La imposible "autocorrección" de Pagola
Le decía a un amigo:
Ya puedes suponer, pues, que este párrafo de Pagola lo encuentro "imposible":
A mi entender, el giro que necesita el cristianismo actual, la autocorrección decisiva, consiste sencillamente en volvernos a Jesucristo, es decir, centrarnos con más verdad y más fidelidad en la persona de Jesucristo y en su proyecto del Reino de Dios. Creo que esta conversión es lo más urgente y lo más importante que puede ocurrir en la Iglesia en los próximos años. Muchas cosas habrá que hacer en todos los campos -litúrgico, pastoral…- pero nada más decisivo que esta conversión.
Y el amigo me pedía:
Si puedes, te agradeceré me pongas en tres o cuatro items breves -no quiero quitarte tiempo- las razones por las que "encuentras imposible" aceptar ese párrafo de Pagola que citas. A ver si me ayudas a expresar lo que yo también siento.
Empezaría distinguiendo con dos preguntas:
- ¿Estamos de acuerdo en su diagnóstico?
La autocorrección decisiva que el cristianismo actual necesita consiste sencillamente en volvernos a Jesucristo.
- ¿Es posible realizar, llevar a la práctica este diagnóstico?
Centrarnos con más verdad y más fidelidad en la persona de Jesucristo y en su proyecto del Reino de Dios.
A la primera pregunta podríamos decir que el "cristianismo actual" que ha de vivir -quiéralo o no- inmerso en un mundo cultural y religiosamente plural (a lo que no estaba acostumbrado) tiene otras "autocorrecciones" más prioritarias. Por ejemplo: pasar de un "cristocentrismo" (visión ptolemaica en la cual el cristianismo está en el centro y todas las otras religiones girando a su alrededor) a un auténtico "teocentrismo" (visión copernicana, en la cual Dios -y sólo Dios- está en el centro y todas las religiones -cristianismo incluido- giran a su alrededor).
Esta "autocorrección" exige desconstruir todo para volver a construir desde otro paradigma. Esta "autocorrección" es la tarea pendiente…
En abril de 1987 escribí una carta a mi amigo Rafa Yuste, "Carta a otro que se va...", que se hizo un poco famosa en nuestro grupo jesuítico de Misión Obrera. En ella decía: "Comprendo los temores de R., los de tantos otros (yo entre ellos), que están en el fondo de las quejas del Carles Comas (un ex) de no haber podido encontrar ni entre sus compañeros jesuitas ni en el conjunto del mundo eclesiástico "un grupo dispuesto a descender hasta donde los fundamentos se tambalean ni, por tanto, urgido a construir creativamente desde las ruinas". En el fondo "no se tolera que se resquebrajen los fundamentos ni hay disposición de acometer arriesgadamente la oscura aventura de volver a construir lo que parece haberse hundido".
Mi "Carta a otro que se va..." y las sucesivas réplicas -a favor y en contra- y contrarréplicas se fueron publicando en el boletín misión obrera, nº 30 (octubre-noviembre 1987) y siguientes, y todo el conjunto fue recogido en cuadernos m.o. (Nº 1)
Es sintomático el final del párrafo. Reconoce que la "autocorrección" que él propone no es la única ("Muchas cosas habrá que hacer en todos los campos"), pero cita dos campos que podríamos llamar de segunda división ("litúrgico, pastoral"), olvidándose de los campos de "primera división", entre ellos el teológico-dogmático. ¿O es que la teología y el dogma cristiano no necesitan algunos correctivos? Sintomático, ¿no?.¿Una prueba más de este miedo "a descender hasta donde los fundamentos se tambalean"? ¿Y qué decir de la moral "cristiana"?
* * *
Pasemos a la segunda pregunta, a la cual entro -o debería entrar- con ciertos miedos, sobre todo a partir de ayer cuando un viejo amigo (compañero de fatigas misioneras en el Tchad), quien me tiene prohibido hablarle de Jesús de Nazaret y de Dios, me ha mandado un artículo de Benjamín Forcano (LA NAVIDAD. Le pusieron por nombre Jeshua: Jesús) que, aunque va sin fecha, supongo que es de este año.
Cita, en positivo, el mismo párrafo de Pagola y van saliendo, en la misma dirección, los nombres de Jon Sobrino,
Necesitamos recuperar a Jesús de Nazaret. Sin alguien como Jesús de Nazaret, no vemos fácil humanizar a este mundo, aunque aceptamos sinceramente la nube de personas, tradiciones religiosas, y no religiosas, humanizadoras, fuera del evangelio
Rafael Aguirre,
Es preciso volver a lo más radical y originario de la fe cristiana. La personalidad de Jesús, su mensaje, su impacto histórico, plantean cuestiones que a nadie deja indiferentes. Y es, por eso y con toda razón, patrimonio de la humanidad.
Leonardo Boff,
Jesús adquiere en cada época una nueva imagen. El marco definitivo de su vida y de su misterio está todavía abierto. Hoy, en la experiencia de fe de muchos cristianos de América Latina, Jesús es visto y amado como un Libertador.
José Mª Díez-Alegría, quien más de una vez ha compartido mesa en mi casa
Finalmente pienso que la Iglesia católica en su conjunto ha traicionado a Jesús.
Desde hace muchos años, están anclados en mi espíritu tanto el grito de Garaudy (Hombres de Iglesia, devolvednos a Jesús) como la exigencia del Gran Inquisidor (Ahora ya no te necesitamos, y en realidad nos estorbas: vete y no vuelvas), recordados uno y otra por Forcano.
No podía faltar en la lista de Benjamín Forcano el nombre de Pere Casaldàliga, con quien en noviembre de 1985 compartí dos noches habitación en su casa de Sao Felix do Araguaia
¡Creo en Jesucristo y le adoro! Le amo. Creo en este Amigo que me presentaron mis padres, la Iglesia: Dios hecho hombre.
Supero mis miedos y contesto a la segunda pregunta. La "autocorrección" que postula José Antonio Pagola ("Centrarnos con más verdad y más fidelidad en la persona de Jesucristo y en su proyecto del Reino de Dios") supone que uno conoce la persona de Jesucristo y sabe cuál fue su proyecto del Reino de Dios. Me atrevería a decir algo más: supone la pretensión de que la visión que uno tiene de Jesús de Nazaret es la única acertada y que el proyecto que uno se imagina que Jesús tenía del Reino de Dios es el único acertado.
El artículo de Benjamín Forcano (llegado "providencialmente") nos recuerda, por un lado, que "la investigación histórica del Jesús terrestre, proseguida desde el siglo XVIII, en medio de polémicas encendidas y metodologías delicadas, no es el fundamento de la fe cristiana", y, por otro lado, amparándose en R. Aguirre, afirma que esta investigación histórica es de "una ayuda inapreciable para penetrar en el Jesús de los evangelios, para descubrir aspectos con frecuencia desapercibidos y comprender mejor su significado actual".
Esta "investigación histórica del Jesús terrestre", ¿cuántas "personas de Jesucristo" nos ha dado? ¿Cuántos proyectos del Reino de Dios nos ha ofrecido? ¿A cuál de ellas hemos de amar? ¿A cuál de ellos nos hemos de apuntar?
No me puedo quedar en estos interrogantes. Más de uno me diría: "¡Mójate un poco!". Creo que, a lo largo de los años, me he ido "mojando".
- Jesús de Nazaret no es el primero ni el último
- De mis lecturas en Oruro me gustó una idea de Juan Luis Segundo. Venía a decir, con muy buen criterio, que todos tenemos en nuestras vidas unos modelos, unos "testigos", que son los que dan sentido a nuestras vidas. Estos "testigos" forman una cadena, una tradición. Cada uno de nosotros debería preguntarse quiénes son nuestros testigos particulares.
- Jesús, ciertamente, sería un anillo de esta cadena. La más importante tal vez, pero quizás no siempre para todos. Pero no es la primera: ¿qué hubiera sido de Jesús sin un Isaías o sin un Ezequiel? Precisamente porque Jesús era un eslabón de una determinada tradición fue escuchado, y entendido y seguido por una determinada gente; y, por la misma razón, se encontró ya de salida con los adversarios.
- Ni la última y definitiva, ni la más inmediata a nosotros: ¿qué hubiera sido Jesús para mí sin un Dostoiewski o sin un Bonhoeffer o sin un Charles de Foucauld? ¿O sin una Thérèse de Lisieux?
Haced una lectura seguida del texto.Dejad los links, que os puedan interesar, para una segunda lectura
- Jesús de Nazaret no es "el definitivo"
- En aquel tiempo (finales de los años 80) la palabra "definitiva" me dio cierto miedo y no pude menos que avisar: Me parece que me he pasado un poco con la palabra "definitiva": quizás es un poco demasiado fuerte.
- En el 91 estos miedos ya habían desaparecido. Delante de Jesús también nos hemos de preguntar: ¿qué he visto en él? ¿cuáles son los valores que tomo de él? ¿cuáles son sus actitudes que no comparto? También él, como todo testigo humano, es un punto de referencia limitado: limitado por todo un conglomerado de valores, de criterios, de costumbres, de visiones, de tendencias…, que vienen de muy lejos, que vienen de su "tiempo"; y limitado,además, por opciones personales que él hizo y que no necesariamente han de ser asumidas por todos.
- Jesús de Nazaret no es "el mejor"
- No me molestan para nada todas las afirmaciones dogmáticas (evangélicas, neotestamentarias, conciliares…) sobre Cristo, ni tampoco las que puedan decir sobre María: son las respuestas que una determinada cultura (influenciada por otras muchas culturas), en una determinada época, con un determinado lenguaje, delante de unas determinadas cuestiones de unos determinados hombres (y mujeres) ha dado a unas preguntas siempre pendientes de los humanos.
- Pero también sé (cosa que nuestra larga formación jesuítica nos lo ha querido medio ocultar) que otras culturas -en otras épocas, con otros lenguajes, delante de otras cuestiones de otros hombres- han hecho también sus propias afirmaciones. Y no me siento de ninguna manera obligado a negar que éstas puedan ser más acertadas (de la misma manera que tampoco me siento obligado a afirmar que mis amigos son los mejores del mundo).
- Lo que los cristianos hemos ido afirmando de Jesús de Nazaret y de sus relaciones con Dios puede ser "una buena manera" de dar respuesta a las cuestiones, esperanzas, angustias, ilusiones… que nos hemos ido poniendo o teniendo en una "fase religiosa" (que yo no me atrevería a decir que ya esté superada).
- Si todo lo que decimos de Jesús y de Dios es "una buena manera" de expresar cómo el hombre se puede llegar a comprender… Si lo que afirmamos de Jesús no quiere entrar en contradicción con lo que otros dicen de otros...
- Jesús de Nazaret nos queda muy lejos
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- Me gusta poner distancia entre Jesús y nosotros, negar una falsa cercanía (al estilo de "Jesús te llama", "Jesús te interpela") de la que en otros tiempos fui amigo. En mayo del 94 en un sermón de primera comunión decía:
- Recordar no es copiar; hacer memoria de alguien no es imitarlo, no es repetir. Recordar no es querer revivir una situación ya pasada. Sería tan fácil, si nos fuera posible, seguir repitiendo las palabras de Jesús, ir copiando sus gestos y sus acciones, hablar de Dios como Jesús lo hizo, seguir manteniendo sus esperanzas y sus planteamientos políticos, seguir teniendo el mismo Dios que Jesús… Sería tan fácil, si ello fuera posible, vivir los mismos radicalismos de Jesús: ni pan, ni bolsa, ni dinero.
- Jesús vivió hace veinte siglos y ninguno de nosotros puede volver a repetir aquellas palabras del principio de la carta llamada Primera de San Juan: "Lo oímos, lo vieron nuestros ojos, lo contemplamos, lo palparon nuestras manos". Jesús nos queda muy lejos. Recordar a Jesús, hacer memoria de él es aceptar esta primera verdad: que Jesús nos queda muy lejos.
- Jesús de Nazaret nos llega ya "desdibujado" por el Nuevo Testamento
(Evangelios incluidos)
- En 2006, Pepe Godoy, el Pope, nos "predicó" los ejercicios de Lamiarrita. Después le escribí:
- Aunque sólo pude estar cuatro días en Lamiarrita, quiero agradecer tu faena de predicador, no tanto por las cosas que nos dijiste, sino por la manera de decirlo. Y también -¿por que no?- por esas pequeñas precisiones lingüísticas de quien por algunos años, antes de dedicarse "al pico y a la pala", estudió en Roma.
- Entusiasmado por ese "un tal Jesús" (ese Jesús sin artículo de Mc 1,9), nos lo quisiste hacer cercano, a veces tan cercano que te olvidaste de mantener la distancia reglamentaria de los 9 metros entre los evangelistas y Jesús.
- Un día nos presentaste a Jesús que inauguraba su "carrera" anunciando el Reino de Dios. Así lo leemos en Marcos (Mc 1, 15) y en Mateo (Mt 4,17). Más tarde (no recuerdo ahora si fue el mismo día o en la prédica del día siguiente) nos hablaste de Jesús en la sinagoga de Nazaret, tal como lo vemos en Lc 4, 16-22. Tu tono de voz era de quien había estado allí presente y que, después de tantos años, seguía teniendo grabado en la memoria cómo Jesús, al ir leyendo el texto de Isaías, interrumpió su lectura y se negó a anunciar " el día de la justicia de Yahvé", o, en traducción de Alonso Schökel/Mateos, "el día del desquite de nuestro Dios".
- Nos avisaste (por si todavía quedaba entre nosotros alguna ánima bendita) de la pluralidad de los evangelios, de cómo cada evangelista hacía su peculiar "retrato" de Jesús.
- Totalmente de acuerdo y -añado yo ahora- este "pluralismo evangélico" nos exige a nosotros una tarea de selección: ¿Cuál es nuestro Jesús? ¿Cómo resumir el programa de Jesús?
- Jesús de Nazaret y su futuro
- La condición de posibilidad de que Jesús continúe "resucitado" en el mundo pluricultural e intercultural de hoy es que aceptemos el carácter temporal y geográfico de la expresión "hijo de Dios" y que renunciemos a exclusividades y a "manifestaciones de Dios" definitivas.
- Nos es necesario renunciar a dos palabras que, en un tiempo, nos gustaron mucho: una es la avnakefalaiw,sasqai (el tema de la recapitulación de todas las cosas en Cristo de Efesios 1, 10) y la otra sería el evfa,pax, el "semel", de una vez por todas de la Carta a los Hebreos.
- El Dios de Jesús de Nazaret ya no puede ser el nuestro
- Ya hace tiempo que voy diciendo que el Dios de Jesús no puede ser nuestro Dios.
- El año pasado, si no recuerdo mal, ya dije que quien quisiera ese Dios de Jesús (o ese Dios que Mateo presenta como el Dios de Jesús), cuyo último acto con la humanidad creada por él es separar a unos y otros -unos a su derecha, otros a su izquierda; unos ovejas, otros cabritos; unos benditos, otros malditos; unos en el Reino, otros al fuego eterno- que se lo quedara...
* * *
¿Y cuál era el proyecto que Jesús de Nazaret tenía en su cabeza cuando hablaba del Reino de Dios?
- El Reino de Dios, un proyecto intrajudío de renovación entre otros
- El cristianismo primitivo comenzó como un movimiento intrajudío de renovación, promovido por Jesús, en competencia con otros movimientos intrajudíos de renovación. Fue un fenómeno palestino con irradiación en las regiones vecinas de Siria, entre los años 30 y 70. (Gerd Theissen).
- El Reino de Dios, un proyecto que no es original de Jesús de Nazaret
- El tema del "Reino de Dios" no es un tema original de la predicación de Jesús; es un tema que viene de lejos. Y por eso nadie le pregunta: ¿Qué es esto del Reino de Dios? Y por eso, desde el primer momento encuentra fervientes partidarios. Y por eso, también desde el primer momento, tiene enemigos que ya piensan cómo condenarle a muerte. (Mc 3,6)
- El tema del "Reino de Dios" es una forma concreta de un mito que descansa en las profundidades del imaginario humano y que sale a la superficie cuando se dan unas determinades condiciones psico-sociológicas. (Manuel García Pelayo)
- El Reino de Dios, una respuesta a una situación concreta
- Jesús de Nazaret vivió en unos tiempos de intensas esperanzas mesiánicas y de movimientos insurreccionales más o menos serios contra la dominación romana y sus colaboracionistas, herodianos y aristocracia sacerdotal. Eran unos tiempos en que se daban las condiciones psico-sociológicas para que hiciera irrupción, una vez más en la historia de los pueblos y clases oprimidos, el mito del "reino feliz de los tiempos finales", que tomó sus formas concretas modeladas por la historia del pueblo hebreo con la denominación de "Reino de Dios".
- Sin los romanos, sin su conquista-dominación-opresión sobre Palestina, sin sus clases colaboracionistas -los herodianaos de Galilea, la aristocracia sacerdotal de Jerusalén-, nos hubiésemos quedado sin "Reino de Dios".
- El Reino de Dios proclamado por Jesús fue la respuesta humana a una situación histórica determinada, a unas condiciones psico-sociológicas de su pueblo sometido a un continuo proceso de empobrecimiento.
- El Reino de Dios, la vieja esperanza de las Doce tribus
- Hablar del "Reinado de Dios" como si fuera para Jesús la "meta de la historia" es quizás atribuir a Jesús, antes de hora, un pensamiento "teilhardiano" (de Teilhard de Chardin). La perspectiva de Jesús era mucho más corta: la renovación del pueblo de Dios, la reunificación de las doce tribus. La doble petición (santifica tu nombre / venga tu Reino) debe considerarse como una sola y explicada a la luz del profeta Ezequiel (cap. 36).
- El interés conjunto de Q y el significado concreto o programa del "Reino de Dios" es la renovación de Israel (Richard A. Horsley).
- El Reino de Dios, proclamado por Jesús, un proyecto ya sin vigencia
- Cuando las condiciones psico-sociológicas que hicieron posible la proclamación del Reino de Dios (como una formulación adaptada del mito del "reino feliz de los tiempos finales"), desaparecen, desaparece también la vigencia del tema del Reino de Dios.
- Y esta lección (que algunos tanto conservadores como no todavía no la tienen aprendida) nos la dan los mismos autores del Nuevo Testamento cuando, situados en un mundo cultural y sociológicamente diferente de la Palestina bajo la dominación romana, prescinden de la predicación del Reino. Sin estos autores, el "cristianismo" no hubiera llegado hasta nosotros: se hubiera quedado como un grupo marginal dentro de aquella sociedad y hubiera desaparecido.
- Estos autores del Nuevo Testamento ya pensaban lo que veinte siglos más tarde Salvador Pannikar expresaría con estas palabras: Insisto en que la realización histórica del Reino de Dios, con o sin compromiso político explícito, es un paradigma trasnochado. Luchar por la justicia está muy bien, claro que sí.
- Pero sigue vigente el mito del "reino feliz de los tiempos finales".
- Hoy día se dan muchas situaciones en las que las condiciones psico-sociológicas permitirían y exigirían nuevas irrupciones del mito del "reino feliz de los tiempos finales.
- Y muy posiblemente ya se dan, y alguna de ellas en las mismas tierras que fueron testimonio de la proclamación de Jesús de Nazaret, pero estas nuevas irrupciones no vendrán modeladas por las formas concretas por las que, en la Palestina del siglo I, el "Reino de Dios" fue una expresión signifiativa. Es necesario que los cristianos, al menos los que nos podemos considerar "hijos del Reino", lo sepamos reconocer.
Para ampliar este tema del proyecto del Reino de Dios proclamado por Jesús de Nazaret, podéis leer: