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¿Quién es Georges Morel?
Lo que publicó le monde al morir Georges Morel. La crítica de Paul Valadier, jesuïta, redactor-jefe de la revista Études (1981-1989), a Georges Morel en su obra jésus-christ ou dionysos, publicada en 1979. ¿Por qué interesarse en Georges Morel? Y todos los artículos en que he ido resumiendo páginas de Georges Morel |
Sigo resumiendo a Georges MorelEs específico de una cierta mentalidad intentar magnificar a Cristo a expensas de un desprecio de los otros hombres. (Georges Morel, Jesús, dans la théorie chrétienne, p. 118) Il est par contre spécifique d'une certaine mentalité chercher à magnifier le Christ par une dépréciation des autres hommes. Hace un cierto tiempo (enero 2013), en una charla de café, en amigable diálogo con un teólogo suficientemente reconocido (y no de "derechas") y con un buen número de libros ya publicados, me dijo: "Si encuentras a alguien mejor que él, me paso". Palabras que me produjeron un no pequeño estupor: siempre había dicho que mis amigos y amigas eran mis amigos y amigas, pero que no eran ni los mejores ni las mejores del mundo. Nunca me he sentido obligado a considerar a Jesús como el mejor del mundo. |
No parece menos trágica la situación de los teólogos que no quieren ni un Dios espiritualista ni un Cristo des-encarnado, pero que al mismo tiempo dotan a este Cristo de cualidades físicas y psíquicas excepcionales y milagrosas, y sugieren que sin la encarnación, Dios sería un ser puramente espiritual (es decir, un espiritualista) y un prisionero de su eternidad. (Ibid., p. 81)
Mais n'apparaît pas moins tragique la situation des théologiens qui ne veulent ni d'un dieu spiritualiste ni d'un Christ désincarné, mais qui en même temps accordent à ce Christ des qualités physiques et psychiques exceptionnelles, miraculeuses, et donnent à croire que, sans l'incarnation, Dieu serait un être purement spirituel (c'est-à-dire spiritualiste) et prisonnier de son éternité.
Posiblemente estos teólogos que "dotan a este Cristo de cualidades físicas y psíquicas excepcionales y milagrosas" no hayan leído (o escuchado) la "palabra de Dios" transmitida por Qohelet, "hijo de David y rey en Jerusalén", el del Eclesiastés:
Cierto, no hay hombre tan justo en la tierra que haga solo el bien y que no peque. (Ecl 7, 20)
¿Puede ser Jesús "verdadero hombre" según el retrato que de él hacen algunos? Si "verdadero hombre", no siempre "pasó haciendo el bien" (Ac 10, 38). Cuando conviene, un concilio (una reunión de señores obispos presididos, quizás, por un emperador) puede contradecir la "palabra de Dios". Tal fue el caso de Calcedonia (año 451): "en todo semejante a nosotros, excepto en el pecado".
Es la condición humana de la finitud, de la que Pablo era bien consciente: "no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco" (Rm 7, 15)
Dejo ya la palabra a Georges Morel.
Facilitará la comprensión de este resumen la lectura del texto original que encontraréis en formato pdf aquí. Para el resumen de hoy, podéis leer las páginas 116-122.
Que Cristo se haya comprometido en sus actos y en sus palabras más intensamente que la mayoría de los humanos no significa que él sea de una esencia diferente.
Es propio de todo hombre digno de este nombre no separar su persona ni de sus actos ni de sus palabras, sino comprometerse lo más integralmente posible con unos (sus actos) y con otras (sus palabras).
¿Es necesario recurrir a Platón y a millares de persones antes y después de él?
No es específico de Cristo el hacerse y darse en su acción.
La historia nos puede dar testimonios diarios
La idea de que Jesús -en tanto que hombre- es absolutamente idéntico a su actuar traiciona los evangelios: los sinópticos no solamente no afirman jamás la divinidad de Jesús, sino que no bosquejan nunca de su héroe la imagen de un hombre perfecto: los evangelios (el de Juan también comprendido, si hacemos abstracción de su Prólogo) describen un Jesús limitado de diversas maneras y no absolutamente perfecto, incluso religiosamente.
No es necesario volver a criticar la ideologia por la cual todo límite es un deficit y que no ve que el simple concepto de hombre perfecto es contradictorio.
Mc 9, 19 | Respondiendo les dijo: ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os soportaré? ¡Traédmelo! | |
o` de. avpokriqei.j auvtoi/j le,gei( +W genea. a;pistoj( e[wj po,te pro.j u`ma/j e;somaiÈ e[wj po,te avne,xomai u`mw/nÈ fe,rete auvto.n pro,j meÅ |
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Lc 9, 60 | Y Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; pero tú, ¡ve y anuncia el reino de Dios! | |
ei=pen de. auvtw/|( :Afej tou.j nekrou.j qa,yai tou.j e`autw/n nekrou,j( su. de. avpelqw.n dia,ggelle th.n basilei,an tou/ qeou/ |
Los reproches contra los fariseos son muy claros. Con ellos Jesús es duro. Demasiado quizás, porque podría condenar el fariseísmo sin ser agresivo con las personas. Cuando llega a denigrar su celo (Mt 23:15), da la impresión de exagerar; uno se pregunta si él no retiene de los esenios como un odio de escuela hacia los fariseos, adversarios y rivales. (Olivier Rabut, , (Jesús sans uniforme, p. 13, publicado por Gallimard en 1973. Libro citado por Morel)
Mt 23, 13 | ¡Ay de vosotros, maestros de la Ley y fariseos hipócritas! Cerráis a los hombres el Reino de los cielos (Cf. Lc 11, 52) | |
Ouvai. de. u`mi/n( grammatei/j kai. Farisai/oi u`pokritai,( o[ti klei,ete th.n basilei,an tw/n ouvranw/n e;mprosqen tw/n avnqrw,pwn\ |
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Mt 23, 15 | ¡Ay de vosotros, maestros de la Ley y fariseos hipócritas! que recorréis mar y tierra para ganar un solo prosélito | |
Ouvai. u`mi/n( grammatei/j kai. Farisai/oi u`pokritai,( o[ti peria,gete th.n qa,lassan kai. th.n xhra.n poih/sai e[na prosh,luton( |
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Mt 23, 23 | ¡Ay de vosotros, maestros de la Ley y fariseos hipócritas! que pagáis el diezmo de la menta, del anís y del comíno, (Cf. Lc 11, 42) | |
Ouvai. u`mi/n( grammatei/j kai. Farisai/oi u`pokritai,( o[ti avpodekatou/te to. h`du,osmon kai. to. a;nhqon kai. to. ku,minon |
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Mt 23, 25 | ¡Ay de vosotros, maestros de la Ley y fariseos hipócritas! que purificáis por fuera la copa y el plato (Cf. Lc 11, 39) | |
Ouvai. u`mi/n( grammatei/j kai. Farisai/oi u`pokritai,( o[ti kaqari,zete to. e;xwqen tou/ pothri,ou kai. th/j paroyi,doj( |
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Mt 23, 27 | ¡Ay de vosotros, maestros de la Ley y fariseos hipócritas! que os parecéis a los sepulcros encalados: (Cf. Lc 11, 44) | |
Ouvai. u`mi/n( grammatei/j kai. Farisai/oi u`pokritai,( o[ti paromoia,zete ta,foij kekoniame,noij( |
||
Mt 23, 29 | ¡Ay de vosotros, maestros de la Ley y fariseos hipócritas! que edificáis sepulcros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos. (Cf. Lc 11, 47) | |
Ouvai. u`mi/n( grammatei/j kai. Farisai/oi u`pokritai,( o[ti oivkodomei/te tou.j ta,fouj tw/n profhtw/n kai. kosmei/te ta. mnhmei/a tw/n dikai,wn( |
Mt 5, 18 | De cierto os digo que no desaparecerá una sola letra o un solo acento de la Ley antes que desaprezcan el cielo y la tierra, antes que se realice todo (cf. Lc 16, 17) | |
avmh.n ga.r le,gw u`mi/n\ e[wj a'n pare,lqh| o` ouvrano.j kai. h` gh/( ivw/ta e]n h' mi,a kerai,a ouv mh. pare,lqh| avpo. tou/ no,mou( e[wj a'n pa,nta ge,nhtaiÅ |
||
Mt 5, 19 | Por lo tanto, cualquiera que quebranta el más pequeño de estos mandamientos y así lo enseñe a la gente, será considerado el más pequeño en el reino de los cielos. Pero cualquiera que los cumple y los enseña, éste será considerado grande en el reino de los cielos. | |
o]j eva.n ou=n lu,sh| mi,an tw/n evntolw/n tou,twn tw/n evlaci,stwn kai. dida,xh| ou[twj tou.j avnqrw,pouj( evla,cistoj klhqh,setai evn th/| basilei,a| tw/n ouvranw/n\ o]j dV a'n poih,sh| kai. dida,xh|( ou-toj me,gaj klhqh,setai evn th/| basilei,a| tw/n ouvranw/nÅ |
Mt 6, 25 | Por eso os digo: No andéis agobiados por la vida pensando qué vais a comer o a beber, ni por el cuerpo, pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? (cf. Lc 12, 22) | |
Dia. tou/to le,gw u`mi/n( mh. merimna/te th/| yuch/| u`mw/n ti, fa,ghte Îh' ti, pi,hte(Ð mhde. tw/| sw,mati u`mw/n ti, evndu,shsqeÅ ouvci. h` yuch. plei/o,n evstin th/j trofh/j kai. to. sw/ma tou/ evndu,matojo |
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Mt 6, 26 | Fijaos en los pájaros: no siembran ni siegan, ni almacenan; y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellos? (cf. Lc 12, 24) | |
evmble,yate eivj ta. peteina. tou/ ouvranou/ o[ti ouv spei,rousin ouvde. qeri,zousin ouvde. suna,gousin eivj avpoqh,kaj( kai. o` path.r u`mw/n o` ouvra,nioj tre,fei auvta,\ ouvc u`mei/j ma/llon diafe,rete auvtw/nÈ |
||
Mt 6, 28 | Y ¿por qué os abogiáis por el vestido?Daos cuenta de cómo crecen los lirios del campo, y no trabajan ni hilan (cf. Lc 12, 27) | |
kai. peri. evndu,matoj ti, merimna/teÈ katama,qete ta. kri,na tou/ avgrou/ pw/j auvxa,nousin\ ouv kopiw/sin ouvde. nh,qousin\ |
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Mt 6, 31 | Conque no andéis agobiados pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. (cf. Lc 12, 29) | |
mh. ou=n merimnh,shte le,gontej( Ti, fa,gwmenÈ h;( Ti, pi,wmenÈ h;( Ti, peribalw,meqaÈ |
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Mt 6, 34 | Así que, no os agobiéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos. | |
mh. ou=n merimnh,shte eivj th.n au;rion( h` ga.r au;rion merimnh,sei e`auth/j\ avrketo.n th/| h`me,ra| h` kaki,a auvth/jÅ |
Estos prejuicios o este fideísmo se explican fácilmente en la civilización judía, pero ello no cambia los hechos. No pretendemos reconstruir la mentalidad exacta de Jesús, que sobre muchos puntos se nos escapa para siempre.
Pero el punto a subrayar es el siguiente: si Cristo no puede ser reconocido como Dios, no es porque su divinidad no aparezca ni en los documentos evangélicos ni en los paralogismos (raciocinio falso o incorrecto realizado de buena fe) de los teólogos, sino porque en sí el concepto de esta divinidad -de la divinidad de no importa qué individuo- es contrario al amor.
La identificación (Jesús parece tan cercano a Dios que él no puede no ser ontológicamente Dios) va en contra del amor.
El judaísmo evita la identificación bajo la forma de la encarnación, pero no escapa a la idea de que él (el pueblo judío) ha sido objeto de una elección por parte de Dios, imaginándose así como puesto aparte y superior a los otros. El cristianismo se introduce en esta misma esfera (aparte y superior a los otros) en la medida en que ambos se creen ser el objeto de una revelación divina particular.
Hasta aquí el resumen que hoy presento de unas páginas de Georges Morel, pero mucho antes de leer algunos de sus libros ya había dicho y había dejado escrito en mi web:
Delante de Jesús también nos hemos de preguntar: ¿qué he visto en él? ¿Cuáles son los valores que tomo de él? ¿Cuáles son sus actitudes que no comparto?. También él, como todo testimonio humano, es un "testigo", un punto de referencia limitado: limitado por todo un conglomerado de valores, de criterios, de costumbres, de visiones, de tendencias…, que vienen de muy lejos, que vienen de su "tiempo". Y limitado por opciones personales que él hizo y que no necesariamente han de ser asumidas por todos.
En primer lugar, la referencia a Jesús no es una necesidad en el sentido de la dogmática cristiana.
Él no es y no se llamó a sí mismo Hijo de Dios o Dios mismo. Él tampoco es el Mesías, y realmente debemos dudar de que alguna vez haya dicho eso.
Es cierto, por otro lado, que está situado, con los demás y a su manera, en las corrientes mesiánicas dirigidas hacia la liberación judía: estas corrientes hoy nos son extrañas: ya no esperamos a ningún Mesías ya que sabemos que el Otro o el Amor siempre nos han sido ofrecidos en su totalidad.
Las tradiciones religiosas, especialmente las llamadas religiones reveladas, han confundido la idea particular que se formaron de Dios con la tesis de que Dios mismo se ofreció sólo de una manera particular, o con esta otra tesis, similar a la anterior, de que cuando se ofreció universalmente, fue sólo en un momento histórico particular y, ante todo, a un pueblo particular, elegido por privilegio.
Es en esto que las religiones, incluida la religión cristiana, se han convertido en sectarias o particularistas.
Sin embargo, una vez que estas fantasías se disuelven, todavía subsiste un error acerca de Jesús: ni Dios ni el Mesías, pero parece haberse presentado como un punto de referencia o como manteniendopo relaciones específicas con el Padre. Pero en este problema ya hemos notado dos elementos importantes: por un lado, Jesús siempre quiso ser transición o pasaje a Dios (este punto de vista es lo opuesto al egocentrismo); por otro lado, como lo indican los Sinópticos y aún con más fuerza por san Juan, Jesús desea desde el fondo de su corazón que su experiencia se convierta en la de sus discípulos, quienes finalmente son calificados como amigos.
Es a esta luz que debemos eliminar la equivocación anterior. Jesús despertó conscientemente una doctrina y una práctica revolucionarias. Pero de ahí no se sigue que él haya tenido relaciones con Dios de una naturaleza específica; lo que se puede ver en él es, en el clima de la tradición sacra o profética, una actividad específica que no lo convierte en un hombre de una esencia diferente a la nuestra.
Es un individuo de la especie humana, con su fuerza y sus limitaciones, sus debilidades y sus cualidades, ni divinas ni sobrehumanas (en el sentido vulgar de este adjetivo). El no es diferente de nosotros.
La cristolatría, de tipo teológico o simplemente humanista, ha sido y sigue siendo un peligro para la espiritualidad occidental. Decir estas cosas no es negar que Jesús fuera un individuo excepcional, sino afirmar que no es único ontológicamente.
Tampoco históricamente, porque, incluso si hubiera sido así hasta hoy día, nada impone que lo fuera siempre en un futuro.
En realidad, este tipo de debate es falaz, siempre obsesionado con el juego de las comparaciones: lo que importa es que cada uno de nosotros, como ser a la vez independiente y relacional, pueda seguir su propio camino y convertirse en lo más posible en "maestro". Para esto, no se necesita sustituto ni mediador. Pero se necesitan signos. En sí mismo, el Jesús del Evangelio sigue siendo hoy uno de estos signos. Un signo de gran rareza.
La traducción es mía:
si puedes ayudar a mejorarla:
sscu@tinet.cat
D'abord la référence à Jésus n'est pas une nécessité au sens où l'entend la dogmatique chrétienne.
Il n'est pas et ne s'est pas dit le Fils de dieu ou Dieu même. Il n'est pas non plus le Messie et l'on doit vraiment douter qu'il se soit jamais dit tel.
Il est vrai par contre qu'il se situe -avec d'autres et à sa façon- dans les courants messianniquess tournés vers la libération juive: ces courants nous sont aujourd'hui étrangers: dans aucun domaine nous n'avons à attendre aucun Messie, puisque nous savons que depuis toujours l'Autre ou l'Amour nous est offert en son intégralité.
Les traditions religieuses, notamment les religions dites révélées, ont confondu l'idée particulière qu'elles se formaient de Dieu avec la thèse que de lui-même Dieu ne s'offrait que de manière particulière, ou avec cette autre thèse, pareille à la première, que, lorsqu'il s'offrit de manière universelle, ce fut seulement à partir d'un moment historique particulier et d'abord à un peuple particulier, élu par privilège.
C'est en cela que les religions, y compris la religion chrétienne, sont devenues sectaites ou particularistes.
Cependant, une fois ces fantasmes dissous, il subsiste encore une équivoque à propos de Jésus: ni Dieu ni Messie, il semble bien s'être présenté comme point de repère singulier ou comme ayant avec le Père des rapports spécifiques. Mais sur ce problème nous avons déjà noté deux éléments importants: d'une part, Jésus s'est toujours voulu transition ou passage vers Dieu (ce point de vue est le contraire de l'égocentrisme); d'autre part, comme l'indiquent les Synoptiques et plus fortement encore saint Jean, Jésus désire du plus profond de lui-même que son expérience devienne celle de ses disciples, qui sont finalement qualifiés d'amis.
C'est dans cette lumière que nous devons lever l'équivoque précédente. Jésus a consciemment suscité une doctrine et une practique révolutionnaires. Mais il n'en résulte aucunement qu'il ait eu avec Dieu des relations d'une nature spécifique; ce qu'on peut constater en lui, c'est, dans le climat de la tradition sacrale ou prophétique, une activité spécifique qui ne fait pas qu'il soit un homme d'une autre essence que nous.
Il est un individu de l'espèce humaine, avec sa force et ses limites, ses faiblesses et ses qualités, ni divin ni surhumain (au sens vulgaie de cet adjectif). Il n'est pas différent de nous.
La christolâtrie, de type théologique ou simplement humaniste, a été et reste un danger de la spiritualité occidentale. Dire ces choses, ce n'est pas nier que Jésus ait été un individu d'exception, c'est énoncer qu'il n'est pas unique ontologiquement.
Ni même historiquement, car, même si cela jusqu'ici était vrai, rien n'imposerait qu'il en soit toujours ainsi.
En réalité, ce genre de débat est fallacieux, toujours obsédé par le jeu des comparaisons: ce qui importe, c'est que chacun de nous, comme être à la fois indépendant et relationnel, puisse aller son propre chemin et devenir autant que possible un "maître". Pour cela il ne faut ni substitut ni médiateur. Mais des signes sont nécessaires. En soi le Jésus de l'Évangile demeure aujourd'hui l'un de ces signes. Un signe d'une grande rareté.
Questions d'homme:
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Miquel Sunyol sscu@tinet.cat 6 mayo 2019 Última actualización: octubre 2019 |
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