SOLO
EL AFAN
.
Sólo
el afán de un náufrago podría,
Lejos
el cielo y hondo el mar;
A un
alma sin amor, que en el tumulto
De
rostro en rostro, por su tarda amante
En
vano inquiere, y lívida jadea:
¡Yo
sé, madres sin hijos, la tortura
De
vuestro corazón! ¡ Yo sé del triste
Sediento,
y del hambriento, y del que lleva
Un
muerto en las entrañas! Oigo el aire,
Suplico
en alta voz, desesperado
Gimo,
a la sorda sombra pido un beso.
De
mí no sé. Me olvido. Me recoge
La
desesperación. ¡ Y entre los brazos
Del
hambre, a tanto el plato me despierto!
.
Yo
sé que de las rosas
Holladas
al morir brota un gemido;
Yo
he visto el alma pálida que surge
De
la yerba que troncha el casco duro
Cual
lágrima con alas: yo padezco
De
aquel dolor del agua cristalina
Que
el sol ardiente desdeñoso consume.
Sé
de mis náuseas mortales, y el deseo
De
vaciar de una vez el pecho ansioso,
Como
en la mesa el bebedor cansado
Vuelca
la copa del inútil vino.
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