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¿OTRO CUENTO MÁS "PARA INFANTES"?

El prólogo del Arzobispo

Un amigo me pasa esta hoja:

bisbe2 (162K) Hace solo unas semanas que acabamos de celebrar uno de los misterios más grandes de nuestra fe: Dios, compadecido de la humanidad, se encarna en el seno virginal de María y se hace hombre.


¿Os habéis parado a pensar que esto no lo tiene ninguna otra religión?


¿Hay alguna otra religión que confiese que Dios ha bajado del cielo y se ha hecho humano, igual en todo a nosotros?


Este Dios hecho humano, que es Jesús...

Y a mí esta lectura me recordó una página que, ya hace años, en el último capítulo de mi Catequesis navideña (año 2000), había publicado en mi web.

EUGEN DREWERMANN
CLÉRIGOS
PSICOGRAMA DE UN IDEAL

Pag. 140
Hace poco un eclesiástico de alto rango me decía muy orgulloso:
    Los cristianos somos los únicos que tenemos un Hombre-Dios, en el que -cómo diría yo- Dios mismo se ha encarnado personalmente.
Con la única pretensión de quebrantar un poco aquel bastión de autosuficiencia, yo le repliqué:
    También hay otras religiones, como el hinduismo, que tienen su Hombre-Dios; de hecho, los hindúes creen que Visnú, segunda persona de una divinidad trinitaria, la Trimurti, se encarnó en el Hombre-Dios Krisna.

    Sí -me contestó-, pero eso no es más que un mito. Nosotros, en cambio, creemos en un acontecimiento histórico que, a la vez, es trascendente

En ese momento, estuve a punto de objetar:
    Claro, eso es lo propio del mito: expresar un acontecimiento trascendente en el espacio de la historia.
Mi interlocutor sonrió con una expresión de cansancio

En otro libro, de la naissance des dieux à la naissance de jésus-christ, el mismo autor decía:

Siguiendo la línea del nacimiento del hombre divino a partir de la elección de una virgen, mito heredado del antiguo Egipto, intentaremos recordar e integrar las imágenes inmemoriales del misterio de la encarnación, imágenes que ya tenían una existencia y en las cuales se creía muchos siglos antes del cristianismo.

El evangelio de Lucas, mezclando a los mitos egipcios las imágenes del nacimiento de Asclepios, el dios de la Luz y el sanador de la mitología griega, con la finalidad de describir y hacer vivir el misterio de la redención humana, ha creado unos textos que se sitúan entre el sueño y el estado de vigilia, los cuales nosotros no podemos comprender realmente si no penetramos en el lenguaje siempre fluctuante de la poesía y del símbolo

No es necesario recopiar lo que ya tengo publicado, pero sí ofrecer estos links por si esta temática os puede interesar:

Recordad dos consejos míos:
Deja los links para una segunda vuelta
No todos los links te han de interesar!
   
   
*            *            *

Hace unos días resumía un artículo de Georges Morel (1921-1989), publicado el año 1981 en Lumière et vie, la revista de l0s dominic0s franceses, sobre el tema de la encarnación.

¿Quién es Georges Morel?
Lo que publicó le monde al morir Georges Morel.
La crítica de Paul Valadier, jesuita, redactor-jefe de la revista Études (1981-1989), a Georges Morel por su obra jésus-christ ou dionysos, publicada en 1979.
¿Por qué interesarse
por Georges Morel?
    Ahora bien, la idea de una encarnación divina es un punto de referencia de ese tipo (saciar nuestra sed enfermiza de consustancialidad con los dioses): el dios encarnado no es sino el producto extremo de ese movimiento de inmanencia y de fusión que fue inaugurado por las primeras religiones.


El cristianismo histórico permaneció, a pesar de todo, inmerso en la perspectiva de las religiones paganas puesto que tendió también a mantener junto lo divino y lo humano en el interior de un mismo círculo.
   
        Es sabido, por otra parte, que la idea de encarnación circulaba entonces en otros medios culturales del Mediterráneo, por ejemplo en Egipto.


Pero lo que todavía era, en esos casos, del orden del sueño o de la representación, el cristianismo histórico quiso que fuera realidad efectiva.
   
    Y así fue como un individuo determinado y único fue tenido por Dios o, más exactamente, por el Hijo de Dios hecho hombre.


La idea de encarnación muestra en seguida su carácter contradictorio, ya que, según ella, en Cristo el hombre es idéntico a Dios. Sin duda se intenta afirmar que esta identidad no impide sostener la distinción integral entre la humanidad y la divinidad de Cristo.


Pero esta afirmación no pasa de ser un deseo bien intencionado: cada vez más, los teólogos, incluso tradicionales, confiesan el carácter insatisfactorio de la fórmula clásica que expresa que Cristo es una sola persona (la segunda persona divina de la Trinidad) en dos naturalezas (la divina y la humana).

Tampoco es necesario aquí recopiar cosas ya dichas y publicadas, pero por si alguien se anima...

Y también los trece capítulos de mi

que fui publicando entre 2014 y 2016, siguiendo a autores como Roger Haight (Jesus, symbol of God), John Hick (The Metaphor of God incarnate. Christology in a pluralistic Age), James D. G. Dunn (Christology in the Making: A New Testament Inquiry into the Origins of the Doctrine of the Incarnation)...

*            *            *

En los siglos II y III existieron unos cristianos a quienes acostumbramos a llamarlos "apologistas", por su intento de defender la nueva religión ante los intelectuales de la época. Curiosos -si exceptuamos a Justino- estos "apologistas": no querían hablar de Jesús de Nazaret.

En el siglo II y III unos intelectuales cristianos intentaron presentar a los intelectuales greco-romanos de su tiempo la doctrina de los cristianos sin hablar de Jesús, ni de su muerte, ni de su resurrección.

Son los llamados "apologistas". Vivieron en un ambiente urbano y se nos muestran como autores de los siglos XX / XXI: las palabras recibidas ya no sirven, el Jesús presentado en los evangelios ya no puede ser presentado a una cierta cutura de su tiempo, una cultura que ya quería desembarazarse de toda aquella serie de dioses que morían y resucitaban.

Subrayo la frase "una cierta cultura de su tiempo" porque no podemos esquematizar todo este tiempo (siglos II y III), convirtiéndolo en una cosa monolítica.

¿Cómo podían ellos en el siglo II / III ridiculizar los mitos griegos para presentar a continuación otros mitos bien semejantes?

Entre todos estos recordemos lo que decía Taciano, el Sirio, en su Discurso a los Griegos:

No deliramos, oh griegos, ni decimos tonterías cuando anunciamos que Dios se ha aparecido en forma humana (Qeo.n evn avnqrw,pou morfh/| gegone,nai). Vosotros, que os burláis de nosotros, comparad vuestros mitos (tou.j mu,qouj uvmw/n) con nuestras narraciones (hvmete,roij dihgh,masin). [...] Los que os entretenéis con esta clase de cuentos (toiau/ta de. meletw/ntej), ¿cómo podéis burlaros de nosotros? Por tanto, considerad vuestros propios relatos (dio,per avpoble,yantej pro.j ta. oi`kei/a avpomnhmoneu,mata) y aceptadnos, al menos, por haber forjado mitos semejantes (ka'n w`j o`moi,wj muqologou/ntaj h`ma/j avpode,xasqe). Nosotros no somos insensatos, en cambio, vuestra religión sí que es pura charlatanería. (XXI)

Si quieres ver el texto griego:
Doble click aquí

Parece que Taciano era muy consciente que la afirmación cristiana de un "Dios en forma humana" era una fabulación, la creación de un mito, al menos no más malo que los mitos de los griegos.

*            *            *

El año 1987 escribí una carta dirigida a Rafa Yuste, un jesuita de Andalucía del grupo de los curas obreros (en el argot jesuítico, Misión Obrera ), uno más de los que decidían irse a Latinoamérica. Esta carta abrió un cierto debate en nuestro colectivo jesuítico de Misión Obrera, con respuestas y contra-respuestas.

Esta temporada estoy combinando al Marià Corbí con Mircea Eliade. (Supongo que nuestro amigo Isidre se quedaría más tranquilo si, aprovechando la coyuntura de haberme presentado a unas listas electorales en el hospital, dedicara mis horas de lectura a la temática sindical). Me he preguntado cómo explicar el hecho de que en nuestra larga formación no hubieran encontrado un cacho de tiempo para explicarnos todas esas cosas de mitologías y de historias de la religión. ¿Es que no hubieran sabido decirnos el para qué de una "revelación de Dios" si (palmo más, palmo menos) todas las formas eran iguales.

Esta carta de 1987 todavía es, al menos en algunos párrafos, bastante válida.

*            *            *

He ido escribiendo sin saber a quién me dirigía o con quién estaba dialogando. He preguntado a mi amigo de dónde había extraído la página que me había enviado.

Me ha dado este ISBN: 978-84-218-7142-3

Y a partir de aquí

timbal (73K)

Publicado por la Editorial Casals, con fecha del 10/03/2020.

Pero mi amigo -prudente él, educado él- quizás para no ofenderme, no me daba más detalles. Y ¿quién era el autor?

Insistí y, al final, lo confesó todo:

Es una de las páginas del prólogo (la 7) du Un timbal de contes, prólogo firmado por Joan Planellas i Barnosell y lo firma como Arquebisbe de Tarragona y Primat.

Recién llegado a nuestra diócesis desde otras tierras catalanas, puede no saber que Tarragona -según dice la enciclopèdia catalana- fue "la primera ciudad del imperio que dio culto como divinidad" a Augusto (nacido como Cayo Julio Octaviano el año 63 aC.). Este Augusto es el que sale en el evangelio de Lucas (2, 1).

Puede no saber que cuando él preside el "partir el pan" en la catedral lo está haciendo (palmo más, palmo menos) por encima del antiguo templo de Augusto, la madre del cual Acia...

...acudió a media noche a una ceremonia solemne en honor de Apolo y... hizo depositar su litera dentro del templo, quedándose luego dormida mientras las demás matronas regresaban a casa; de súbito, se deslizó hasta ella una serpiente que se retiró poco después; al despertar, se purificó como si hubiese yacido con su marido, y al punto apareció en su cuerpo una mancha con figura de serpiente que no pudo borrar jamás y que la obligó a renunciar para siempre a los baños públicos. Nueve meses más tarde nació Augusto, y por este motivo se le consideró hijo de Apolo. Asimismo, Acia, antes de dar a luz, soñó que sus entrañas se elevaban hasta las estrellas y que se extendian por toda la órbita de la tierra y del cielo. También su padre Octavio soño que del seno de Acia salía el resplandor del sol.

Es un texto de Gaius Suetonius Tranquillus a De vita Caesarum.

Entre la serpiente "que se deslizó hasta ella" y el Espíritu Santo "que bajará sobre ti y te cubrirá con su sombra" no hay (palmo más, palmo menos) mucha diferencia.

Quizás, pensándolo bien, ha sido un acierto del Arzobispo. En un libro de cuentos para niños no ha querido poner como prólogo una lección de dogmática (su especialidad como profesor de la facultad de teología), sino otro cuento para niños que, como diría Taciano, debemos aceptarlo como muy "parecido" a otros.

Ahora bien, pediría al Primado que cuando nos hable a personas adultas no repita "cuentos para niños", con encarnaciones de dioses en senos virginales, con dioses bajados del cielo y con dioses que se han hecho humanos.