Entrevista a PABLO
MORA
¿Qué es para usted la poesía?
La poesía es un acto de fe en el hombre, en la palabra y en la vida. Sorprenderse,
extrañarse, asombrarse. Un instrumento para transformar el mundo.
Experiencia de vida. Momento de liberación, individual y colectiva. Un
destino. Un asombro que se pasa a limpio. Un renglón que se le añade al
mundo.
Ser poeta es estar dispuesto a la vigilia. Estar
de guardia. Buscar la
luz. Navegar hacia adentro del asombro. Acompañarnos
con un pan en la mano y un camino en el pie. Saber el tamaño exacto de la pena. Conocer el
lado oscuro de la rosa y la terrible majestad del pan. Volverse
vagabundo, apoyar las palabras sobre la sangre, arrestar al viento, al
sol, las mariposas. Inventar ratos, penas, alegrías y tardanzas. Echar un
vistazo al mundo. Ponerle trampas a la muerte. Infundir
a los hombres un hambre ardorosa e insaciable de belleza, entusiasmo y
libertad.
Inmerso en su impotencia, atento a la razón del tiempo, en busca de
la medida humana, de su propia medida, el hombre, en su vertiginosa
aventura, descubre la dimensión poética, creadora, que lo define, asiste
y obliga a inventarse cada día. Medida de todas las cosas, en su
permanente necesidad de proyectarse, a través de su vocación existencial,
apela a la creación espiritual, a la poesía, como un acto de fe en sí mismo,
en la palabra y en la
vida. Al pie de la derrota y de la muerte, enarbola la
esperanza, se reinventa en la poesía, puente de comprensión y solidaridad
tendido de hombre a hombre, de pueblo a pueblo. Accionista de la nueva,
antigua, eterna Poesía,
Sociedad Anónima, con el poema —alma de la tierra—
camina tras la nueva aurora.
Evocando a Mery Sananes: “La poesía, si vamos a su esencia,
tiene que ver con esa condición de ser hombre, que aún no alcanzamos.
Poesía es vida. La vida de una humanidad que da vida al hombre y que no
lo sepulta. Verso es todo suspiro que el hombre deletrea ante aquello que
lo conmociona y asombra. Poema es el vivir del hombre cuando no hiere de
muerte la vida. Algo
que transcurre anónima y silenciosamente, como el crecimiento de una
planta, la combustión de una estrella, el paso de la neblina a la llovizna. No ha
nacido aún el hombre-poesía. Aún no hemos llegado a ese estadio del
hombre en el cual se hace hombre-poesía de verdad. No es que nazca un
poeta, es que de pronto en ese corazón, la poesía que está en cada uno de
los habitantes de este planeta, se vuelve verbo en su garganta. Y nace un
poema, que no es hechura de un hechizo, sino laborioso andamiaje de un
sueño colectivo que adquiere el arrebol de un atardecer único e insustituible.
No se trata de convertirnos en poetas sino de avanzar hacia la condición
de ser hombres.”
¿Podría usted contarnos un poco de su vida, de sus obras
publicadas, sus premios, su actividad literaria?
¿Cómo se reveló la poesía en mi vida? Tal vez, el día que de casa
me dijeron: ve por el camino, tan sólo encontrarás algunos duendes;
mientras en busca de esos duendes ando todavía. Lo cierto fue que comencé
por cultivar almácigos cabe la sombra de los guamos memoriosos de mi
aldea. Almácigo llamé al primero de los sueños que pasé a limpio. Y así a
mis seis primeros sueños. En homenaje al arbusto sabeo que nuestra
fecunda zona viste de jazmines. Semillero, en la esperanza de que algo el
tiempo salvaría de aquella siembra. Era el tiempo del despertar al
infortunio desde la comarca de la infancia, desde el útero feliz de la campiña. La
aldea dichosa que de antiguo requería el milagro del canto mañanero.
De pronto llegó la noche insomne. Ante la escalofriante letanía del
dolor humano, la cósmica plegaria, la bienaventuranza nueva, la
meditación en el desierto en busca de la tierra prometida. El ansia de la
Paz, la solidaridad, el sueño, la utopía, la pazpoesía. Hasta
que nos sentimos en asombro, al descubierto, a coro en el asombro,
capturando instantes, tristumbres, arrecheras, oquedades, lanzando pompas
de jabón a los caminos, convencidos de que el asombro es la mejor forma
de lidiar la muerte.
Ahora, mientras la madre mira desde la lejanía, la sombra antigua
que a las costas de la divina antigüedad nos ata. Mientras el mundo se
desvive entre galácticos presagios y alientos de hecatombes, construimos
nuestra trinchera, desde donde disparamos, a diestra y siniestra, contra
obnubilados y díscolos, con la más convincente de las armas, el verso.
Soldados de la Paz, disparamos nuestros versos contra la
guerra.
¿Cuándo empezó a escribir? ¿por qué?
Empecé a escribir desde el vientre de mi madre, cuando comencé a
conocerla en su sonrisa. Cuando me supe, libre, entre los hombres.
Cuando, huérfanos, los hallé de todo goce; cuando gritaba la belleza en la montaña. Cuando
la guerra tropezó conmigo. Y la locura se guindó de mi mochila. Y el
grito definió mi acento. Irreverente o no, ahora lo confirmo:
HICIMOS LA MOCHILA
......................y nos volvimos vagabundos
Apoyamos las palabras sobre la sangre
Cargamos los dados en la apuesta
Arrestamos al viento al sol las mariposas
Supimos del alma del silencio
................ de la piedra que alguna vez fue estrella
........................ del
sagrado terror de la locura
Fuimos un retrato del alma de la tierra
Dejamos pasar la noche por encima de nosotros
mientras las islas no se cansaban de bañarse
Nos hicimos a la lluvia
.... Matamos la tristumbre
.... Rompimos
alfileres paraguas y repisas
.... Inventamos ratos penas alegrías y tardanzas
.......Echamos un vistazo al mundo
........Nos provocó quedarnos solos en la tierra
............... Faltó ponerle trampas a la muerte
¿Cómo definiría a su poesía?
¿Mi poesía? Una forma o fase de la luna de mi aldea. Un almácigo
que se quema al sol. Un coro en el que canta un insomne. Hacer caber a
Dios en un dedal, al sol en el ojo de una hormiga, al mar en los labios
de una perla o al universo en una gota de rocío. Un deseo de arrear la luz. Querer
encontrarle al silencio su guarida.
Pareciera maldición o bendición, ese estado fundamental de vida. Lo
cierto es que uno logra que lo oigan las estrellas. Sabe que una piedra
es un pájaro que ya no vuela; que el hombre es un gran dolor en viaje.
Conoce del reverso de las cosas y la vida. Se convence del poder de creación de la palabra. De que
habrá de haber lugar para la poesía si no quieren pueblos y hombres
sucumbir. Y, viéndolo bien, nada pierde.
¿Qué autores influyeron en su poética?
En vista de que la vida nos hizo desembocar en el reino de la
Poesía, el mayor contingente de libros que hemos almacenado giran
alrededor de esa doncella tierna y en extremo hermosa, limpia como el
agua clara que es ella, en decir del Gran Cervantes. Y, así, La Obra Poética de
Jorge Luis Borges, al lado de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La
Mancha, encabezan el desfile. Muy cerca del Itinerario Poético de Gabriel
Celaya, quien nos convenció desde hace días de que Poesía, Sociedad
Anónima es y ha de ser la Compañía real de todo el conglomerado poético
de todos los tiempos, en la obra colectiva y anónima, transformando y
creando conciencia impersonal. De reojo y de rondón nos miran los Libros
de Poesía, de Juan Ramón Jiménez, que de por vida nos han acompañado acá
y más allá del oceánico charco. La Obra Poética Completa
de César Vallejo pide a gritos que la recordemos. Las
Elegías de Duino y los Sonetos a Orfeo, de Rainer María
Rilke, a las costas de la divina antigüedad nos atan. El Libro de Oro de
la Vida, de L. C. Viada y Lluch con sus pensamientos, sentencias, máximas
y proverbios nos ha sacado de más de un aprieto. La Poesía Ignorada
y Olvidada, de Jorge Zalamea, Premio de Ensayo de la Casa de las Américas
1965, uno de los mejores regalos que la vida nos ha deparado. Olvidábamos,
en este inventario, señalar: 7 ensayos de interpretación de la realidad
peruana, de José Carlos Mariátegui, Revolución y Belleza, de Ludovico
Silva, Costado Indio, de Gustavo Pereira y Obras Completas de Víctor
Valera Mora.
Mi poesía que proviene de la Generación de los sesenta, cuando el
fusil le dio su mano al verso, temprano se consiguió con Goethe, Neruda,
Vallejo, Whitman, Miguel Hernández… Allen Ginsberg… Edoardo Sanguinetti,
Ungaretti, Montale, Quasimodo… Maiakowski, Rimbaud…
Alberti… Gonzalo Rojas, Roque Dalton, Roberto Fernández
Retamar, Juan Gelman… Gaitán Durán, Cote Lamus… Y paremos de
contar.
¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?
Asombro, imaginación, descubrimiento, encuentro, convocatoria,
rebelión, revelación, libertad de vuelo, la poesía, antes que contar con
una esencia única, se fundamenta en una búsqueda de la verdad-belleza
fincada en una vivencia personal, a la luz de una praxis cimentada en un
colectivo, ofrecida como testimonio creador. Ponga la atención en sí o en
el colectivo, a partir de su interioridad en el común misterio, dentro de
una perenne vigilancia, el poeta da cuenta de lo que siente, vive, medita
o ve.
Poesía revolucionaria o social —el nombre no importa
(política, civil)— sustantivamente es expresión literaria y
adjetivamente realidad social. Es arte, ciencia y técnica, que conllevan
un profundo mensaje humano. Una literatura que sobre su finalidad
característica —la búsqueda de la belleza— persigue otra: la
de tocar muy de cerca la sensibilidad popular. Ahora bien, para que se dé
esta poesía, cabalmente, se requiere un artista de genio, un creador
pleno. De resto, se expone a dejarse llevar por el soporte —la realidad
social—, olvidando su papel de recreador de la belleza. De ahí
que sean pocos los elegidos. El campo atrae, pero sobran los
versificadores y faltan los poetas, los poetas de hecho. Tanto es así que
de encontrarnos frente a un verdadero poema social, éste no ha de tener
ni fecha de emisión —de nacimiento— ni de defunción.
Estaríamos frente a la eterna poesía: la que resiste a los siglos por su
mensaje. Hasta un poeta griego antiguo mantendría, así, la vigencia, hoy:
Tirteo. Diríamos que mientras exista un Vietnam o un Iraq sobre la
tierra, existirá la poesía y poesía social.
Para Ludovico Silva, así lo sostenemos, la belleza es
revolucionaria. De este principio debe nutrirse la teoría del socialismo.
Ya Rimbaud sostenía la proposición de que “el porvenir será
socialista”. Todo arte verdadero per se es revolucionario,
independientemente o más allá de su contenido ideológico-político, si es
que lo tiene. Toda revolución artística genera una transformación y una
expansión de la sensibilidad humana y de la conciencia del hombre. El
socialismo tiene que presentarse como una nueva sensibilidad, como un
desarrollo libre de la conciencia, como la emancipación estética del
hombre; en definitiva, lejos de toda plusvalía ideológica, como la
emancipación de la “alienación universal”. De donde Belleza y
Revolución ha de ser permanente bandera de combate.
grabar el sueño entre los árboles
desentrañar los
secretos al asombro
estar en el
centro de la vida de por vida
tener mucha
imaginación para ver la realidad
asumir absurdos
enigmas laberintos y zozobras
perpetuar la
gloria del mundo en un grano de maíz
mantener la
espada en la trocha que corresponda abrir
compartir la luz
al mismo tiempo que la noche oscura
encender
lámparas en el túnel de la infamia enloquecida
empuñar las
manceras del arado en el lugar apropiado
en el momento
apropiado y en la circunstancia apropiada
¿Qué poema elegiría usted si tiene que optar por uno en especial?
¿Por qué?
Uno mío, del huerto propio: Librémonos, porque la Libertad no la conoce
el hombre todavía. Del cercado ajeno: Le bateau ivre de Rimbaud, donde se
(de)muestra cómo sí es posible la construcción de una nueva sensibilidad,
el futuro Vigor enarbolado por el Gran Vidente.
¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años?
Procuro que las palabras recuperen su desnudez: Que cada palabra
lleve lo que dice./ Que sea como el temblor que la sostiene./ Que
se mantenga como un latido. (Rafael Cadenas, Venezuela).
Persigo, me propongo dar con un verdadero espacio verbal en
sintonía con un genuino espacio temporal ideológico.
La emoción, la palabra y el contexto sociopolítico-ideológico han
de entrecruzarse, encajar en todo lenguaje poético.
¿Para usted se nace o se hace escritor?
Se nace y se hace. A punta de sudor, coraje y júbilo. A punta de
vigilia permanente.
¿Qué consejos le daría a un joven escritor/escritora que se inicia
en este bello camino de la PALABRA?
Cree en la locura de los pájaros, en la fresca escarapela de las
sombras, en el risueño misterio de la tarde. Cree que
jamás la canción tuvo punto final, que la existencia no es más que un
plagio y que los poetas escriben las mismas cosas con uno que otro
colorido. En esa continuidad profunda que, de siglo en siglo, traspasa de
poeta en poeta; que sólo existe un poema y un poeta y hasta una sola
palabra para quienes existen, existieron y existirán. Cree que
“nuestra poesía no es nuestra, la hacen a través nuestro mil
asistencias, unas veces agradecidas, otras, inadvertidas.” Cree en
la POESÍA, SOCIEDAD ANÓNIMA. En que nadie es nadie, salvo nuestra
salvación en la obra común, en el canto coral que ilumina la esperanza. Cree
que nunca estás solo. Solos, no somos nada, nadie; juntos, inmortales.
Cree en la obra colectiva y anónima, aún en ciernes, transformando y
creando conciencia impersonal. Parte del sueño de una corriente eléctrica
que eternamente fluye, y que ha de convertirse en realidad gracias a una
superconductividad, apuesta al saber, al diálogo, a la liberación, a la
completitud creadora. Apuesta al hombre, a la palabra y a la vida. Apuesta
al sueño y al regreso. Al juego, al abrazo y a la danza. Sobre
todo a la revancha.
A la esperanza desnuda. Al orgasmo del mundo que hace
cauce. A la belleza que se expande.
¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?
¿Por dónde comenzar? El reino editorial, acá y allá, no conoce
todavía del marketing. Menos lo conocen los poetas. La poesía,
desgraciadamente, pareciera ser para elegidos. El mundo, en cambio, que
fue para llegar a ser leído —tolle, lege— nos convoca al
legado de todas las lecturas. Quien vio, anduvo y leyó, deberá
—testigo en mano— traspasar el hormigón de sus lecturas, su
asombro, su cosecha, en sueño, en teleescritura-teleliteratura eternas.
Si tuviera que recomendar un libro de poesía, prosa, cuento, novela
etc. ¿Cuáles recomendaría?
Oeuvres de Arthur Rimbaud (La Pléiade – París). La Poesía
ignorada y olvidada, de Jorge Zalamea. Premio de Ensayo de la Casa de Las
Américas.
¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en
páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales,
ñusleter, blogs etc?
Creo que, a partir de una Inteligencia Colectiva, vamos tras la
vivencia e implantación de la Poesía, Sociedad Anónima.
Día a día, estamos haciendo de la promoción de la poesía y la
literatura en general un culto, donde surge la enorme posibilidad de
crear Sociedades Anónimas Globales. Como la proyectada a través de www.poesia.org.ve www.poiesologia.com visitada por casi 500 mil personas.
Estamos yendo tras una Cuenta Abierta Virtual compartida, en la que
tendrán cabida las ideas, propósitos, reflexiones, asombros y ocurrencias
de quienes accedan a la superautopista de la información.
Viabilizaremos, así, el polivalente feedback de que disponemos,
inmersos en las bondades del ciberespacio, en el orbe comunicacional de
Internet. A flor del espejo del alma de la tierra, del múltiple espejo
cibernético, continuaremos navegando, internavegaremos, a sabiendas de
que "la esperanza es un escuchar la melodía del futuro", la
única que nos dirá cuándo, con qué fuerza, de qué modo asumir nuestro
destino, desde estas soledades sonoras de los Andes hasta las azules
somnolencias de los Alpes; desde las galopantes regiones esteparias hasta
los calcinantes sueños de las cálidas arenas; desde las septentrionales
águilas nevadas hasta las vallejianas resonancias de las quenas; desde
los espejos enterrados del alma hasta los confines donde, tal vez afuera,
lejos de la tierra, titilen las estrellas.
Todo porque sabemos que los siglos no se nutren únicamente de los
acontecimientos determinantes de lo político, lo económico o lo
productivo. Más allá de ello está la magia verbal, el maravilloso mundo
del Verbo latente. Por eso el siglo XXI es también el de los vínculos
verbales bellos y estéticos, el párrafo inicial de una larga conversación
del hombre con sus esencias y la costumbre de admirar el vuelo supremo de
los textos que le hablan al oído para contarle que todavía tiene muchas
oportunidades sobre la tierra.
Entendiendo por internautidad la posibilidad de que dispone el
hombre de hoy para intertextualizar sueños, verdades y esperanzas con
miras a configurar la clave de lectura que requiere nuestro mundo de cara
al porvenir. Gracias a la interactividad, seremos capaces de crear el
nuevo texto que a gritos reclama el peregrinaje, la trashumancia del
hombre camino a las estrellas. La internavegación a partir de una lectura
instantánea, globalizada, compartida, equivale a una verdadera
posibilidad de democratización del saber, del pensar y del crear.
Compartir internáuticamente equivale a establecer una Sociedad Anónima, una Cuenta Abierta, gracias al hombre-poeta,
accionista mayor de la esperanza y la utopía concretas. Es dar rienda
suelta al sueño, a la nostalgia, al insomnio, en búsqueda de un claro de
tierra para la angustia creciente de un paraíso, a punto de esfumarse en
esta enésima oportunidad de la informática, la telemática, en medio de
esta vigilia creadora cuando a fuego lento se decide la definitiva
solidaridad o soledad del mundo. Cuenta Abierta que intenta establecer un
lugar para la animación, reflexión y creación de líneas maestras
ideológicas, poiesológicas, que nos permitan confirmar que somos Hijos
del Mañana, con nostalgia de futuro, hoy, cuando la derrota, el
descontento, el desengaño, se han enseñoreado sobre cada hombre y cada
pueblo.
Por último ¿Quiere usted agregar algo?
Ay del que piense que puede la poesía ser entendida. Sombra antigua
puede ser la más cercana y almácigo el horizonte más sentido. La queja de
mujer sobre la arena, el grito del hombre frente al mar o el mar en fuga
apenas. Escuchar vivir la muerte, el soñar de la cigarra en celo. Las
armas de la noche, los ángeles en vela. El oleaje, una mujer que sube y
llega. La paz de las aguas, la gaviota en guerra. Sabor de virgen en la
amante, el agridulce en cierne. Costa desierta, el viaje que regresa.
Antigua costa, el limo original de lo viviente.
Ay de quien piensa que la poesía entenderse pueda. La sombra de la
llama, el corazón de pie. La loca sombra, la última sonrisa. La embestida
del rayo, el arribo del amor. Soledad sonora, claridad candente. La del
pájaro en el árbol lluvia al hombro. Dulce rosa, la canción del desvelo.
Risa grana, unos ojos verdes. Campo sin nombre, el desierto corazón. Mayo
crudo, en acecho un almendro. Sueño del agua, rosa del cielo. Alma bien
podada, una flor mujer. Rosa desnuda, tú en mi cuarto plena. Mujer
desnuda, el alma en noche encuandecida. Verdad desnuda, quedarse eterno,
muerto. Desnuda estrella, la costa del ocaso. La desnudez, la gracia, el
agua, el alma.
Ay de aquel que piense que la poesía sea entendida. Viento ardido,
el sol rosa y puro. Viento alegre, el canto del riachuelo. Manso viento,
el alma en pena. Viento de amor, la maravilla que se tiene. Torre
abierta, el mundo en sueños. Placer eterno, la noche de tu rosa. La
negra, ciega, sorda, antigua sombra. Alto abril, alta vigilia, lejana,
silenciosa, larga sombra, nocturna sombra sola, nocturnamente yendo.
Aprendizaje eterno, el secreto infinito de la muerte.
En verdad, en verdad, la poesía no se entiende, Se pierde o se
gana. Es un relámpago, lluvia de palabras silenciosas, bosque de latidos
y esperanzas. Presagio, peligro, miedo. La luna con gatillo. Cambiar al
mundo de una vez. Justicia elemental. Arañar hasta rabiar. Sonreír debajo
de los árboles, aligerar los ríos y los soles. El periódico con sangre
igual que de costumbre. El amor, la muerte, la redención del hombre.
Enigma solamente. Estancia sin salida. Lugar vacío. Espera ciega.
Imposibilidad feroz de lo posible. Aúpa el sufrimiento armado, mientras
amaga un golpe que nunca inflinge.
Ay de quien piense entender la poesía. El río en
la mar, el hombre en duelo. El gran dolor, el hombre, poseer la tierra. El hombre
pequeñito, de papel. Renacer, entrenacer, piedra, viento, ola, fuego,
hombre, vida verdadera. Hombre solo, simple niño andando. El amor, la
muerte, la redención del hombre El hombre, el cuerpo, un volumen, un
sistema, una máquina, un mapa negro, un hueco negro, sin tierras, sin
ojeras, gesto reflejado; arrastrado por el río, dolorido, en la arena
sepultado, más allá una frente, un brazo, el pecho; un remolino de
plumas, un aullido, una humedad morada, asoleada cuerda. Cuerpo divino,
de Dios abandonado, llama anaranjada, luz negra, arena quemada, por el
muro, a lo largo del muro, hierve, sangra, cayendo, uno a uno, serpiente
ondulando, aullando, reverso de la luz para medir la exactitud del agua.
Cada hombre contiene una palabra retenida en el interior de su pupila, un
canto inexprimido que ha entrelazado en su garganta un torrente de
suspiros. Pasto de perros y de aves, somos hombres calcinados, cortezas
vacías de lo que antes éramos.
Agranda, Enigma, tus portones, entraremos, de cabeza contra el
dolor, contra la muerte, fuego encendido contra la noche oscura, golpe de
amor en la cara del miedo.