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LOS DINEROS DE LOS PRÍNCIPES
VIENEN DE LOS SUDORES DE LOS POBRES

¿Quién lo dijo?

¿A quién se lo dijo?

Juan Alfonso de Polanco

A Eleonor de Médicis

La reacción de san Ignacio

Niño, ven a mi lado
y no me digas más tonterías.
Lo que yo quiero son colegios,
ya sea con los dineros de los príncipes
o ya sea con el sudor de los pobres.

Pregunta de actualidad
¿De donde vienen los "dineros" para la construcción y futuro mantenimiento de la universidad jesuítica de Andalucía?

Juan Alfonso de Polanco

      

De Polanco no se conserva ningún retrato de su persona física. No sabemos cómo era físicamente. Es también llamativo el hecho de que no conservemos de su persona retrato, dibujo ni grabado alguno, teniendo en cuenta los altos cargos de gobierno que desempeñó en la Orden y el reconocido prestigio internacional que su vida le fue dando.

Nació en Burgos en la Nochebuena de 1517.

Unos meses antes, el 31 de octubre, "según la leyenda, Lutero clavó su escrito sobre las indulgencias en la puerta de la iglesia del castillo de Wittenberg", en frase de Jaume Botey.

Recuerda mi consejo de siempre:
Deja los links para una segunda vuelta...

  

¿Ya tienes leídas las 95 tesis?

Un primer dato que puede causar una cierta admiración: sin haber cumplido los catorce años viaja a París para estudiar en la Universidad.

Esta cierta admiración puede quedar un tanto amortiguada si nos enteramos que es hijo de don Gregorio de Polanco, acaudalado comerciante en el negocio de la lana (Burgos era entonces el más importante centro financiero en torno al comercio de la lana), que tenía sucursales en Flandes, Florencia, Sevilla y Lisboa. A los Polanco, familia de cristianos viejos procedentes de Cantabria ("linaje de Laredo, Cantabria"), se le mezcla sangre judía con la madre de Juan Alfonso, María de Salinas, de la familia de los Maluenda.

¿Eran los "Polanco" considerados como conversos? En un estudio de Ricardo Muñoz Solla:

La ascendencia conversa de muchas familias burgalesas de renombre como la de los Maluenda, Polanco, Espinosa, Quintanadueñas, del Peso, Salon o Salamanca, era bien conocida por muchos sectores del poder local. A pesar de ello, en muy pocos casos esto supuso una verdadera traba para que estas sagas familiares prosperasen como lo hicieron durante decenios.

Judeoconversos burgaleses
a fines de la Edad Media

Esta primera cierta admiración puede seguir amortiguándose si nos enteramos que su tío, Bernardino Salinas, fue rector de la Sorbona en 1546. Más tarde, "ficharía " por los Jerónimos de Yuste.

Y puede seguir amortiguándose esta primera cierta admiración si nos dicen que "estaba dentro del lobby burgalés, como el doctor Salinas, famliar suyo ".

Ignoro si serían hermanos o a lo menos parientes Alfonso de Salinas, Jerónimo de Salinas (Rector en 1530), Bernardino de Salinas (Rector en 1546) y Juan Alfonso Salinas, todos burgaleses, que aparecen entre los jurados y maestros nuevos en el espacio de 1520 a 1535. Alfonso inauguró su magisterio en Artes bajo los auspicios del maestro, también burgalés, Francisco de Salamanca, que había sido procurador de la Nación Galicana en 1518. Como no haya una confusión de nombres, Jerónimo fue quien más se distinguió por su elocuencia, su conocimiento de las letras divinas y humanas, no menos que por su prudencia. Bernardino era tío, por parte de madre, de Juan de Polanco, y mantuvo con él correspondencia hasta que entró en la Orden de los Jerónimos, en el monasterio de Yuste. Este Juan de Polanco (1516-1576) es menos conocido de lo que se merece. Baste decir que fue en Roma el brazo derecho de Ignacio de Loyola y su inteligente y fidelísimo secretario.

Ricardo García Villoslada
La universidad de Paris durante
los estudios de Francisco de Vitoria

El "lobby" burgalés en París

Recuerda mi otro consejo:
No todos los links te han de interesar...

En París ¿entró en contacto con Ignacio y sus compañeros?

Recordemos que Ignacio estuvo en París hasta principios de abril de 1935, cuando emprende viaje hacia Azpeitia.

Enrique García Hernán, en su libro ignacio de loyola (2013) de la Colección Españoles Eminentes (proyecto de la Fundación Juan March), publicado por Taurus, dice: "Seguramente conoció allí a Ignacio en 1534".

Por su parte, Manuel Revuelta (recientemente fallecido -16 julio 2019- , a quien hace ya años tuve ocasión de saludar en Barcelona: gracias a "correos" cruzados con Alfonso Alvarez Bolado y Gabriel María Verd, su nombre aparecía en mi web), en su Prólogo al libro de José García de Castro, "polanco. el humanismo de los jesuitas", nos dice: "Allí [en París] conoció a los "iñiguistas", amigos y seguidores de Íñigo de Loyola"

¿A santo de qué
Manuel Revuelta
en mi web?

Aquest el pots deixar per a una tercera volta, sempre que t'interessi el tema de "las restauraciones" de la Companyia a Espanya

No es cuestión ahora de ponerme a explicar la vida de Polanco. Para esto ya está el diccionario histórico de la compañía de jesús y, entre otros libros, el que me recomendaron Josep Rambla y Santi Thió, el ya mencionado de José García de Castro en sus primeros capítulos.

Juan Alfonso de Polanco
en el Diccionario Histórico

Ver el comentario crítico
de José García de Castro

Ciertamente, el que lea el diccionario histórico no sabrá mucho de los 30 primeros años de Polanco. Le dedica un breve párrafo:

Hijo de Gregorio y de María de Salinas, a los trece años fue a París, donde estudió humanidades y filosofía (1535-1538) y obtuvo el título de maestro. En 1541, estaba en Roma como "scriptor apostolicus", a más de lograr beneficios en España. Tras hacer los ejercicios con Diego Laínez, entró en la Compañía de Jesús. En Padua (1542-1546), repasó la filosofía mientras cursaba la teología. Ya sacerdote (1546), ejerció el ministerio en Bolonia, Pistoya y otras ciudades de la Toscana. En Florencia, se encontró con su hermano Luis, que quiso forzarle a abandonar la Compañía, muy mal vista por su familia; pero él se resistió y logró huir de su encierro.

El "scriptor apostolicus" era una especie de notario del Vaticano, un cargo que le compró su papá.

Del episodio a tratar ahora, ni rastro en el diccionario histórico. Parecería que Dalmases no se tomó la molestia de leer las cartas cruzadas entre Polanco e Ignacio.

El 15 de diciembre de 1546 Polanco, desde Pisa, escribe a Ignacio. Después de quejarse de no recibir respuesta a sus cartas

Cada semana escribo a V.P. o alguno desa casa, aunque poquísimas vezes resciuo respuesta.

Le comenta las novedades de la última semana. Entre ellas que...

La duquesa me ha dicho ponga en escrito lo que quiero dezirla, y harélo así. A Dios plega que labren en su ánima las palabras que se le dixeren, y que ponga por obra lo que le avisare de lo que a su grado toca, y que debria evitar y hacer para bien usar del estado en que Dios la puso. Si se tirase al bien aquella mujer, sería, a lo que creo, causa de un bien muy universal en su estado todo.

Carta de Polanco
a Ignasi
(15 desembre 1546)

Al recibir esta "nueva" Ignacio ya empezó a temblar por su colegio...

Doña Eleonor, duquesa de Médicis

eleonora (19K)

Erat autem ducissa domina Eleonora de Toledo,
filia marchionis de Villafranca, proregis neapolitani.

Leonor Álvarez de Toledo y Pimentel-Osorio, nacida en Alba de Tormes en 1522, era nada menos que la hija de don Pedro Álvarez de Toledo y Zúñiga, un noble español perteneciente a la ya entonces poderosa familia de los duques de Alba, que gobernaba el reino de Nápoles como virrey del emperador Carlos V. Eleonor, con su madre, la marquesa de Villafranca, Juana Osorio y Pimentel, llegó a Nápoles en 1534.

Llegó a la capital de la Toscana para casarse con el duque Cósimo [Cosme I de Médicis, 1519-1574] que había sido designado duque de Florencia dos años antes. El suyo era un matrimonio de conveniencia negociado en las más altas instancias, entre el emperador Carlos V y el papa Alejandro III, pensando en el equilibrio político de Italia. Pero no se descarta que Cósimo en 1535, en un viaje a Nápoles con su primo Alessandro, el duque, asesinado mientras yacía con una prostituta el 6 de enero de 1537, compartiera ya algunas miradas con la hermosa joven real española, a la que siguió escribiendo cartas, (para leerlas Eleonor comenzó a aprender el italiano). La boda se celebró el 29 de marzo de 1539 en la catedral de Florencia. Habiendo dado a la ciudad de Florencia y a los Médicis -en sus años de matrimonio- trece criaturas, murió en Pisa el 18 de diciembre de 1562, a donde se había trasladado en búsqueda de un buen clima para combatir la malaria contraida durante unas jornadas de caza (afición que compartía con el duque) en la región palúdica de la desembocadura del rio Arno.

Hugo Rahner (ignace de loyola et les femmes de son temps) afegeix:
Por su padre y por su madre, Eleonor forma parte de la arrogante élite de estos "grandes de España", cuyo estilo de vida -arrogante y lleno de orgullo nobiliario- estaba sostenido por una enorme riqueza.

Ignacio de Loyola

ignasi (4K)




Desde su época de Venecia (1536-1537) este fino estratega, fiel -como buen Loyola- a los reyes de Castilla y en estos momentos a los intereses imperiales de Carlos V, ya había puesto su mirada sobre Florencia, la Toscana, esa región del norte de Italia que podia frenar una entrada de las tropas francesas.

Según Hugo Rahner:
Después de Roma, al parecer de Ignacio, quien desde su época de Venecia conocía muy bien el problema de la reforma de la Iglesia de Italia, Florencia era la ciudad más importante, cuya conquista espiritual le parecía decisiva.

Quizás Ignacio ya conocía la buena disposición del duque Cosimo para subvencionar un colegio en Florencia.

José García de Castro
El duque Cosimo había comentado con un amigo jesuita su deseo de abrir un colegio en Florencia. Confirmado por el mismo Duque, Polanco se desplazó a esta ciudad para ver varios terrenos que se ofrecían. Se decantó por uno que ya contaba con su propia iglesia.

Este párrafo no nos dice quién puede ser este "amigo jesuita" del duque Cosimo.

Por su parte, Hugo Rahner nos dice:
La primera ocasión para fundar un colegio en la ciudad ducal del Arno llegó en julio de 1546. San Ignacio lo comunicó al P. Diego Laínez que, por motivo del concilio, se encontraba en Trento... Las perspectivas le parecen favorables, ya que en Florencia cree poder contar no sólo con el favor del duque Cosimo, sino sobre todo con la ayuda de la duquesa Eleonor.

En estas condiciones, el año 1546, Ignacio envía a Florencia al joven Juan de Polanco, recién ordenado de sacerdote, para tantear el terreno en vistas de la fundación de un colegio.

Tenemos ya a los tres personajes del drama: Juan Alfonso de Polanco, Eleonora de Medicis e Ignacio de Loyola, y siempre, detrás de ellos, en bambalinas, el duque Cosimo.

El memorandum de Polanco

El primero en mover ficha, a principios de 1547, es Polanco con su "memorandum" a la duquesa.

El "memorandum" tiene cuatro partes:

De cuatro cosas escribiré, que leerá V.E. de su espacio, mirando la verdad, y no la poca polideza con que se escriben. La primera, mostrar en general ser verdad lo que dije del peligro y ocasión de bien en tal estado [de príncipes]; la segunda, viniendo al particular de V.E., tocaré algunos principales inconvenientes que podría incurrir, si no está sobre sí; la tercera, los remedios de ellos; la cuarta, las ventajas que podrá V.E. tener de su estado, y las ocasiones del bien usar de él.

En la segunda parte habla de "los 8 universales enemigos de los que se debe guardar en particular V.E. y cualquier princesa". El cuarto enemigo son "los gastos superfluos en vestidos, manjares y edificios, y otros a este tono".

...que deberían acordarse [los príncipes] que son despenseros, no señores de las rentas; que de los sudores de los pobres les da Dios una buena parte para bien emplearlo, no desperdiciarlo.

Y en este mismo párrafo añade, sabiendo lo que dice:

Pero entre los malos gastos el peor es del juego, y el que parece que reina más en el estado de V.E., que no se ve otro en lugares grandes y pequeños

Un resumen del memoràndum (doc) El memorandum (pdf)
Hugo Rahner:
Este inteligente sacerdote, con un celo quizás un poco excesivo, creyó que la mejor manera de comenzar su trabajo era la reforma de la corte ducal y eligió de entrada el "blanco" más alto: la misma duquesa.
En su memorandum a la duquesa Eleonor, Polanco presenta una especie de "espejo de los príncipes", adornado con citas de la Ética de Aristóteles y de Suetonio y con referencias a los ejemplos de los emperadores Trajano y Tito. La predicación moral acaba con una exhortación a un tren de vida más modesto en la corte ducal, exhortación fundada sobre la atrevida tesis de que los dineros de los príncipes provienen del sudor de los pobres.
Antonio Alburquerque, en diego laínez, s.j., primer biógrafo de s. ignacio (pág. 39):
Ignacio había intentado sin éxito, en distintas ocasiones, ver libre a Laínez de las tareas del concilio, para llevarle a Florencia, donde su presencia, a juicio del fundador, era urgente. Quería que los jesuitas fundasen un colegio en Pisa y otro en Florencia y una casa para recogidas semejante a la de Santa Marta que Ignacio había patrocinado en Roma. En Florencia convenía calmar los ánimos del duque Cosme de Médicis, que ejercía un gobierno despótico sobre el pueblo de su región. Polanco, lejos de la prudencia, nunca suficientemente ponderada, que va a demostrar en sus largos años de servicio a los tres primeros generales y a la Compañía, había exasperado sobremanera a Cosme, aunque razones no le faltaban para ello.
A Eleonor de Toledo, esposa de Cosme de Médicis, entregó Polanco un memorial señalándole los puntos que necesitaban reforma en su vida (Cfr. Pol. Compl. I, 20-29). Al duque le reprochó el despotismo con que gobernaba sus estados sin respeto a la dignidad y a la libertad de sus súbditos (Cfr. Pol. Compl. II, 823-827). Todo esto y la participación de Polanco en algunos conciliábulos de gente espiritual devota de Savonarola, detestado por el duque, no era lo más a propósito para apaciguar a Cosme. Ésta iba a ser una de las primeras tareas de Laínez en Florencia. Debía tratar de apaciguarle por medio de personas que tuvieran sobre él alguna influencia (Epist. I, 485)
Y en la página 119:
Poco después se clausuró en Bolonia el Concilio y en julio (1547) andaba ya Laínez por Florencia, por deseo de Ignacio, que quería que negociase con los duques de Médicis la creación de un colegio en Florencia y otro en Pisa.
José García de Castro (pág. 106-107):
Pero también, en ocasiones, escaseó la discreción. No todo fueron notables éxitos para Polanco en esta etapa de su vida. En febrero o marzo de marzo de 1547 Ignacio le escribe ("capello") para rehacer la situación en torno a la fundación del colegio de Florencia, donde parece que Polanco se había "aiudado más del buen zelo con mucha caridad, que de experiencia y providencia (prudencia) en ellas...".
En esta misma carta, le reprende Ignacio por haberse atrevido a dar a los duques de Florencia preceptos o avisos por cédulas para la reformación de sus consciencias o estado, sin haber primero alcanzado el debido amor, crédito y autoridad con ellos, [lo cual] es más para todo desbaratar". Ya empieza Ignacio a tratarle con dureza, algo que durará hasta casi el momento de la muerte del Santo. Los preceptos o avisos que Polanco había dirigido a la Duquesa trataban sobre lo que impide el progreso en la vida espiritual (la injusticia, ambición, soberbia, gastos superfluos, el ocio, la negligencia) o sobre los remedios que la favorecen (temor de Dios, amor a las cosas espirituales, un buen confesor, algún trabajo manual, oración, limosna); no contienen nada que pueda sonar a imprudencia o indiscreción del joven apóstol Juan Alfonso. Los que dirige al Duque bien podrían ser interpretados como algo pretenciosos al decirle al interlocutor tanto lo que ayuda como lo que impide un buen desarrollo de su cargo.
Y en nota añade:
Tal vez se refiera Ignacio a los documentos 10 (Pcomp I, 20-29) de comienzos de 1547, dirigido a la Duquesa y al doc. 5 (Pcomp II, 823-828) de finales de 1546, dirigido al Duque.

La reacción de Eleonor

En la nota que polanci complementa pone al documento 10 (Pol comp I, 20):
Algunos dicen que este documento disgustó a los príncipes, lo que Ignacio vehementemente había temido, acusando a Polanco de imprudencia. El P. Frusio, enviado por Ignacio a Florencia para que, entre otras cosas, investigara sobre la actividad de Polanco en aquella región, escribió el 21 de mayo de 1547 al mismo Ignacio: "Ho lasciato de dire ch'el detto signor Pietro [de Toledo] certiffica ch'el signor duca et altri suoi sono bene informati et edificati della Compagnia, et specialmente la signora duchezza, chi ha habuto placer di quel che gli scrisse Mag. Polanco." (Litt. Quadrim., I, 38)
Casi lo mismo repite Polanco en Chron., 1.c.:
Los mismos príncipes están bien animados respecto de la Compañía, sobre todo la duquesa, ya que a principios de este año (1547) ha recibido de uno de la Compañía algunas cosas escritas referentes a la edificación de su alma y al bien común.

Sunt qui dicant ea documenta displicuisse principibus; quod ipsum vehementer timuit Ignatius, qui propterea in epistola citata Polacum imprudentiae arguit. Verum P. Frusius ab Ignatio Florentiam missus, inter alia, ut inferoius videbitur, ad investigandum de Polanci actibus in illa regione, haec ad ipsum Ignatium die 21 Maji 1547 scribit: "Ho lasciato de dire ch'el detto signor Pietro [de Toledo] certiffica ch'el signor duca et altri suoi sono bene informati et edificati della Compagnia, et specialmente la signora duchezza, chi ha habuto placer di quel che gli scrisse Mag. Polanco." (Litt. Quadrim., I, 38). Quae fere repetit Polancus in Chron., 1.c.: "Principes ipsi bene animati erga Societatem erant, ac ducissa praesertim ex quo initio hujus anni (1547] a quodam de Societate aliqua in scriptis acceperat, quae ad animae ipsius aedificationem et commune bonun pertinebant"

Hugo Rahner:
La duquesa fue lo suficientemente inteligente y lo suficientemente cristiana como para no tomar a mal este escrito que ella misma había pedido. A Roma llegó la noticia de que ella se había alegrado sinceramente.

La reacción de Ignacio de Loyola.

La primera reacción la encontramos en su carta de finales de febrero-marzo 1547 al mismo Polanco.

La carta empieza muy bien:

La suma gracia y amor eterno de Cristo nuestro señor sea siempre en nuestro continuo favor i ayuda. Amén.

Siguen dos líneas para situar la cronología de la carta:

A los 21 de Febrero recibí una de Mtro. Laynez, de Trento, y otra vuestra con ella del primero del mismo.

Y, rápidamente, entra "al trapo": 1) Polanco no ha seguido las consignas de Ignacio sobre Laínez; 2) sobre el modo de proceder de Polanco con los duques

Sobre el primer punto:

Porque cuanto a la primera parte, donde yo pretendía de sacar [del concili de Trento] a Mtro. Laynez para Florencia, y que vos le escribáis palabras motivas al contrario, y no dando aviso acá primero, no sé cómo puede estar bien.

He entendido que a Mtro. Laynez escribiste, que por el desegno de la casa y negocio de Florencia no se deben dejar otras empresas mejores [¿Concili de Trento?], porque esta [la fundació d'un col·legi a Florència] es cuasi desecha.

Sobre el segundo punto:

Cerca la 2ª, antes que la cosa estuviese tan caída, yo lo pensé largamente, y os hice escribir por Mtro. Andrés [Frusio] habrá un mes entero, porque mudases el modo de proceder con esos señores. Porque a unos semejantes señores, de tanto buen ejemplo, y con mucha razón estando en continua vigilia de los que le son favorables o contrarios, darles preceptos o avisos por cédulas para en reformación de sus conciencias o estado, sin haber primero alcanzado el debido amor, crédito, autoridad con ellos, es más para todo desbaratar, que para salir con lo que se pretendía.

Ignacio le recuerda que no es la primera vez que le advierten:

Asimismo se os escribió a Boloña el modo que habíais de tener con el obispo [Alexander Campegius] y con el Duque, si os llamasen, para guiaros en todo por parecer de ellos, para hacer mayor provecho espiritual en el pueblo.

Ignacio sigue implacable viendo que su colegio se acaba:

Y ahora con el Duque y con la duquesa, queriéndolos de presto reformar, véis al fin de las cosas en qué ha parado.

Y con la autoridad de Prepósito General de la Compañía de Jesús, cargo en el que ya llevaba unos cuantos años, le ordena al joven jesuita Juan Alfonso:

Hacedme esta gracia por amor de nuestro Señor, que con toda brevedad posible, y por duplicadas, me escribáis muy largo, minutamente narrando todas las causas y conjeturas que podréis alcanzar o pensar, que han sido ocasión que esta cosa vaya a deshacerse; y entre tanto, deseo que por esas partes, donde más desedificación se ha sentido, quier de vuestra persona, quier de todos nosotros, que hay os ejercitaseis en actos de mayor humildad, a mayor confusión del enemigo, del mundo y de la carne; así como sirviendo algunas horas del día a pobres en hospitales, y consolando sus ánimas en confesiones y exhortaciones.

Pero sigue poniendo sus esperanzas en Maestro Laínez:

Porque, aunque mucha más sea caída y deshecha la obra, tanto más yo siento en el Señor nuestro que Mtro. Laynez vaya allà, pudiéndole sacar del concilio, cuanto más presto podremos (según que por otras os hemos escrito, o otros de los nuestros); y si a él habéis de escribir adelante, sea para más animarle a venir, que para el contrario: que yo espero en nuestro criador y señor que lo perdido se recuperará con mayor gloria divina y en mucho provecho espiritual de muchas más ánimas.

Sin embargo, por encima de "Maestro Laínez" ponía su esperanza en su "divina majestad"

Que los nuestros procediendo allá con mucha humildad, y con ella ayudando a disponer la materia, mediante la gracia divina, yo sin dubitar espero que su divina majestad pondrá enteramente la forma para mayor alabanza y gloria suya, pues nosotros ninguna otra cosa deseamos, por gracia de la su divina majestad.

E Ignacio acaba la carta con la frase ya estereotipada: "para que su santísima voluntad sintamos, y aquella enteramente cumplamos".

¿Se daba cuenta san Ignacio de la contradicción existente entre "cumplir enteramente su santísima voluntad" y la orden que daba a Polanco de "guiaros en todo por parecer de ellos".

Carta de Ignacio
a Polanco
(febrero-marzo 1547)

Hugo Rahner:
Quien estuvo menos de acuerdo con esta predicación apostólica dirigida a la corte de los Médicis fue san Ignacio. Una severa carta dirigida a Polanco pone las ideas en su punto a este pequeño Savoranola de la Orden de los jesuitas. Es esta la carta, escrita por la propia mano del fundador que contiene la famosa frase: "Entre cierta gente, que no llega al fondo de la verdad, especialmente aquí en Roma, nosotros tenemos la reputación de desear gobernar el mundo".
José García de Castro (pág. 106):
En la carta de febrero o marzo de 1547 Ignacio le pide explicaciones de por qué ha dado a Laínez palabras contrarias a las que el mismo Ignacio le había escrito. El tema preocupó al General: "Hacedme esta gracia, por amor de nuestro Señor, que con toda brevedad...". Para arreglar la situación, Ignacio intentará sacar a Laínez del concilio ("quanto más presto podremos") y pide a Polanco que se ejercite "donde más desedificación se ha sentido", en "actos de mayor humildad… así como sirviendo algunas horas del día a pobres en hospitales y consolando sus ánimas en confesiones y exhortaciones".

savoranola (1283K)

Qui dove con i suoi confratelli Fra Domenico Buonvivini e Fra Silvestro Maruffi il XXIII maggio del MCCCCXCVIII per iniqua sentenza fu impiccato ed arso Fra Girolamo Savonarola. Dopo quattro secoli fu collocata questa memoria.
Foto obtenida por mí el 24 de abril de 2016 (Engrandecer la foto)


La verdad es que Juan Alfonso de Polanco no sólo cometía "imprudencias" en sus palabras escritas, sino también en su actividad en Florencia. Este "petit Savonarole de l'Ordre des Jésuites" había entrado en relación con antiguos adeptos del partido de Savonarola, el predicador dominico que con sus prédicas había expulsado a los Médicis de Florencia en 1495 y que tres años más tarde, un 23 de mayo, moriría en la hoguera.

¿Son estos antiguos adeptos del partido de Savoranola las "personas pías, eclesiáticas y seglares" que forman parte de la "compañía" o "congregación" de las que Polanco escribe a Ignacio?

Pero una compañía de personas espirituales, entre los cuales he predicado más veces, lo han tomado más caldamente; y sin yo saber nada, elegídome por su rector, como ellos dicen, perpetuo… En dicha compañía hay de las mejores y más espirituales personas de la tierra, sin perjuicio; y algunas principales; y la compañía es para atender a todas buenas y pías obras y una hora de oración mezclada con exhortación cada noche (Carta del 15 de diciembre 1546)

También predico tres veces en la semana en una congregación de que he escrito a V.P. otras veces, de personas pías; la cual frecuentan personas eclesiásticas y seglares. Hánmela hecho tomar entre manos para que la ordene. (Carta desde Pistoia del 5 de enero de 1547)

También Antonio M. de Aldama, en su libro de 1975 imagen ignaciana del jesuita en los escritos de polanco, se refiere a esta "imprudencia política" de Polanco para explicar la llamada a Roma. Recordemos que Andreas Frusius es enviado por Ignacio a Florencia "ad investigandum de Polanci actibus in illa regione".

>
Hugo Rahner:
Y como además Polanco (ce petit Savonarole de l'Ordre des Jésuites) se había comprometido un poco imprudentemente con los antiguos partidarios de Savoranola, san Ignacio lo llamó a Roma.
José García de Castro (pág. 107):
Aldama cree que la imprudencia de Polanco estuvo en establecer contactos con "personas espirituales devotas de Savoranola, cuyos secuaces eran perseguidos por el duque" y concluye que "el error no debió ser muy grave puesto que apenas llegado Polanco a Roma, Ignacio lo nombró secretario de la Compañía".

¿Ya conoces la colección
SANTOS Y SANTAS
SEGÚN MIQUEL SUNYOL


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Miquel Sunyol

sscu@tinet.cat
7 agosto 2019
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