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de Alfredo Fierro
Como ya he dicho otras veces, la presentación por mi parte del texto de un autor no significa mi adhesión, sino, simplemente, es una invitación a su lectura y reflexión.
Entre los estudiosos rige un par de criterios acerca de lo verosímil o probable frente a lo que no lo es.
El primero de ellos toma como presumiblemente cierto todo lo referido por los evangelios que, lejos de contribuir a la gloria de Jesús, les causa problemas a los creyentes y resulta molesto para sus intereses religiosos. Este criterio conduce a tomar la crucifixión, realmente humillante para cualquier judío, como el hecho más cierto de la vida de Jesús.
Un segundo criterio dice: es, cuando menos, verosímil y acaso probable todo lo que en los evangelios encaja bien con lo que por otras fuentes se conoce del judaísmo palestino en el primer tercio del siglo I. Ahora bien, este criterio es navaja de doble filo para una fe cristológica: mientras por un lado, adjudica verosimilitud a doctrinas evangélicas semejantes al judaísmo acendrado en tiempos de Jesús, por otro lado, le resta a este originalidad; le quita títulos, por tanto, para considerarlo excepcional. Jesús fue un maestro o profeta que vivió, predicó, actuó dentro del estricto marco del medio judaico en que había nacido.
[...]
Después de Schweitzer no sólo ha habido refinamientos en el acercamiento exegético e historiográfico; también se han producido relevantes hallazgos arqueológicos y de textos: muy principal, trascendental sin duda, el de los manuscritos de Qumrán, un yacimiento arqueológico en el desierto de Judea, al lado del Mar Muerto, cuyas primeras edificaciones datan de finales del siglo II a.C., y que con alguna intermitencia estuvieron habitadas hasta el año 70 d.C. Hallados casualmente en 1947, con un total de novecientos rollos y más de diez mil fragmentos, esos manuscritos han sido de extraordinaria utilidad para conocer el entorno social y religioso de Jesús, y así, de manera indirecta, a Jesús mismo.
Ellos otorgan verosimilitud a su figura y doctrina, al precio, empero, de detraerle originalidad, con lo que, lejos de respaldar la originalidad de Jesús, la socavan.
Por lo demás no han removido un ápice la tesis común, crecientemente sólida desde mediados del siglo XIX: no es posible una biografía rigurosa de Jesús, tampoco para el tiempo de su vida pública.
El saldo de la investigación a día de hoy es que no hay acceso fiable al Jesús real, el de la historia, el que probablemente vivió, predicó y fue crucificado.
Alfredo Fierro
Después de Cristo
Pág 24-26 (fragmentos)
Editorial Trotta
Apostilla 1
Hablas de "la investigación histórica moderna"
No seré yo quien infravalore todo el fruto de los esfuerzos de estas "nuevas búsquedas" (second quest, third quest, sin olvidar la first quest), pero ellas nos dan conocimientos sobre el "entorno de Jesús y su tiempo" (como tú dices muy bien: "investigación sobre el judaísmo y mundo judío del siglo I: social, politico, económico, cultural, aportaciones de la geología, etcétera"). Supongo que en este "etcétera" incluyes también las investigaciones arqueológicas entre otras…
Conocer este entorno es ya una muy buena ayuda, pero -yo diría- que es una ayuda "negativa", en el sentido que no nos permite imaginarnos a Jesús como un personaje inimaginable en su mundo.
En este entorno, que hoy día conocemos mejor que ayer, ¿era imaginable la figura del "sanador"? Sí; entonces Jesús de Nazaret hubiera podido ser un sanador.
¿En aquel entorno era imaginable la figura de un caudillo revolucionario? Sí; entonces Jesús de Nazaret hubiera podido ser un revolucionario.
En este entorno, para poner tres posibilidades de las muchas imaginables, ¿era imaginable un "maestro de sabiduría"? Sí; entonces Jesús hubiera podido ser un maestro de sabiduría.
La "investigación histórica moderna" nos obliga a no tener una sola mirada para todo el judaísmo del siglo I. Los judíos de Galilea, aceptando el Templo de Jerusalén y la Torá, mantenían sus discrepancias con el judaísmo de Judea (y de Jerusalén), explicables por la diversa historia de unos y de otros (reino del norte, reino del sur). Y mantenían sus resistencias a ser asimilados por el judaísmo más oficial de las autoridades jerosolimitanas o judaítas ("unos fariseos y unos maestros de la Ley que habían venido de Jerusalén". Mt 15, 1).
Conscientes de que esta investigación histórica moderna no la podemos dar por acabada y que todavía puede dar muchas revueltas, sí que podemos afirmar que nos hace aparecer Jesús "en su realidad histórica más original", esto es, en su entorno; pero no "en su vida y en su praxis", ya que en su entorno, que hoy día conocemos mejor, se podían dar muchas "vidas" y muchas "praxis". Y la investigación histórica moderna no nos puede decir cuál de todas estas "vidas posibles" y cuál de todas estas "praxis posibles" en la realidad histórica que ella ha estudiado fue la de Jesús de Nazaret.
Extracto de:
Los límites de la investigación histórica moderna
Conocer mejor el entorno de la Palestina del siglo I no es conocer mejor la vida de uno de sus individuos, la de Jesús de Nazaret.
Apostilla 2
¿Se puede dividir a Dios en un Dios del Antiguo Testamento (el Dios preocupado por el pecado) y en un Dios Padre de Nuestro Señor Jesucristo (Dios del amor)?
Yo no creo que Jesús aportara mucha "originalidad" en la concepción judía de Dios que existía en su tiempo (recordemos que había varias "escuelas").
Mi respuesta a esta afirmación: "La opción por el pobre para los cristianos y para mucha gente religiosa, ha de ser previamente la conversión del concepto de Dios, del Dios preocupado por el pecado y por la ofensa recibida de parte de los hombres y las mujeres, como en el Antiguo Testamento, al Dios de Jesús preocupado por el sufrimiento del ser humano".
Apostilla 3
Sin embargo, hay una palabra que me ha sobrado. Al hablar de la "comunión de los santos" has utilizado la palabra "inventar": ni Jesús ni sus seguidores inventaron ningún tipo de organización comunitaria. Ya existía entre los esenios según nos cuenta el historiador judío Flavio Josefo. Estas comunidades esenias tenían un punto de justicia más elevado que la de los seguidores de Jesús: "No adquieren esclavos; opinan que esto constituiría una injusticia". Es bueno saber que desde los orígenes no somos los mejores.
O aquellos primeros creyentes de Jerusalén copiaron la organización ya existente entre los esenios o el autor de los Hechos de los Apóstoles (al que por comodidad llamamos Lucas) -desconociendo la realidad concreta de la comunidad de Jerusalén- utilizó las descripciones de Flavio Josefa sobre los esenios para describir a su vez -idealmente- la comunidad de Jerusalén.
Comentario mío en una de las eucaristías vespertinas el año en que Joxe Arregui vino como "predicador" a Lamiarrita.
Extracto de "El Dios de Antígona... El Dios de Jesús"
Y unos "exercicios de repetición":
Han estado presentes a la lectura de este texto ocupando las sillas de la FILA 0 los ya conocidos...
Gracias por la visita
Miquel Sunyol sscu@tinet.cat 8 julio 2015 |
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