Seguimos en el hambre todavía
1943: El 8 de mayo,
representantes de los
gobiernos de 44 países se reúnen en Hot
Springs,
Virginia,
en los Estados Unidos, y se comprometen a
fundar una
organización
permanente dedicada
a la alimentación y la agricultura. 1945: La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación) se establece como organismo especializado de la Organización de
las Naciones Unidas en el primer periodo de sesiones de la Conferencia de la
FAO, celebrado en Quebec, Canadá. 1951:
La Sede de la FAO se traslada de Washington, D.C., Estados Unidos de América,
a Roma, Italia: Viale delle Terme di Caracalla 00100 Roma, Italia.
La FAO proporciona ayuda práctica a los países en
desarrollo a través de una amplia variedad de proyectos de asistencia
técnica. La Organización alienta un enfoque integrado, que incluye
consideraciones ambientales, sociales y económicas en la formulación de los
proyectos de desarrollo.
El 8 de mayo de 1943 se crea la FAO en Hot Springs (EEUU)
para combatir el hambre en el mundo. Pero el hambre sigue, seguimos en el
hambre. El hambre es la que aún teje banderas y divisas, la que se esconde
astuta detrás de las insignias; la que torna bermejas y negras las camisas.
Pan pide la mano cerrada y la mano extendida, la que amenaza y la que
codicia, la proletaria y la pa(t)ria... Seguimos en el hambre... seguimos en
el hambre todavía (León Felipe). El
hambre es el primero de los mandamientos: tener hambre es la cosa primera que
se aprende. Por hambre vuelve el hombre sobre los laberintos donde la vida
habita siniestramente sola... (Miguel Hernández).
Boca buscando vida a dentelladas, buscando libertad, buscando aurora. Hambre
embistiendo en ciegas oleadas que sólo pena y soledad devora. Es la mano del
hombre la que guía este sordo destino, esta aventura por donde el hombre
asoma cada día como una indomable dentadura. Pan, libertad, amor, Dios, paz,
olvido, día a día buscando por sustento, y hombre a hombre, como un niño
perdido, como un instinto de animal hambriento. Amargo el pan, la libertad negada, amor que es odio, paz
que es turbia guerra, seco rencor que nunca olvida nada, Dios que desde su
altura nos destierra. Cuanto tocan los dientes con su frío, cuanto en la
mordedura se cercena, se vuelve masa de amargor y hastío. Sólo comemos
soledad y pena. (Leopoldo de Luis). Es
preciso sentir la muerte girando en los talones, sentirla cagando en los
Guantánamos, sentirla cagando en los hambrones. Es el momento de hacernos
solidarios, una tempestad de fusiles nos acecha, pero aún quedan brazos para
izar banderas. Llegó el momento
de morir de asombros, la hora de descargar nuestros almácigos, de cargar con
los sueños que inventamos... Nocturnos en viaje permanente hacia el humanecer
de todos, donde tu pan, mi pan sean el mismo pan y todavía quede para los que
vengan. Las blondas del
ensueño, el cólera del humo, el bochorno de los panes, las sombrillas del
corazón, el desierto de las bolsas o las zapatillas
de las brujas... Con pie derecho y
reposadamente, obviaremos la quimera. Pondremos en el cielo el grito grande.
Gritaremos que hay hambre en oleada atroz, que hay hambre junta y a montones,
que sin moneda no se compra pan.
( Pablo Mora ). De disturbio en disturbio, sube a acompañarnos con un pan en la
mano y un camino en el pie. Nos espera su sombra
apercibida. Nos aguarda su sombra acuartelada. Parado en una noche, desocupado,
astroso, espeluznante, a la orilla de su alma va y viene. Trata de ser feliz,
llora en su mano, recuerda, escribe y remacha una lágrima en su pómulo a
espaldas de la noche que lo mira sobre el hosco muñón de su tristeza, en la hondonada gris de sus cimientos.
( César Vallejo, Pablo Mora).
Madre antigua y atroz de la incestuosa guerra, borrado sea
tu nombre de la faz de la tierra.
(Jorge Luis
Borges) El 8 de mayo de 2001
seguimos en el hambre... seguimos en el hambre todavía... |