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Era el momento
de las cosas secas,
de la espiga
en el ojo y el gato laminado,
del óxido
de hierro de los grandes puentes
y el definitivo
silencio del corcho.
..
Era la gran
reunión de los animales muertos,
traspasados
por las espadas de la luz;
la alegría
eterna del hipopótamo con las pezuñas de ceniza
y de la gacela
con una siempreviva en la garganta.
..
En la marchita
soledad sin honda
el abollado
mascarón danzaba.
Medio lado
del mundo era de arena,
mercurio
y sol dormido el otro medio.
..
El mascarón.
¡Mirad el mascarón!
¡Arena,
caimán y miedo sobre Nueva York!
..
Desfiladeros
de cal aprisionaban un cielo vacío
donde sonaban
las voces de los que mueren bajo el guano.
Un cielo
mondado y puro, idéntico a sí mismo,
con el bozo
y lirio agudo de sus montañas. invisibles,
..
acabó
con los más leves tallitos del canto
y se fue
al diluvio empaquetado de la savia,
a través
del descanso de los últimos desfiles,
levantando
con el rabo pedazos de espejo.
..
Cuando el
chino lloraba en el tejado
sin encontrar
el desnudo de su mujer
y el director
del banco observaba el manómetro
..
que mide
el cruel silencio de la moneda,
el mascarón
llegaba al Wall Street.
..
No es extraño
para la danza
este columbario
que pone los ojos amarillos.
De la esfinge
a la caja de caudales hay un hilo tenso
que atraviesa
el corazón de todos los niños pobres.
El ímpetu
primitivo baila con el ímpetu mecánico,
ignorantes
en su frenesí de la luz original.
Porque si
la rueda olvida su fórmula,
ya puede
cantar desnuda con las manadas de caballos;
y si una
llama quema los helados proyectos,
el cielo
tendrá que huir ante el tumulto de las ventanas.
..
No es extraño
este sitio para la danza, yo lo digo.
El mascarón
bailará entre columnas de sangre y de números,
entre huracanes
de oro y gemidos de obreros parados
que aullarán,
noche oscura, por tu tiempo sin luces,
¡oh
salvaje Norteamérica! ¡oh impúdica! ¡oh, salvaje,
tendida en
la frontera de la nieve!
..
El mascarón.
¡Mirad el mascarón!
¡Qué
ola de fango y luciérnaga sobre Nueva York
..
Yo estaba
en la terraza luchando con la luna.
Enjambres
de ventanas acribillaban un muslo de la noche.
En mis ojos
bebían las dulces vacas de los cielos.
Y las brisas
de largos remos
golpeaban
los cenicientos cristales de Broadway.
....
La gota de
sangre buscaba la luz de la yema del astro
para fingir
una muerta semilla de manzana.
El aire de
la llanura, empujado por los pastores,
temblaba
con un miedo de molusco sin concha.
..
Pero no son
los muertos los que bailan,
estoy seguro.
Los muertos
está embebidos, devorando sus propias manos.
Son los otros
los que bailan con el mascarón y su vihuela;
son los otros,
los borrachos de plata, los hombres fríos,
los que crecen
en el cruce de los muslos y llamas duras,
los que buscan
la lombriz en el paisaje de las escaleras,
los que beben
en el banco lágrimas de niña muerta
o los que
comen por las esquinas diminutas pirámides del alba.
..
iQue no baile
el Papa!
¡No,
que no baile el Papa!
Ni el Rey,
ni el millonario
de dientes azules,
ni las bailarinas
secas de las catedrales,
ni constructores,
ni esmeraldas, ni locos, ni sodomitas.
..
Sólo
este mascarón,
este mascarón
de vieja escarlatina,
¡sólo
este mascarón!
Que ya la
cobras silbarán por los últimos pisos.
que ya las
ortigas estremecerán patios y terrazas,
..
que ya la
Bolsa será una pirámide de musgo,
que ya vendrán
lianas después de los fusiles
y muy pronto,
muy pronto, muy pronto.
¡Ay,
'Wall Street!
..
El mascarón.
¡Mirad el mascarón!
¡Cómo
escupe veneno de bosque
por la
angustia imperfecta de Nueva York!
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......................................................Diciembre
1929.