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Es un sermón a un grupo de mujeres de un instituto secular en el II domingo de Adviento. Las lecturas señaladas eran: del libro de Baruc 5, 1-9; de la carta a los Filipenses 1, 4-6.8-11; del evangelio de Lucas 3, 1-6
De Joan Bautista ya hemos hablado varias veces; no es necesario, pues, que hoy volvamos a hablar de él. Si no recuerdo mal
Y ahora de Juan Bautista no sabría que más pudiera añadir.
La segunda lectura. La de Pablo, podría tener ciertas características de hoy día: escrita desde la cárcel, agradece las muestras de apoyo que le llegan desde fuera, y más si este apoyo reviste formas económicas:
Fl 4, 18 | Este es mi recibo por todo: tengo de sobra, he quedado bien provisto al recibir lo que me mandáis con Epafrodito: es un incienso perfumado, un sacrificio aceptable que agrada a Dios | |
avpe,cw de. pa,nta kai. perisseu,w\ peplh,rwmai dexa,menoj para. VEpafrodi,tou ta. parV u`mw/n( ovsmh.n euvwdi,aj( qusi,an dekth,n( euva,reston tw/| qew/|Å |
Me ha parecido mejor hoy hablar de la primera lectura, la que está bajo el nombre de Baruc, de quien nunca hemos hablado. ¿Quién es este Baruc?, o mejor, ¿qué es este libro de Baruc?
Sería fácil dar una respuesta a la primera pregunta (¿Quién es este Baruc?): Es el "secretario" del profeta Jeremías (Jr 32, 12), el que "escribía con tinta directamente en un rollo de pergamino las palabras que el Señor comunicaba a Jeremías" (Jr 36, 4) y el que leía a todo el pueblo las profecías de Jeremías (Jr 36, 10)
Jeremías y su secretario Baruc vivieron el final del reino de Judá, un final que se alargaría desde diciembre del 598 al 582. Jerusalén (templo y ciudad) incendiada y destruida, la población deportada a Babilonia, sólo permanecen en el país "los más pobres de la población para trabajar las viñas y los huertos" (2Re 24, 14. 25, 12).
A la segunda pregunta (¿Qué es este libro de Baruc?) parecería que la respuesta también sería fácil. Si leemos el prólogo del libro (Bar 1, 1-14) sabríamos que su autor es Baruc el "hijo de Nerías, hijo de Macías". Y todavía sabríamos más sobre su árbol genealógico, pues añade: "hijo de Sedecías, hijo de de Asadías, hijo de Jelcías". Por el prólogo también sabrámos que este Baruc "escribió el libro en Babilonia".
Y también sabríamos que lo escribió "el día siete del mes del año quinto de la conquista e incendio de Jerusalén por los caldeos". Este "quinto aniversario de la conquista e incendio de Jerusalén" nos daría el año 582.
Todavía sabríamos más cosas. Que "Baruc leyó el mensaje de este libro en presencia del rey Jeconías, hijo de Joaquín, rey de Judá, y del pueblo que había acudido a escuchar". Nombrar a Jeconías como "rey de Judá" es lo mismo que hacemos ahora (o que algunos hacen) cuando hablamos de Puigdemont como "presidente". Prisionero de Nabucodonosor y deportado a Babilonia, permaneció en prisión durante treinta y siete años. "Todo el pueblo" es la gente de Jerusalén que había sido deportada, pero las deportaciones afectaban a las clases superiores de la población. El Segundo Libro de los Reyes lo deja claro:
2Re 24,14 | Deportó a todo Jerusalén, los generales, los ricos -diez mil deportados-, los herreros y cerrajeros; sólo quedaron los más pobres de la gente del pueblo.
Nabucodonosor deportó a Jeconías a Babilonia. Llevó deportados de Jerusaléna a Babilonia al rey y a sus mujeres, sus funcionarios y grandes del reino, todos los ricos -siete mil deportados-, los herreros y cerrajeros -mil deportados-, todos aptos para la guerra. |
Como pasa después de las manifestaciones las cifras bailan: aquí se habla de "diez mil deportados" y añade "siete mil" y otros "mil"; el libro de Jeremías, en el recuento total de las tres deportaciones que hubo calcula un total de 4600 (3023 + 832 + 745). Es de admirar la precisión de las cifras.
Podéis mirar:
Las deportaciones
E incluso podríamos saber dónde estaba el barrio judío en la gran ciudad de Babilonia: en los márgenes del río del Sud (un nombre que no vuelve a salir en la Biblia).
Ahora bien, si vamos a mirar las introducciones que encontramos en nuestras biblias todo esto entra en duda
Fácilmente en estas introducciones encontraremos dos palabras un poco rara que ya conoceréis: "deuterocanónico" y "pseudonimia".
Un libro "deuterocanónico" es aquel que no ha entrado en el primer conjunto del canon bíblico, el que agrupa los libros de la biblia hebrea. "Deutero" quiere decir segundo. Un libro "deuterocanónico" es el que forma parte de un segundo canon, de una segunda lista de libros. Estos libros no se encuentran en la Biblia hebrea, pero sí en la biblia griega, la de Los Sesenta (la conocida como "Septiaginta"), una traducción hecha en Alejandría durante los siglos III y I, cuando la cultura griega era la dominante.
El mundo judío, no sólo los que vivían en la diáspora, en las ciudades del Mediterráneo, inmersos en esta cultura griega, sino también los judíos que vivían en Palestina, sufrieron una fuerte sacudida cultural: las repuestas antiguas ya no servían, eran necesarias nuevas reformulaciones de su fe en un Jahvé.
Surgen entonces nuevas explicaiones, nuevos documentos, nuevos libros, tanto en lengua hebrea como en la griega, para transmitir un mensaje nuevo a una situación actual nueva, una palabra de actualidad para el momento en que se escribe.
Y estas "reactualizaciones", los Setenta sabios de Alejandría que traducen la biblia hebrea al griego no tuvieron miedo de incorporarlas en su traducción.
Es la lección que nos pueden dar los libros "deuterocanónicos": actualizar el mensaje a las nuevas situaciones (Una lección que no hemos aprendido).
Estos libros no fueron aceptados en las posteriores listas del canon hebreo y tampoco fueron aceptados por los protestantes.
La palabra "pseudonimia" (pseudos = falso; i>nimia = nombre) quiere decir que se atribuye un libro a un personaje del pasado para que el escrito goce de la autoridad de éste.
Muchos de los libros del Nuevo Testamento se atribuyen a los apóstoles, por ejemplo.
Por tanto, el trozo que hemos leído en la primera lectura ni está escrito por Baruc, ni en Babilonia (según el libro de Jeremías, profeta y secretario se fueron a Egipto, cf. Jer 43, 3-6), ni en el quinto año de la conquista e incendio de Jerusalén.
En esto, los que estudian estas cosas estarían de acuerdo. Otra cosa será mantener este acuerdo a la hora de determinar autor, tiempo y lugar de la composición de este libro
Aunque no tengamos ninguna copia de este libro en hebreo, parece que hay acuerdo para decir que fue escrito en hebreo y después traducido al griego. Hoy día, además de esta traducción griega, tenemos copias en latín, siríaco, etiópico y armenio. La latina estaría hecha a partir del texto griego; las otras no sé si a partir del texto original hebreo.
Estas tres piezas autónomas, que se pueden leer por separado, son:
El fragmento que hoy hemos leído pertenece a este tercer conjunto profético, donde la palabra "¡Animo!" se repite diversas veces:
4, 5 | 4, 5 ¡Animo!, pueblo mío, | |
4, 21 | ¡Animo!,hijos, gritad a Dios, | |
4, 27 | ¡Animo!,hijos, gritad a Dios, | |
4, 30 | ¡Animo!, Jerusalén! |
El profeta anuncia el retorno de los deportados, de los exiliados. Antes de lo que hemos leído ha hecho una llamada a los exiliados para que vuelvan a Jerusalén, un retorno que implica una conversión.
Bar 4, 2 | Pueblo de Jacob, vuélvete y abrázala; camina al resplandor de su luz.
No des a otros tu gloria, ni tu dignidad a una nación extraña. ¡Dichosos nosotros, Israel, que conocemos lo que agrada al Señor! |
El tema del retorno de los exiliados es un tema que se mantiene vivo a lo largo de los siglos. Es un tema que ya sale en Isaías:
Is 11, 11 | Aquel día el Señor tenderá otra vez su mano para rescatar al resto de su pueblo: los que queden en Asiria y Egipto, en Patros y en Cus y en Elam y en Senaar y en Jamat y en las islas.
Izará una enseña para las naciones, para reunir a los dispersos de Israel y congregará a los deportados de Judá de los cuatro extremos del orbe. |
A Jeremías:
Jer 29, 14 | Oráculo del Señor. Renovaré vuestra vida: os reuniré de todas las naciones y lugares en donde os arrojé y os volveréa trael al lugar de donde os desterré. Lo digo yo, el Señor |
A Ezequiel:
Ez 36, 23 | Yo santificaré mi gran nombre profanado entre los otros pueblos, que vosotros profanasteis en medio de ellos y sabrán los paganos que yo soy el Señor, cuando les muestre mi santidad en vosotros. Oráculo del Señor, Dios soberano.
Os recogeré por las naciones, os reuiré de todos los países y os llevaré a vuestra tierra. Os rociaré con un agua pura que os purificará, de todas vuestra inmundicias e idolatrías os he de purificar. Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Os infundiré mi espíritu y haré que caminéis según mis preceptos y que pongáis por obra mis mandamientos. Entonces habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios. |
Y hoy un profeta sin nombre conocido del cual no conocemos ni tiempo ni lugar, nos ha dicho:
Bar 5,5 | ¡Levántate! Sube a la altura, Jerusalén, mira hacia oriente y contempla a tus hijos, reunidos de oriente y occidente a la voz del Santo, gozosos invocando a Dios.
A pie se marcharon, conducidos por el enemigo, pero Dios te los traerá con gloria como llevados en carroza real |
Es también un tema del evangelio (al menos, del evangelio Q) y quizás -sin saberlo- es un tema de vuestra plegaria de cada día.
No me repetiré para recordároslo, pero ¿qué pedia el "Padrenuestro de Jesús y los suyos" cuando exige "Santifica tu Nombre"?
En los evangelios (al menos, en el evangeli Q, el que nos ha transmitido el "Padrenuestro de Jesús y los suyos") también encontramos la expresión "de oriente y de occidente".
Bar 5, 5 | Y vendrá gente de oriente y de occidente, del norte y del sud, y se sentarán en la mesa en el Reino de Dios. | |
kai. h[xousin avpo. avnatolw/n kai. dusmw/n kai. avpo. borra/ kai. no,tou kai. avnakliqh,sontai evn th/| basilei,a| tou/ qeou/Å |
Una frase que en Mateo y en Lucas aparece en diversos contextos: en Mateo en el episodio de la curación del siervo del centurión romano (8, 11), y en Lucas sobre la pregunta si son pocos los que se salvan (13, 29). No creo que se pueda negar que, para los evangelistas, estos que "vendrán de oriente y de occidente" son los paganos que han entrado en las comunidades cristianas; pero es posible que para el evangelio Q los que "vendrán de oriente y de occidente" sean los judíos en el exilio, que serían considerados de segunda categoría por los judíos residentes en Palestina. El evangelio Q atacaría la autocomplacencia de estos.
¡Dichosos nosotros, Israel,
nosotros que conocemos lo que agrada al Señor! |
Gracias por la visita
Miquel Sunyol sscu@tinet.cat 9 diciembre 2018 |
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