Sube a nacer conmigo, hermano
Este presente liso como una tabla, fresco, esta hora, este día limpio
como una copa nueva. Álzalo. Ofrécelo a la vida. Llévalo a la calle y al
jardín. Paséalo. Ponlo frente al sol. De cara al porvenir. En santa paz.
Tintinéalo. Recuérdalo. Nada en él de cobarde o de maldad —del pasado no
hay una telaraña—. Fanal, aurora, amanecer, camino. Amor que no puede
caminar como una hoja. Una hoja entre el viento que camina. Un camino entre
el vientre de la hoja. Camino caminando con el viento o viento deshojado en el
camino.
Tocamos con los dedos el presente, cortamos su medida, dirigimos su
brote, está viviente, vivo, nada tiene de ayer irremediable, de
pasado perdido, es nuestra criatura, está creciendo en este
momento, está llevando arena, está comiendo en nuestras manos. Vivo,
en nuestras manos, echémoslo al voleo. Niño, virgen, transparentemente azul,
librémoslo de mal. Dejémoslo correr. Grabémoslo, hondo, en el fogón.
Cuidémosle su tino, sus ansias, ilusiones. Sus alas, todas, libres tras los
cielos.
Cógelo, que no resbale, que no se pierda en sueños ni palabras, agárralo,
sujétalo y ordénalo hasta que te obedezca, hazlo camino, campana, máquina, beso, libro, caricia, corta
su deliciosa fragancia de madera y de ella hazte una silla, trenza su respaldo, pruébala, o
bien escalera! Defiéndelo. Consiéntelo. Quiérelo. Hazlo surco,
arado, sueño, cabecera. Hazlo árbol, fuego, girasol, lucero. Arroyo,
fogonazo, campanada. Vereda, resplandor y compañero
Sube en
el presente, peldaño tras peldaño, firmes los pies en la madera
del presente, hacia arriba, hacia arriba no muy alto, tan sólo hasta que
puedas reparar las goteras del techo, no muy alto, no te vayas al
cielo, alcanza las manzanas, no las nubes, ésas déjalas ir
por el cielo, irse hacia el pasado. Alcanza tu mañana.
Arriba! Arriba! Hacia la estrella! A ésta bájala hasta el suelo! A
pesar de huracán o ventisquero, con el arma cargada de esperanza, al frente,
a la vanguardia, de primeros. Álzate temprano. Ábrete camino. Sube la cima
donde ondean —de noche— las luciérnagas.
Tú eres tu presente, tu manzana: tómala de tu árbol, levántala en tu
mano, brilla como una estrella, tócala, híncale el diente y ándate silbando
en el camino. Tú eres tu camino, tu aldabón. Ándate silencioso,
fraternal. Asegura, furente, la batalla. Elévate, soldado, en el fragor. A
pesar del presagio, corre, vuela, en el viento, en la sierra, en la arboleda.
¡Tú sólo eres un sol, alienta, brilla! ¡Tú siempre tu presente, sueña,
alumbra! ¡Sube a nacer conmigo, hermano!
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