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Comentarios
a declaraciones periodísticas de Peter-Hans Kolvenbach, General de los jesuitas |
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Me olvidaba, ¡ay de mí!, comentarte
unas declaraciones de "Un General en la frontera", aparecidas en
el MAGAZINE DIARIO 16 del 1/12/94, una entrevista con nuestro Peter-Hans,
realizada por Pedro Miguel Lamet. La pregunta es sobre la "inculturación":
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No voy a examinar ahora si el general contesta o no a la pregunta de Lamet (sí que diría que aquí la pregunta es más inteligente que la respuesta, a no ser que el general tenga en esta respuesta una compasión para todos aquellos jesuitas -misioneros en cinco continentes- que no sabrían qué hacer si ("¡ay de ellos!") no predicaran (cfr. el conocido y famoso texto de Pablo. Y quizás no sólo por estos jesuitas "ad dispersionem" por tierras de sarracenos e infieles: ¿sabríamos muchos de nosotros hacer eso de "buscar junto a ellos"? | Para San Francisco de Asís, "anunciar la palabra de Dios para que crean en Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo..." en tierra de sarracenos y de otros infieles era sinónimo de "crear litigios y disputas", como podemos ver en RegNB, 16. Si nuestro Francisco, el de Javier, hubiera sido capaz de seguir su consejo: "antes se sometan a toda criatura humana por Dios (1Pe 2, 13) y confiesen que son cristianos"!! | ||
Quiero ceñirme al principio de la respuesta:
parece que puede haber una inculturación buena y otra mala; y pone,
sin que nadie se lo pida, un ejemplo de inculturación mala: "privar
a un obrero de un trabajo que necesita"
En primer lugar, habremos de esperar los resultados de una encuesta enviada por Manolo Fortuny (coordinador europeo de la Misión Obrera jesuítica) preguntándonos las motivaciones de trabajar de "esta manera"; entonces sabremos cuántos de nosotros trabajamos para "inculturarnos". En segundo lugar, preguntarnos hasta qué punto la definición de "jesuita" del padre general no sería "aquél que no necesita de un trabajo" (los profesores de universidad o de uno de nuestros colegios también dejan sin trabajo a más de un español). ¿No es aceptar nuestra condición humana -en lo que tiene de más débil y de más triste- de europeos de este final de siglo el saber que "comer" es quitar un poco de "comida" a otros?. Y estos "otros" no es necesario ir a buscarlos al Tercer Mundo o, hoy día, en Rwanda. Para mi no es grave que el general diga que quitamos el trabajo a un obrero; para mi lo grave es que diga -y piense- lo que nos acostumbran a decir desde los sectores que no entienden o no han querido entender el que los curas trabajemos manualmente y a salario no jesuítico. Difícilmente el general (y estos sectores) dirían esto ("privar a alguien de un trabajo que necesita") al Paco Xammar (profesor en un instituto), y mucho más difícil a un jesuita profesor en uno de nuestros colegios. He encontrado otra entrevista con el general, publicada ésta en el MAGAZINE dominical de EL MUNDO (15/1/95) y aquí el movimiento del diálogo es al revés: Le preguntan por el variado trabajo no-institucional de los jesuitas y él se sale con la inculturación. Pregunta:
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Evitando aquí, también, entrar a discutir sobre el tema de la "inculturación" y si Asia y Africa para encontrar "el sentido profundo de lo que buscan" necesitan "los rasgos del rostro de Cristo" (inculturados), quisiera recoger una palabra (no del general, sino del periodista) que podría expresar mejor, más sencillamente, lo que debería ser nuestra (al menos, la mía) situación en un ambiente diferente del de nacimiento: "acomodación". Llegar a encontrarnos "cómodos" y Dios quiera que "maravillosamente a-comoda-dos" en el trabajo y en el barrio. | No sé qué definiciones dan de "inculturación". Yo he encontrado una ya clásica (la propuesta en 1936 por Redclift, Linon y Herskovits), pero de "aculturación",que no creo que sean las mismas cosas. "La aculturación comprende los fenómenos resultantes del contacto directo y continuo entre grupos de individuos de culturas diferentes, con los subsecuentes cambios en los tipos originales de uno o de los grupos" | ||
Sale de nuevo en estas entrevistas el tema del compromiso político: poco han cambiado sus ideas. ¿Qué es para él dar la vida "por ideas políticas"? | |||
O un mártir, ¿dejaría de ser "máritr" por haber tenido "motivaciones políticas"? ¿Por qué oponer las "motivaciones políticas" a una "motivación cristiana"? Podemos estar de acuerdo que la "opción preferencial por los pobres" para algunos es una opción evangélica (¡pero no es patrimonio exclusivo de los lectores del evangelio!), pero puede existir en nuestro mundo una "opción preferencial por los pobres" (o por los ricos, ¡qué más da!) que no sea, al mismo tiempo, una "opción socio-política"? Parece que no quiera tocar de pies en el suelo.. | Ya me bastaría que todos los jesuitas de Misión obrera aceptaran que hay una incom`patibilidad entre el modelo de scerdote propugnado por el general ("...ministro de reconciliación y de unión y, en consecuencia, no puede identificarse jamás con un partido político ni con un programa o ideología política") y el modelo de Diamantino, sacerdote andaluz co-fundador de un sindicato de "jornaleros altivos" (el SOC), muerto últimamente de cáncer. | ||
Es muy posible que a más de uno de estos jóvenes o no tan jóvenes que han pasado noches y noches durmiendo en tiensdas de campaña en la Castellana de Madrid (o en otros lugares de España) se le haya escapado una especie de sonrisa al leer: | |||
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Bonavista
enero de 1995 |
Publicado en el
Boletín de Misión Obrera (nº 44, junio 1995) |
Gracias por la visita
Miquel Sunyol sscu@tinet.cat enero 1995 Última actualización: 2 diciembre 2016 |
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