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El "cristianismo primitivo",
¿existió un cristianismo primitivo?

Hace ya unos dos años que, comentando un artículo (Los ciegos y el elefante. El diálogo interreligioso) que Javier Melloni había publicado en uno de los Cuadernos Cristianismo y Justicia (nº 97, abril 2000), escribía así a mi hermano:

El segundo punto pretendía resquebrajar una visión esquemática y monolítica de "los primeros cristianos". Ya sé que esta no es la visión de Javier Melloni, pero sí la que su escrito ayuda a mantener en los que yo pienso que son los lectores y lectoras "normales" (la clientela) de Cristianismo y Justicia. (CiJ)

La predicación de Jesús y la llamada "experiencia pascual" abrieron muchas posibilidades: una de ellas (pero no la única) es la que -desarrollada al paso de los siglos y por razones que convendría ir a buscar en el contexto socio-cultural-religioso-político de aquella sociedad mediterránea- ha llegado hasta nosotros. Ni el mismo Pablo niega la "experiencia pascual" a sus adversarios, partidarios de seguir tendencias más judaizantes.

Estas eran algunas de las frases que Javier Melloni dejaba ir en su segundo apartado (La unicidad y la universalidad de Cristo) del capítulo dedicado a "Cristo y la vocación universal del cristianismo"

Mis comentarios habían adoptado la forma literaria de una carta al propio Javier Melloni:

Xavier, ya sé que un folleto de CiJ no tiene que dar todas las explicaciones de todo y que puede dar muchas cosas por sabidas. Pero yo encuentro a faltar en estas frases o, al menos, en algunas de ellas, algún adjetivo que evitara dar una visión simplificadora y monolítica de toda aquella realidad socio-religiosa que podríamos llamar como "los movimientos de Jesús después de su muerte".

Utilizo con toda conciencia un plural ("los movimientos de Jesús") y también conscientemente prescindo de palabras como "primeros cristianos", "iglesia primitiva", "comunidades apostólicas"...

Ni tu Cuaderno ni mi carta pueden entrar en este apasionante debate sobre los orígenes del cristianismo. Pero sí que debemos, por pedagogía, dejar claro que sólo fue una parte de esta "primitiva iglesia" la que llegó a postulados universalistas (y posiblemente fueron los que menos conocieron cara a cara a Jesús).

Temo que los que yo me imagino que son los lectores normales de CiJ sigan, después de tu lectura, en sus esquematismos. Por ejemplo, en este: judíos devotos particularistas y nacionalistas / encarnación del Verbo de Dios en un ser humano / vida (obras y palabras) y muerte de Jesús / acontecimiento-experiencia pascual / judíos universalistas.

Ni la predicación de Jesús ni la experiencia pascual (y escribo esto el domingo de Pentecostés) abrieron un camino directo a la universalidad. El camino hacia la universalidad ya estaba iniciado en el judaísmo antes de Jesús y diversas eran las soluciones que desde dentro del judaismo se proponían (también debemos superar una visón monolítica del judaismo). Es posible, pues, que judíos "universalistas" se aprovecharan de la figura de Jesús para reafirmarse en sus posturas y propagar sus criterios.

Y tampoco, ni la predicación de Jesús ni la experiencia pascual abrían un camino único hacia las altas afirmaciones cristológicas, las cuales, nacidas en la escuela joánica, tuvieron una vida difícil hasta ser reconocidas en el cánon del NT, y, más tarde, desarrolladas por la escuela alejandrina (heredera de las concepciones teológicas faraónicas que ya unían en un Uno a Dios y al hombre), fueron impuestas a toda la Iglesia en aquellos concilios presididos por el emperador.

Si quieres leer estos comentarios
"Trampas" en el diálogo interreligioso?

Ahora, después de la lectura de Historia social del cristianismo primitivo de E.W. Stegemann y W. Stegemann, puedo presentar -en resumen- esta descripción de los diversos grupos que mantenían una referencia a Jesús.

Conservamos la expresión "cristianismo primitivo" por razones de orden pragmático. La expresión, desde el punto de vista del contenido, se refiere:

Por una parte, a diferentes fenómenos relativos al seguimiento de Jesús en la tierra de Israel

Al primer "movimiento de Jesús"
El verdadero y propio movimiento de Jesús, esto es, el grupo que estuvo ligado a él durante su vida, a cuyos miembros se aplica, por lo general, en los Evangelios, el término de "apóstoles/discípulos" (mathetes); un término, en todo caso, desorientador, dado que del mismo también formaban parte mujeres

Mientras se iban formando comunidades estables en Judea, otros grupos de discípulos siguieron llevando, incluso después de la muerte de Jesús, su existencia errante. Podemos suponer la existencia de estos grupos detrás de la así llamada "fuente de los logia". Pero los cambios socio-históricos, respecto a los primeros seguidores de Jesús, fueron sólo marginales, por lo que no es necesario un desarrollo aparte de los así llamados "profetas de los logia".
A la "comunidad primitiva de Jerusalén"
Surgida tras la muerte de Jesús.

Y en ella habría que distinguir, al menos, dos grupos: "los creyentes de lengua griega" y "los creyentes de lengua hebrea" (Ac 6, 1)
Ac 6,1 Por aquellos días, al multiplicarse el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea, porque sus viudas eran desatendidas en la distribución diaria de los alimentos.
¿No puedes leer
el texto griego?
VEn de. tai/j h`me,raij tau,taij plhquno,ntwn tw/n maqhtw/n evge,neto goggusmo.j tw/n ~Ellhnistw/n pro.j tou.j ~Ebrai,ouj( o[ti pareqewrou/nto evn th/| diakoni,a| th/| kaqhmerinh/| ai` ch/rai auvtw/nÅ
A las llamadas por Pablo "comunidades de Judea"
Pablo las menciona en Gal 1, 22 y en 1Tes 2, 14, distinguiéndolas expresamente de "las comunidades de los gentiles" (Rm 16, 4)
Gal 1, 22 En cambio, las iglesias de Cristo existentes en Judea no me conocían personalmente
h;mhn de. avgnoou,menoj tw/| prosw,pw| tai/j evkklhsi,aij th/j VIoudai,aj tai/j evn Cristw/|Å
1Tes 2, 14 De hecho, vosotros, hermanos, resultasteis imitadores de las iglesias de Dios existentes en Judea y que viven en Jesucristo, pues vuestros propios compatriotas os han hecho sufrir exactamente como a ellos los judíos
u`mei/j ga.r mimhtai. evgenh,qhte( avdelfoi,( tw/n evkklhsiw/n tou/ qeou/ tw/n ouvsw/n evn th/| VIoudai,a| evn Cristw/| VIhsou/( o[ti ta. auvta. evpa,qete kai. u`mei/j u`po. tw/n ivdi,wn sumfuletw/n kaqw.j kai. auvtoi. u`po. tw/n VIoudai,wn(
Rm 16, 3-4 Recuerdos a Prisca y Aquila, colaboradores míos en la obra del Mesías Jesús; por salvar mi vida se jugaron la cabeza, y no soy yo sólo quien les está agradecido, lo mismo todas las iglesias del mundo pagano
VAspa,sasqe Pri,skan kai. VAku,lan tou.j sunergou,j mou evn Cristw/| VIhsou/( 4 oi[tinej u`pe.r th/j yuch/j mou to.n e`autw/n tra,chlon u`pe,qhkan( oi-j ouvk evgw. mo,noj euvcaristw/ avlla. kai. pa/sai ai` evkklhsi,ai tw/n evqnw/n(
A las comunidades mesiánicas situadas en la tierra de Israel después de la destrucción del segundo templo (año 70)
Aparecen, a nuestro modo de ver, en el Evangelio de Mateo y en el Evangelio de Juan: grupos de judíos creyentes en Cristo o mesiánicos en tierra de Israel que no pertenecían a la coalición portadora del nuevo consenso en un proceso de integración que intentaba superar el fraccionamiento de los grupos existentes hasta entonces en el judaísmo

Una lectura de La comunidad del discípulo amado de Raymond E. Brown nos descubriría los diversos grupúsculos en que se dividió esta comunidad puesta -en su camino hacia la verdad completa- bajo la guía del Paráclito

Jn 15,26;16,13 Cuando venga el Paráclito, a quien yo enviaré del Padre, es decir, el Espíritu de verdad que procede del Padre... os guiará a toda la verdad
{Otan e;lqh| o` para,klhtoj o]n evgw. pe,myw u`mi/n para. tou/ patro,j( to. pneu/ma th/j avlhqei,aj ... o`dhgh,sei u`ma/j evn th/| avlhqei,a| pa,sh|

Por otra parte, las comunidades cristianas situadas en diversas ciudades del imperio romano (fuera de Palestina)

Hablamos ahora de "comunidades o asociaciones de creyentes en Cristo" (no de "comunidades o asociaciones mesiánicas"). Las comunidades de creyentes en Cristo de fuera de Israel, a pesar de su proximidad a la tradición religiosa judía, no consti-tuyen ya -especialmente por razones sociológicas- un fenómeno del judaísmo y en virtud de la concepción que tenían de sí mismas se distinguieron tanto del judaísmo (en territorio de Israel o en la diáspora) como de la sociedad mayoritariamente paga-na. Existieron al margen de las sinagogas de la diáspora y, por consiguiente, inde-pendientemente de las estructuras sociales del judaísmo de fuera de Israel.

Las comunidades paulinas
Las que podemos reconocer, también después del año 70, a partir de los escritos neotestamentarios

E.W. Stegemann - W. Stegemann
Historia social del cristianismo primitivo
Los inicios en el judaísmo
y las comunidades cristianas en el mundo mediterráneo

(Ed. Verbo Divino)

Naturalmente, que esta no es la única división que se puede hacer. Otros autores, dependiendo de su propia prespectiva, nos indicarían otras divisiones de todo este conglomerado de los "los movimientos de Jesús después de su muerte"
 

Gracias por la visita
Miquel Sunyol

sscu@tinet.cat
28 mayo 2014
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Los seguidores de Jesús
en la tierra de Israel

En el origen del movimiento religioso que fue llamado después cristianismo hubo un pequeño grupo de hombres y mujeres, en el que Jesús de Nazaret desempeñó un papel central. Este grupo, constituido en un determinado momento de los años 20 del siglo I, primero en Galilea, y designado, por lo general, con el nombre de "movimiento de Jesús", pertenecía, en virtud de su autoconciencia religiosa, de su praxis de vida, de su arraigo social y, al fin y al cabo, también a causa de su limitación geográfica, al judaísmo de la tierra de Israel.

No debemos ignorar, ciertamente, el hecho de que Jesús, o el grupo que de él tomó su nombre, representó en el seno del judaísmo del tiempo una posición religiosa o teológica particular -respecto a la interpretación de la Torá y, sobre todo, a la proclamación del reino de Dios como inminente, por ejemplo-. Esta posición distinguía a Jesús o a su grupo de las otras agrupaciones hebreas y engendraba asimismo, a veces, verdaderos y propios conflictos con estas últimas.

Pero los seguidores de Jesús, incluso en los puntos en que se distinguían de los otros grupos, conservaron su identidad judía. Por otra parte, permanecieron constitutivamente ligados a las instituciones comunitarias y sociales fundamentales del Israel de la época y se caracterizaban por su experiencia del presente. Por consiguiente, por motivos relacionados con la historia religiosa y la historia social, los seguidores de Jesús pertenecen al judaísmo de la tierra de Israel.

Tras la muerte de Jesús, el movimiento prosiguió viviendo ante todo en la tierra de Israel. Por una parte, sabemos por la así llamada "fuente de los logia" (una fuente común al Evangelio de Mateo y de Lucas, reelaborada por ellos e introducida en las tradiciones recogidas por el Evangelio de Marcos) que un grupo de "profetas" continuó la predicación de Jesús (puesto que, desde el punto de vista histórico-social, esta "segunda generación" de seguidores de Jesús no se distinguió prácticamente en nada del movimiento originario, no es necesario que la tratemos aparte); por otra parte, se desprende de los Hechos de los Apóstoles y, entre otros documentos, también de la Carta a los Gálatas que, junto a estos profetas itinerantes, los seguidores de Jesús establecieron un centro urbano primero en Jerusalén. Aquí surgió una comunidad estable, la así llamada primitiva comunidad de Jerusalén. De ella deberemos ocuparnos, siquiera sea brevemente, ya que se caracteriza por la stabilitas loci, y, por tanto, ya no por la existencia itinerante propia del verdadero y propio movimiento de Jesús, o por las condiciones típicas de un ambiente urbano que nos obligaría a considerarla, por así decirlo, como el punto de partida de otras comunidades de Judea, aunque también de las comunidades urbanas de creyentes en Cristo de fuera de la tierra de Israel, de las que hablaremos en la tercera parte.

"Seguidores de Jesús en la tierra de Israel" son también las comunidades mesiánicas del período posterior al 70, las que aparecen, a nuestro modo de ver, en los evangelios de Mateo y de Juan. Desde el punto de vista temporal, han de ser colocadas hacia finales del siglo I, en todo caso después de la destrucción del Templo. Vivieron en las condiciones religiosas y socio-económicas de una situación cambiada, (reformulación del judaísmo mediante la cual se trató, entre otras cosas, de superar la pluralidad de grupos existentes hasta entonces)

E.W. Stegemann - W. Stegemann
Historia social del cristianismo primitivo
Los inicios en el judaísmo
y las comunidades cristianas en el mundo mediterráneo

(Ed. Verbo Divino)


 
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Algunas de estas cosas ya se decían hace muchos años. Por ejemplo, en 1921 por Charles Guignebert














Orígenes judíos
del cristianismo

El cristianismo tiene, pues, sus primeros orígenes en un movimiento judío; aparece, al principio y exclusivamente, como un fenómeno que interesa a la vida religiosa de Israel, totalmente característico del medio palestino y realmente inconcebible fuera del mundo judío. Dicho movimiento, al cual influencias múltiples aclararían después y acrecentarían su fecundidad, surge de la iniciativa de un galileo. Jesús Nazareno, es decir, con toda probabilidad, no el hombre de Nazaret, sino el nazir, el santo de Dios.

No me parece posible poner en duda su existencia, como todavía se intenta en nuestros días, pero, en verdad, una vez que la hemos afirmado, penetramos en la oscuridad y la incertidumbre, hasta el punto de que uno de los resultados principales de la profunda búsqueda realizada estos últimos años en los documentos primitivos es el de haber mostrado la imposibilidad de representarnos la vida de Jesús con alguna apariencia de certidumbre. Deben considerarse como narraciones más o menos arbitrarias y subjetivas todos los libros que pretenden contárnosla.

Se comprenden fácilmente las razones de este hecho. Los hombres que escucharon la palabra de Cristo y creyeron en ella, y que después de haberse desesperado por su suplicio proclamaban su resurrección, no sentían necesidad alguna de fijar por escrito sus recuerdos y sus impresiones; no se cuidaban en absoluto de la instrucción de una posteridad que -estaban persuadidos- no llegaría jamás; de un momento a otro , el mundo de la injusticia, del error, de la carne, iba a concluir; la generación humana iba a detenerse, el Mesías vencedor iba a resplandecer entre las nubes.


Charles Guignebert
El cristianismo antiguo
(Fondo de Cultura Económica, México 1956)
(Ernest Flammarion, Paris 1921)


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Comunidades cristianas
en las ciudades del imperio romano

Las comunidades de los creyentes en Cristo en diferentes ciudades situadas fuera del territorio de Israel deben ser distinguidas de los seguidores de Jesús en la tierra de Israel, no sólo por motivos geográficos, sino sobre todo por motivos sociológicos.

Advertimos también la diferencia en al ámbito terminológico. Hablamos aquí, en efecto, de comunidades o asociaciones de creyentes en Cristo (no de asociaciones mesiánicas).

Podemos señalar cuatro rasgos sociológicos fundamentales que las diferencia:

  • Las comunidades creyentes en Cristo se componen constitutivamente de judíos y no judíos; más aún, con el paso del tiempo -a veces ya en la época paulina- se vuelven preponderantes en ellas los miembros procedentes del paganismo
  • En esas comunidades los judíos y los no judíos establecen de manera programática unas relaciones sociales ilimitadas, aunque, como es natural, discutidas
  • Las comunidades creyentes en Cristo existen como grupos minoritarios en el contexto de la sociedad mayoritaria pagana de las ciudades en que viven
  • Las comunidades creyentes en Cristo existen también junto a y además de las sinagogas de la diáspora, es decir, junto a y además de los representantes del judaísmo de fuera de la tierra de Israel. Con otras palabras, a diferencia de lo seguidores de Jesús en la tierra de Israel, las comunidades creyentes en Cristo en las ciudades paganas del imperio romano no pertenecían ya, desde el punto de vista sociológico, al judaísmo (de la diáspora). Y, por otra parte, tampoco se comprendían a sí mismas como parte del paganismo
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