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La expulsión de la Compañía de Jesús del P. Fernando Cardenal, ministro del gobierno sandinista de Nicaragua, el 4 de diciembre de 1984, fue la ocasión del primer contacto epistolar con el P. General, Meter-Hans Kolvenbach. Ya ni recordaba que unos cuantos años antes (1975) había firmado una carta colectiva dirigida a su antecesor, Pedro Arrupe, protestando contra la expulsión -también de la Compañía- del P. José Mª Díez Alegría, publicada en EL CIERVO de abril del 75.
Ahora no protestaba, sólo preguntaba si en la Compañía había un "doble rasero" para juzgar casos semejantes.
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El 27 de junio de 1990 Peter-Hans Kolvenbach me escribía una carta desde la CURIA PRAEPOSITI GENERALIS SOCIETATIS IESU, que hasta hoy ha permanecido inédita.
En el número 35 de "Misión Obrera" he tenido la oportunidad de leer parte de una carta suya dirigida a R. Alaix. En ella expresa Ud. su interés por conocer qué hay en mi cabeza, cuando dije que nuestros hermanos jesuitas y las dos mujeres asesinadas con ellos en El Salvador era absolutamente extraños al conflicto político que está haciendo sufrir a aquella nación desde hace años.
¿Quién haría llegar este nº 35 de "MISIÓN OBRERA" al P. General? La carta del P. Kolvenbach tenía otro párrafo ciertamente curioso:
Por cierto que veo en otro momento de su carta que se refiere Ud. a mi "corte" ["el General (y su corte)"]. Llevo casi siete años en esta casa y en este cargo y todavía no he encontrado esa corte y creo que no la tengo. Si Ud. desea venir a comprobarlo, tendré mucho gusto en saludarle y acompañarle en su investigación.
La carta del P. General hace referencia a una carta mía a R. Alaix. Esta la comencé a escribir con motivo de los muertos de la UCA del 16 de noviembre de 1989, noticia que me llegó mientras seguía por radio el funeral de La Pasionaria (Dolores Ibarruri, que en los últimos años hizo buena amistad con el P. Llanos). La carta duró unos cuantos días y así tuve ocasión de leer algún comentario posterior del P. Kolvenbach:
Lo que ha pasado es tanto más injustificable cuanto que esta muerte cruel ha tocado a personas -no jesuitas y jesuitas- absolutamente extrañas al conflicto político que esta haciendo sufrir a la población de El Salvador desde hace años.
La carta del P. General pedía, al menos, un educado "acuse de recibo", que con cierto retraso lo hacía el 9 de septiembre.
Le agradezco, con retraso pero de verdad, su carta de finales de junio, en la que veo una manera de llevar a la pràctica el "prosupuesto" ignaciano de los Ejercicios.
Los comentarios que la carta del General me suscitaron, comentados por carta a mi hermano de Bolivia, y lo que él me decía de una reciente visita del General a Bolivia, lo encontraréis en:
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magazine diario 16, del 1-12-94, publicaba una entrevista con Peter Hans Kolvenbach, realizada por Pedro Miguel Lamet, con el título "Un General en la frontera". Y una de sus respuestas tuvo cierta fuerza inspiradora y así escribí a un amigo jesuita de Bolivia, carta que fue publicada en boletín misión obrera, nº 44 de junio del 1995. Después vi que también había inspirado a otros compañeros míos. Mi carta podría llevar este título:
En boletín misión obrera introduje dos párrafos a manera de aviso:
A los que recuerden, en este mundo de pocas memorias históricas, otras reflexiones mías a Ramón Alaix sobre algunas declaraciones del General a raíz del asesinato martirial de la UCA, les ruego que no piensen en un primer momento en ningún tipo de obsesiones mías con respecto a la figura del General. Desde hace muchos años la amistad con Ramón Alaix ha sido el marco apropiado para hablar o escribir sobre todas esas cosas de Dios, de la Iglesia, de la Compañía, de los jesuitas...
Por otra parte, mi interés en que esas reflexiones personales aparezcan en este boletín radica en que opino que el debate ideológico de los primeros años entre Misión Obrera y las instancias superiores de la Compañía de Jesús (que dio pie a sabrosas anécdotas como la del "nabo" y a actitudes consideradas por ciertos sectores más propias de un comité de empresa unido y en lucha reivindicativa) no quedó cerrado ni resuelto en aquella famosa entrevista de algunos representantes nuestros con el P. Arrupe
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Comencé esta página web (¿Y si habláramos de Dios y de sus cosas?) a finales de 1998 publicando, mes tras mes, mis respuestas a una encuesta que un par de años antes el grupo jesuítico de Misión Obrera había hecho.
Una de las preguntas hacia referencia a nuestra pertenencia a la Compañía de Jesús y, al dar una respuesta, aprovechaba unos comentarios que había hecho a un discurso del P. General de la Compañía de Jesús, Peter-Hans Kolvenbach, a la Congregación de Provinciales europeos (octubre del 95), cuyo talante era de nuevo reafirmado en una carta suya de noviembre del 96. El título que puse (¿La hora de las exclusiones?) no me exigió mucha imaginación y me lo ofrecía el mismo P. General: "La Compañía excluye la posibilidad de vivir...". Y yo comentaba en una carta de febrero del 96 a mi hermano...
Un antiguo compañero jesuita lo leyó y me hizo unos comentarios:
Miquel:
Ayer por la noche, al volver de Barcelona, leí tu web conocida a través de tu notificación enviada a la gente de la "Diáspora".
Me gusta tu forma de comunicarte, pero también he de decirte que me dejó un mal sabor de boca. Por eso, hoy, a primera hora, te escribo estas líneas para preguntarte qué es lo que pretendes con tus mensajes..., con tu web. No me ha gustado el tono con el cual hablas del P. Kolvenbach i, precisamente, a personas que no son de la Compañía.
Encuentro que puede crear mal ambiente y nos da una imagen confusa de tí mismo. Podría ser una forma de comunicarte con jesuitas descontentos o con ex-jesuitas críticos..., pero con gente de la "Diáspora".
Me gustaría, Miquel, que nos enviaras cosas más positivas, menos irónicas y menos críticas.
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Pocos meses después, el P. General de los jesuitas, Peter-Hans Kolvenbach, durante su visita de diciembre 1999 al barrio de EL POZO DEL TÍO RAIMUNDO, volvía a abrir caminos de reflexión... Un jesuita de Cartagena me daba la información, tal como había sido transmitida por los medios de comunicación social de la Compañía.
También fue preguntado sobre el futuro de misión obrera (M.O.) y su difícil pervivencia. El general contestó que la situación social y política a la que respondió M.O. se ha modificado. Han aparecido nuevas sensibilidades desde los pobres en Europa (cuarto mundo) y M.O. no se ha involucrado suficientemente en ellas y tiene el peligro de quedar al margen. No le preocupa que desaparezca mientras haya jesuitas que trabajen con los pobres y en pobreza.
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El 5 de octubre del 2000 el P. Kolvenbach hizo un discurso en la Universidad de Santa Clara (California) y seguía la moda de aprovechar los viajes para pedir perdón.
...para compartir con Uds. el arrepentimiento de toda la Compañía por todas las deformaciones o excesos ocurridos.
Inmersos en afirmaciones radicales e interpretaciones unilaterales a propósito del Decreto 4, muchos cuestionaron si debíamos continuar manteniendo grandes instituciones educativas...
...insinuaban, si es que no afirmaban, que el trabajo social directo entre los pobres y el tomar parte en sus movimientos debía ser prioritario.
Una vez más, R. Alaix, que acababa de realizar un viaje a Estados Unidos, recibía mis comentarios.
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Del 31 de julio (festividad de san Ignacio, fundador y general de la Compañía real que Jesús con su nombre distinguió) es la última carta que recibí del P. General. No es necesario publicarla, ya que es una carta protocolaria en la ocasión de mis 50 años de...
Los 50 años es algo que se suele celebrar en la Compañía. Al preparar esta celebración pregunté a mis compañeros qué queríamos celebrar: ¿50 años que habíamos dejado la casa de nuestros padres? ¿50 años que habíamos entrado en el noviciado? ¿50 años de permanencia en la Compañía de Jesús?
El P. General no era responsable de lo que decía la carta, pero quizás sí -al menos por omisión, después de tantos años en el cargo- de la última frase:
Con el testimonio de mi personal agradecimiento le ofrezco gustoso cincuenta misas por sus intenciones preferidas.
Y éste fue el comentario que publiqué:
El 26 de septiembre se cumplieron 50 años que, dejando casa, hermanos, hermanas, madre, padre, entré, después de atravesar el Ebro en Tortosa, en el noviciado de los jesuitas de Roquetes. Es lo que decimos "50 años de jesuita"...
Con este motivo he recibido la protocolaria carta del P. Peter-Hans Kolvenbach, actual General de la Compañía de Jesús. El último párrafo acaba así: Con el testimonio de mi personal agradecimiento le ofrezco gustoso cincuenta misas por sus intenciones preferidas.
Los lectores de esta web que han seguido durante estos últimos meses mi Catequesis eucarística comprenderán fácilmente que yo no sepa qué hacer con estas 50 misas.
El que yo no acabe de encontrar el sentido de este ofrecimiento no quiere decir que no lo tenga: para el P. Kolvenbach y para otros muchos lo tiene.
Si alguna de estas personas deseara una de estas misas no tiene más que pedírmela. Sería una de mis intenciones preferidas
La oferta sigue vigente...
Gracias por la visita
Miquel Sunyol sscu@tinet.cat 2 diciembre 2016 |
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