Marialtaír
en sus quince años
En luna llena araguaney y fuente sobre el papiro su sonata escriben, encendiendo en octubre la fogata del granado celoso y adivino. El cambur avizora su linaje junto a la garza en silencioso asombro, gota a gota la vida nos sorprende en rumorosa sensación alada. Incesante la luna peregrina sin que cuelgue la fuente su plegaria ante el incendio en que la noche riela. La granada enrojece de alegría al verse en el papiro reflejada donde una estrella su canción entona.
En la fuerza sin órbita del tiempo la potestad del corazón estalla con el temor nocturno de los péndulos y nos palpamos la encendida sombra. Te hallarás en tu próxima distancia cercada de luceros jubilosos sobre el oro tangente de tus sueños ungida en plenitud albiceleste. La luna entonces reirá de gozo, el papiro enseñará tus cuitas en un octubre asordinado y nuevo. Tu sueño y paso añorará el jardín, azuleja la fuente cantará desde tu viva claridad de estrella.
Cántico de la lumbre, ala del sueño, fuerza del tiempo, el canto que florece en el oro triunfal de su dulzura, en el fervor de su deslumbramiento. Luz de la luz en gozo refulgente, luz en la voz, en noche constelada, en todo lo que al júbilo confía. Noche floral de iluminado octubre, entre la luz y el salmo de la vida una estrella que sueña con su sueño. Temblor de estrella, gozo de la luz, el arpa de su acento sorprendente, triunfo de la alegría, arrobamiento, Marialtaír la de la luz eterna. |