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TERCIANDO CON JUAN FERNANDO

SOBRE DIVERSOS TEMAS

Jesús servido y mantenido por mujeres
"Volver a Jesús" ¿es una solución?
¿Hizo Jesús una "opción laical"?
¿Murió Jesús por "anticlerical"?

Parece que Juan Fernando y yo estamos en el mismo listado de Noticias Alternativas de América LATINA, el boletín de noticias del Comité Oscar Romero de Madrid. A través de Javier Domínguez (que debe ser el responsable o uno de los responsables), con quien hace años mantuve, además de una conversación en Alcalá, intercambio de correos, me llegó el boletín informativo nº 298. Agradecí a Javier estar incluido en su listado y, al cabo de un par de días, recibí un correo de Juan Fernando.

Remitente: Juan Fernando Sánchez
Destinatario: Javier Domínguez, Miquel Sunyol

Hola, ya que estamos, permitidme terciar...

Me parece un informe muy jugoso e interesante el que ha adjuntado Miquel. Y muy bien intencionado, pero sobre un objetivo que, más que utópico, ya resulta quimérico.

No, no hay voluntad de laicidad por parte de la primera institución que, por simple coherencia, debería promoverla: la propia Iglesia Católica Romana (ICR). Jesús vino a servir, como expresó de manera elocuente en Mateo 20: 20-28 para frenar el arribismo y afán supremacista de sus discípulos; y como encarnó en toda su vida hasta morir torturado y asesinado por el Poder en una cruz.

Eso es lo que hizo Jesús, el mismo que luego resucitó… Pero sus suplantadores se han dedicado a todo lo contrario. En lugar de servir (pantallas y cortinas de humo aparte), se sirven del estado para tener, mantener y acrecentar privilegios. Un proceder y un espíritu radicalmente opuestos a los de Cristo. Y que no van a cambiar, pues la ICR es ante todo una máquina de poder, y el poder es lo más adictivo que quepa imaginar. Así pues, no hay solución posible, ni siquiera concebible, en esos márgenes. Basta comprobar, por lo demás, que los gobiernos "de izquierdas", pese a tanta promesa, nunca se atreven a hincarles realmente el diente a esos privilegios (ni siquiera Unidas Podemos, en vista de su limitada experiencia "tocando poder", parece una formación política realmente preocupada por conseguir la laicidad).

La única solución es, precisamente, volver a Jesús. Al Jesús de la Palabra y a una vida entregada al evangelio; una vida que justo por ello es laica y no puede ser más que laica (Jesús nunca participó del clericalismo de su tiempo; antes bien, lo condenó, y sabemos que fue eso lo que le costó la vida). Sin distinción entre "lo profano" y "lo religioso", pues se trata de hacer valer nuestro testimonio personal sin pretender imponer absolutamente nada al resto de la gente (¿acaso no es nuestro mensaje el amor?). Solo a través de nuestro ejemplo, de vivir y reflejar a Jesús en nuestras vidas, dejaríamos en evidencia a quienes instrumentalizan su nombre para seguir con sus privilegios. Y, de paso, contribuiríamos a transformar la sociedad, priorizando el cambio individual, en los demás planos existenciales.

Sé que esto daría para mucho, debate incluido, pero ese espléndido informe, con la mejor voluntad y pese a los conocimientos que denota, no puede aportar soluciones por las razones indicadas (y porque se ciñe por entero al inerme plano de inmanencia). Además, ¿cómo esperar progresos citando una y otra vez a un papa que, por simpático que sea, no deja de ser un papa, y que además en seis años, hermosas palabras aparte, no ha movido un solo dedo en favor de la laicidad real? (Sí, en cambio, ha seguido abonando la confusión verbal basada en los típicos juegos de palabras entre "laicidad", "aconfesionalidad" y "laicismo", como si los tres conceptos no fueran en el fondo sinónimo o pertenecieran al mismo plano).

En fin, vale ya.

Abrazos fraternales,

Juánfer

Aproveché mi condición de jubilado, enfrentándose ya a los ochenta años, para utilizar los tiempos libres de estos días navideños para dialogar (o seguir "terciando") con Juan Fernando, de quien no sé si es también un jubilado como yo.

Apreciado Juan Fernando:

Voy a seguir "terciando", pero aclarando en primer lugar que yo no adjunté "el informe muy jugoso e interesante" sobre el tema de la "laicidad". Quien tuvo la buena idea de adjuntar este artículo de Deme Orte fue Javier Domínguez.

A Javier le agradecí estar incluido en su listado y como ya habíamos entrado en tiempos navideños, a modo de felicitación, le ponía dos enlaces de cosecha propia:

http://www.sunyol.net/miquel/nadala06_ct.pdf
Incluía un texto maya del POPOL-VUH
http://usuaris.tinet.cat/fqi_sp04/veritablement_sp.htm
Resumía, en forma de sermón, ideas de Paul Knitter

ambos girando alrededor de la pregunta si Jesús de Nazaret es la revelación completa, definitiva, insuperable de Dios. Simplemente resumía un capítulo de Paul Knitter escrito en 1985 (ya eran cosas del siglo pasado).

De todas formas permíteme que "tercie" en tu escrito. La afirmación "Jesús vino a servir", sustentada en Mt 20, 20-28,

Mt 20, 28 De la misma manera, el Hijo del Hombre no vino para ser servido,
sino para servir
y para dar su vida en rescate por muchos.
w[sper o` ui`o.j tou/ avnqrw,pou ouvk h=lqen diakonhqh/nai
avlla. diakonh/sai
kai. dou/nai th.n yuch.n auvtou/ lu,tron avnti. pollw/nÅ

debe ser contrarrestada con Mc 15, 40s:

Mc 15, 40 También estaban allí algunas mujeres [...],
las cuales cuando Jesús estaba en Galilea
le seguían y le servían.
+Hsan de. kai. gunai/kej [...]
ai] o[te h=n evn th/| Galilai,a|
hvkolou,qoun auvtw/| kai. dihko,noun auvtw/

En ambos casos se utiliza el mismo verbo griego (diakoneo). Si no me equivoco, y sin saber si es un detalle a muy tener en cuenta, el doblete "seguir y servir" sólo se utiliza cuando se habla de las mujeres. Al hablar de los discípulos masculinos con un "seguir" (akoloutheo) basta.

Gracias al evangelio de Lucas podemos precisar (y sigo sin saber si es un detalle a muy tener en cuenta) las relaciones de Jesús con las mujeres o para ser más precisos con este grupo de mujeres encabezado siempre -en el relato sinóptico- por María la Magdalena: lo servían (a él y al grupo) "con sus propios bienes".

Las traducciones pueden despistarnos un poco (ministrabant, assistaient, aidaient, servían, ayudaban, mantenien, proveïen), pero el verbo griego es el mismo utilizado por Mateo y Marcos (diakoneo). Me quedo con la traducción de la Reina-Valera ("les servían con sus bienes") muy parecida a la de Nácar-Colunga ("le servían de sus bienes"). Jesús (y su grupo) pasa a ser un "mantenido" por un grupo de mujeres ricas y con independencia económica. Y María la Magdalena, la (posiblemente) compañera de Jesús deja de ser la "mujer de pueblo" que quizás nuestra imaginación -sin una lectura atenta de los documentos evangélicos- había recreado.

Dudo que Jesús dijera lo de Mt 20, 28: no se expondría a que "una mujer de entre la multitud levantara la voz y le dijera" (cf. Lc 11, 27): "¡Pues bien que te gusta estar servido y mantenido por unas mujeres!".

*      *      *

Dejo sin comentarios la primera frase del siguiente párrafo ("Eso es lo que hizo Jesús, el mismo que luego resucitó..."), aunque como todo lenguaje sobre la "resurrección" necesitaría muchas clarificaciones. Pero me detengo en la primera frase del otro siguiente párrafo: "La única solución es, precisamente, volver a Jesús", una frase que me ha recordado otra de José Antonio Pagola: "La autocorrección decisiva que el cristianismo actual necesita consiste sencillamente en volvernos a Jesucristo". Aquí no necesito extenderme; sólo remitirme a lo que publiqué en en enero de 2011: "La imposible "autocorrección" de Pagola", en donde también encontrarás un resumen de cómo yo en aquellos años hablaba de Jesús de Nazaret. Quizás, unos diez años después, alguna pequeña modificación haría, pero muy pequeña.

*      *      *

Me detengo en esta otra frase: "Jesús nunca participó del clericalismo de su tiempo; antes bien, lo condenó, y sabemos que fue eso lo que le costó la vida".

Totalmente de acuerdo en la primera afirmación ("Jesús nunca participó del clericalismo de su tiempo"), afirmación que no lleva a ninguna parte, pues Jesús, por nacimiento, no podía pertenecer al estatuto clerical de su tiempo. Este estatuto estaba reservado a los nacidos de la tribu de Levi y Jesús, según las dos genealogías (una en el evangelio de Mateo [1, 1-17], la otra en el evangelio de Lucas [3, 23-38]), descendía de la tribu de Judá. Jesús no hizo -no podía hacer- ninguna opción "laical", fue un laico (si esta palabra tenía algún sentido en aquel tiempo y lugar) porque no tenía otro remedio.

Es muy posible que Jesús tampoco pudiera hacer ninguna "opción por el celibato".
Si quieres puedes mirar: ¿Y si Jesús no hizo una opción por el celibato?

Si quisiéramos encontrar en los diversos documentos neotestamentarios un caso de "opción laical" deberíamos olvidarnos de Jesús de Nazaret (al tratar este tema) y dirigir nuestra mirada a otro personaje de aquel tiempo y lugar que, según los documentos históricos de la época (las obras de Flavio Josefo), tuvo más importancia que Jesús. Me refiero a Juan, el llamado Bautista: según las tradiciones de su entorno, conservadas en el evangelio de Lucas, era hijo de un sacerdote, "de nombre Zacarías, del turno de Abías, que ejercía las funciones sacerdotales delante de Dios según el orden de su turno y, conforme al uso del servicio divino, le tocó entrar en el santuario del Señor para ofrecer el incienso" (Lc 1, 5ss). A este hijo de sacerdote, sí que le vemos desarrollar su actividad (no sé si el adjetivo "profética" sería el único pertinente) alejado del templo y proclamando y concediendo un "perdón" que algunos creerían que era un poder exclusivo del Templo.

Ya este Juan el Bautista, según el evangelio de Mateo, anunciaba un "Reino de Dios" o, para ser más precisos, la proximidad de este Reino de Dios:

Mt 3, 2 Arrepentíos, porque el Reino de Dios está cerca
Metanoei/te\ h;ggiken ga.r h` basilei,a tw/n ouvranw/nÅ

Frase que repetirá (el texto griego es idéntico) al presentar la primera predicación de Jesús:

Mt 4, 17 Arrepentíos, porque el Reino de Dios está cerca
Metanoei/te\ h;ggiken ga.r h` basilei,a tw/n ouvranw/nÅ

Aquí el evangelio de Mateo sigue la presentación programática que había encontrado en el documento de Marcos:

Mc 1, 15 El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios está cerca.
¡Arrepentíos y creed en el evangelio!
Peplh,rwtai o` kairo.j kai. h;ggiken h` basilei,a tou/ qeou/\
metanoei/te kai. pisteu,ete evn tw/| euvaggeli,w|Å

Difícil se me hace imaginar que, en aquella Palestina ocupada por las fuerzas romanas, los únicos predicadores que anunciaran la cercanía del Reino de Dios, fueran el Bautista y el Nazareno. Ya habrás advertido que a Lucas (autor muy inteligente) no le gustó nada la presentación programática de Marcos y la sustituyó con la escena de la sinagoga de Nazaret (lc 4, 16-22), valiéndose del texto de Is 61, 1ss, texto que, muy coherentemente, también mutila omitiendo la mención al "día de la venganza de nuestro Dios".

No si me he "despistado" un poco. Pero los seguidores de Jesús tenemos una cuestión pendiente de justicia con Juan Bautista. ¿Cuál?

Puedes leer "Liberar Juan Bautista de las mazmorras cristianas".

La segunda afirmación ("antes bien, lo condenó") te sería más difícil de justificar. Supongo que aducirás la crítica al sacerdote y al levita de la parábola del "buen samaritano", un texto que sólo se encuentra en Lucas (10, 30-37) y yo, a mi vez, podría aportar otro texto también exclusivo de Lucas, el de los diez leprosos (17, 11-19), en donde Jesús, siguiendo normas del Levítico, les ordena que se presenten a los sacerdotes. Es verdad que, de los diez leprosos, uno (un samaritano), al sentirse limpio, prescinde de la presentación a los sacerdotes y regresa a Jesús para darle las gracias.

Pero de los documentos evangélicos no vamos a sacar el agua en claro. Los evangelios no se escribieron para los hombres y mujeres del tiempo de Jesús, sino para los hombres y mujeres que vivían cuando se escribieron. Y en esa época ya no había ni sacerdotes ni templo.

Los judíos seguidores del Mesías Jesús de Nazaret siguieron, después de su muerte, acudiendo al templo. Ya sé que quizás el testimonio de Hechos de los Apóstoles no es muy de fiar (su autor era muy inteligente). La carta a los Gálatas de Pablo nos puede hablar de un grupo ("falsos hermanos quienes se infiltraron secretamente"), liderado por Santiago (el "hermano del Señor"), fiel a las normas de la circuncisión y de las comidas. Este Santiago (¡qué vete a saber cómo llegó a liderar la comunidad de Jerusalén!) se pasaba horas y horas en el templo rezando.

Tenía la costumbre de entrar sólo en el Templo, y, a menudo se le encontraba arrodillado, intercediendo por el perdón del pueblo, de modo que sus rodillas se hicieron tan fuertes como las de un camello... Y así debido a su extraordinaria y gran piedad, fue llamado el Justo [es decir, Zaddil] y Oblias [es decir, Ophla-am], que significa Justicia y Baluarte del pueblo; según declaran los profetas sobre él.

Eusebio, Historia eclesiastica, II, 23

Más aún, hemos descubierto que oficiaba según la manera del antiguo sacerdotado. Por ello, una vez al año se le permitía la entrada en el Sanctasanctorum, tal y como la ley exigía de los sumos sacerdotes, según lo que está escrito.

Epifanio, Panarion, 78

No sé si hacemos un favor a Jesús poniendo, a veces y en algunos temas, tanta distancia entre él y sus seguidores.

No dedicaré tiempo a la tercera afirmación ("y sabemos que fue eso lo que le costó la vida").Ya sé que hay muchas maneras de explicar la muerte de Jesús. La mía iría por estos caminos: Jesús murió porque tenía una cierta "teología" y quería que esta teología pasara a la acción. Y esta cierta teología no era ni exclusiva ni propia de él: de joven ya la había aprendido. Teología sencilla que ya había predicado, en ocasión del censo de Quirino del año 6, Judas el Galileo (Flavio Josefo también lo nombra como el Gaulanita) asociado al fariseo Sadok:

La cuarta secta filosófica tuvo como fundador este Judas Galileo. Sus partidarios siguen por lo general la doctrina de los fariseos, pero tienen un tal invencible amor de la libertad que creen que Dios es el único dueño y señor (monon egemona kai despoten). Les importa poco padecer cualquier tipo de muerte, hasta el más inaudito, lo mismo que el castigo que están dispuestos a infligir hasta a sus parientes y amigos; el único objetivo que tienen es no dar el nombre de señor a ningún ser humano.

Flavio Josefo, Antiguedades judaicas, XVIII, 23

Durante su gobierno [el del procurador Coponio], un galileo llamado Judas, incitó a sublevarse a los habitantes del lugar, pues les reprochaba que soportasen el pagar tributos a los romanos y que, además de a Dios, se sometiesen a otros señores mortales. Este individuo era un doctor de una secta propia que no tenía nada que ver con las demás

Flavio Josefo, Guerra de los judíos, II, 117

Los dos hijos de Judas el Galileo (recuerda que es mencionado por Gamaliel según Ac 5, 37), Jacobo y Simón, fueron crucificados por orden del procurador Tiberio Alejandro (46-48), según nos cuenta Flavio Josefo en sus Antiguedades judaicas (XX, 100-103), obra que ya fue editada en Barcelona en 1482.

[100] A Fadus le sucedió Tiberius Alexander (16) [...] [101] En su tiempo llegó a Judea la gran hambre […] [102] Y también en su tiempo fueron vencidos los hijos de Judas el Galileo, el que había incitado el pueblo a sublevarse contra los romanos cuando Quirinus procedía al censo de Judea, como ya lo hemos explicado anteriormente (17). Eran Jacobo y Simón, [103] a los que Tiberio ordenó crucificar.

Dicen que los romanos fueron bastante respetuosos con las "teologías" que pululaban en sus territorios ocupados, pero eran intransigentes con las "prácticas" que, emanadas de estas teologías, podían poner en peligro su real dominio sobre estos pueblos.

Comparto en este punto (y en otros) la opinión de Alfredo Fierro: "Pese a la certeza de que Jesús fue ejecutado, es imposible cerciorarse del modo concreto en que eso sucedió: no necesariamente según lo cuentan los evangelios".

Bien, lo dejo aquí, pero sin dejar de decirte que comparto tus críticas a "un papa que, por simpático que sea, no deja de ser un papa". En mi último escrito "colgado" en la web (Verdaderamente, pero no únicamente) decía:

Ya sé que repito cosas que van contra la enseñanza oficial y todavía (a pesar de los años de pontificado del papa Bergoglio) actual de la Dominus Iesus del cardenal Joseph Ratzinger, el que más tarde sería Benedicto XVI.

También puedes ver:
Y a mí, ¿qué manía me ha entrado con este buen hombre?

Me parece que los Reyes no me van a traer nada este año, ya que, escribiéndote a ti, no he tenido tiempo para escribir la "carta a los Reyes". Pero no me importa si, al menos a ti, te han dejado algo.

Muy cordialmente

Miquel Sunyol