SEPTIEMBRE

 

Allí donde termina el firmamento,

es decir, en las altas arboledas,

se enredan volantines: y es el viento

quien los deja caer en las veredas.

 

Y los niños, alegres, van tras ellos

empujándose, apresuradamente:

los reflejos del sol en sus cabellos

esparcidos encima de la frente.

 

Baten alas gorriones y zorzales

en el cielo azulado cual estrellas

despiertas en los árboles frutales.

 

Y en el aire semejan a centellas

aquellos volantines, son cristales

         con el paso del tiempo: sólo huellas.