LA CIUDAD En cada país hay un lugar llamado Talca y una iglesia de oro con ojos de paloma kioscos soñolientos: revistas y
periódicos y muchachas sonrientes con el rostro
cansado Por las calles circulan vendedores de
fruta y alegres panaderos se aprontan a
dormir en lechos semejantes a enormes
sepulturas donde el amor espera sobre unos senos
cálidos El sacerdote cuenta las perlas de un
rosario y tañen las campanas para anunciar el
alba mientras los comerciantes conversan
barren limpian Automóviles pasan de prisa echando humo y en la acera sonríen alegres
secretarias cuando
los lustrabotas les lanzan un piropo |