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El comentario que yo hice en privado a algunos compañeros y compañeras es que si hubiera venido hace treinta años no nos hubiese dicho nada nuevo.
Pero esto no es problema porque todos sabemos que los Ejercicios no han de ser un foro de novedades. No somos como los atenienses
Ac 17, 21 | Los atenienses todos
y los forasteros residentes allí no se ocupan en otra cosa que contando o escuchando novedades |
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VAqhnai/oi de. pa,ntej
kai. oi` evpidhmou/ntej xe,noi eivj ouvde.n e[teron huvkai,roun h' le,gein ti h' avkou,ein ti kaino,teronÅ |
Y así al no oír ninguna novedad en el discurso de Pablo lo dejaron plantado en medio de la plaza...
Ac 17, 32 | Cuando le oyeron mencionar la resurrección de los muertos,
unos se burlaban, pero otros decían: Te oiremos acerca de esto en otra ocasión.. |
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VAkou,santej de. avna,stasin nekrw/n
oi` me.n evcleu,azon( oi` de. ei=pan( VAkouso,meqa, sou peri. tou,tou kai. pa,linÅ |
...diciéndose entre ellos: "Otro que viene con el mismo cuento"
Las "novedades" no han de ser obligatorias, pero las "contradicciones" deberían estar prohibidas.
Admitiendo las dificultades de audición, producto de varios factores, el primer día creí oír que afirmaba, afirmación con la cual estoy de acuerdo, que "Dios es mayor que Jesús".
Éste sería el lenguaje "cristiano" de los primeros siglos.Roger Haight (Jesús, símbolo de Dios) nos recuerda, citando a Richard P.C. Hanson (1916-1988) (The Search for the Christian Doctrine of God: The Arian Controversy 318-381 AD) que
No hay ningún teólogo en la iglesia oriental u occidental antes del surgimiento de la controversia arriana que no considere en algún sentido al Hijo como subordinado al Padre
Dos días después, persistiendo las dificultades de audición, creí oír que "Dios es como Jesús"
Es una de las contradiciones en las que se ve inmerso todo aquel (o aquella) que quiere mantenerse en el lenguaje de los concilios cristológicos del siglo V, a pesar de que estos mismos concilios afirmaran (el de Efeso en 431) que hablaban de cosas (por ejemplo, que el Verbo [ov Lo,goj] se hiciera hombre [a'nqrwpoj]) que se habían realizado "de modo inefable (avfra,stwj) e incomprensible (avperinoh,twj)" y que la conjunción de la divinidad (qeo,thto,j) y de la humanidad (avnqrwpo,thtoj) hacia la unidad (pro.j evno,thta) era un proceso inexplicable (avfra,stou) e incomprensible (avporrh,tou).
Es difícil creer que Dios se prestase a hacer revelaciones especiales por el simple hecho de que un emperador se las exigiera para asegurarse una unidad religiosa en el imperio, sobre la que se construiría una unidad política. El emperador, pagando los gastos, exigió a unos señores (los obispos de aquel tiempo) que llegaran a una formulación que pudiera ser aceptada (cada uno interpretándola a su modo) por todos.
No es un misterio divino, es un galimatías humano. Recordemos esta tesis de John Hick:
5 |
En el Concilio de Nicea (325), convocado por Constantino, la Iglesia, por primera vez, adoptó oficialmente, de la cultura griega, el concepto no bíblico de "ousía" (ouvsi,a) declarando que Jesús, como el Dios Hijo encarnado, era "homoousios toi patri" (ovmoou,sion tw/| patri,), de la misma sustancia que el Padre. Más tarde, el Concilio de Calcedonia (451), meramente afirmó que Jesús era "verdaderamente Dios (Qeo.n avlhqw/j) y verdaderamente hombre (kai. a;nqrwpon avlhqw/j)", sin tratar de decir cómo es posible semejante paradoja. |
La fórmula pone ante nosotros un "misterio", pero no un misterio divino, sino un misterio que ha sido creado por un grupo de seres humanos reunidos en Calcedonia.
En una de las eucaristías se nos invitó a recitar un "credo" proveniente de un grupo de la Iglesia Reformada de Francia. El volumen de la voz no disminuyó (al menos, de modo significativo) cuando llegó este párrafo:
Yo jamás creeré en historias de doble naturaleza,
de trinidad o de inmaculada concepción
quiero creer en la llamada de nuestro Dios,
en la dignidad humana,
en la soberana libertad de la conciencia.
Ya sé que una semana en Lamiarrita sin "contradicciones" es un sueño irrealizable (posiblemente, algunos dirán que un día en mi casa sin "contradicciones", también lo es)
Y tampoco en estas semanas de Lamiarrita serán obligatorias las "novedades". Yo tampoco me sometí, en mis breves comentarios en la reunión eucarística vespertina, a la "novedad". Por ejemplo, lo que dije en la eucaristía de la última tarde. Por la mañana un grupo habíamos ido a las grutas de las brujas de Zugarramurdi. Más o menos lo que dije sería esto:
Esta mañana unas "cuantas" (y digo "cuantas" porque las cuantas eran más que los cuantos) hemos ido a las cuevas de las brujas. Yo diría que aquellas cuevas serían el lugar adecuado para lo que estamos haciendo ahora, para celebrar esta eucaristía en que, un día más, seremos invitados a "comer carne" y a "beber sangre". Estos dos ritos pueden tener sentido en la oscuridad mal iluminada por las llamas de pequeñas hogueras. Pero "comer carne" y "beber sangre" no tienen ningún sentido en una habitación bien iluminada por tubos de neón.
No decía ninguna "novedad" y si lo hubiese dicho hace unos cuantos años, tampoco hubiese sido ninguna novedad. Repetiría, y quizás no por primera vez, cosas leídas de Eugen Drewermann en Dios inmediato.
Y si lo hubiese dicho hace ya más de treinta años, en los primeros Ejercicios como grupo de Misión Obrera (nombre que algunos de modo inexplicable e incomprensible se empeñan en mantener), tampoco hubiese dicho ninguna "novedad": repetiría lo que mossèn Agusti (el párroco de Borente (hoy un despoblado del término municipal de Vall de Cardós, en la comarca del Pallars Jussà) dijo al Sr. Salvador (el agente comercial de la PEC, Productora Elèctrica de Catalunya, que el año 1913, casa por casa de aquellos valles, "predicando la buena nueva de la luz", intentaba captar abonados) para justificar su negativa a poner luz eléctrica en el templo parroquial:
-El mundo moderno corre demasiado deprisa -sentenció el mosén-. ¿Sabe cuántos siglos tardaron los padres de la Iglesia para dar forma al culto, para fijar la liturgia actual? Pues ahora, no nos podemos precipitar, hemos de dar tiempo para que los teólogos creen una liturgia nueva, que establezcan un ritual adaptado a la lámpara incandescente.
Nota importante: la conversación tiene lugar en el despacho del párroco, a rebosar de libros, revistas y papeles, en donde había dos bombillas, una de general colgada en el techo y otra en el flexo encima de la mesa de trabajo. Aquel despacho parroquial debía ser la estancia mejor iluminada del valle.
El diagnóstico de mossèn Agustí, que por decisión episcopal había pasado (como "castigo por haber escrito un artículo en un periódico de la capital de provincia) de profesor del Seminario de Lleida a párroco de Borente, tiene, más de un siglo después, plena vigencia.
El rito eucarístico, centrado todavía en un "comer su carne... beber su sangre... la de la divinidad sacrificada... para que el pueblo tenga vida", tiene su "composición de lugar" (como diría san Ignacio) en la penumbra de las llamaradas de una hoguera y de unas antorchas "proyectando sobre el muro la sombra temblorosa y contrahecha del crucificado, como si todavía padeciera las convulsiones de la agonía".
...las imágenes, los ornamentos (bordados con un hilo dorado especialmente sensible a las claridades de las llamas), las ceremonias litúrgicas, todo el ritual católico se había creado teniendo en cuenta la penumbra de los templos, la oscuridad sólo rota por unas velas.
A Dios y a los santos
la luz electrica les daña la vista
Comer mi carne… Beber mi sangre
¿Un ritual prehistórico?
Otras reflexiones mías surgidas, durante los últimos años, en estos días de Lamiarrita se pueden encontrar en:
¿Qué es Lamiarrita?
Gracias por la visita
Miquel Sunyol sscu@tinet.cat 18 septiembre 2018 |
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