CAPITULOS TAO TE
KING 11 – 20
XI
Treinta radios convergen
en el centro
de una rueda,
pero es su vacío
lo que hace útil
al carro.
Se moldea la arcilla
para hacer la vasija,
pero de su vacío
depende el uso de la
vasija.
Se abren puertas y ventanas
en los muros de una casa,
y es el vacío
lo que permite habitaría.
En el ser centramos nuestro
interés,
pero del no-ser depende
la utilidad.
XII
Los cinco colores ciegan
al hombre.
Los cinco sonidos ensordecen
al hombre.
Los cinco sabores embotan
al hombre.
La carrera y la caza
ofuscan al hombre.
Los tesoros corrompen
al hombre.
Por eso, el sabio atiende
al vientre
y no al ojo.
Por eso, rechaza esto
y prefiere aquello.
XIII
El favor y la desgracia
inquietan por igual.
La fortuna es un gran
dolor como nuestro cuerpo.
¿Qué quiere
decir: favor y desgracia inquietan por
igual ?
El favor eleva y la desgracia
abate.
Conseguir el favor es
la inquietud.
Perderlo es la inquietud.
Este es el sentido de
«favor y desgracia inquietan por
igual»
¿Qué quiere
decir: la fortuna es un gran dolor como
nuestro cuerpo?
La causa por la que padezco
dolor es mi propio cuerpo.
Si no lo tuviese,
¿qué dolor
podría sentir?
Por esto, quien estime
al mundo igual a la fortuna de
su propio cuerpo,
puede gobernar el mundo.
Quien ame al mundo como
a su propio cuerpo,
se le puede confiar el
mundo.
XIV
Se le llama invisible
porque mirándole
no se le ve.
Se le llama inaudible
porque escuchándole
no se le oye.
Se le llama impalpable
porque tocándole
no se le siente.
Estos tres estados son
inescrutables
y se confunden en uno
solo.
En lo alto no es luminoso,
en lo bajo no es oscuro.
Es eterno y no puede
ser nombrado,
retorna al no-ser de
las cosas.
Es la forma sin forma
y la imagen sin imagen.
Es lo confuso e inasible.
De frente no ves su rostro,
por detrás no
ves su espalda.
Quien es fiel al Tao
antiguo
domina la existencia
actual.
Quien conoce el primitivo
origen
posee la esencia del
Tao.
XV
Los sabios perfectos
de la antigüedad
eran tan sutiles, agudos
y profundos
que no podían
ser conocidos.
Puesto que no podían
ser conocidos,
sólo se puede
intentar describirlos:
Eran prudentes, como
quien cruza un arroyo en in-
vierno;
cautos, como quien teme
a sus vecinos por todos lados;
reservados, como un huésped;
inconstantes, como el
hielo que se funde;
compactos, como un tronco
de madera;
amplios, como un valle;
confusos, como el agua
turbia.
¿Quién
puede, en la quietud, pasar lentamente de lo
turbio a la claridad?
¿Quién
puede, en el movimiento, pasar lentamente
de la calma a la acción?
Quien sigue este Tao
no desea ser pleno.
No siendo pleno
puede quedar en lo viejo
sin renovarse.
XVI
Alcanza la total vacuidad
para conservar la paz.
De la aparición
bulliciosa de todas las cosas,
contempla su retorno.
Todos los seres crecen
agitadamente,
pero luego, cada una
vuelve a su raíz.
Volver a su raíz
es hallar el reposo.
Reposar es volver a su
destino.
Volver a su destino es
conocer la eternidad.
Conocer la eternidad
es ser iluminado.
Quien no conoce la eternidad
camina ciegamente a su
desgracia.
Quien conoce la eternidad
da cabida a todos.
Quien da cabida a todos
es grandioso.
Quien es grandioso es
celestial.
Quien es celestial es
como Tao
Quien es como el Tao
es perdurable.
Aunque su vida se extinga,
no perece.
XVII
El gran gobernante pasa
inadvertido por el pueblo.
A éste sucede
el que es amado y elogiado por el pueblo.
Después, el que
es temido.
Y finalmente, el despreciado.
Si no hay una confianza
total,
se obtiene la desconfianza.
El gran gobernante practica
el no-hacer
y así, a la obra
acabada sigue el éxito.
Entonces, el pueblo cree
vivir según su propia ley.
XVIII
Cuando se abandona el
Tao
aparecen la bondad y
la justicia.
Con la inteligencia y
la astucia
surgen los grandes hipócritas.
Cuando no existe armonía
entre los seis parientes,
se necesita la piedad
filial y el amor paternal.
Cuando hay revueltas
en el reino,
se inventa la fidelidad
del buen súbdito.
XIX
Rechaza la sabiduría
y el conocimiento,
y aprovechará
cien veces más al pueblo.
Rechaza la benevolencia
y desecha la justicia,
y el pueblo volverá
a la piedad y el amor.
Rechaza la habilidad
y su provecho,
y no habrá más
bandidos ni ladrones.
Pero estas tres normas
no bastan.
Por esto, atiende a lo
sencillo. y genuino, reduce tu
egoísmo, y restringe
los deseos.
XX
Suprime el estudio y
no habrá preocupaciones.
¿Qué diferencia
hay entre el sí y el no?
¿Qué diferencia
hay entre el bien y el mal?
No es posible dejar de
temer
lo que los hombres temen.
No es posible abarcar
todo el saber.
Todo el mundo se enardece
y disfruta,
como cuando se presencia
un gran sacrificio,
o como cuando se sube
a una torre en primavera.
Sólo yo quedo
impasible,
como el recién
nacido que aún no sabe sonreír.
Como quien no sabe adónde
dirigirse,
como quien no tiene hogar.
Todo el mundo vive en
la abundancia,
sólo yo parezco
desprovisto.
Mi espíritu está
turbado
como el de un ignorante.
Todo el mundo está
esclarecido,
sólo yo estoy
en tinieblas.
Todo el mundo resulta
penetrante,
sólo yo soy torpe.
Como quien deriva en
alta mar.
Todo el mundo tiene algo
que hacer,
sólo yo soy un
inútil.
Sólo yo soy diferente
a todos los demás
porque aprecio a la Madre
que me nutre.