RETOUR

 

Sentado, tras la copa, está mi hermano

cual un mar que desborda tibiamente,

sonriéndole a los años y a la gente:

la mirada feliz y el pelo cano.

 

En torno a nuestra mesa está el hermano

que ayer yo vi jugar -sencillamente-

con un trozo de vidrio evanescente,

similar a la forma de mi mano.

 

Ayer yo pude unirme a su manera

de reír, de saltar, de ser un niño,

cuando huía por caminos de centellas.

 

Yo buscaba alcanzar la primavera

a caballo de un pez o de un armiño,

y en sus manos hallé nuevas estrellas.