RETOUR
Sentado, tras la copa, está mi hermano cual un
mar que desborda tibiamente, sonriéndole a los años y a la gente: la mirada feliz y el pelo cano. En torno a nuestra mesa está el hermano que ayer yo vi jugar -sencillamente- con un trozo de vidrio evanescente, similar a la forma de mi mano. Ayer yo pude unirme a su manera de reír, de saltar, de ser un niño, cuando huía por caminos de centellas. Yo buscaba alcanzar la primavera a caballo de un pez o de un armiño, y en sus
manos hallé nuevas estrellas. |