TODAS LAS MAÑANAS, CUANDO LEO EL PERIÓDICO

Me asomo a mi agujero pequeñito.

Fuera suena el mundo, sus números, su prisa,

sus furias que dan a una su zumba y su lamento.

Y escucho. No lo entiendo.

Los hombres amarillos, los negros o los blancos,

la Bolsa, las escuadras, los partidos, la guerra:

largas filas de hombres cayendo de uno en uno.

Los cuento. No lo entiendo.

Levantan sus banderas, sus sonrisas, sus dientes,

y una belleza ofrece su sexo a la violencia.

sus tanques, su avaricia, sus cálculos, sus vientres

Lo veo. No lo creo.

Yo tengo mi agujero oscuro y calentito,

Si miro hacia lo alto, veo un poco de cielo.

Puedo dormir, comer, soñar con Dios, rascarme.

El resto no lo entiendo.