A
rodear este esfuerzo Desde nuestra misma antigüedad. Frente a
este amanecer en fogarada. Con voz y voto y veto. A rodear este esfuerzo. A
superar este pleito, vuestro, nuestro. Venidos del tifón en infección
batiente, irrumpamos contra la sangrienta demencia que de antiguo atenta con
la tribu. Detrás el mito y su atroz corriente. El águila rapaz y su avaricia
loca. Toda espumeante de historia, tragedias y misterios, exhalando el vaho
putrefacto de los siglos, sorbiendo la polvareda de las necias apetencias,
alcantarilla de los grandes asesinos en el desesperado despresamiento de los
siglos, en el despellejamiento abismal de las brechas, trojes o caminos.
Hasta ese horrendo desaguadero de la muerte, toda una pálida cargazón de
cadáveres revolotea en la garganta de la fiera. Todo frente al cómplice
silencio para distraer el hambre de los humildes o arrancarle el fruto de sus
sienes. Blancos simios, responsables de la lívida, azulosa desolladura de las
grandes heridas, tatuadas en el hondón del callado jeroglífico, el mismo que
lanza a la conciencia y a la fronda descubierta el grito sempiterno,
adolorido. Entretanto, largas, confusas estaciones en las que levanta, amasa
y cuece el hombre su pan escaso, esparcido por el viento, buscando la pulpa
ausente de los frutos vivos, idos. Unos y otros disimulando las razones del
hambre con la deglutación de la sosa saliva del ideologismo, eludiendo
siempre los hechos ineluctables de la vida, las cosas entrañables del hombre
y de sus hambres. Babeantes, incompletas verdades, vertiendo su estiércol
entre nosotros, retrasando nuestra marcha hacia el pan de cada día. Hombres
de toda condición, de toda opinión, de toda fe, de toda creencia, de toda
parcialidad, hombres de idéntica miseria bajo los pendones y los símbolos de
los expoliadores: ved en qué se trocaron los nidos en que tratásteis de
albergar el exceso de ternura de vuestra condición. Solos, en cuclillas,
insomnes, en vigilia creadora, permanente, con voz y voto y veto, a rodear
este esfuerzo. A superar este pleito, vuestro, nuestro. ¡No más cólera! ¡No
más odio! ¡No más amedrentamientos! ¡No más conflicto! ¡No más miedo! ¡No más
persecuciones o amenazas! ¡No más planes foráneos, malolientes, traicioneros!
¡No más falsarios de la razón! ¡No más odio contra el pueblo! ¡No más leyes
putrefactas! ¡No más cólera contra el pobre! ¡No más hambre por las casas!
¡No más muertes por las calles, la sierra o la arboleda! ¡No más palacios
grises! ¡No más aras frías! ¡No más templos necios! ¡No más prisiones
mortecinas! ¡No más simios! ¡No más fronteras fatuas! ¡Sólo casas! ¡Sólo el
hombre! ¡Sólo nuestra condición! ¡Sólo hogares para el hombre! ¡Sólo campos!
¡Sólo pan, trabajo, libertad! ¡Sólo aradas del hombre! ¡Sólo amor
multiplicado en pan, en paz y en libertad! ¡Muera la esclavitud! ¡Muera el
hambre! ¡Muera el miedo! ¡Vida, paz y libertad! ¡Ciencia, Amor, Saber,
Bondad! ¡Revivamos Paz y Dignidad hacia la luz total de nuestros sueños!
(Poesía, Sociedad Anónima). |