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Jesús, el discípulo

¿Por qué se quiso esconder que Jesús había sido un discípulo de Juan?

Comentarios al evangelio del IV domingo de Adviento (Lc 1, 39-45)

Normalmente, quien llega a "maestro" antes ha pasado por una temporada de aprendiz, de "discípulo". Y esto no hace daño a nadie. Estos días en que se ha hablado de Ellacuria, nadie ha intentado esconder que había sido discípulo de Zubiri. Y si hacemos una búsqueda por internet poniendo "Ellacuria" y "Rahner", enseguida nos saldrá:

Con Rahner, Ellacuría tuvo como profesor a uno de los actores teológicos principales del concilio...

La figura enaltecida del maestro, enaltece al mismo tiempo la figura del discípulo

Platón, que en su época ya había estado caracterizado con ciertos rasgos de "divinidad", no negaba que hubiera sido discípulo de Sócrates.

Mientras Jesús fue considerado, con toda normalidad, como un "maestro" (un "maestro" con minúscula), no hubo ningún inconveniente en recordar que había sido discípulo de Juan, el Bautista. Así, los seguidores de Jesús -algunos de los cuales provenían del círculo de discípulos de Joan- conservaron los recuerdos y las tradiciones sobre Juan. I así, el mismo hecho de que Jesús fuera bautizado por Juan no creaba ningún problema en el grupo de los seguidores de Jesús.

Éste podría ser el caso del evangelio de Marcos, quien anota sencillamente, sin ninguna otra declaración ni testimonio de Juan, el hecho:

Mc 1, 9 Kai. evge,neto evn evkei,naij tai/j h`me,raij
h=lqen VIhsou/j avpo. Nazare.t th/j Galilai,aj
kai. evbapti,sqh eivj to.n VIorda,nhn u`po. VIwa,nnouÅ
Por aquellos días,
Jesús vino desde Nazaret de Galilea
y fue bautizado por Juan en el Jordán

Más tarde se pudo dar un doble proceso: por una parte, la progresiva divinización de Jesús no podía aceptar que Jesús hubiera sido un "aprendiz", un discípulo; ppor otra parte, la comunidad de Juan, que se mantuvo viva, no admitía la subordinación a la cual la querían colocar los seguidores de Jesús y seguía reivindicando la primacía de la figura de Juan. Aquí podríamos recordar las rivalidades que se originan en los grupos escindidos, sobre todo si estos son minoritarios.

Los seguidores de Jesús no podían negar los hechos

pero podían "tergiversar" los hechos (si no gusta la palabra "tergiversar", podemos decir "reinterpretar", que puede quedar más suave).

Mateo, que no muestra demasiada libertad en separarse de su modelo (el evangelio de Marcos), admite el hecho del bautismo de Jesús por Juan, pero añade aquel diálogo que todos ya conocemos:

Mt 3, 14 VEgw. crei,an e;cw u`po. sou/ baptisqh/nai(
kai. su. e;rch| pro,j meÈ
Soy yo quien necesito que tú me bautices.
¡Y tú acudes a mí!.

Lucas (sea quien sea) ya se manifiesta desde el principio como un verdadero autor con ideas propias y podríamos decir que "corta por lo sano": mete en la cárcel a Juan antes del bautismo de Jesús y, si fuera por él, nos quedaráimos sin saber quién bautizó a Jesús.

Y recrea la innegable relación entre Juan, el profeta del Jordán, y Jesús, el profeta de Galilea, en los dos primeros capítulos de su evangelio, en donde el evangelista yuxtapone, unas al lado de las otras, tradiciones sobre la infancia del Bautista y tradiciones sobre la infancia de Jesús. Gracias a él, quizás por su afán de quererse "informar minuciosamente de todo desde los orígnes" han llegado hasta nosotros las tradiciones que guardaba la comunidad de seguidores de Juan.

¿Existían estas tradiciones de la comunidad del Bautista?
Tema discutido. Raymond E. Brown (El nacimiento del Mesías) lo niega. Al preguntarse (y responder) por qué fueron compuestos los relatos de la infancia, dice:

La apologética puede explicar algunos aspectos de los relatos de la infancia. Algunos verían en los relatos lucanos del nacimiento de Juan Bautista un alegato contra los discípulos no cristianos del Precursor; así, para poner en claro la superioridad de Jesús. (pág. 22)

Y añade en nota:

Esta sugerencia se refiere a la tesis de que Lucas utilizó una colección de relatos de Juan Bautista y los modificó. Tal tesis me parece inadmisible. (pág. 22, nota 12).

John P. Meier, el autor de "Un judío marginal", de moda estos últimos años, nos recuerda que:

Eruditos tan escépticos como Dibelius y Bultmann expresaron su opinión de que algo del material de Lc 1 sobre el Bautista podía tener su verdadero origen en los seguidores de Juan. (II/I, pàg. 52)

Sin embargo, ni Dibelius ni Bultmann consideran que la posibilidad de una tradición procedente de un círculo del Bautista garantice la autenticidad del material relativo a ella. Este punto ha escapado a muchos críticos: demostrar que una tradición sobre el Bautista tuvo su origen en gente próxima a él no prueba ipso facto que nos proporcione algún dato histórico fiable acerca de ese personaje (II/I, pág 105, nota 15).

Si quieres saber más...

La relación adulta entre Juan y Jesús (Juan, el maestro; Jesús, el discípulo) se convierte en el evangelio de Lucas en una relación familiar entre los padres de uno y del otro. Esta escena del evangelio de hoy, la visita de María a su parienta Isabel, es un artificio literario, inventado por el evangelista, para unir teológicamente las historias de Juan y de Jesús, cuando los dos están todavía en estado fetal, y proclamar la subordinación de Juan a Jesús, subordinación que en la historia real nunca existió.

De nuevo, Meier:

Lucas convierte al Bautista en pariente de Jesús para que el feto del Bautista pueda dar testimonio del feto de Jesús saludándolo en la visitación de María a Isabel.

Y añade:

Este precoz testimonio se hace necesario al no haber ningún otro momento en que Juan y Jesús tengan un encuentro en el evangelio de Lucas. (II/I, pàg. 49).

Más adelante este mismo autor escribe:

Una conexión artificial de los dos ciclos [los relatos de la infancia de Juan, los relatos de la infancia de Jesús] es visible en el pasaje donde Lucas refiere la visitación de María a Isabel. Cabe preguntarse auántas otras conexiones y similitudes fueron creadas mientras iban desarrollándose juntas ambas tradiciones. (II/I, pàg. 53).

Y Raymond E. Brown:

La visitación sirve para unir a los dos personajes de los dos relatos de anunciación y para demostrar la posición subordinada de Juan Bautista con respecto a Jesús.

Debemos respetar la manera de hacer de los tiempos pasados: en aquellos tiempos escribir un libro de historia no era lo mismo que ahora. Y ya todos sabemos que los evangelios no son relatos históricos, a pesar de la información minuciosa y de su intención de hacer "una narración ordenada para que compruebes la solidez de las enseñanzas que has recibido" (Lc 1, 4).

Debemos aceptar que la literatura religiosa tiene sus propios caminos: una "reinterpretación teológica" no puede ser considerada una "mentira".

Pero quizás estas "reinterpretaciones teológicas" olvidan aquella regla de "no hacer a los otros lo que no quieres que te hagan a ti". Es muy posible que a los seguidores de Juan no les hiciera mucha gracia esta reinterpretación teológica.

Y a nosotros, quizás, nos hubiera gustado más que la fe nos hubiera estado transmitida sin esas "tergiversaciones" de la historia real.

* * *

Si tuviéramos más tiempo podríamos hacer un poco de teología feminista y de teología de liberación. La exclamación de Isabel:

Lc 1, 42 Euvloghme,nh su. evn gunaixi,n
¡Bendita tú eres entre las mujeres!

nos recuerda las figuras de dos mujeres: una de ellas es Yael, la esposa de Jéber, el quenita; la otra es Judit, la viuda de Manasés, quien al morir le había dejado "oro y plata, criados y criadas, rebaños y tierras" y todavía se mantenía "muy bella y atractiva" (Jdt 8, 7).

Yael recibió este elogio de la profetisa Débora:

Jt 5, 24 euvloghqei,h evn gunaixi.n Iahl
gunh. Caber tou/ Kinai,ou
avpo. gunaikw/n evn skhnai/j euvloghqei,h
¡Bendita entre las mujeres, Yael,
mujer de Jéber, el quenita,
bendita entre las mujeres que habitan en tiendas!

después de haber matado a Sísara, general del rey cananeo Yabín que reinaba en Hassor, clavándole una estaca en la cabeza "hasta que se hundió en la tierra" (Jt 4, 21).

Judit, a su vez, recibió esta alabanza de Ozías, uno de los ancianos de Betulia, ciudad asediada por Holofernes, generalísimo de Nabucodonosor, rey de Asiria (Jdt 5, 1):

Jdt 13, 18 euvloghth. su, qu,gater tw/| qew/| tw/| u`yi,stw|
para. pa,saj ta.j gunai/kaj ta.j evpi. th/j gh/j
El Dios Altísimo te ha bendecido, hija,
más que a todas las mujeres de la tierra

cuando regresó a la ciudad llevando dentro de la alforja de la comida la cabeza de Holofernes que ella le había cortado en redondo con dos golpes de alfanje.

Así Dios liberaba a su pueblo Israel. Pero todo esto, si queréis, lo podéis leer en casa: la historia de Yael está en el libro de los Jueces (cap. 4 y 5), y la de Judit en el libro de Judit (cap. 7 - 16).

Lectura recomendada

Liberemos a Juan, el Bautista,
de las mazmorras cristianas

Una pregunta que se hace necesaria:

¿Quién ensenó a Jesús el arte de curar

y las técnicas de la sanación?

Una respuesta hipotética: Los terapeutas

descritos por Filón de Alejandria

Gracias por la visita
Miquel Sunyol

sscu@tinet.cat
24 Diciembre 2009
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Catequesis navideña

Raymond E. Brown

El nacimiento del Mesías

Ediciones Cristiandad

Original: The Birth of Messiah (1979)

¿Fueron estos dos capítulos [primeros] compuestos enteramente por Lucas y responden a su pensamiento? ¿O dependió Lucas de fuentes prelucanas, cuyo pensamiento, aunque modificado, no responde de hecho a la teología lucana?

Si las hubo, ¿fueron fuentes judeocristianas y compuestas originalmente en hebreo o arameo? ¿O hubo tal vez una fuente no cristiana relativa a Juan Bautista?

Los especialistas se han planteado estas preguntas y las repuestas tienen serias implicaciones... (Pág. 245)

Empleo el término "fuente" en sentido técnico: un relato seguido, oral o escrito, o bien una colección de materiales. Como se verá, aunque dudo de la existencia de una fuente, admito que Lucas estructuró el relato utilizando datos o tradiciones de tipo histórico o no histórico. Pero hablar de una "fuente" supone la existencia de un relato elaborado antes de Lucas (nota 19).

Numerosos exegetas críticos postulan una fuente "bautista", considerada por algunos como de origen cristiano, pero son más los que la consideran compuesta por discípulos de Juan Bautista. Se dice que la fuente "bautista" contenía en un principio no sólo el material de Lc 1 que ahora se refiere al Bautista, sino también otros materiales que se aplicaron luego a Jesús. (Pág. 249s.)

Bien por discípulos anticristianos (para quienes el Mesías era Juan Bautista, no Jesús), bien por discípulos que no se hicieron cristianos. La teoría de que la fuente "bautista" fue compuesta por discípulos que se hicieron cristianos lleva a la tesis que sitúa el origen de la fuente en el judeocristianismo primitivo (nota 34)

Voy a resumir aquí mi propia postura. No considero necesario recurrir a una fuente "bautista" ni a una fuente mariana para el cap. 1. A este respecto, Lucas disponía de informaciones procedentes de la tradición; por ejemplo, los nombres de los padres de Juan Bautista. También es prelucana la tendencia a comparar la concepción de Jesús con la concepción de figuras salvíficas del AT mediante el empleo de un esquema de anunciación y la idea de una concepción virginal acontecida mientras María estaba desposada con José, pero todavía no había ido a vivir con él.

Sin embargo, fue el mismo Lucas quien combinó y plasmó esas tradiciones, incorporando una fórmula del credo cristiano sobre Jesús como hijo de David e Hijo de Dios, y unos retratos de Juan Bautista y de María inspirados en el relato evangélico del ministerio público.

Con gran sentido del paralelismo construyó una anunciación de la concepción de Juan Bautista que hiciera juego con la anunciación de la concepción de Jesús, poniendo un especial cuidado teológico en que Juan Bautista quedara a un nivel más bajo.

Construyó los tipos de los padres de Juan Bautista, sobre el modelo veterotestamentario de Abrahán y Sara, como parte de su plan, de modo que el relato de la infancia fuera un puente entre Israel y Jesús.

Una vez que estaban claras las líneas parincipales de su composición del cap. 1, Lucas añadió (adaptándolos) dos cánticos, el Magnificat y el Benedictus, que pudieron llegarle de una comunidad judeocristiana. Estos cánticos son los más amplios elementos "prefabricados" que Lucas empleó en el cap. 1. (Pág. 251)

Al proponer dos etapas de composición lucana, rechazo implícitamente las otras dos maneras de considerar la escena [la visitación de María a Isabel]. En primer lugar, rechazo la tesis de que continúe aquí una fuente bautista prelucana, que comenzaba en 1, 5-25. Ya he dicho en pp. 287ss que no hay razones convincentes, ni de contenido ni de teología, para postular una fuente bautista como trasfondo de la anunciación a Zacarías. (Pág. 353)

En resumen, volviendo al mensaje angélico de Lc 1, 13-17, reconozco que no hay manera de rechazar la teoría de que Lucas se inspiró, en todo o en parte, en una fuente "bautista". Sin embargo, no hay razón convincente, ni de contenido ni de teología, para semejante hipótesis, ya que todo lo que se dice es un eco o un paralelo de lo que Lucas dirá de Juan Bautista en 3, 1-20 y 7, 18-35." (Pág. 287)

Lo cierto es que los cristianos aclararon las oscuras relaciones entre Juan Bautista y Jesús, no excluyendo a Juan Bautista de la historia de la salvación, sino atribuyéndole el papel subordinado de Elías, el cual aparecía así como precursor no de Dios, sino del Mesías". (Pág. 283, nota 42)

Breve reconstrucción crítica de la relación histórica entre las vidas de Juan y Jesús. Históricamente, Jesús fue bautizado por Juan y pudo identificarse con el movimiento "bautista" hasta el punto de ser temporalmente discípulo de Juan o, al menos, imitar su ministerio bautismal (Jn 3,22.26). Pero después del arresto de Juan Bautista, Jesús siguió su propio camino con un ministerio de predicación y curaciones. Y así, en la Palestina de finales de los años veinte, hubo dos figuras salvíficas que proclamaron la inminencia de la acción escatológica de Dios y murieron como mártires, después de haber tenido contacto entre sí y haber coincidido parcialmente en su pensamiento. Esta última observación se justifica no sólo porque Jesús aceptó ser bautizado por Juan, sino también porque algunos de los discípulos del Bautista aceptaron a Jesús (cfr. Hch 1,21-22 y Jn 1,35-43). Debido a esa coincidencia no encontramos en los recuerdos cristianos ninguna tendencia a borrar la memoria del Bautista.

Sin embargo, entre los cristianos se dio una tendencia a reinterpretar estas vidas casi paralelas subordinando Juan a Jesús, de manera que aquél fue considerado como un precursor de Jesús o preparador de su camino. Si bien se puede encontrar alguna base histórica para esta hipótesis en el hecho de que Juan Bautista fue el primero en predicar y morir, la idea de que preparaba el camino del Mesías, a quien identificaba con Jesús (en Jn 3,28, más explícitamente), es una adaptación cristiana del pensamiento del Bautista, quien creía preparar el camino de Dios. Como parte de esta reinterpretación cristiana, se atribuyó a Juan el papel de Elías mediante una exégesis de Mal 3,1.23, combinado con Is 40,3, de modo que Jesús aparecía como el Señor cuya venida se anunciaba de esa manera. El pasaje Q de Mt 11,2ss y Le 7,18ss es u buen ejemplo del intento cristiano de reelaborar la relación entre Juan y Jesús en el sentido de que el Bautista habría tenido, sin saberlo, un papel preparatorio.

Si el esfuerzo por encajar a Juan Bautista en un esquema de historia de salvación era un paso necesario en el proceso de autocomprensión cristiana, los resultados pudieron servir también para persuadir a los discípulos no convertidos de Juan Bautista. Sin embargo, conforme pasó el tiempo y algunos de estos discípulos no convertidos se hicieron hostiles al movimiento cristiano, el motivo de la subordinación de Juan Bautista se hizo más fuerte en los escritos cristianos, hasta el punto de desarmar a los posibles rivales. Esto está especialmente claro en el cuarto evangelio, donde se recalca que el Bautista no era la luz (1,8), ni el Mesías ni Elías (1,20-21) y que debía menguar mientras Jesús crecía (3,30). De hecho, Juan pasa a ser un cristiano en germen, pues la finalidad de su ministerio es dar testimonio de Jesús (1,730-31). (Pág. 291)

John P. Meier

Un judío marginal (II/I) (1999)

Editorial Verbo Divino

Original: A marginal Jew (1994)

Los seguidores de Juan pueden ser la fuente de al menos una porción del material evangélico relativo al Bautista (II/I, pág. 52)

En lo que respecta al relato sobre el Bautista de Lc 1, no existe ninguna otra versión con la que poder cotejarlo y es imposible ir más allá de una especulación en gran parte incontrolable sobre el contenido de la tradición prelucana (Pág. 52)

Este último autor (Ernst, Johannes der Täufer) cree que detrás de Lc 1 hay alguna leyenda coherente sobre el Bautista, mientras que Brown se muestra escéptico al respecto. Según Ernst, esa leyenda presentaba a Juan no como el Mesías, sino como un profeta escatológico. Muchas son las diferentes teorías relativas a versículos de Lc 1 supuestamente pertenecientes a la leyenda original acerca del Bautista. La desconcertante variedad de opiniones sobre qué proviene de la tradición y qué de la redacción hace dudar que sea posible aislar la supuesta leyenda original con alguna certeza o siquiera con bastante probabilidad. El mismo Ernst compara la leyenda del Bautista con material de la agadá judía y opina que es extremadamente difícil decidir qué puede pertenecer a un núcleo histórico (Pág. 105, nota 17)

Desde Dibelius en adelante se ha señalado con frecuencia que los relatos de la infancia del Bautista y de Jesús son básicamente paralelos entre sí y que el de Jesús muestra cierto grado de superioridad en cada etapa de la narración simétrica. Sin embargo, de ningún modo está claro el origen de esa simetría. Podríamos suponer que existió en primer lugar un relato bastante completo del nacimiento de Juan y que luego se elaboró uno sobre Jesús con arreglo a ese modelo, pero también es concebible el proceso contrario, donde la "infancia" de Jesús habría servido de pauta para la de Juan. Realmente es muy probable que, cualquiera que fuera el punto de partida del relato lucano, cada uno de ambos ciclos de tradiciones influyera sobre el otro mientras iban siendo forjados conjuntamente. (Pág. 52s)

Según Wink (John the Baptist), no se debe creer que el relato de la infancia de Jesús imite un anterior relato de la infancia de Juan o viceversa, sino que «esos relatos sobre Jesús y Juan se desarrollaron juntos desde el principio, como una unidad indisoluble» (pág. 105, nota 20)

La distinción entre historia e interpretación teológica resulta aún más difícil por el hecho de que Lc 1-2 pertenece a esa gran obra literaria y teológica que es Lucas/Hechos.

Esto se comprende perfectamente si se considera que el relato de la infancia fue añadido después de que el evangelista hubiera terminado de escribir la parte principal del Evangelio y, posiblemente, Hechos. Véase lo que dicen al respecto Brown y Ernst. (Pág. 106, nota 22)

Posición de H. Conzelmann según Brown

El más famoso analista moderno de la teología lucana, H. Conzelmann (Theology of St. Luke, 1960,ignora prácticamente el relato de la infancia, porque lo considera diferente del pensamiento fundamental de Lucas/Hechos e incluso contrario al mismo. Según Conzelmann, el Juan Bautista lucano no fue un precursor de Jesús, ni proclamó el reino de Dios, ni supo nada de él; fue el último de los profetas y perteneció al período de Israel (pág. 246)

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