Llamado al toro de la patria
Alza, toro, la
Patria: levántate, despierta. Despiértate del todo, toro de negra espuma, que
respiras la luz y rezumas la sombra, y concentras los mares bajo tu piel
cerrada. Despiértate.
Despiértate del todo, que te veo dormido, un pedazo del pecho y otro de la
cabeza: que aún no te has despertado como despierta un toro cuando se le
acomete con traiciones lobunas. Levántate.
Resopla tu poder, despliega tu esqueleto, enarbola tu frente con las rotundas
hachas, con las dos herramientas de asustar a los astros, de amenazar al
cielo con astas de tragedia. Esgrímete. Toro
en la primavera más toro que otras veces, en mi patria más toro, toro, que en
otras partes. Más cálido que nunca, más volcánico, toro, que irradias, que
iluminas al fuego, yérguete. Desencadénate.
Desencadena el raudo corazón que orienta por nuestras propias plazas, sobre
su astral arena. A desollarte vivo vienen lobos y águilas que han envidiado
siempre tu hermosura de pueblo. Yérguete. No te van a castrar: no
dejarás que llegue hasta tus atributos de varón abundante, esa mano felina que
pretende arrancártelos de cuajo, impunemente: pataléalos, toro. Víbrate. No
te van a absorber la sangre de riqueza, no te arrebatarán los ojos minerales.
La piel donde recoge resplandor el lucero no arrancarán
del toro torrencial mercurio. Revuélvete. Es
como si quisieran quitar la piel al sol, al torrente la espuma con uña y
picotazo. No te van a castrar, poder tan masculino que fecundas la piedra; no
te van a castrar. Truénate. No
retrocede el toro: no da un paso hacia atrás si no es para escarbar sangre y
furia en la arena, unir todas sus fuerzas, y desde las pezuñas abalanzarse
luego con decisión de rayo. Abalánzate. Gran toro que en el bronce y en la piedra has
mamado, y en el granito fiero paciste la fiereza: revuélvete en el alma de
todos los que han visto la luz primera en esta geografía ultrajada. Revuélvete.
Partido en dos pedazos, este toro de siglos, este toro que dentro de nosotros
habita: partido en dos mitades, con una mataría y con la otra mitad moriría
luchando. Atorbellínate. De la airada cabeza que fortalece el
mundo, del cuello como un bloque de titanes en marcha, brotará la victoria
como un ancho bramido que hará sangrar al mármol y sonar la arena. Sálvate. Despierta, toro: esgrime, desencadena,
víbrate. Levanta, toro: truena, toro, abalánzate. Atorbellínate, toro:
revuélvete. Sálvate, denso toro de emoción y de Patria. Sálvate.
(Texto prestado a Miguel Hernández. Poesía,
Sociedad Anónima). |