del derecho a mi "turno de réplica".

En aquel momento, no; pero ahora, una vez que hemos recibido, gracias a Leandro Sequeiros, las direcciones postales y electrónicas de todos los que participamos, voy a ejercer ese derecho.

El hecho de que en tu última charla, que tenía por tema el misterio de la muerte y resurrección de Jesús, te sintieras obligado a volver al tema de la concepción de Jesús para "poner los puntos sobre las íes", por lo que dije en la eucaristía de la tarde anterior, no me disgustó de ninguna manera.

Pep Ricart (a la izquierda), con mi hermano Juan y Estrella. Antes de entrar a comer, después de la visita a la Colegiata de El BoleaCreo que no es la primera vez, en nuestra larga historia de Lamiarrita, que el "predicador de turno" se cree obligado a matizar algo dicho por mí. Si hubieras pedido consejo a los ancianos de nuestra tribu (al Pep Ricart, por ejemplo), te hubieran dicho: "Déjale, no le des cancha... No entres en su juego de provocaciones..."

Gracias, pues, por haber "entrado al trapo". Gracias por haber aceptado -profesor de la facultad de teología de Granada, presidente de la Asociación Bíblica Española- el planteamiento inicial de mi intervención.

Permíteme recordar cómo empezó esta mi breve intervención:

Lo que voy a decir es para ayudar a los que no creen demasiado en el Espíritu Santo, para aquellos que piensan que el Espíritu Santo es una persona suficientemente delicada para no inmiscuirse en la vida íntima de María y José

Me alegro que personas con responsabilidades eclesiales dentro de la iglesia católica vayan aceptando públicamente este planteamiento de la no intervención del Espíritu Santo en la concepción de Jesús. Raymod Brown no lo hace; nuestro González Faus -amigo y mi antiguo profesor de latines, griegos y de cristología- tampoco lo hizo en su libro Acceso a Jesús (Ed. Sígueme, 1978, pág. 61-68), entregándose "tranquilamente a la fe de la iglesia expresada en su función magisterial".

Pero mi intención no era volver una vez más al tema de la concepción de Jesús, sino insinuar una reflexión sobre la validez de nuestras opciones religiosas.

Para ello, no me pareció fuera de lugar recordar a este grupo de los que no creemos demasiado en el Espíritu Santo la advertencia de uno de nuestros hermanos mayores en la fe, Raymond Brown:

Deberían tener en cuenta esa situación los modernos exegetas que rechazan la concepción virginal y suponen, sin pruebas, que Jesús era hijo de José. El relato de Mateo no deja lugar a dudas; y, como hemos visto, la tradición, hasta donde podemos rastrearla, avala la posibilidad de un nacimiento prematuro.

Indudablemente, algunos cristianos sofisticados pudieron elegir la alternativa de la ilegitimidad: verían en ella el escalón más bajo del anonadamiento de Jesús y de su forma de esclavo (Flp 2, 7) e insistirían, correctamente, en que una concepción irregular no implicaba ningún pecado en Jesús. Pero la ilegitimidad destruiría las imágenes de santidad y pureza con que Mateo y Lucas rodean el origen de Jesús y negaría la teología de que Jesús provenía de los piadosos anawim de Israel.

Para muchos creyentes menos sofisticados, la ilegitimidad sería una ofensa que desafiaría la credibilidad del misterio cristiano.

Raymond E. Brown
El nacimiento del Mesías
Pág 554s

Original: The Birth of Messiah (1979)


Juan Carlos: 
¿Cómo te atreviste a decirme durante el desayuno que Brown no decía lo que yo dije que decía?
 
Ver
la respuesta
de Juan Carlos

y
mi contrarespuesta

No te creas que soy un "forofo" de Brown. Si lees mi Catequesis Navideña, verás que mis simpatías se decantan por el obispo episcopaliano J.S. Spong, y que con él estoy de acuerdo en afirmar que

En primer y destacado lugar debo citar al doctor Raymond R. Brown, al que considero como el principal erudito mundial sobre el Nuevo Testamento. Cada año tengo la costumbre de tomar uno de los grandes libros teológicos o bíblicos y estudiarlo intensamente, considerándolo como mi maestro. En 1986 concedí este destacado papel a The Birth of the Messiah (El nacimiento del Mesías), de Ray Brown. Se convirtió así en mi libro de estudio fundamental. Cuatro o cinco páginas cada día, dedicándome a comprobar todas sus referencias, a tomar gran cantidad de notas y a interactuar con él en profundidad... Ahora me limito a reconocer simplemente que los mismos pensamientos que trato de popularizar en este libro encuentran sus principales raíces más en Raymond Brown que en cualquier otra persona. Eso no quiere decir, sin embargo, que esté totalmente de acuerdo con él...

John Shelby Spong
Jesús, hijo de mujer
Pág. 14-15

Original: Born of a Woman (1992)

No nos ha de dar miedo la posibilidad de que Jesús fuera un hijo ilegítimo, un hijo de madre soltera, considerado en la sociedad judía de su tiempo como un mamzer, un bastardo, un impuro, excluido ya desde su nacimiento del universo de la pureza ritual.

En mi intervención constaté sólo esta posibilidad. Repito que no era mi intención insistir en el tema de la concepción de Jesús.

El tema de la concepción de Jesús ya lo traté en la Catequesis Navideña, en el capítulo "Jesús, ¿un hijo ilegítimo?", siguiendo a Brown y a Spong

¿Puede considerarse una "provocación" recordar a personas adultas en la fe, en el marco de una semana de interiorización de nuestras opciones religiosas, la advertencia de un hombre como Brown, suficientemente autorizado en el tema?

En mi intervención no aludí para nada a González Faus, cuyo libro Acceso a Jesús debe estar en las bibliotecas de muchos de los allí presentes. ¿Cómo es que repetir cosas que se han dicho hace más de veinte años puede asustarnos?

Para recordar, sin pretender seguir el curso de su razonamiento, lo que muchos ya le tienen leído:
Lo que José Ignacio González Faus decía hace más de veinte años

Supongo que en tu "poner los puntos sobre las íes" no estabas motivado por el deseo de polemizar, sino urgido por el consejo del apóstol de cuidar a los hermanos y hermanas de "conciencia insegura". (Cfr. I Cor 8, 1-13)

Ya ves que comparto tus gustos por la traducción de "La Nueva Biblia Española" y no por la de "Jerusalén" (conciencia débil)

Pero déjame decirte sinceramente que no era el momento de querer aportar argumentos para negar la posibilidad abierta por R. Brown. Y, además, ¿qué quieres que te diga, hermano? Creo que son muchos los que piensan que, en temas referentes al nacimiento de Jesús, Raymond Brown tiene más "autoridad" que José Luis Sicre.

Si no fuera porque tienen un aspecto trágico (acuérdate de aquel moro que estuvo a punto de morir apuñalado a manos de San Ignacio), serían grotescos estos esfuerzos actuales por otorgar una paternidad a san José, que le fue negada durante siglos

Pero mi tema -repito- era otro: el de la validez de nuestras opciones religiosas. En la charla de la mañana, cuyo tema -si no recuerdo mal- sería el del seguimiento, habías hablado de la opción por el celibato. Por eso proseguí así:

La mayor parte de los que estamos aquí -respetando así a los dos o tres casados presentes- somos célibes; y casi todos -respetando esta vez (pero sin querer entrar en ningún debate) a los sacerdotes seculares- lo somos por una opción libre por "el Reino de los Cielos" (cfr Mt 19, 12 )

Y seguramente pensamos que esta opción la hemos hecho a imitación de la opción que hizo Jesús de Nazaret. Pero -a mí me gustan más las preguntas que las afirmaciones- ¿y si Jesús no hizo esta opción por la sencilla razón de que no se podía casar? Ya que el matrimonio les estaba prohibido a los manzer, a los bastardos...

Algunas veces, a lo largo de los ocho días, nos presentaste la vida de los judíos fuertemente regulada por normas consuetudinarias, cultuales, religiosas... También los "mamzer", liberados ya por su nacimiento de las exigencias de la "pureza", debían vivir, sin embargo, sujetos a fuertes normas para que no entraran, contaminando, a la zona protegida de los "puros" y "puras".

Ahora, supongo, estás a punto de hacerme la misma pregunta que hace pocos días me hizo Fray Pedro, un dominico del convento de San Esteban de Salamanca, a donde había acudido a la búsqueda del texto completo de unas cartas del Provincial de ellos (Alonso de Loaysa) a los frailes de Santo Domingo, a raíz de aquel -en palabras de Gustavo Gutiérrez- "grito de La Española", el famoso sermón de fray Antonio de Montesinos: "¿Y Ud., de dónde saca eso de esas cartas?"

A los dos días, gracias a Juan Luis Olives y a su tarjeta de "investigador", salía de la Biblioteca Nacional con las fotocopias de estas tres cartas

Confieso que me fue más fácil dar una respuesta satisfactoria a fray Pedro de la que en estos momentos te puedo dar a ti y a todos los participantes de Lamiarrita, ya que es un tema que tengo en estudio (a partir de unas indicaciones de una amiga internetera francesa, de la Iglesia Reformada de Francia,) aunque, en contra de mis deseos, un tanto aparcado, por falta de tiempo

Resumo, sin embargo, los datos que tengo, esperando que nos ofrezcas los resultados de tu estudio sobre las normas que en tiempos de Jesús regían en Palestina para los hijos bastardos. Recuerda que, reconociendo que era un tema que desconocías, nos prometiste estudiarlo.

Para empezar, y no sin razón, mi amiga francesa se sorprende de una cosa. Y así me lo manifiesta:

En este tema de "Las dudas de José" (uno de los capítulos de mi Catequesis Navideña) Ud. busca la ayuda de diversos exegetas y profesores del Nuevo Testamento, todos ellos de gran reputación. Pero -con gran sorpresa por mi parte- ninguno de ellos le sugiere que vaya a mirar la legislación judía sobre estos temas de matrimonio y de parentesco.

Ya sabe que el Talmud no estaba escrito en tiempos de Jesús, pero gran parte de su contenido preexistía en forma de "ley oral" desde hacía más de mil años. ¿Cómo esa "legislación" (en especial, los Ketuboth) pudo repercutir en la vida de Jesús?

Quiero dejar bien claro que todo eso no lo tengo sabido, y que me gustaría tener tiempo (el saber no ocupa lugar, pero sí tiempo) para tener un poco claro lo que quiere decir Ketuboth, Temurah, Tosefta... Ni sé si es posible tener en nuestras manos, de la misma manera que tenemos La Nueva Biblia Española, el Talmud.

El Talmud, esa herramienta imprescindible para el conocimiento de la vida de Jesús y de los suyos, que los católicos hemos quemado repetidas veces y que la manteníamos bien guardada en el Índice de Libros Prohibidos

Mi intención -lo dije en la primera frase- era, en términos ignacianos, "ayudar a las ánimas". En palabras de Rahner, "comunicar a los hombres algo acerca de Dios y de su gracia, de Jesucristo crucificado y resucitado, que les hiciera recuperar su libertad integrándola dentro de la libertad de Dios"... Y así acabé mi intervención diciendo:

Nuestras opciones religiosas son "nuestras" y son o no son válidas, independientemente de que Jesús las hubiera hecho o no.

Y en concreto, nuestra opción por el celibato a causa del Reino de los cielos, aunque no sea a imitación de Jesús, es válida y está avalada por tantos hombres y mujeres que, desde diversas culturas, antes y después de que Jesús naciera, hicieron esta opción. Y muchas veces como un elemento más de lo que, para entendernos, podemos llamar "vida monástica".

Muy probablemente me repetía y los habituales participantes de Lamiarrita me lo deben tener oído dos o tres veces, y nunca se habían asustado.

También él, como todo testimonio humano, es un "testigo", un punto de referencia limitado: limitado por todo un conglomerado de valores, de criterios, de costumbres, de visiones, de tendencias…, que vienen de muy lejos, que vienen de su "tiempo". Y limitado por opciones personales que él hizo y que no necesariamente han de ser asumidas por todos.

Tampoco se asustó nadie cuando lo dije, hace unos años, en un sermón de Primera Comunión:

Recordar no es copiar; hacer memoria de alguien no es imitarlo, no es repetir. Recordar no es querer revivir una situación ya pasada. Sería tan fácil, si nos fuera posible, seguir repitiendo las palabras de Jesús, ir copiando sus gestos y sus acciones, hablar de Dios como Jesús lo hizo, seguir manteniendo sus esperanzas y sus planteamientos políticos… Sería tan fácil, si ello fuera posible, vivir los mismos radicalismos de Jesús: ni pan, ni bolsa, ni dinero.

maria1.jpg (24K)María, hoy ya no eres una niña. Ya no tienes que copiar, que imitar, que repetir. Hoy entras en el mundo de los adultos, de los mayores, un mundo en el cual -como hemos escuchado en la primera lectura- siempre "nos es preciso volver a empezar".

Ya no eres una niña, María. Ya, para cruzar la calle, no tienes que ir de la mano de tu madre. Y, además, aunque quisieras, no podrías "ir de la mano de Jesús", no puedes coger su mano. Jesús vivió hace veinte siglos y ninguno de nosotros puede volver a repetir aquellas palabras del principio de la carta llamada Primera de San Juan: "Lo oímos, lo vieron nuestros ojos, lo contemplamos, lo palparon nuestras manos". Jesús nos queda muy lejos. Recordar a Jesús, hacer memoria de él es aceptar esta primera verdad: que Jesús nos queda muy lejos.

No creo que la inquietud que mis palabras pudieron crear en algunos y en algunas (después de haber gastado gran parte de su vida en el celibato) fuera la exteriorización de una pregunta interior: "Entonces, ¿quién nos ha enredado?"

Déjame, para acabar, copiar esta anécdota de un rabino del siglo II. La leí mientras, esperando al bibliotecario de San Esteban, me entretuve en la sala de revistas. No sé ahora si la elegí por la curiosidad del título de la revista (Sefarad) o porque el tema del artículo ya constaba en la portada.

Shim'on ben Azai era un famoso y respetado rabino (de principios del siglo II d. c.) que no se casó jamás. Sus colegas le criticaban continuamente por ello, pero él solía contestar: "¿Qué puedo hacer? ¡Mi alma tiene sed de la Torá! Dejad que otros se ocupen de que el mundo siga su curso". Con esto estaba diciendo que la humanidad no moriría si él permanecía soltero.

"Mi alma tiene sed de la Torá" implica que estaba tan obsesionado con su estudio de la Torá, el ideal más elevado de la cultura rabínica, que no le quedaba espacio, ni tiempo, para una esposa. En la figura de Shim'on ben Azai nos encontramos con un rabino que, a pesar de Gen 1, 28 y de la presión social de sus correligionarios, renuncia voluntariamente al matrimonio y a fundar una familia para poder alcanzar un fin más elevado con mucha mayor determinación, es decir, un mayor conocimiento de la Torá y, por tanto, un mejor entendimiento de la voluntad de Dios

Pieter W. van der Horst
Celibato en el judaísmo antiguo
Sefarad 62 (2002) pp. 86-87

No consta que a Jesús le cuestionaran su celibato...

Ya ves. Quizás "mi turno de réplica" se ha alargado un poco más de la cuenta.

Con todo afecto
Miquel

Gracias por la visita
Miquel Sunyol

sscu@tinet.cat
Diciembre 2002
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I Cor 8; 1-13

Acerca de la carne de los sacrificios: "todos tenemos conocimiento", ya lo sabemos. (El conocimiento engríe, lo constructivo es el amor).
Quien se figura haber terminado de conocer algo, aún no ha empezado a conocer como es debido. En cambio, al que ama a Dios, Dios lo reconoce.
Esto supuesto, en lo de comer carne de los sacrificios sabemos que en el mundo un ídolo no representa nada y que nadie es Dios más que uno; pues aunque hay los llamados dioses, ya sea en el cielo, ya en la tierra -y de hecho hay numerosos dioses y numerosos señores-, para nosotros no hay más que un Dios, el Padre de quien procede el universo y a quien estamos destinados nosotros, y un solo Señor, Jesús Mesías, por quien existe el universo y por quien existimos nosotros.
Sin embargo, no es de todos este conocimiento: algunos, acostumbrados a la idolatría hasta hace poco, comen pensando que la carne está consagrada al ídolo, y su conciencia, por estar insegura, se mancha.
No será la comida lo que nos recomiende ante Dios: ni por privarnos de algo somos menos ni por comerlo somos más; pero cuidado con que esa libertad vuestra no se convierta en obstáculo para los inseguros. Porque si uno te ve a ti, "que tienes cnocimiento", sentado a la mesa en un templo, ¿no se envalentonará su conciencia, insegura y todo, y comerá carne del sacrificio? Es decir, que por tu conocimiento irá al desastre el inseguro, un hermano por quien el Mesías murió.
Al pecar de esa manera contra los hermanos, haciendo daño a su conciencia insegura, pecáis contra Cristo. Por esa razón, si un alimento pone en peligro a un hermano mío, nunca volveré a probar la carne, para no poner en peligro a mi hermano.



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La casa de Lamiarrita a la vall del BaztanLos lectores habituales de esta web ya saben qué es "Lamiarrita": la casona en el Valle del Baztán donde, desde hace unos cuantos años, un grupo de jesuitas, con otros sacerdotes, religiosas, laicos y laicas (casados o sin casar...), hacen "Ejercicios Espirituales": ocho días de oración, reflexión y lectura.
Cada año viene un "predicador" distinto, el cual da una charla al día por la mañana. En la eucaristía de la tarde siempre hay un tiempito para que el público se explaye diciendo lo que quiera... Después de tantos años, ya casi todos sabemos lo que cada uno va a decir antes de que empiece a hablar...
Algunos de los temas, ya presentados en esta web, tienen su origen en estos días de reflexión:

Jesús, ¿la única solución? (1997)

¿Y si Jesús no hizo
una opción por el celibato?
(2002)

¿Algo histórico
en la resurrección de Jesús?
(2004)


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