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¿Quién es Georges Morel?

Lo que publicó
le monde
al morir Georges Morel.

La crítica de Paul Valadier, jesuïta, redactor-jefe de la revista Études (1981-1989), a Georges Morel en su obra jésus-christ ou dionysos, publicada en 1979.

¿Por qué interesarse
en Georges Morel?

Y todos los artículos en que he ido resumiendo páginas de Georges Morel
UN TEXTO DE 1977
DE OBLIGADA LECTURA
PARA TODOS AQUELLOS Y AQUELLAS
QUE SIGUEN HABLANDO
DE "SOÑAR CON UNA NUEVA IGLESIA"
O DE "UNA NUEVA POSIBLE IGLESIA"

Georges Morel en Jésus dans la théorie chrétienne

Pero hoy en día, a medida que más y más cristianos se vuelven más conscientes de la contradicción interna de la Iglesia y declaran que quieren comprometerse en esta temática, debemos preguntarnos si alguna vez lograrán romper el viejo círculo. Y a esta pregunta es muy probable que la respuesta sea negativa.

La traducción es mía:
si podéis ayudar a mejorarla:
sscu@tinet.cat

Mais de nos jours où des chrétiens de plus en plus nombreux deviennent davantage conscients de la contradiction intérieure à l'Eglise et déclarent vouloir engager la lutte sur ce terrain, on doit se demander s'ils réussiront jamais à briser le vieux cercle. Et à cette question la réponse est très vraisemblablent négative.

¿Cuál es la contradicción interna de la iglesia?
¿Cuál es el antiguo círculo que debemos romper?

No se ve, efectivamente, cómo la Iglesia, que sigue siendo una de las últimas grandes sociedades tradicionales, aceptaría, no solo que rechacemos, sino que examinemos seriamente, sus presupuestos.

On ne voit pas en effet comment l'Eglise, qui reste l'une des dernières grandes sociétés traditionnelles, accepterait, non seulement qu'on rejette, mais qu'on examine avec sérieux, ses présupposés.

¿Cuáles son los presupuestos de la iglesia?

No es sorprendente, por lo tanto, si los defectos, reconocidos o no, de la institución eclesiástica se deben no solo a la debilidad de sus miembros sino también a la naturaleza de sus principios (los conceptos cristianos de encarnación y redención, de los cuales hemos mostrado ya su invalidez). Es el sistema que, desde el principio, fue parcialmente viciado, es él quien engendró en la Iglesia estos síntomas (por ejemplo, el dogmatismo o el autoritarismo doctrinal) de los cuales muchos, incluso hoy, no perciben la razón.

On ne s'étonnera donc pas si les défauts, avués ou non de l'institution ecclésisdtique tiennent non seulement à la faiblesse de ses fidèles mais aussi à la nature de ses principes (les concepts chrétiens d'incarnation et de rédemption, dont on a montré déjà leur invalidité). C'est le système qui, dès l'origine, fut partiellement vicié, c'est lui qui a engendré au sein de l'Eglise ces symptômes dont beaucoup, aujourd'hui encore, n'aperçoivent pas la raison.

Algunos teólogos "clásicos, pero abiertos" dicen que debemos tratar de desarraigar todo el dogmatismo en la Iglesia. Al decir esto, inmediatamente se enfrentan a las posiciones de los dirigentes eclesiales que siempre se arrogan algún privilegio en el ámbito de la verdad, la libertad y el amor. Porque, a pesar de ciertas declaraciones contrarias, la Iglesia es ante todo su jerarquía.

Certains théologiens classiques, mais "ouverts", disent qu'il faut enfin tenter de déraciner tout dogmatisme dans l'Eglise. Ce disant, ils se heurtent immédiatement à la positions des dirigeants qui s'arrogent toujours quelque privilège dans le domaine de la vérité, de la liberté et de l'amour. Car, malgré certaines déclarations contraires, l'Eglise, c'est d'abord sa hiérarchie.

¿Quién puede ser uno de estos teólogos
"clásicos, pero abiertos"?

Recientemente, la Congregación de la Fe recordó a uno de esos teólogos que parecen olvidar que "la misión de interpretar auténticamente la palabra de Dios descrita o transmitida está confiada al único magisterio vivo de la Iglesia".

Récemment, la Congrégation de la Foi, l'a rappelé à l'un de ces théologiens qui semblent oublier que "la mission d'interpréter authentiquement la parole de Dieu décrite ou transmise est confiée à l'unique magistère vivant de l'Eglise".

El documento de la Congregación de la Fe de febrero 1975
sobre dos obras de Hans Kung

Comprendámoslo: lo que estamos debatiendo aquí no es solo un problema pedagógico, sino la búsqueda misma de la "verdad". Cuando el texto anterior habla de "interpretación", es obvio que esta interpretación no es más que una traducción formal de un contenido dado de antemano e intocable (este sentido debilitado de "interpretación" es por lo demás el sentido corriente de las hermenéuticas religiosas actuales, incluyendo las protestantes).

Entendons-nous: ce dont nous débattons ici, ce n'est pas seulement un problème pédagogique, mais la recherche même de la "vérité". Quand le texte précédent parle d'interprétation, il le prend évidemment dans le sens affaibli de la traduction formelle d'un contenu donné d'avance et intouchable (ce sens affaibli est d'ailleurs le sens courant des herméneutiques religieuses, y compris protestantes).

¿Qué valor puede tener una investigación llamada teológica, si lo que se supone que investigan los teólogos ya está proporcionado incondicionalmente por los dirigentes eclesiales de la parte superior de la pirámide?

Quelle valeur peut alors avoir une recherche dite théologique, puisque ce que les théologiens sont censés chercher est déjà inconditionnellement fourni par des clercs situés au somment de la pyramide?

El teólogo aquí amonestado cae en las redes que se le han tendido: afirma, de hecho, "poder alcanzar después de estudios exhaustivos, armonizar sus propias opiniones con la auténtica doctrina de la Iglesia". Por lo tanto, utiliza el mismo término mágico de autenticidad utilizado por la Congregación de la Fe. Porque, finalmente, si este teólogo sabe de antemano cuál es la doctrina auténtica, ¿por qué pretende entregarse a estudios "exhaustivos"? ¿O por qué juego abdica de su libertad afirmando lo que no sabe?

Le théologien ici admonesté tombe d'ailleurs dans les filets qu'on lui a tendus: il affirme, en effet, "pouvoir parvenir après des études approfondies, à harmoniser ses propres opinions avec la doctrine authentique de l'Eglise". Ainsi se sert-il du même terme magique d'authenticité utilisé par la Congrégation de la Foi. Car enfin, si ce théologien sait d'avance quelle est la doctrine authentique, pourquoi prétend-il se livrer à des études "approfondies"? Ou par quel jeu abdique-t-il sa liberté en affirmant ce qu'il ne sait pas?

Indudablemente este teólogo responderá, ya que se considera un teólogo "abierto pero clásico", que es necesario establecer una distinción capital entre dogma y dogmatismo y que su error fue, como se le ha señalado, "cuestionar el dogma de la fe en la infalibilidad de la Iglesia o reducirlo a una cierta indefectibilidad fundamental".

Sans doute répondra-t-il, parce qu'il se veut un théologien "ouvert" mais classique, qu'il faut établir une distinction capitale entre dogme et dogmatisme et que son erreur a été, comme on lui en a fait la remarque, de "mettre en doute le dogme de foi dans l'infaillibilité de l'Eglise ou de la réduire à une certaine indéfectibilité fondamentale".

¿Qué es la infalibilidad del papa?
¿Qué es la indefectibilidad de la iglesia?

La Congregación de la Fe especifica aquí que este comportamiento "contradice al Vaticano I, confirmado por el Vaticano II".

La Congrégation de la Foi précise ici que ce comportement "contredit Vatican I, confirmé par Vatican II".

El texto del Vaticano I
El text del Vaticà II
Sobre la del papa     -     Sobre la de los obispos

Ahora bien, suponiendo que la Iglesia sea realmente infalible, es decir que sus líderes, en los puntos esenciales de la verdad, no pueden estar equivocados, ya debemos rechazar su actitud hacia los fieles, entre los cuales se cuentan los teólogos. Imponer esta infalibilidad, rechazar que cualquiera pueda dudar sobre ella, es hundirse en la violencia, y así suprimir la distinción hipotética entre dogma y dogmatismo.

Or, à supposer que l'Eglise soit en effet infaillible, c'est-à-dire que ses dirigeants, sur les points essentiels de la vérité, ne puissent pas se tromper, il faut déjà récuser son attitude à l'égard des fidèles, dont les théologiens font partie. Car imposer cette infaillibilité, refuser que quelqu'un puisse en douter, c'est aussitôt s'enfoncer dans la violence, et donc supprimer l'hypothétique distinction entre dogme et dogmatisme.

Lo trágico o trágico-cómico en esta historia es que, en este aspecto esencial, la estructura eclesiástica no tiene nada que ver con lo que podemos vislumbrar de un Dios cuya esencia es precisamente que nunca se da por adelantado y que se puede buscar en el agnosticismo, el impredecible o el problemático. Así, la Iglesia continúa transmitiendo la increíble imagen de un dios autoritario, una imagen que no tiene nada que ver con lo mejor de las enseñanzas y prácticas de Jesús, del cual, sin embargo, la Iglesia -sorprendente contradicción- se considera la continuadora.

Ce qui est tragique, ou tragico-comique, dans cette histoire, c'est que, sous cet aspect essentiel, la structure ecclésiastique n'a rien a voir avec ce qu'on peut entrevoir d'un Dieu dont l'essence est précisément qu'il n'est jamais donné d'avance et qu'on puisse le chercher dans l'agnosticisme, l'imprévisible ou le problématique: ainsi l'Eglise continue-t-elle de relayer l'image incroyable du dieu autoritariste. Image qui n'a non plus rien à voir avec le meilleur de l'enseignement et de la practique de Jésus, dont pourtant -étonnante contradiction- l'Eglise se dit la continuatrice.

Gracias por la visita
Miquel Sunyol

sscu@tinet.cat
27 octubre 2019
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Concilio Vaticano I, sesión 4ª, Constitución dogmática Pastor aeternus,
promulgada por el papa Pío IX el 18 de julio de 1870

Así, pues, Nos, siguiendo la tradición recogida fielmente desde el principio de la fe cristiana, para gloria de Dios Salvador nuestro, para exaltación de la fe católica y salvación de los pueblos cristianos, con aprobación del sagrado Concilio, enseñamos y definimos ser dogma divinamente revelado: Que el Romano Pontífice, cuando habla ex cátedra, esto es, cuando cumpliendo su cargo de pastor y doctor de todos los cristianos, define por su suprema autoridad apostólica que una doctrina sobre la fe y costumbres debe ser sostenida por la Iglesia universal, por la asistencia divina que le fue prometida en la persona del bienaventurado Pedro, goza de aquella infalibilidad de que el Redentor divino quiso que estuviera provista su Iglesia en la definición de la doctrina sobre la fe y las costumbres; y, por tanto, que las definiciones del Romano Pontífice, por sí mismas no por el consentimiento de la Iglesia, son irreformables.

[Canon.] Y si alguno tuviere la osadía, lo que Dios no permita, de contradecir a esta nuestra definición, sea anatema.

Denzinger
1839-1840

Itaque Nos
      traditioni a fidei christianae exordio perceptae fideliter inhaerendo
            ad Dei Salvatoris nostri gloriam,
            religionis catholicae exaltationem
            et christianorum populorum salutem
      sacro approbante Concilio
docemus et divinitus revelatum dogma esse definimus:
      Romanun Pontificem
            cum ex cathedra loquitur
            id est, cum
                 omnium Christanorum pastoris et doctoris munere fungens
                 pro suprema sua Apostolica auctoritate
            doctrinam de fide vel moribus ab universa Ecclesia tenendam definit,
                 per assistentiam divina, ipsi in beato PETRO promissam
      ea infallibilitate pollere
            qua divinus Redemptor Ecclesiam suam
                 in definienda doctrina de fide vel moribus
            instructam esse voluit.


Ideoque eiusmodi Romani Pontificis definitiones
            ex sese, non autem ex consensu Ecclesiae,
irreformabiles esse.


Si quis autem huic Nostrae definitoni contradicere, quod Deus avertat, praesumpserit:
anathema sit.

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Concilio Vaticano II, Constitución Lumen Gentium,
promulgada en la sesión pública del 21 de noviembre de 1964

18    Este santo Concilio, siguiendo las huellas del Vaticano I, enseña y declara a una con él que Jesucristo, eterno pastor, edificó la santa Iglesia enviando a sus apóstoles como él mismo había sido enviado por el Padre (cf. Jn., 20,21), y quiso que los sucesores de estos, los obispos, hasta la consumación de los siglos, fuesen los pastores en su Iglesia. Pero para que el episcopado mismo fuese uno solo e indiviso, estableció al frente de los demás apóstoles al bienaventurado Pedro, y puso en él el principio visible y perpetuo fundamento de la unidad de la fe y de comunión.

Esta doctrina de la institución, perpetuidad, fuerza y razón de ser del sacro primado del Romano Pontífice y de su Magisterio infalible, el santo concilio la propone nuevamente como objeto firme de fe a todos los fieles y, prosiguiendo dentro de la misma línea, se propone, ante la faz de todos, profesar y declarar la doctrina acerca de los obispos, sucesores de los apóstoles, los cuales junto con el sucesor de Pedro, vicario de Cristo y cabeza visible de toda la Iglesia, rigen la casa de Dios vivo.

Haec Sacrosancta Synodus
      Concilii Vaticani primi vestigia premens,
cum eo docet et declarat
      Iesum Christum Pastorem Aeternum sanctam aedificasse Ecclesiam
            missis apostolis sicut Ipse missus erat a Patre (cf. Jn 20, 21)
            quorum successores, videlicet Episcopos,
                 in Ecclesia sua usque ad consummationem saeculi
            pastores esse voluit.
      Ut vero Episcopatus ipse unus et indivisus esset,
      beatum Petrum ceteris Apostolis praeposuit
      in ipsoque instituit perpetuum ac visibile unitatis fidei et communionis principium et fundamentum.
Quam doctrinam
      de institutione, perpetuitate, vi ac ratione sacri Primatus Romani Pontificis
      deque eius infallibili Magisterio,
Sacra Synodus
      cunctis fidelibus firmiter credendam
rursus proponit et
      in eodem incepto pergens,
doctrinam de Episcopis
      successoribus Apostolorum
      qui
            cum successore Petri, Christi Vicario ac totius Ecclesiae visibili Capite,
      domum Dei viventis regunt,
coram omnibus profiteri et declarare constituit.

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25    Aunque cada uno de los prelados por sí no posea la prerrogativa de la infalibilidad, sin embargo, si todos ellos, aun estando dispersos por el mundo, pero manteniendo el vínculo de la comunión entre sí y con el sucesor de Pedro, convienen en un mismo parecer como maestros auténticos que exponen como definitiva una doctrina en las cosas de fe y e costumbres, en este caso anuncian infaliblemente la doctrina de Cristo. Pero esto se ve todavía más claramente cuando, reunidos en concilio ecuménico, son los maestros y jueces de la fe y de la conducta para la iglesia universal, y sus definiciones de fe deben aceptarse con sumisión.

Esta infalibilidad que el divino Redentor quiso que tuviese su iglesia cuando define la doctrina de fe y de conducta, se extiende a todo cuanto abarca el depósito de la divina Revelación entregada para la fiel custodia y exposición.

Esta infabilidad compete al Romano Pontífice, Cabeza del colegio episcopal, en razón de su oficio cuando proclama como definitiva la doctrina de fe y de conducta en su calidad de supremo pastor y maestro de todos los fieles, a quienes ha de de confirmarlos en la fe (cf. Lc 22, 32). Por lo cual con razón se dice que sus definiciones por sí y no por el consentimiento de la iglesia son irreformables, puesto que han sido proclamadas bajo la asistencia del Espíritu Santo prometida a él en San Pedro y así no necesitan de ninguna aprobación de otros ni admiten tampoco la apelación a ningún otro tribunal. Porque en esos casos el Romano Pontífice no da una sentencia como persona privada, sino que, en calidad de maestro supremo de la iglesia universal, en quien singularmente reside el carisma de la infalibilidad de la iglesia misma, expone o defiende la doctrina de la fe católica.

La infalibilidad prometida a la iglesia reside también en el cuerpo de los obispos cuando ejercen el supremo magisterio juntamente con el sucesor de Pedro. A estas definiciones nunca puede faltar el asenso de la iglesia por la acción del Espíritu Santo, en virtud de la cual la grey toda de Cristo se conserva y progresa en la unidad de la fe.

Licet singuli praesules infallibilitatis prerrogativa non polleant,
      quando tamen,
            etiam per orbem dispersi,
            sed communionis nexum inter se et cum Successore Petri servantes,
            authentice res fidei et morum docentes
      in unam sententiam tamquam definitive tenendam conveniunt,
doctrinam Christi infallibiliter enuntiant.


Quod adhuc manifestius habetur
      quando,
            in Concilio Oecumenico coadunati,
      pro Ecclesia fidei et morum doctores et iudices sunt,
      quorum definitionibus fidei obsequio est adhaerendum.


Haec autem infallibilitas,
      qua Divinus Redemptor Ecclesiam suam
            in definienda doctrina de fide vel moribus
      instructam esse voluit,
tantum patet quantum divinae Revelationis patet depositum,
      sancte custodiendum et fideliter exponendum.


Qua quidem infallibilitate Romanus Pontifex, Collegi Episcoporum Caput,
vi muneris sui gaudet, quando,
      ut supremus omnium christifidelium pastor et doctor,
      qui fratres suos in fide confirmat (Lc 22, 32),
doctrinam de fide vel moribus definitivo actu proclamat.


Quare definitiones eius
      ex sese, et non ex consensu Ecclesiae
irreformabiles merito dicuntur, quippe quae
      sub assistentia Spiritus Sancti, ipsi in beato Petro promissa,
prolatae sint,
ideoque nulla indigeant aliorum approbatione,
nec ullum ad aliud iudicium appellationem patiantur.


Tunc enim Romanus Pontifex
      non ut persona privata sententiam profert,
      sed ut universalis Ecclesiae magister supremus,
      in quo charisma infallibilitatis ipsius Ecclesiae singulariter inest,
doctrinam fidei catholicae exponit vel tuetur.


Infallibilitas Ecclesiae promissa in corpore Episcoporum quoque inest,
      quando supremum magisterium cum Petri Successore exercet.
Istis autem definitionibus assensus Ecclesiae nunquam deesse potest
      propter actionem eiusdem Spiritus Sancti,
      qua universus Christi grex in unitate fidei servatur et proficit.

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