AMANECÍ DE BALA Rabian porque Cuba
es el más inmediato querer y la vergüenza de Fidel toda la dignidad en pie de
guerra
Víctor Valera Mora
(1935-1984) Chino Amigo, por Harold Alvarado Tenorio, recordé que hace setenta años
viniste al mundo, justo el 20 de septiembre de 1935, llegando a ser
“uno de los más singulares poetas venezolanos y uno de los más
desenfadados que haya producido la lengua... un declarado enemigo de la pacatería, las morales convencionales, los amigos del
dinero público y de todos aquellos que venden su conciencia mientras se
cambian de ropa interior”. Por su parte, Pedro Pisanu Molero, alumno de la Maestría en Literatura Latinomericana y del Caribe, promovida por la Universidad
de Los Andes, Táchira, en enjundioso ensayo se pregunta: “La poesía de Víctor Valera Mora: ¿Crónica
de una edad o presencia de la neovanguardia en
Venezuela?” En resumen de marras, aclara: “El presente
artículo hace una valoración de la poesía de Víctor Valera Mora, destacando
su aliento renovador en medio de la creación poética venezolana de los años
setenta. A pesar del tema político que aborda parte de su obra, ésta no puede
calificarse de panfletaria, ya que es notable en ella la modernidad de un
discurso donde lo caótico y lo cotidiano confluyen en la creación de una voz
propia, la cual se ha ganado un lugar destacado en la historia literaria del
país”. Al terrible profesor
Manuel Bermúdez, citado por Alejandro Salas, en su “Antología comentada de la poesía
venezolana”, se le ocurrió el siguiente juicio: "El amor
arriesgado y la muerte por inmersión en el peligro, siempre han sido
ingredientes poéticos que han gustado a los lectores, desde Homero a Hemingway, y ese gancho de palabras ha sido el anzuelo
verbal con que Valera Mora ha reunido en torno a su discurso a borrachos y
abstemios, putas y beatas, intelectuales y obreros, concretos y abstractos,
físicos y metafísicos". Lo que nadie hasta
ahora sabe es que la carta que dirigí a Fidel Castro, el 26 de julio de 1998,
—suficientemente difundida por Internet— me la dictaste un día que también amanecí de bala, con tremendas ganas
de justificar esta guerra. Déjame echarle un vistazo: “Fidel Amigo: El mundo está con usted y con su Cuba, nuestra
Cuba, más bandera que nunca desplegada a Desde estos ventisqueros de Los Andes, de donde
partiera el Héroe a liberar sus patrias, pedimos a la gallarda cubanía, empuñada entre sus manos, ilumine la noche que
se cierne sobre América. Que la espada de su isla no cese en la trocha que
nos falta por abrir. Que las manos de Bolívar fuljan en sus manos, hasta que
América alcance su destino al fragor de sus hazañas, mientras vibre su espada
en el camino. Que el ejército rojo, insomne, vele por nosotros en esta noche
de América, al lado del barco mercenario que nos mira, nos apunta, nos
vigila. En esta suprema encrucijada de historia y
liderazgos, donde cada quien quiere su imagen agigantar, decida Usted, Amigo,
como los héroes, entre el destino y el poder. Usted que tiene la palabra, el
destino y el poder, díganos: ¿Cómo subsanar el hambre en Libertad? ¿Cómo
sobrevivir? ¿Cómo trascender en sobrevida? ¿Cómo
grabar el sueño entre los árboles para que vaya andando en el aire, como
ellos, hacia arriba? ¿Cómo compartir la luz del mundo al mismo tiempo que la
noche oscura? ¿Cómo condenarnos juntos o salvarnos todos con las mismas manos
y las mismas sombras? Comandante Amigo: Cada
uno tiene su Moncada, su encuentro con Mientras tanto, al
calor del merensón, de la música caribe en que se
esconde el diapasón del Tiempo, señálenos usted el rumbo, el ritmo, el paso,
el viraje, el aire que nos falta, el necesario, para andar en alta mar, en
alta vida. Sólo, entonces, el hombre peregrino, en medio de esta horrenda
polvareda, marchará alegre y sin ningún sonrojo. Convencido de que roja será
la rosa que recuerde su paso. De que roja será la rosa en el azul del sueño.
Hasta que vuelva el fantasma a recorrer el mundo y nosotros le sigamos
llamando Camarada. ¡Hasta la empuñadura!
¡Hasta Finalmente, Chino
Amigo, el al alimón de “Asombro
al descubierto”: Yo me celebro en la
poesía como quien celebra una
boda con un cuchillo pero digo y que mi boca
sea borrada desde los últimos
rincones del infierno la poesía sacará sus
uñas y nos verán a todos y
no precisamente con
las manzanas en las manos Yo justifico esta
guerra Nuestros deseos los
llevamos engatillados hasta que por las rendijas
de las ventanas veamos pasar con su
sombrero alado y su vestido de flores y
su cesta y su dignidad y un gran escándalo en
el pecho a la vieja de
los pericos Es todo por hoy amigos míos mañana cuando mi verso se alargue el
pantalón regresaré con el
viento en armas a reclamar algunas y otras cosas |